¿Se pasará alguna vez de las palabras a los hechos?
El Cardenal Pell, a la sazón Arzobispo de Sidney, es sin duda una de las figuras más preclaras del colegio cardenalicio. Tanto, que es uno de los que más suena para sustituir al Cardenal Re al frente del dicasterio que se encarga, entre otras cosas, de presentar al Papa los candidatos para ser obispos en las diócesis de todo el mundo. Quiéralo Dios y quiéralo Benedicto XVI. Tendríamos asegurados buenos nombramientos episcopales durante muchos años.
Con motivo de la implantación del nuevo misal en inglés, que sirve para corregir una serie de imperfecciones en los textos vigentes hasta ahora, el prelado australiano ha escrito un artículo en el que se despacha a gusto. Me ha llamado poderosamente la atención el siguiente párrafo:
A medida que las iglesias protestantes se tambalean hacia la izquierda, ordenando mujeres al episcopado y a homosexuales, y cuestionando doctrinas siempre sostenidas sobre la Resurrección, el nacimiento virginal y la salvación, el Papa Benedicto XVI y la jerarquía católica están convencidos de que unas liturgias más ricas, más reverentes, son esenciales para el fortalecimiento de la fe y la práctica religiosa.
El cardenal está pensando en las iglesias protestantes con una rama liberal importante y no en las evangélicas, que no sólo no se inclinan hacia la izquierda sino más bien hacia el lado opuesto. Piensa, por ejemplo, en la iglesia anglicana y la luterana. Efectivamente, ambas están de capa caída y van camino de la hediondez espiritual más profunda. Por cierto, ¿por qué no repara el cardenal en que, precisamente, es con esas iglesias degeneradas con quienes más activo está el diálogo ecuménico? ¿Eso no nos dice nada? ¿No es un dato relevante?