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12.06.17

Bienaventurados

Evangelio del lunes de la décima semana del Tiempo Ordinario.

Al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa.
Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.
Mt 5,1-12

Con temor y temblor me asomo a esta sublime enseñanza de nuestro Señor en lo alto de uno de los montes de Israel. Bienaventuranzas se llaman, pero también son un llamado a la santidad.

Pobres en el espíritu. Fue Cristo el primero en hacerse pobre para que nos hagamos ricos.

Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza.
2ª Cor 8-9

Él bajó del cielo para enriquecernos. ¿No habremos nosotros de bajar al fango del mundo para donar la riqueza con la que él nos obsequió? 

Al fin y al cabo, no hay mayor riqueza que hacer lo que agrada a Dios:

No te preocupes de que hayamos caído en la pobreza: serás muy rico si temes a Dios, evitas todo pecado y haces lo que agrada al Señor, tu Dios.
Tob 4,21

Mansos. Cordero manso fue Cristo en la cruz:

Fue maltratado, y él se dejó humillar, y no abrió su boca; como cordero llevado al matadero, y, como oveja muda ante sus esquiladores, no abrió su boca.
Is 53,7

A Él debemos imitar en pruebas y persecuciones. Al Señor le agrada la mansedumbre:

Porque el temor del Señor es sabiduría e instrucción, le agradan la fidelidad y la mansedumbre.
Sir 1,27

Tanto más crezcamos en los caminos del Señor, más humildes debemos ser, dejando atrás toda jactancia y presunción, pues:

Cuanto más grande seas, tanto más debes humillarte, y encontrarás gracia ante el Señor. Muchos son los altivos y jactanciosos, pero Él revela sus secretos a los mansos
Sir 3,20

Los que lloran. Aquél que fue manso en la Cruz, Aquél que lloró por la muerte de su amigo Lázaro, será nuestro consuelo eterno:

… pues el Cordero, que está en medio del trono, “será su pastor, que los conducirá a las fuentes de las aguas de la vida, y Dios enjugará toda lágrima” de sus ojos. 
Ap 7,17

Y

Y oí una fuerte voz procedente del trono que decía: -"Ésta es la morada” de Dios con los hombres:” Habitará con ellos y ellos serán su pueblo", y Dios, habitando realmente en medio de ellos, será su Dios.  "Y enjugará toda lágrima” de sus ojos; y no habrá ya muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor, porque todo lo anterior ya pasó.
Ap 21,3-4

Hambre y sed de justicia. Rodeados de todo tipo de maldad e injusticia, los cristianos deben anhelar el justo juicio de Dios, y clamar para que ponga en orden todo aquello que el pecado ha deformado. Dios así lo hará:

¿Acaso Dios no hará justicia a sus elegidos que claman a Él día y noche, y les hará esperar?
Luc 18,7 

Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar a las almas de los inmolados a causa de la palabra de Dios y del testimonio que mantuvieron. Clamaron con gran voz: -¡Señor santo y veraz! ¿Para cuándo dejas el hacer justicia y vengar nuestra sangre contra los habitantes de la tierra? Entonces se les dio a cada uno una túnica blanca y se les dijo que aguardaran todavía un poco, hasta que se completase el número de sus hermanos y compañeros de servicio que iban a ser inmolados como ellos.
Ap, 6,9-11

Misericordiosos. Aquellos que hemos alcanzado misericordia, ¿cómo no seremos misericordiosos con el prójimo? ¿Cómo alzará sus ojos al cielo quien no perdona, quien no lleva consuelo al aflijido y quien ignora la suerte de las almas perdidas?

El hombre que no tiene misericordia con su semejante, ¿cómo se atreve a rezar por sus propios pecados?
Sir 28,4

Limpios de corazón. ¿Cómo limpiar el corazón manchado por nuestro pecado? Por la conversión que el Señor nos concede. No seamos necios como aquellos de quienes habla el proverbio:

...gente que se cree pura pero no está limpia de su inmundicia
Prov 30,12

Más bien:

Apártate tus delitos, rectifica tus actos; limpia tu corazón de todo pecado.
Sir 38,10

Los que trabajan por la paz. Mas no por la paz del mundo sino por la paz que solo Dios da.

La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde.
Jn 14,27

Y la paz de Dios que supera todo entendimiento custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
Fil 4,7

Perseguidos, insultados, calumniados. No nos engañemos. No es posible pasar por el mundo haciendo el bien sin recibir a cambio persecución:

Por lo demás, todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos
2 Tim 3,12

Señor, aleja de nosotros toda tentación de apostasía y convierte tus palabras en el monte en guía segura de nuestro proceder en esta vida.

Luis Fernando

10.06.17

Ha echado todo lo que tenía para vivir

Evangelio del sábado de la novena semana del Tiempo Ordinario:

Y él, instruyéndolos, les decía: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas,buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas y aparentan hacer largas oraciones. Esos recibirán una condenación más rigurosa».
Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante.
Llamando a sus discípulos, les dijo: «En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero esta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».
Mc 12,38-44

Al Señor no se le puede engañar. Para Él vale más una obra “pequeña” hecha con amor que la mayor de las obras sociales que se pueda uno imaginar si no está adornada por la auténtica caridad cristiana.

