La caja negra de Darwin (11)

Comentario de: Michael J. Behe, Darwin’s black box: the biochemical challenge to evolution, Free Press, New York 2006; 10th anniversary edition, with a new afterword.

Hacia el final del Capítulo 10 el autor analiza la objeción más frecuente contra el diseño inteligente: el argumento basado en la imperfección. Este argumento tiene la siguiente forma silogística (que expresaré de un modo más general que Behe):

• Premisa mayor: Un diseñador no habría hecho la especie X con la característica Y.
• Premisa menor: La especie X tiene la característica Y.
• Conclusión: La evolución darwinista produjo la especie X con la característica Y.

Podemos hacer dos objeciones a este razonamiento. La objeción menos importante es que este silogismo es una falacia lógica conocida como non sequitur, porque la conclusión no se deduce de las premisas. La conclusión correcta sería: “La especie X con la característica Y no fue hecha por un diseñador”.

La objeción principal consiste en cuestionar la premisa mayor. Ésta no es un hecho (como la premisa menor), ni una verdad evidente por sí misma, sino una mera opinión subjetiva. Hay argumentos a favor del diseño inteligente que son débiles precisamente por la misma razón que hace ineficaces a los argumentos contra el diseño inteligente basados en las imperfecciones: es decir, porque se basan en meras opiniones o sentimientos sobre cómo deberían ser las cosas.

El silogismo en cuestión asume dos cosas que podemos cuestionar: 1) Que la característica Y de la especie X es una imperfección técnica. 2) Que ningún diseñador produce diseños con imperfecciones técnicas.

Acerca del primer punto, citaré parte de un discurso pronunciado por el filósofo darwinista Daniel Dennett en marzo de 2006: “Francis Crick lo llamó la Segunda Regla de Orgel. “La evolución es más lista que tú.” Una y otra vez evolucionistas, biólogos moleculares, biólogos en general, ven algún aspecto de la naturaleza que les parece inútil o tonto o que no tiene demasiado sentido –y luego descubren que es de hecho un diseño exquisitamente ingenioso, es una brillante pieza de diseño– eso es lo que Francis Crick quería decir con la Segunda Regla de Orgel.”
(fuente: http://www.idnet.com.au/files/pdf/Fundamentalist%20Dennett.pdf)

El segundo punto es el principal, por lo que me detendré más en él, formulando dos objeciones.

i) La objeción menor es ésta: es un hecho que a veces los diseñadores cometen errores. Los darwinistas no toman en cuenta este hecho obvio porque consideran sólo a Dios (un Ser omnisciente y omnipotente) como posible diseñador de los seres vivos. Pero desde un punto de vista lógico los darwinistas no tienen razón al descartar a priori otros posibles diseñadores (por ejemplo, seres extraterrestres).

ii) La objeción principal es ésta: es un hecho que a menudo los diseñadores no buscan la perfección técnica. Behe cita dos ejemplos. En primer lugar, la “obsolescencia incorporada” en muchos productos industriales. Y en segundo lugar, da un ejemplo personal: “No doy a mis hijos los juguetes mejores y más elegantes porque no quiero echarlos a perder y porque quiero que aprenden el valor de un dólar.” (p. 223). El argumento de la imperfección pasa por alto que el diseñador podría tener múltiples motivos, y que a menudo la excelencia ingenieril queda relegada a un rol secundario. El problema básico de este argumento es que “depende críticamente de un psicoanálisis del diseñador no identificado. Sin embargo las razones por las que un diseñador haría o no haría algo son virtualmente imposibles de conocer a menos que el diseñador te diga específicamente cuáles son esas razones.” (p. 223).

En este punto yo agrego que es muy curioso e ilógico que los darwinistas pretendan conocer mejor la “psicología de Dios” (el Ser infinito, inabarcable para nuestra inteligencia finita) que la psicología de los demás diseñadores reales o posibles (seres humanos o extraterrestres). Pienso que esto es un ejemplo de su fuerte tendencia a refugiarse en una mala teología para librarse de las debilidades científicas de su teoría.

