Ocho verdades de fe

El 6 de agosto de 2000, la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF), con la aprobación del Papa Juan Pablo II, emitió la Declaración Dominus Iesus sobre la unicidad y la universalidad salvífica de Jesucristo y de la Iglesia (en adelante citada como DI). Éste fue uno de los documentos doctrinales más importantes del largo pontificado de Juan Pablo II.

La forma solemne en que se expresa dicha aprobación subraya la importancia de este documento del Magisterio: “El Sumo Pontífice Juan Pablo II, en la Audiencia del día 16 de junio de 2000, concedida al infrascrito Cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con ciencia cierta y con su autoridad apostólica, ha ratificado y confirmado esta Declaración decidida en la Sesión Plenaria, y ha ordenado su publicación.” (énfasis agregado por mí).

La declaración DI consta de una introducción, seis capítulos o secciones y una conclusión.

La introducción expone de forma clara y concisa el objetivo de la declaración. En el contexto del diálogo interreligioso impulsado por el Concilio Vaticano II han surgido o prosperado algunas teorías teológicas relativistas, que han puesto en peligro el perenne anuncio misionero de la Iglesia. La DI pretende volver a exponer la doctrina de la fe católica sobre la unicidad y la universalidad salvífica de Cristo y de la Iglesia y refutar los errores que se le oponen (cf. DI, nn. 1-4).

A mi juicio, el núcleo esencial de la DI se encuentra en siete proposiciones que repiten una misma expresión solemne: “Debe ser firmemente creída” [tal o cual afirmación de la fe católica]. En todos los casos, el texto original enfatiza las palabras “firmemente creída”.

En el Capítulo I (Plenitud y definitividad de la revelación de Jesucristo) encontramos la siguiente proposición: “Debe ser, en efecto, firmemente creída la afirmación de que en el misterio de Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado, el cual es «el camino, la verdad y la vida» (cf. Jn 14,6), se da la revelación de la plenitud de la verdad divina” (DI, n. 5).

Es decir que Jesucristo mismo es la plenitud de la divina revelación.

Además, en el mismo capítulo aparece la siguiente proposición: “Debe ser, por lo tanto, firmemente retenida la distinción entre la fe teologal y la creencia en las otras religiones.” (DI, n. 7; énfasis presentes en el original).

Es decir que se debe distinguir entre la fe cristiana, respuesta adecuada del hombre a la revelación de Dios en Cristo, y la creencia en las otras religiones, resultados más o menos acertados de la búsqueda de la verdad religiosa por parte del hombre.

Dado que la CDF no temió repetir siete veces en un mismo documento la expresión “firmemente creída”, supongo que probablemente el uso, en este caso, de la expresión “firmemente retenida” no busca evitar la monotonía literaria, sino aludir a una calificación teológica diferente.

En el Capítulo II (El Logos encarnado y el Espíritu Santo en la obra de la salvación) encontramos las siguientes dos proposiciones.

Debe ser, en efecto, firmemente creída la doctrina de fe que proclama que Jesús de Nazaret, hijo de María, y solamente Él, es el Hijo y Verbo del Padre.” (DI, n. 10).

Igualmente, debe ser firmemente creída la doctrina de fe sobre la unicidad de la economía salvífica querida por Dios Uno y Trino, cuya fuente y centro es el misterio de la encarnación del Verbo, mediador de la gracia divina en el plan de la creación y de la redención (cf. Col 1,15-20), recapitulador de todas las cosas (cf. Ef 1,10), «al cual hizo Dios para nosotros sabiduría de origen divino, justicia, santificación y redención» (1 Co 1,30).” (DI, n. 11).

Es decir que la misión visible del Hijo y la misión invisible del Espíritu Santo constituyen el único plan de salvación establecido por Dios.

En el Capítulo III (Unicidad y universalidad del misterio salvífico de Jesucristo) encontramos las siguientes dos proposiciones.

En efecto, debe ser firmemente creída, como dato perenne de la fe de la Iglesia, la proclamación de Jesucristo, Hijo de Dios, Señor y único salvador, que en su evento de encarnación, muerte y resurrección ha llevado a cumplimiento la historia de la salvación, que tiene en él su plenitud y su centro.” (DI, n. 13).

Debe ser, por lo tanto, firmemente creída como verdad de fe católica que la voluntad salvífica universal de Dios Uno y Trino es ofrecida y cumplida una vez para siempre en el misterio de la encarnación, muerte y resurrección del Hijo de Dios.” (DI, n. 14)

Es decir que Jesucristo, el único Salvador del mundo, es la cumbre de la historia de salvación.

