Hagan el favor de tener la decencia de no seguir utilizando a los pobres
Estoy harto. Sí, harto de que los de siempre usen a los pobres como barricada tras la que esconderse después de arrojar piedras y cócteles molotov contra Roma y los obispos. Los verdaderos pobres no se merecen que se prostituya su causa y su condición, para ser usada como arma arrojadiza contra los legítimos pastores de la Iglesia y la doctrina católica. Como si a los pobres se les ayudara mejor siendo siervos de la heterodoxia. Como si la injusticia fuera a desaparecer enseñando una cristología dudosa. Como si presentando a un Cristo que no es el de la fe y de la Iglesia se pudiera dar de comer al hambriento y de beber al sediento.
Que no, que ya está bien de ir por la vida en plan víctimas y plañideras cada vez que el magisterio hace lo que es su deber. Que ya está bien de tener el concilio todo el día en la boca para luego pasárselo por el forro. Menos lloriqueo, menos quejas y más trabajo de verdad. Menos conferencias, menos libros, menos congresos y más Teresas de Calcuta y San Juanes de Dios.
La Iglesia tiene la tarea urgente de librar a los pobres de las manos de quienes les usan miserablemente para ir en contra de ella.La Doctrina Social de la Iglesia (en breves días se cumplirán 40 años de la Populorum Progressio) es lo suficientemente clara, contundente y profética como para no tener que acudir a los argumentos de la izquierda política, que siempre ha manipulado demagógicamente a las clases más bajas con discursos populistas que hacían las veces de placebo inútil para las masas. Y, ¿acaso alguna política de corte auténticamente izquierdista (la socialdemocracia made in Europa es otra cosa) ha traído progreso económico y social a los países pobres?, ¿acaso la Teología de la liberación ha liberado a alguien de algo?, ¿acaso el desarrollo económico que se está dando en Asia se basa en lo que Castro hace en Cuba, Evo en Bolivia y cualquier mamarracho populista -pasado, presente o futuro- en cualquier país latinoamericano?, ¿acaso una genuina liberación de los mercados, con supresión de aranceles axfisiantes para los productos agrícolas de los países pobres, acompañada de una guerra total contra la corrupción política, no traería prosperidad a donde hoy hay miseria? ¿Y qué tiene todo eso que ver con pasarse la vida quejándose de lo que hace Roma y lo que dicen los obispos?
Los indígenas, los pobres, los niños de la calle no necesitan teologías que lleven su nombre sino acciones concretas que les ayuden en su necesidad. Vale más un plato de comida al día y un hogar bajo el que cobijarse que todos los libros de Boff, Gutiérrez, Sobrino y cía. Más que nada porque del papel no comen los pobres y del trabajo a pie de campo con ellos sí. Y no vayamos a olvidar nunca que los pobres son también objeto de evangelización. Que pecan y deben ser redimidos. Que por el mero hecho de ser pobres no tienen ya el billete garantizado al cielo. Que de nada les valdrá salir de la pobreza si pierden su alma. ¡Qué poco hablan de eso los que les usan para pretender hacer de la Iglesia algo que nunca puede ser!
Luis Fernando Pérez Bustamante
24 comentarios
Basta la doctrina social de la Iglesia, pero leida hasta el fondo.
Mencionas a dos grandes como Teresa y S Juan de DIos (religiosos), pero olvidas la Caridad POLITICA, que es la labor especifica de los laicos, la lucha contra el PECADO ESTRUCTURAL.
Fuera los Aranceles y las subvenciones, por supuesto, pero fuera también los otros mecanismos que hacen desigual la "libre competencia" (monopolios tecnológicos, especulación financiera, deuda externa, poder de las multinacionales... no es pensamiento de izquierda es doctrina EXPLICITA de Juan Pablo II. (S.R.S. por ejemplo)
te doy toda la razón en tu comentario. Y además sorprende su tremenda valentía, en un momento en que lo políticamente correcto se ha transformado en una espeluznante inquisición.
Muchas suerte y mucho ánimo.
Todo es demagogia... y vanidad. Limpiar las calles de mi ciudad de menesterosos para que los desfiles penitenciales no se empapañen es el camino correcto.
No se quiere a los hijos de emigrantes en los colegios de las personas decentes, hay que mantenerlos en su lugar... ingerior. Eso es la caridad, modesta, humilde, callada.
La santa especulación de la vivienda... una cueva para que dé a luz una emigrante con un carpintero que viene a quitarnos el trabajo. Bien se vé que no podeís dormir, mientras alabaía la virtud de la guerra de Iraq, AMGD.
No conseguireís secuetrar a Cristo.
Ser pobre no es ser santo, como algunos parecen creer. La iglesia mira a la salvación de las almas, las de todos, porque a todos somos hijos de Dios, y además hay una pobreza todavía más terrible que la material y mucho más extendida en la sociedad occidental, la pobreza de un corazón vacío que no conoce a Dios o que incluso lo odia y que a toda esa caterva les da igual, es más parece que les gusta puesto que muchos de esos pobres les apoyan y ellos no hacen nada por remediar su pobreza, es más la alientan.
Y estos demagogos son precisamente los más corrutos (sí: corrutos) y criminales (sí: sanguinarios genocidas y asesinos).
No hay necesidad de dar nombres (sí: son los que todos tenemos en mente).
En todas partes hay gente que es consecuente con el mensaje de Jesucristo.
A nivel global la cosa es complicada.
Pero estaremos todos de acuerdo en que la economía mundial funciona bastante mal.
Aprecio mucho los planteamientos de Rodrigo. Gracias.
Si la liberalización es sólo de un sentido, mal vamos.
Las apariencias engañan. Yo soy una persona bastante más tradicional de lo que se me considera por aquí y no vivo en una chabola, pero eso no significa que no me preocupe por el tercer mundo. Hay otras formas de colaborar. Pero, desde luego, las personas que yo conozco de la línea de la teología de la liberación, son de lo más consecuente, y me hacen concienciarme de lo poco que hago yo: dan lo que tienen y, sobre todo, se dan ellos mismos. Lo sé porque lo he visto de cerca.
Así que como hemos dicho todos, no generalicemos, y que cada cual se juzgue a sí mismo.
En efecto, hay que predicar la penitencia, pero como camino de una conversión que ha de tener efecto práctico en nuestras vidas. Hay muchas cosas que podemos hacer a título personal y que transforman el mundo en pequeñas dosis. "La pobreza no es un fenómeno natural" (Nelson Mandela)
Para ese viaje casi que no hacían falta alforjas.
Debemos luchar para conseguir los mínimos imprescindibles dignos para cualquiera de nuestros hermanos, pero si fiamos el bienestar de una sociedad tan sólo al PIB, acabaremos viendo el reinado de satanás, afirmado sobre la riqueza en vez de sobre la pobreza.
Es más, seguro que me llamarán facha, fascista y otras lindezas si digo que prefiero una España sin democracia a una España democrática donde mueren 100.000 niños al año en el seno de sus madres, pero es que me temo que el Señor de los cielos es de la misma opinión.
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