Las puñaladas traperas

Desde hace unos días encuentro casi siempre en el mismo medio digital las últimas puñaladas traperas a Federico Jiménez Losantos, ahora de vacaciones, por parte de viejos comentaristas suyos, de compañeros de mesa de trabajo, y de personas que han escrito en Libertad Digital hasta que comenzaron a moverse las piezas del ajedrez para dar jaque mate al periodista de la futura esRadio.

Estas personas no hablan con la boca. Lo hacen por las heridas propias de unas peleas que nuncan han tenido en la realidad, pero que ellos las han imaginado en sus mentes apocadas y calenturientas, saliendo en su febril pensamiento siempre ganando. Cuando ahora le acercan un micrófono destilan la sangre y la bilis de unos amargados y pobres periodistas, que gracias a su plegamiento a los deseos de ofrecerles el oro y el moro han traicionado las ideas por las que han hablado y escrito durante años y han conseguido enemistarse con quien le ha cobijado, amparado y dado cancha de elevación en la audiencia.

Uno, perro viejo en este campo de las comunicaciones sociales, ha visto de todo. Pero a diario me vuelvo a sorprender hasta dónde llega la iniquidad humana, la actitud miserable y la persecución en vano de quien ya no está contigo porque tú lo has echado para sentarte tú en su sillón.

He rastreado la hemerotecas de algunos digitales, que es donde se refleja el cambio de chaqueta y la adaptación mental de unos pobres cerebros, que no dan más de sí que a unas frases sueltas, unos lugares comunes y a unas repeticiones encontradas en el aire del pensamiento único dominante en el presente momento.

Porque en esta dirección está el futuro de estos personajillos crecidos a la sombra de quien les daba de comer en la mano y acudían prestos a alimentarse. Ahora, opinan que seguirán yendo a comer a las nuevas manos que los tratarán con suavidad venenosa, con mediocridad mental, con afán de obediencia ciega y entrega absoluta al poder único, al pensamiento impuesto, a la bazofia cultural, que emana desde los cuartos oscuros de ese poder negro donde se fabrica la destrucción moral de una sociedad de pensamiento judio, griego, romano y cristiano, que tiene tres mil años de historia.

!Pobres enanos mentales¡. Antes que ellos ya hubo otros en la historia, desde Judas que vende a Cristo por treinta monedas, las cuales les queman las manos y, tras entregarlas, toma una cuerda y se ahorca, pasando por los asesinos de Viriato, quienes buscaban su botín y Roma los despidió con la frialdad propia de que a los traidores nunca se les paga lo que hacen.

Ahora, ya lo anuncian, los que saben hacer periodismo son los que se inventaron tantas mentiras en torno al 11 de marzo; ahora los profesionales son los que abren sus noticieros apuntando con bala a la Conferencia Episcopal Española; ahora los ecuánimes son los que no insultan a nadie, pero no cesan de mentir, de tapar y de pintar una sociedad más cerca de un país bucolico, que una sociedad donde una pandilla de descebrados violan a una chica y no pueden hacerles nada porque la ley les protege por la minoría de edad.

¿Dónde se encuentra la ministra de la igualdad para proteger a esas chicas violadas?. ¿Dónde estas las feministas de primera fila para cambiar una ley del menor que ayuda al delincuente en contra de la violada?.¿Donde están esos periodistas que sepan decir estas verdades y más en estos momentos?.

Seguramente, habrá que esperar que llegue septiembre. Y los enanos se echen a temblar, porque la libertad de expresión se va a ver cruda y desnuda ante una sociedad de adormilados, sesteantes y tabulados.

Tomás de la Torre Lendínez