En el Capítulo IV (Unicidad y unidad de la Iglesia) encontramos la siguiente proposición: “Por eso, en conexión con la unicidad y la universalidad de la mediación salvífica de Jesucristo, debe ser firmemente creída como verdad de fe católica la unicidad de la Iglesia por Él fundada.” (DI, n. 16).

Además, en el mismo capítulo figura la siguiente proposición: “Los fieles están obligados a profesar que existe una continuidad histórica –radicada en la sucesión apostólica– entre la Iglesia fundada por Cristo y la Iglesia católica.” (DI, n. 16; énfasis en el original).

Es decir que la Iglesia católica es la única Iglesia de Cristo.

La expresión “obligados a profesar” parece indicar, para esta doctrina, una calificación teológica similar a la de las siete verdades de fe señaladas con la expresión “firmemente creída”.

En el Capítulo V (Iglesia, Reino de Dios y Reino de Cristo) no aparece ninguna vez la expresión “firmemente creída”. Opino que el núcleo doctrinal de este capítulo está contenido en las siguientes afirmaciones:

El Reino de Dios que conocemos por la Revelación no puede ser separado ni de Cristo ni de la Iglesia” (DI, n. 18).

El Reino es tan inseparable de Cristo que, en cierta forma, se identifica con Él” (DI, nota 73)

Es decir que el Reino de Dios, inseparable de Cristo y de la Iglesia, en cierto modo se identifica con el mismo Cristo.

En el Capítulo VI (La Iglesia y las religiones en relación con la salvación) encontramos la siguiente proposición: “Ante todo, debe ser firmemente creído que la «Iglesia peregrinante es necesaria para la salvación, pues Cristo es el único Mediador y el camino de salvación, presente a nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia, y Él, inculcando con palabras concretas la necesidad del bautismo (cf. Mt 16,16; Jn 3,5), confirmó a un tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que los hombres entran por el bautismo como por una puerta».” (DI, n. 20).

Es decir que la Iglesia terrena es necesaria para la salvación.

Además, destaco una nota que afirma la necesidad de adherirse a una determinada interpretación (que podríamos llamar “incluyente”, en contraste con la interpretación “excluyente” de algunos tradicionalistas) de este dogma de fe: “La conocida fórmula extra Ecclesiam nullus omnino salvatur debe ser interpretada en el sentido aquí explicado” (DI, nota 82; énfasis agregado por mí).

La DI explica dicho dogma de la siguiente manera: “Esta doctrina no se contrapone a la voluntad salvífica universal de Dios (cf. 1 Tm 2,4); por lo tanto, «es necesario, pues, mantener unidas estas dos verdades, o sea, la posibilidad real de la salvación en Cristo para todos los hombres y la necesidad de la Iglesia en orden a esta misma salvación». La Iglesia es «sacramento universal de salvación» porque, siempre unida de modo misterioso y subordinada a Jesucristo el Salvador, su Cabeza, en el diseño de Dios, tiene una relación indispensable con la salvación de cada hombre. Para aquellos que no son formal y visiblemente miembros de la Iglesia, «la salvación de Cristo es accesible en virtud de la gracia que, aun teniendo una misteriosa relación con la Iglesia, no les introduce formalmente en ella, sino que los ilumina de manera adecuada en su situación interior y ambiental. Esta gracia proviene de Cristo; es fruto de su sacrificio y es comunicada por el Espíritu Santo». Ella está relacionada con la Iglesia, la cual «procede de la misión del Hijo y la misión del Espíritu Santo», según el diseño de Dios Padre.” (DI, n. 20)

Recientemente una alta autoridad eclesiástica planteó la necesidad de un nuevo Syllabus para contrarrestar la confusión doctrinal que padece la Iglesia contemporánea. Opino que la Declaración Dominus Iesus marca un camino más fructuoso, en buena parte ya recorrido durante las últimas décadas. El actual Magisterio de la Iglesia no gusta de redactar meros catálogos de errores o herejías, sino que prefiere la vía expositiva: ante todo repropone la auténtica fe católica y luego extrae de ella las debidas consecuencias, incluyendo el rechazo de los principales errores doctrinales relativos al tema en cuestión. Se sigue así un procedimiento dialogal que es fundamental para la nueva evangelización. La Iglesia Católica debe evitar dar la falsa impresión de que su doctrina no es más que un conjunto de negaciones y subrayar que cada uno de sus “no” proviene de un “sí” más grande.

Daniel Iglesias Grèzes

21 comentarios

  
luis
Daniel, ¿puedes citar un solo texto de "algunos tradicionalistas" que sostenga la "interpretación excluyente" del dogma extra ecclesiam? Gracias.

