El planeta privilegiado (4)
Comentario de: Guillermo Gonzalez and Jay W. Richards, The Privileged Planet. How our place in the cosmos is designed for discovery, Regnery Publishing Inc., Washington DC, 2004.
En los posts anteriores hemos visto que el principio copernicano (que afirma la mediocridad de nuestra ubicación o importancia dentro del universo), aplicado a la astronomía, enfrenta graves y crecientes dificultades científicas. Pero dicho principio es aplicado también a la cosmología y a la física. En el Capítulo 13 de la obra que estoy comentando, González y Richards parten del hecho de que en esos otros dos ámbitos el principio copernicano está amenazado por dos de los principales avances científicos del siglo XX: los descubrimientos de que el universo tiene una edad finita y está finamente sintonizado para la vida. Posteriormente los autores muestran la fragilidad de los intentos de salvar al principio copernicano recurriendo al principio antrópico.
El principio copernicano en cosmología implica que el universo es infinito tanto en el espacio como en el tiempo.
Esta hipótesis se mantuvo vigente hasta que en la década de 1920 Edwin Hubble descubrió el corrimiento hacia el rojo en el espectro de las galaxias y dedujo la expansión del universo. Este descubrimiento condujo al desarrollo de la cosmología del Big Bang. Dado que esta cosmología sugiere con fuerza que el universo debe el comienzo de su existencia a una causa externa a él, los partidarios del principio copernicano han tratado de encontrar modelos cosmológicos alternativos, que preserven la hipótesis del universo “eterno” y sin comienzo.
En ese sentido, los dos modelos principales fueron el del “universo en estado estacionario” y el del “universo oscilante”. Ambos fueron descartados debido a ulteriores descubrimientos científicos. El abandono del modelo de estado estacionario fue causado por el descubrimiento de la radiación cósmica de fondo de microondas y del poder explicatorio del Big Bang en relación con la núcleo-síntesis de los elementos livianos. En cuanto al modelo del universo oscilante, se ha vuelto insostenible debido a las siguientes tres objeciones graves (por lo menos): 1) la energía disponible para hacer el trabajo de expansión y contracción del universo decrecería con cada ciclo sucesivo; así, si el universo hubiera existido por un tiempo infinito, ya debería haber alcanzado un estado de equilibrio. 2) Las mediciones más recientes sugieren que la masa total del universo es mucho menor que la requerida para producir una contracción gravitatoria. 3) La expansión del universo no sólo no se está enlenteciendo (lo que podría sugerir una futura contracción), sino que, según las evidencias más recientes, se está acelerando.
El principio copernicano en física implica que las leyes de la física no están arregladas especialmente para la existencia de vida compleja o inteligente.
Este principio ha sido desmentido por el descubrimiento de que las constantes físicas fundamentales exhiben una sintonía finísima que hace posible la existencia de la vida y de la vida inteligente. Si cualquiera de esas decenas de constantes fuera significativamente mayor o menor, el resultado sería, o bien un universo ordenado pero incompatible con la existencia de observadores como nosotros, o bien (con mucha mayor frecuencia) un universo caótico o desordenado. Los autores ilustran esto con la imagen de una “máquina creadora de universos” con una gran cantidad de perillas, cada una de las cuales controla una constante física fundamental. Un sabio extraterrestre ha estado manipulando los controles durante largos años, sin encontrar ninguna combinación útil, salvo la de nuestro propio universo. La impresión de diseño es abrumadora.