Taltavull, ¿el nuevo Carrera?

En una diócesis tan compleja y dividida como Barcelona es extraño encontrar unanimidades, pero haberlas hailas, por ejemplo en el caso del obispo Joan Carrera, que consiguió ganarse la simpatía y el aprecio de toda la diócesis. Así se pudo comprobar en su entierro, donde no faltó nadie, y no sólo de la actual diócesis de Barcelona, sino también de la de Terrassa y la de Sant Feliu.

Es curioso como un hombre como Don Joan, era idolatrado por los miembros de la Casa de Santiago, y a la vez recibía elogios desde esta página web. Es evidente que el obispo Carrera tenía una ideología eclesial y política que no comparto y unas amistades peligrosas nada recomendables. Pero por encima de todo ello, era un hombre con buenas intenciones, que valoraba a las personas (sacerdotes y seglares) por encima de su ideología o su tendencia, que tenía un trato exquisito con todo el mundo, y que dejaba contento al público que tenía delante, fuera cual fuera.

Don Sebastià, en el poco tiempo que lleva entre nosotros está consiguiendo algo parecido, aún es demasiado pronto como para valorar su trayectoria, pero es curioso como hablando con todo tipo de personas, de cualquier procedencia y estilo, todos sin excepción están más que satisfechos con él. No he encontrado a nadie que haga una crítica con fundamento de su persona o de su presencia en alguna de las celebraciones que ha presidido.

Todo lo contrario que n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach, que está consiguiendo cada día más la unanimidad, no cae bien ni entre los unos ni entre los otros. No es excusa el hecho de que Don Sebastià sea auxiliar para caer bien, sus antecesores, Perdigó, Tena, Traserra, Vives… en poco tiempo ya se les había visto el plumero y a las pocas semanas de ser consagrados ya tenían muchos detractores. Incluso el mismo cardenal Sistach cuando era auxiliar de Barcelona no es que despertara demasiadas simpatías.

De nada está sirviendo que nuestro arzobispo quiera marginarlo y tenerlo escondido. Lo tiene encerrado todas las mañanas en el obispado haciendo únicamente tareas burocráticas de vicario general y por las tardes tiene que desplazarse a la Residencia Sacerdotal de San José Oriol donde comparte vida con sacerdotes que mayoritariamente han superado los ochenta años.

Pero en los momentos que Don Sebastià se desplaza para presidir cualquier celebración o acto en una parroquia o realidad eclesial deja una magnifica impresión allá por donde pasa. Su carácter sencillo, cordial y próximo está calando en nuestra diócesis.

No nos vamos a engañar, el obispo Taltavull, como su antencesor también ha bebido de las fuentes del progresismo, y muchos de sus amigos no son precisamente recomendables (Turull, Termes, Vives…), pero más allá de los orígenes e incluso de las ideologías están las personas, y Don Sebastià trata a todo el mundo como personas, mientras nuestro cardenal da la sensación que lo hace como piezas de un tablero de ajedrez.

Antoninus Pius