InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Archivos para: 2018

6.03.18

Los cristianos y el aborto en Argentina

Ante el anuncio del presidente del gobierno argentino, Mauricio Macri, de que se debata sobre la despenalización del aborto, dejando además libertad de voto a los diputados de su bancada política, se han producido reacciones desde los principales representantes de la realidad cristiana en el país sudamericano. 

Se han publicado dos comunicados:

- El de la Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina:

La vida humana es un don. Esta es una experiencia compartida de muchos hombres y mujeres, sean creyentes o no. Se refleja en el rostro de los padres cuando contemplan por primera vez a sus hijos. El anuncio de la espera de un hijo es una alegría que se comparte con familiares y amigos.

Pero a veces en la historia de otras personas no es así, no es algo deseado, esperado, decidido, aunque en ocasiones en los meses siguientes se redescubre la belleza de esa vida que viene en camino.

Para otros, la concepción de esa vida no fue fruto de un acto de amor, y hasta pudo haber sido consecuencia de una acción de abuso y violencia hacia la mujer.

Allí es cuando surge la pregunta humana y ética sobre qué hacer. En la forma de responder la pregunta se cae muchas veces en plantear un enfrentamiento entre dos personas en situación de vulnerabilidad. Por un lado la mujer, que no decidió ser madre, suele encontrarse en soledad y la mayoría de las veces en un contexto de pobreza; por otro lado, la vulnerabilidad de la vida humana concebida que no se puede defender. Debiéramos escuchar tanto a las madres embarazadas que sufrieron una terrible violencia sexual, como así también contemplar el derecho a la existencia de los inocentes que no pueden defenderse.

La pregunta humana y ética es: ¿hay que optar por una vida y eliminar a otra?

La eliminación de la vida humana del que no se puede defender instaura el principio de que los más débiles pueden ser eliminados; acepta que unos pueden decidir la muerte de otros. Hace unos años con la sanción de la Ley «Asignación Universal por Hijo», el Honorable Congreso de la Nación demostró una vez más en su historia republicana un alto grado de sensibilidad humana a favor de la familia y de la vida de los niños y jóvenes más pobres. ¿No se podrá continuar por ese camino legislativo?

La solución o el camino para abordar estas situaciones es la implementación de políticas públicas que:

- Establezcan como prioritaria la educación sexual integral de la ciudadanía, en la que se fomente y capacite para la decisión libre y responsable de concebir una vida humana. Todos tenemos necesidad y derecho de ser recibidos como hijos.

- Reconozcan la dignidad de la vida humana desde el comienzo de su concepción pasando por todas las etapas de su desarrollo, la dignidad e igualdad de la mujer y el varón, y se implementen acciones tendientes a encarar las causas de la violencia hacia la mujer generando nuevas pautas de conductas basadas en el respeto al otro

- Acompañen, desde lo social, las situaciones de conflicto y atiendan las heridas que quedan por sanar en quienes están atravesando por estas situaciones.

El diálogo democrático

Estamos ante el debate parlamentario de distintos proyectos de ley. Es necesario, que más allá del buen funcionamiento de nuestro sistema republicano en el cual se legisla a través de los representantes del pueblo, se tenga en cuenta que este tema toca profundamente el tejido de nuestra sociedad.

Que este debate nos encuentre preparados para un diálogo sincero y profundo que pueda responder a este drama, escuchar las distintas voces y las legítimas preocupaciones que atraviesan quienes no saben cómo actuar, sin descalificaciones, violencia o agresión.

Junto con todos los hombres y mujeres que descubren la vida como un don, los cristianos también queremos aportar nuestra voz, no para imponer una concepción religiosa sino a partir de nuestras convicciones razonables y humanas.

Comisión Ejecutiva

Conferencia Episcopal Argentina

Buenos Aires, 23 de febrero de 2018

- El de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA):

La Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA) en representación de más de 15 mil congregaciones evangélicas a lo largo de todo el territorio nacional, y conformada por millones de ciudadanos argentinos, defienden el derecho a la vida, como derecho fundamental y superior a todos los demás, posicionándose a favor de la vida de la madre y del niño por nacer, y expresa su postura en contra del proyecto de la despenalización del aborto, en el marco del debate que se ha instalado.

Comprendemos que la práctica de abortos clandestinos, más allá de cuantos sean, es en sí misma, un problema humanitario y de la sociedad actual. Que las secuelas emocionales del aborto, clandestino o legal, son profundas y difíciles de sobrellevar. Pero entendemos que la salud pública argentina necesita encontrar propuestas que cuiden y protejan a la madre y a su hijo, y defiendan la vida, tanto de la mujer como la del niño por nacer.

