InfoCatólica / Razones para nuestra esperanza / Categoría: Biblia

7.12.10

¿Sola Escritura? (1)

Los principios fundamentales de la Reforma protestante fueron dos: sola fide (sola fe) y sola Scriptura (sola Escritura).

El principio protestante de la sola fe dice que el hombre no es justificado por la fe y las obras (como enseña la Iglesia Católica), sino sólo por la fe.

El principio protestante de la sola Escritura dice que la Divina Revelación no es transmitida por la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición (como enseña la Iglesia Católica), sino sólo por la Sagrada Escritura.

Con ejemplos y argumentos tomados del estupendo libro Roma, dulce hogar de Scott y Kimberly Hahn, mostraré que muchas doctrinas protestantes contradicen el principio protestante de la sola Escritura. Me referiré a siete de esas doctrinas en el orden en que aparecen en esa narración del dramático camino de conversión al catolicismo del pastor y teólogo presbiteriano Scott Hahn y su esposa Kimberly.

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20.11.10

Galilea y la misión universal

“¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el Jordán, Galilea de los gentiles! El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido.” (Mateo 4,15-16; cf. Isaías 8,23-9,1).

En Nazaret de Galilea el Hijo de Dios se hizo hombre, encarnándose en el seno de la Virgen María, por obra y gracia del Espíritu Santo. Allí vivió Él, junto a su Santa Madre y a San José, su padre adoptivo, luego de su regreso de Egipto, durante su infancia y su juventud. A la edad de treinta años, según la tradición cristiana, Jesús de Nazaret dejó su ciudad y, después de ser bautizado por Juan en el río Jordán, comenzó a predicar la Buena Noticia del Reino de Dios por toda Galilea, enseñando en las sinagogas y curando a los enfermos y endemoniados. Jesús solía enseñar a orillas del mar de Galilea. Allí se encontró con Simón Pedro y Andrés, Santiago y Juan, que eran pescadores, y los invitó a seguirlo.

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19.10.10

El matrimonio y la familia en la Sagrada Escritura

La Sagrada Escritura se abre con el relato de la creación del hombre y de la mujer a imagen y semejanza de Dios (Gn 1,26-27) y se cierra con la visión de las “bodas del Cordero” (Ap 19,7.9). De un extremo a otro la Escritura habla del matrimonio y de su “misterio", de su institución y del sentido que Dios le dio, de su origen y de su fin, de sus realizaciones diversas a lo largo de la historia de la salvación, de sus dificultades nacidas del pecado y de su renovación “en el Señor” (1 Co 7,39), todo ello en la perspectiva de la Nueva Alianza de Cristo y de la Iglesia (cf. Ef 5,31-32).” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1602).

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2.08.10

La investigación histórica sobre Jesús

Pregunta:

Recientemente leí la siguiente frase de un autor católico: “No sólo no está probado que Cristo es un mito…, sino que está probado precisamente lo contrario: que Jesucristo pertenece a la historia y no al mito.” Esa frase me llamó mucho la atención. ¿No es cierto que la existencia histórica de Jesús sigue siendo un tema discutido entre los expertos?

Respuesta:

Niego que entre los expertos reine la incertidumbre acerca de la existencia o inexistencia histórica de Jesús de Nazaret. Al contrario, entre estudiosos de distintas tendencias religiosas y filosóficas, a pesar de sus distintas opiniones sobre el valor histórico de los Evangelios, existe un amplísimo consenso acerca de que ellos permiten conocer (como mínimo) varias verdades sobre Jesucristo, entre ellas su existencia real.

En este punto se puede palpar la distancia entre la “cultura académica”, para la cual la cuestión de la historicidad de Jesús es prácticamente una “cosa juzgada”, y cierta “cultura popular” anticristiana, difundida sobre todo a través de Internet, que divulga toda clase de argumentos contra la fe cristiana, la mayoría de ellos de escaso valor intelectual, incluyendo los que pretenden reducir a Jesucristo a la categoría del mito.

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20.05.10

Los libros deuterocanónicos de la Biblia

Contrariamente a lo que sostienen muchos protestantes fundamentalistas, la Iglesia Católica no agregó ningún libro al Antiguo Testamento. Antes de Cristo hubo dos versiones del canon del Antiguo Testamento: una corta (la de los judíos palestinenses) y una larga (la de los judíos alejandrinos y helenistas). La versión larga incluía siete libros más que la corta: Tobías, Judit, Baruc, Eclesiástico, Sabiduría, 1 Macabeos y 2 Macabeos. También incluía algunas adiciones a los libros de Ester y Daniel. Hay indicios de que los judíos palestinenses también apreciaban y usaban esos libros, aunque no los admitían como canónicos.

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