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7.06.17

Equivocados por no entender la Escritura ni el poder de Dios

Evangelio del miércoles de la novena semana del Tiempo Ordinario:

Se le acercan unos saduceos, los cuales dicen que no hay resurrección, y le preguntan: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero no hijos, que se case con la viuda y dé descendencia a su hermano”. Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos; el segundo se casó con la viuda y murió también sin hijos; lo mismo el tercero; y ninguno de los siete dejó hijos. Por último murió la mujer. Cuando llegue la resurrección y resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete han estado casados con ella».
Jesús les respondió: «¿No estáis equivocados, por no entender la Escritura ni el poder de Dios? Pues cuando resuciten, ni los hombres se casarán ni las mujeres serán dadas en matrimonio, serán como ángeles del cielo.Y a propósito de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo Dios: “Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob”? No es Dios de muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados».
Mc 12,18-27

Nuevo intento de hacer quedar mal a Jesús, usando la Escritura para ello. Y nueva demostración de que el Señor se basta y se sobra para dejar en evidencia a los que se acercan a Él con malas intenciones.

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6.06.17

Le enviaron a algunos para atraparle en alguna palabra

Evangelio del martes de la novena semana del Tiempo Ordinario:

Le enviaron a algunos de los fariseos y de los herodianos para atraparle en alguna palabra. Acercándose, le dijeron: -Maestro, sabemos que eres veraz y que no te dejas llevar por nadie, pues no haces acepción de personas, sino que enseñas el camino de Dios según la verdad. ¿Es lícito dar tributo al César, o no? ¿Pagamos o no pagamos?
Pero él, advirtiendo su hipocresía, les dijo: -¿Por qué me tentáis? Traedme un denario para que lo vea.
Ellos se lo trajeron. Y les dijo: -¿De quién es esta imagen y esta inscripción? -Del César -le contestaron ellos.
Jesús les dijo: -Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Y se admiraban de él.
Mc 12,13-17

Satanás intentó tentar a Cristo citándole la Escritura. Los fariseos intentaron hacerle caer en una trampa para llevarle ante las autoridades romanas a fin de que fuera tenido por elemento peligroso para el Imperio. Pero Jesucristo, Sabiduría de Dios, tiene la palabra justa tanto para el que quiere oponerse a Él como para el que por gracia quiere aceptar su señorío.

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2.06.17

Apacienta mis corderos, pastorea mis ovejas

Evangelio del viernes de la séptima semana de Pascua:

Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?». Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis corderos».
Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Él le dice: «Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: «¿Me quieres?» y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero». Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras».
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».
Jn 21,15-10

Jesús, el Buen Pastor, nos deja por pastor a Pedro, príncipe de los apóstoles. El mismo que le negó tres veces la noche anterior a su crucifixión. El mismo al que llamó Satanás cuando se opuso precisamente a que se dejara entregar como Cordero de Dios. Pero también el mismo a quien el Padre reveló quién es en verdad Jesucristo. El mismo que saltó de la barca para andar por las aguas camino del Señor, que le rescató cuando empezó a hundirse. El mismo con un corazón lleno de amor al Salvador. El mismo al que Cristo encargó el ministerio de confirmar en la fe a los hermanos, una vez se hubiera convertido. El mismo sobre cuya persona y sobre cuya confesión de fe el Señor edificaría su Iglesia. Por eso la Iglesia no es sin Pedro, de la misma manera que Pedro no sería Pedro sin Cristo.

Bien haremos, pues, en atender a las palabras de Pedro:

Como hijos obedientes, no conforméis vuestra vida a las antiguas concupiscencias del tiempo de vuestra ignorancia, sino que así como es santo el que os llamó, sed también vosotros santos en toda vuestra conducta, conforme a lo que dice la Escritura: “Sed santos, porque yo soy santo".
Y si llamáis Padre al que sin hacer acepción de personas juzga a cada uno según sus obras, comportaos con temor durante el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra conducta vana, heredada de vuestros mayores, no con bienes corruptibles, plata u oro, sino con la sangre preciosa de Cristo, como cordero sin defecto ni mancha, predestinado ya antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos para vuestro bien; para quienes por medio de él creéis en Dios, que le resucitó de entre los muertos y le glorificó, de modo que vuestra fe y vuestra esperanza se dirijan a Dios. Ya que habéis purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, para un amor fraterno no fingido, amaos de corazón intensamente unos a otros, como quienes han sido engendrados de nuevo no de un germen corruptible, sino incorruptible, por medio de la palabra de Dios, viva y permanente.
1ª Ped 1,14,23

Y bien haremos si escuchamos su advertencia:

Así como surgieron falsos profetas en el pueblo de Israel, también habrá entre vosotros falsos maestros. Éstos introducirán fraudulentamente herejías perniciosas: negando al Dueño que los rescató, atraerán sobre ellos mismos una pronta ruina. Muchos seguirán sus costumbres licenciosas, y por su causa el camino de la verdad quedará infamado;
2ª Ped 2,1-2

Y es que, como también nos alertó el apóstol San Pablo:

Me sorprende que hayáis abandonado tan pronto al que os llamó por la gracia de Cristo para seguir otro evangelio; aunque no es que haya otro, sino que hay algunos que os inquietan y quieren cambiar el Evangelio de Cristo. Pero aunque nosotros mismos o un ángel del cielo os anunciásemos un evangelio diferente del que os hemos predicado, ¡sea anatema!
Gal 1,6-8

Por tanto, andemos en santidad y rechacemos a los falsos maestros que adulteran el evangelio de Criso. Y así lo haremos si en verdad el Señor nos lo concede por su gracia.

Señor, concede a nuestros pastores, y muy especialmente a Pedro, la gracia de la conversión para que nos lleven por el camino de la fidelidad a tu evangelio.

Luis Fernando