El falso argumento en favor del aborto, llamado «derecho a elegir», nada dice del «derecho a vivir» del que está siendo gestado. La ideología favorable al aborto trata de instalar la idea de que solo existe una persona, negando la realidad y el dato duro de la ciencia que afirma que hay dos. La biología, la embriología, la deontología médica, así como las ciencias humanas como el derecho, la filosofía y la antropología demuestran que esa postura es falsa. Nuestra posición en favor de la vida no es confesional o religiosa, sino científica, racional y ética.

Afirmamos el valor supremo de la vida desde la concepción hasta la muerte natural. Ya que afirmar que la vida humana comienza después de la fecundación, no es científico, es una afirmación arbitraria, fruto de ideologías o intereses ajenos a la ciencia. Afirmamos que no puede haber vida humana, sin haber persona humana, ya que el embrión no es una persona en potencia, lo es en acto.

Afirmamos que la legislación argentina, la Constitución Nacional, el Código Civil y Comercial y los Tratados Internacionales protegen al niño por nacer desde su concepción, y lo hace sujeto de derecho. Afirmamos que el derecho que la mujer tiene sobre su cuerpo encuentra su límite frente al cuerpo del otro, ya que el embrión no es parte del cuerpo de la madre, su ADN es distinto al de sus progenitores. Nadie puede decidir quién vive y quién no tiene derecho a seguir viviendo, ya que no existe un derecho a matar. El derecho natural y superlativo es a la vida, que es el fundamento de todos los DDHH. En tal sentido, la legislación debe tutelar la vida, ya que no hay derecho cuando la finalidad es la muerte.

Entendemos que no hay vinculación alguna entre la profesión médica y el aborto, por tal razón no debe enmascararse el aborto como parte del servicio de salud pública, ya que no es propio de la medicina el matar personas inocentes e indefensas. El aborto es contrario a la salud. El aborto no es la interrupción de un embarazo. El aborto intencional es un acto de extrema violencia que termina con la vida de un inocente. Por eso, entendemos que la despenalización del aborto en todas sus formas quebranta una ley superior, el mandato universal «No Matarás». Por lo tanto, es necesario encontrar soluciones que no vulneren el primero de todos los derechos humanos que el Estado y sus representantes legislativos debe tutelar, que es el «derecho a vivir».

Proponemos crear espacios para la discusión seria y profunda de esta temática y todas sus implicaciones. Renunciar a la cruel frivolidad de ver el aborto como una solución rápida a problemas sociales, emocionales y egoístas. Desarrollar políticas públicas y acciones privadas que valoren la vida, en especial de los más débiles y desprotegidos y ofrezcan alternativas posibles y viables para la no concreción del aborto. La PREVENCIÓN, la educación sexual, el acompañamiento a las mujeres embarazadas, y la mejora de la ley de adopción son propuestas alternativas, justas y solidarias que fortalecerán nuestra sociedad. Proponemos abordar esta problemática sin prejuicios ni juzgamientos, con actitudes amorosas y comprensivas hacia quienes han pasado por el aborto o están considerando su realización.

Al exponer esta temática lo hacemos con mucho cuidado porque sabemos que hay situaciones difíciles y dolorosas, de violencia, marginalidad, pobreza, falta de formación, soledad y abandono; pero nuestra más íntima convicción, es que el aborto nunca es la solución. Rogamos para que Dios nos ilumine e ilumine a nuestra sociedad para encontrar caminos de vida frente a tanto dolor.

De lo expuesto, pedimos a los legisladores nacionales su comprensión acerca de que la vida es el primero de los Derechos Humanos que el Estado debe tutelar desde el momento de la fecundación, votando en contra de la legalización del aborto.

Es falso que el inicio de la vida humana corresponde a una construcción social. Es falso que los científicos no se ponen de acuerdo en cuándo comienza la vida. Los adelantos tecnológicos y el avance de la medicina han descubierto que el único acto que lleva en sí mismo la potencia de generar una vida humana es la fecundación, unión de los dos gametos masculino y femenino.

Por lo tanto, en representación de miles de familias argentinas que están a favor de la vida, solicitamos a las autoridades del Ministerio de Salud de la Nación, a los jueces, legisladores, funcionarios, profesionales de la medicina, comunicadores sociales, docentes, políticos y la sociedad toda, que sean aliados de la vida y de la dignidad de la persona humana, sea cual fuere la etapa de desarrollo en que se encuentre y trabajar en unidad para eliminar las causas de este mal que nos aqueja y encontrar las mejores soluciones para construir una sociedad cada vez más justa e inclusiva, que garantice los derechos humanos de todos los humanos, nacidos y por nacer.

