Lutero clavó un clavito, pero qué clavito clavó…

El 31 de octubre de 1517 un joven monje agustino llamado Martín Lutero clavó en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg «Noventa y cinco tesis sobre las indulgencias». Aunque su intención era someter a discusión el texto de acuerdo con la práctica académica de la época, la acción fue interpretada como un desafío a la jerarquía eclesiástica.
- Ni fueron 95, el manuscrito no llevaba numeración y la primera que se hizo fue inconsistente [1]
- Ni fueron tesis: alguna hay, otras son oraciones, ironías… [2]
- Ni siguieron la práctica académica de la época[3]: las tenía que colgar el bedel en varias sedes [4]
- Ni el 31 de octubre clavó nada en la puerta de iglesia alguna.
Este cúmulo de lugares comunes pertenece a la contraportada del libro de un famoso radiotelepredicador español que se arroga la misión de culturizar al españolito medio. A su favor está que esta vez no dice que las tesis estaban ya impresas y nos ahorra la presencia de Juan Agrícola al medio día [5]. Lógicamente la portada del libro son las «puertas de la Iglesia del Palacio de Wittenberg »
La historieta, símbolo y motivo de que el 31 de octubre se celebre el «Día de la Reforma» no es atribuible a Lutero, y desde la publicación en los 60 de las biografías del alemán por Iserloh y Honselmann –recogidos en español por R. G. Villoslada– no la mantienen ni siquiera los luteranos medianamente leídos.

Somos familia numerosa, así que la primera pregunta que nos hacen normalmente es «¿sois kikos?, ¿sois del Opus?», en realidad son dos preguntas pero se suelen formular como si sonase una sola. No pertenezco al Camino Neocatecumenal, ni al Opus Dei, los quiero y aprecio. Tengo referentes muy cercanos para hacerlo.








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