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DIG: Podría citar muchos textos de un compañero de estudios de teología que ha derivado hacia el tradicionalismo, pero no lo haré por respeto a su intimidad. No dije que "esos" ("algunos") tradicionalistas fueran teólogos brillantes.
21/02/11 2:17 PM
  
Jordi
"El actual Magisterio de la Iglesia no gusta de redactar meros catálogos de errores o herejías, sino que prefiere la vía expositiva: ante todo repropone la auténtica fe católica y luego extrae de ella las debidas consecuencias, incluyendo el rechazo de los principales errores doctrinales relativos al tema en cuestión."

Soy de la opinión de que sí es necesario un nuevo Syllabus, bajo un nuevo nombre, que recoja expresamente las verdades de fe y moral, afirmando explícitamente "debe ser firmemente creida" todas las verdades católicas.

Este nuevo Syllabus es necesario para refundir en un sólo texto lo que está disperso en encíclicas y Concilios. Haría un gran favor de clarificación y daría seguridad teológica e impondría un orden eclesial necesario actualmente.

Además, es posible redactarlo en la era digital, dado que la información es fácil de hallar y almacenar.


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DIG: No me parecería mal tratar de redactar un documento semejante, aunque sin duda sería una tarea ímproba. Mi comentario apunta más bien a que el estilo de ese documento debería ser muy distinto al del Syllabus (que es un simple catálogo de errores) y seguir el ejemplo de la Dominus Iesus y de muchos otros textos del Magisterio reciente: ante todo, exponer las verdades de fe y, como consecuencia, refutar los errores contrarios. Ése es un método muy tradicional (véase por ejemplo el Vaticano I y la Suma Teológica). Dejar de lado el estilo dialogal sería un error estratégico muy grande.
21/02/11 10:25 PM
  
Martin Ellingham
Leonard Feeney, sj fue excomulgado por Pío XII de manera que mal podría ser considerado tradicionalista en el sentido de partícipe de un movimiento de resistencia a las innovaciones del Vaticano II.

En general, la mayoría de los manuales preconciliares de teología de los que estudian los tradicionalistas reconocen el denominado "bautismo de deseo implícito" como salvífico, en atención a la ignorancia invenciblemente errónea, por mediación de Cristo y la Iglesia.

No conozco ejemplos de tradicionalistas relevantes que se aparten demasiado de esas enseñanzas. Seguro en el loco mundo del sedevacantismo o en el de los hermanos Dimond se encontrará algo, pero son derivas sectarias e irrelevantes.

Saludos.



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DIG: Por eso escribí "algunos" tradicionalistas, no "los" tradicionalistas.
21/02/11 11:12 PM
  
luis
Martin, ningún tradicionalista sostendría una visión "excluyente" del dogma, entre otras cosas porque la interpretación "incluyente" la formuló Pío IX. El recurso a la visión "excluyente" es simplemente un recurso dialéctico de Daniel para ponerse en un "centro" o línea media entre el sincretismo y la ortodoxia.

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DIG: Falso. Mi postura es ortodoxa. La ortodoxia se aparta tanto del error relativista como del error exclusivista.
22/02/11 1:41 AM
  
Martin Ellingham
Luis:

Me gustaría que Daniel diera algún nombre relevante. Por ejemplo: alguno de los cientos de Obispos que integraron el denominado Coetus Internationalis durante el Vaticano II.

El caso Feeney no vale de ejemplo por lo que ya expliqué (Pablo VI le levantó las censuras), y por la escasa dimensión del grupo es insignificante.

Los hermanos Dimond son dos locos -un "monasterio" con 2 hermanos, de sangre-, mentirosos, que se dicen benedictinos, que niegan la licitud de la continencia periódica, y hasta los sedevacantistas los han criticado por sus extravagantes errores. Tomarlos como ejemplo de "algunos" tradicionalistas sería tan ajustado a la realidad como decir que Ron Hubbard es encuadra dentro de la categoría de "algunos" luteranos...

Saludos.



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DIG: Los cientos de Obispos a los que te refieres no eran tradicionalistas, en el sentido erróneo del tradicionalismo de Mons. Lefebvre y sus seguidores. También el movimiento lefebvrista es relativamente pequeño y no tiene muchos teólogos relevantes.

Como sea, he aquí algunos nombres de lefebvristas pro-Feeney en USA: Gerry Matatics, Paul Trinchard, Vin Lewis, Charles Coulombe. Me reprocharán tal vez que no hay ningún Karl Rahner en esta lista. Pero, como diría un popular periodista uruguayo: "¡Es lo que hay, valor!"
22/02/11 2:32 PM
  
Martin Ellingham
Dice un notorio sedevacantista, de acuerdo con 25 teólogos católicos preconciliares, en coincidencia con la doctrina común:

General Conclusion.