Consejo Directivo Nacional de ACIERA

Aparte de ambos textos -el de los protestantes es más prolijo- cabe recordar que además de la CEA, diversos obispos se están pronunciando de forma individual sobre esta cuestión. Alguno de ellos, caso de Mons. Aguer, de manera bastante contundente.

Pero ni unos ni otros han señalado una cuestión que creo fundamental. A saber, que la democracia es un sistema que permite que se pueda votar y aprobar muchas cosas que jamás de los jamases puede ser votadas y aprobadas. Entre ellas, la eliminación impune de un ser humano inocente.

Leer más... »

4.03.18

La campaña contra el obispo de Cádiz

Vaya por delante que el hecho de que escriba sobre lo que está sucediendo en la diócesis donde vivo, Cádiz-Ceuta, no afecta a la esencia de los argumentos que presento. Ahora vivo aquí como antes viví en Madrid, luego en Aragón y mañana donde Dios disponga. En los casi tres años que llevo aquí me he encontrado con don Rafael Zornoza una docena de veces. En algunas, las menos, hemos hablado cierto tiempo, mayormente de temas de la Iglesia en general y no de la diocesana, y en otras solo se dieron los saludos habituales. 

Desde hace unas semanas, Religión Digital decidió hacer público el descontento de una serie de sacerdotes -aquí todos saben quién es su líder- y seglares sobre las formas y el fondo del gobierno pastoral de Mons. Rafael Zornoza. Se informa de que se han hecho llegar cartas a la Nunciatura e incluso a Roma, para que el Papa tenga conocimiento de dicho descontento.

Entre las acusaciones contra el obispo hay de todo. Se quejan de su forma de ser -se le ha llegado a llamar “señorito"- y de su forma de pastorear la diócesis, que no es la misma que la de su antecesor, Mons.Ceballos, de quien se supone que fue más dialogante, “colegial", etc. Pero no se nos olvide que a veces, tras ese supuesto espíritu de apertura al diálogo se esconde una incapacidad personal de ejercer la autoridad. Este ejercicio se puede llevar a cabo mal o bien, de forma autoritaria o más conciliar, pero en todo caso debe de existir, porque una diócesis sin obispo con mando efectivo en plaza, queda en manos de grupos de presión que saben como manipular todo de cara a sus intereses.

Como en toda campaña de este tipo que se precie, en la de Mons. Zornoza se mezclan mentiras palmarias, medias verdades y  verdades reales, pero a las que se da una interpretación concreta que, como poco, es tan legítima o ilegítima como la intepretación opuesta.

Leer más... »

28.02.18

Te adoramos, Oh Constitución

Creo en la Constitución española, fuente de todo bienestar habido y por haber en este país.

Creo en las sentencias del Tribunal Constitucional, que nos garantizan la estabilidad necesaria para que las mujeres puedan abortar y los homosexuales “casarse".

Creo en las leyes que emanan de las Cortes, especialmente las que conceden derechos contrarios a la ley natural.

Creo en el estado de la autonomías, que ha conseguido que abandonemos para siempre el lema fascista “una, grande y libre".

Creo en el sistema partitocrático, que hace creer al poblacho que cada cuatro años tiene la opción de cambiar las cosas.

Creo en el poder judicial, que sabe obedecer como nadie a la voz de su amo.

Creo en la Conferencia Episcopal Española, faro en medio de la borrasca, luz en medio de las tinieblas.

Creo en la CONFER, que abona y riega la primavera de la vida consagrada cuyos frutos vocacionales son tan espectaculares.

Y creo en la FERE-CEECA, que ha conseguido que la aconfesionalidad de nuestra amada Constitución sea un hecho en los colegios que hace décadas eran católicos.

Leer más... »

23.02.18

¿Qué queda del catolicismo a día de hoy?

De siempre se nos ha dicho, porque era cierto, que una de las características del catolicismo era su unidad en la fe, en la doctrina, en la moral, en los sacramentos.

Pues bien, hoy es el día en que se puede observar como una cosa es el catolicismo en Alemania y otra muy distinta en Polonia. Uno el catolicismo en la archidiócesis de Chicago y otro en la de Filadelfia. Y por no salir de España, uno es el catolicismo en la archidiócesis de Granada, donde el arzobispo permite a comunión de quienes viven en adulterio, y otro en la diócesis de Alcalá de Henares, donde el obispo no para de recordar la vigencia del magisterio bimilenario de la Iglesia.

