Mesa redonda sobre Javier Osés, obispo de Huesca
Esta noche ha tenido lugar una mesa redonda organizada por el Instituto de Estudios Altoaragoneses (IEA) cuyo tema ha sido la figura del anterior obispo de Huesca, monseñor Javier Osés. En la misma han intervenido el historiador Pablo Martín de Santa Olalla -autor de un libro sobre don Javier que se ha vendido como churros en Huesca-, el doctor en Teología y sacerdote secularizado José Bada, el periodista y escritor Javier Ortega y, “last but not least", el director de Religión Digital, José Manuel Vidal. Sobre el acto hablaré en unas líneas. De momento me basta con decir que el aula, en la que calculo que entraban unas 150 personas -quizás más- estaba llena.
Cuando me trasladé con mi familia a tierras oscenses, don Javier Osés ya sufría la enfermedad que le llevó a la tumba ya estaba presente. Por tanto poco puedo hablar por conocimiento personal de cómo ejercía de obispo, pero sí que puedo asegurar que él se enfrentó a la enfermedad y a la muerte de forma genuinamente cristiana. Y también puedo certificar que su funeral demostró, por si alguien lo dudaba, que era un obispo muy querido. Independientemente del juicio que se pueda realizar sobre su episcopado, esos dos hechos son irrefutables.
Dicho lo cual, todas las referencias que tenía del antecesor de monseñor Jesús Sanz Montes indicaban que el mismo fue de los obispos más “progres", si no el que más, del episcopado español post-conciliar. Hoy he comprobado que dichas referencias eran ciertas. Los “ponentes” han glosado la mar de bien la persona y el pontificado de monseñor Osés. La añoranza, la nostalgia de tiempos pasados que hoy ya no existen ha flotado durante todo el encuentro. Además el 95% de los presentes eran mayores de 55 años. Dudo que hubiera en la sala más de 5 personas más jóvenes que yo. Tal hecho no me ha sorprendido. Sí me ha extrañado la ausencia clamorosa de sacerdotes “en ejercicio". Y no creo que haya sido por desconocimiento del acto. Cope Huesca lo ha anunciado a bombo y platillo y dudo que hubiera un solo sacerdote de la diócesis que no supiera que esta tarde se iba a hablar, y bien, de quien fue su obispo durante treinta años largos. Con esto no digo que el presbiterio oscense no aprecie a monseñor Osés, pero tampoco parece que su figura suscite un gran entusiasmo.