"All Catholics are obliged to adhere to the common teaching on baptism of blood and baptism of desire."

"According to the norms outlined above, the Feeneyite position represents either theological error, error in Catholic doctrine or heresy."


http://www.traditionalmass.org/images/articles/BaptDes-Proofed.pdf

Me parece que ni siquiera en el sedevacantismo de manual se encuentra la interpretación "excluyente" que invoca Daniel. En grupúsculos derivados del sedevacantismo, tal vez haya algo.

Saludos.

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DIG: Para ser ortodoxo no basta aceptar el bautismo de deseo. Se requiere aceptar que este último puede darse tanto por un voto explícito como por un voto implícito de adhesión a la fe cristiana. Feeney y sus seguidores incurrieron en el error de rechazar la posibilidad de salvación a través de ese voto implícito. No me negarás que este tema sigue siendo problemático para los tradicionalistas, que tienden a tener visiones restrictivas de esa posibilidad de salvación, ya sea que caigan o no en el error que denominé "exclusivismo". Tanto más cuando se pasa de la posibilidad abstracta a la situación concreta de los creyentes en las religiones no cristianas.
22/02/11 2:48 PM
  
luis
Martín, es que los neoconservadores nunca se quedan tranquilos en el extremo de la ortodoxia. Para estar en la línea media, caracterizada por el beato Newman con tanta precisión, necesitan siempre que haya "errores" en la tradiciòn. Aunque sean inexistentes.

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DIG: El tradicionalismo no se identifica con la fidelidad a la Tradición. Es, en realidad, una distorsión de la verdadera noción de Tradición, que canoniza un período determinado de su desarrollo histórico y rechaza los desarrollos posteriores, tan legítimos como los de los períodos anteriores.
22/02/11 3:20 PM
  
Sergio
Tengo una duda acerca del concepto de gracia divina. Cito a Karl Rahner:

La completitud de la existencia humana ocurre al recibirse el don divino de su ser, alcanzable plenamente solamente a través de la visión beatífica del fin de los tiempos, pero presente en el tiempo anterior como gracia.

¿Significa eso que todos los acontecimientos están predeterminados y que, independientemente de lo que yo haga, Dios mediante su gracia ha decidido desde la eternidad si yo me salvaré o no?

De la misma forma, el Apocalipsis relata hechos que aún no han ocurrido, ¿sostiene todo esto el concepto de una especie de "predeterminación" de todos los acontecimientos históricos?

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DIG: El ser humano es libre; no está predeterminado. Dios es eterno y conoce eternamente todos los sucesos pasados, presentes y futuros. Desde nuestro punto de vista, la omnisciencia divina incluye la precognición, pero desde "el punto de vista de Dios" (la eternidad) los sucesos futuros son tan presentes para Él como los sucesos que son presentes para nosotros. Por lo tanto, precognición no equivale a predeterminación. Él conoce de antemanos nuestros actos futuros libres, sin anular nuestra libertad.

Cuando veo una película por segunda vez, conozco su final de antemano; pero ese conocimiento mío no predetermina el final de la película.
22/02/11 5:55 PM
  
Martin Ellihngham
Daniel:

No sé si leíste el artículo, y la verdad es que a mí no me interesa demasiado el fenómeno sedevacantista pero en otro artículo de la misma sección, el autor explicita con remisión a san Alfonso las nociones de deseo IMPLÍCITO y deseo EXPLÍCITO. Y en los 25 teólogos citados era común el DESEO IMPLÍCITO.
Ahora que está la Suma de Teología SJ en la web, se puede tener una buena muestra del estado de la cuestión en los manuales.

En cuanto a la relevancia hay dos posibles criterios: cuantitativo, i.e. número de adherentes a una tesis dentro de cierto grupo (y es una tesis ultraminoritaria en todo el tradicionalismo, incluidos los sedevacantistas, que para mí no lo son); cualitativo, i.e. si quien sostiene la tesis tiene algún prestigio académico, literario, etc.(los lefebvristas que citas son irrelevantes dentro de la misma FSSPX, que tiene sus "peritos" oficiales u oficiosos).

Sobre resto de tus opiniones, tal vez comente algo en otro momento.

Saludos.