Los obispos alemanes vuelven a demostrar que se creen absolutamente independientes del resto de la Iglesia y han decidido, sin pedir permiso a Roma, que los protestantes que estén casados con católicos pueden comulgar. Dicen que para ello han de creer lo mismo que la Iglesia cree sobre la Eucaristía. Pero, ¿de qué tipo de fe eucarística estamos hablando si uno puede profesarla y seguir siendo protestante? No, desde luego, de la fe católica. Y pretender que es legítimo separar la fe eucarística del resto de la fe de la Iglesia es no profesar la fe de la Iglesia.

Lo que están haciendo los obispos “católicos” alemanes es como si en tiempos de la crisis arriana se hubiera admitido que arrianos, seminarrianos y católicos pudieran comulgar bajo la excusa de que todos creían lo mismo sobre la Eucaristía. Semejante barbaridad habría sido rechazada por todos. Hoy, la tenemos delante de nuestras narices sin que parezca que nadie va a mover un dedo para impedirlo.

Cuando el Beato Newman se convirtió a la fe católica,descartó por completo la legitimidad del anglicanismo como vìa media entre el protestantismo y el catolicismo. Sin embargo, hoy la Iglesia Católica se parece mucho más al anglicanismo que Newman abandonó que al catolicismo de los veinte siglos precedentes. Por supuesto, se trata de mera apariencia humana, porque la Iglesia siempre sigue siendo la misma: una, santa, católica y apostólica. Los miembros muertos y alejados de su fe, sin embargo, hacen tanto ruido que oscurecen a la vista del mundo la esencia indestructible del Cuerpo de Cristo.

Leer más... »

20.02.18

El verdadero ecumenismo del odio

Hace unos meses, La Civiltà Cattolica publicaba un artículo firmado por su director, el jesuita Antonio Spadaro y por el pastor presbiteriano Marcelo Figueroa, responsable de la edición argentina de L´Osservatore Romano (sic), en el que se acusaba a los católicos tradicionales y los protestantes evangélicos estadounidenses de practicar un “ecumenismo del odio” por defender el derecho a la vida y la enseñanza bíblica sobre la naturaleza del matrimonio como unión entre un hombre y una mujer. Cito de dicho artículo:

«Apelando a los valores del fundamentalismo, se está desarrollando una extraña forma de ecumenismo sorprendente entre fundamentalistas evangélicos e integristas católicos unidos por la ambición de obtener influencia religiosa en la esfera política»

«Algunos que profesan ser católicos se expresan de maneras que hasta hace poco eran desconocidas en su tradición y usan tonos mucho más cercanos a los evangélicos».

«Existe un mundo bien definido de convergencia ecuménica entre sectores que paradójicamente son competidores en lo que respecta a la pertenencia confesional. Esta unión sobre los objetivos compartidos se produce en torno a temas como el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo, la educación religiosa en las escuelas y otros asuntos generalmente considerados morales o ligados a los valores. Los integristas evangélicos y católicos condenan el ecumenismo tradicional y, sin embargo, promueven un ecumenismo de conflicto que los une en el sueño nostálgico de un tipo de Estado teocrático».

Desde entonces, se ha producido una cascada de noticias que parecen indicar que la cuestión de la homosexualidad es objeto de discusión tanto dentro del catolicismo como del protestantismo. Digo “parece” porque no cabe discusión alguna.

Lo que está en juego no es si el cristianismo debe aceptar o no las relaciones homosexuales. Lo que se dilucida es si el cristianismo sigue existiendo como tal o se arrodilla ante el Nuevo Orden Mundial que, entre otras imposiciones, busca dar carta de naturaleza a unas relaciones que la Biblia señala, de forma inequívoca, como aberración ante los ojos de Dios.

Existe un verdadero campo de batalla en el que los dos bandos están muy bien delimitados. Por una parte, los que creen que la Biblia es normativa a la hora de discernir la condición pecaminosa de las relaciones entre personas del mismo sexo. Por otra, los que abogan por dejar de lado la Escritura en esa materia -y en otras, dicho sea de paso-. 

En realidad, estamos ante un episodio más del gran conflicto espiritual (Ef 6) del último siglo y medio entre el cristianismo tradicional y la apostasía, que en el catolicismo recibe el nombre de modernismo y en el protestantismo se llama liberalismo teológico.

Leer más... »