Luego el autor analiza una subcategoría del argumento de la imperfección: el argumento basado en los órganos llamados “vestigiales”, que aparentan ser residuos inútiles de una función perdida a lo largo de la evolución. Behe dice que ese argumento no es convincente, por tres razones: 1) Que no hayamos descubierto una utilidad para una estructura no significa que esa utilidad no exista. Se ha descubierto la utilidad de muchos órganos antes considerados vestigiales. 2) Incluso si alguna estructura (como por ejemplo los llamados “pseudo-genes”) no tuviera ninguna función, la teoría darwinista no ha explicado realmente cómo esa estructura surgió, con todos los detalles bioquímicos que una explicación científica requiere. 3) Este argumento confunde la teoría del diseño inteligente con el creacionismo fijista o el creacionismo de la “Tierra joven”. El diseño inteligente es perfectamente compatible con la evolución en general, e incluso con alguna medida de evolución basada en mutación y selección natural, en particular.

En la sección final del capítulo, el autor plantea algunos de los temas que debería abordar un programa de investigación científica basado en la teoría del diseño inteligente. Por ejemplo, se debería investigar si es posible que la primera célula contuviera ya la información genética de todas las especies que han existido, de tal modo que activando o desactivando determinadas porciones de esa información se hayan generado las diferentes especies.

Behe concluye lo siguiente: “La teoría del diseño inteligente promete revigorizar un campo de la ciencia que se ha estancado por falta de soluciones viables a callejones sin salida. La competencia intelectual creada por el descubrimiento del diseño traerá un análisis más agudo a la literatura científica profesional y requerirá que las afirmaciones estén respaldadas por datos duros. La teoría provocará enfoques experimentales y nuevas hipótesis que de otro modo no habrían sido considerados. Una teoría rigurosa del diseño inteligente será una herramienta útil para el avance de la ciencia en un área que ha estado moribunda durante décadas.” (p. 231). (Continuará).

Daniel Iglesias Grèzes

Nota: Las citas han sido traducidas por mí.

2 comentarios

  
Catholicus
El argumento de imperfeccion causa vergüenza ajena. Si bien es verdad que no todos los darwinistas lo emplean es una de las razones clave (junto a otras) que demuestran la poca catadura de demasiados "científicos".
17/01/12 9:55 PM
  
gringo
Cuando los expertos analizan el esqueleto de los neanderthales y los nuestros, se llega a la conclusión de que nuestros extintos parientes tenían la capacidad de emitir algunos sonidos, pero no de componer un lenguaje articulado.
La forma y el tamaño del paladar hacen deducir que la tráquea podía tragar grandes trozos de carne sin riesgo de atragantarse, pero al mismo tiempo le imposibilitaba hablar como lo hacemos nosotros.
Por contra, nosotros pudimos desarrollar el lenguaje oral y transmitir conocimientos, lo que a la larga nos hizo superiores a los neanderthales con los que convivimos y competimos en Europa hasta hace unos 25.000 años, cuando se extinguieron.
El precio que tuvimos que pagar por ello es que nuestra tráquea es más estrecha y corremos el riesgo de asfixiarnos durante la ingesta de alimentos, como sucede diariamente en cualquier lugar del mundo. Un simple hueso de aceituna puede llevarnos al otro barrio.
Este es un ejemplo de muchos de cómo somos fruto de una evolución ciega que echa mano de lo que tiene para improvisar soluciones a problemas concretos.
Se hace bastante difícil aceptar que un diseñador omnisciente y todopoderoso nos hiciera con ciertos fallos de diseño bastante ridículos, como que para poder hablar corramos el riesgo de morir al hacer algo tan básico y necesario como comer.


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DIG: Tu argumento sólo prueba que nuestro diseñador no fue uno de los que se deja impresionar por argumentos como el tuyo. La extrapolación a otros agentes inteligentes no es posible.

Agrego que el riesgo de morir atragantado no parece ser muy alto, dada la actual población mundial. Y que la posibilidad de que muramos no debe de parecer a Dios una tragedia espantosa y sin remedio.
18/01/12 10:16 AM

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