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DIG: He demostrado que está justificada mi afirmación de que algunos tradicionalistas apoyan el error exclusivista. El hecho de que sean pocos (como, por lo demás, son pocos todos los tradicionalistas) no quita el hecho de que existan. Pero además, no se puede negar que ese error, aunque no es compartido por todos los tradicionalistas, tiene alguna afinidad con una tendencia general de su pensamiento, que es su extremo recelo contra las religiones no cristianas y el diálogo interreligioso. Por eso no es inconducente decir "algunos tradicionalistas", en vez de decir simplemente "algunos cristianos".
23/02/11 11:45 AM
  
Martin Ellihngham
PS: cuando argumentas de modo cuantitativo saltas de una base micro-sociológica a una base macro-sociológica para que sesgar la conclusión comparativa.


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DIG: ¡Cuántas palabras para intentar negar lo evidente: que algunos tradicionalistas sostienen el error exclusivista!
23/02/11 11:55 AM
  
Martin Ellingham
Daniel:

Los tradicionalistas podrían seguir la misma estructura de tu argumentación, con mejor fundamento e ilación lógica:

Datos: tomados de encuestas realizadas en los EE UU y en otras naciones.

Universo encuestado: católicos que asisten a Misa dominical Novus Ordo.

Temas: presencia real de Cristo y carácter sacrificial de la Misa.

Conclusión: muchos católicos, no sólo “algunos”, no creen en la presencia real ni en el carácter sacrificial.

Saludos.


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DIG: Lamentablemente, es verdad que algunos católicos (lo de "muchos" ya es opinable, porque depende de cantidades o porcentajes) no creen en dogmas básicos de la fe católica (como por ejemplo el Cielo y el Infierno). Lo cual no quita, porque no tiene nada que ver con ello, que sea verdad que algunos tradicionalistas defienden el exclusivismo.
23/02/11 2:36 PM
  
GErardo
Daniel:
Los Padres de la Iglesia escribieron "contra" los herejes, "contra" aquello y "contra" lo de más allá. Y no pararon hasta ver destruidas las herejías de su tiempo.
Adhiero al Syllabus... Y lo considero absolutamente necesario en nuestros días.


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DIG: No es ése el punto en discusión. En la Dominus Iesus la CDF escribió contra el relativismo teológico. Lo que estamos discutiendo es una cuestión de estilo y estrategia. La Iglesia Católica, hoy más que nunca, tiene que fundamentar cuidadosamente cada uno de sus "no". Y para eso conviene adoptar un estilo expositivo y dialogal, que procura ante todo anunciar las verdades de fe y sólo en un segundo momento (aunque obligatorio) rechazar los errores contrarios, con caridad y firmeza a la vez.
24/02/11 1:03 PM
  
Martin Ellingham
Daniel:

Recapitulemos:

1. Coetus y Lefebvre. Los obispos del Coetus tuvieron opiniones comunes durante el desarrollo del Concilio, muchas veces contrarias a los esquemas que luego resultaron aprobados. Razón por la cual parece interesante citar aunque sea uno que haya negado el bautismo de deseo implícito en los debates conciliares en los que se trató el tema. Yo no conozco a ninguno. A la luz de la condena de Pío XII a Feeney, y de la opinión común de los teólogos de la época, resulta muy improbable que alguno lo hiciera.

Con la finalización del Concilio, la historia del Coetus se dispersa en tantas direcciones como biografías. En ningún momento he dicho que, disuelto el Coetus, todos sus integrantes tuvieran una posición pública común, asimilable a la de Lefebvre. Quiero reiterar –porque es un punto en el que se tiende a la calumnia- que jamás se procesó ni se sancionó a Lefebvre por sus opiniones doctrinales. Las sanciones se le aplicaron por cuestiones de disciplina sacramental: cuando ordenó sacerdotes lo suspendieron y cuando consagró obispos lo excomulgaron.

2. Además, los Padres del Coetus conocían la Mystici Corporis (n. 46, d):

«También a aquellos que no pertenecen al organismo visible de la Iglesia Católica, (…) Nos los hemos confiado a la celestial tutela y providencia, afirmando solemnemente, a ejemplo del Buen Pastor, que nada Nos preocupa más sino que tengan vida y la tengan con mayor abundancia. Esta Nuestra solemne afirmacióndeseamos repetirla por medio de esta Carta Encíclica, en la cual hemos cantado las alabanzas del grande y glorioso Cuerpo de Cristo, implorando oraciones de toda la Iglesia para invitar, de lo más íntimo del corazón, a todos y a cada uno de ellos a que, rindiéndose libre y espontáneamente a los internos impulsos de la gracia divina, se esfuercen por salir de ese estado, en el que no pueden estar seguros de su propia salvación eterna; pues, aunque por cierto inconsciente deseo y aspiración están ordenados al Cuerpo místico del Redentor, carecen, sin embargo, de tantos y tan grandes dones y socorros celestiales, como sólo en la Iglesia Católica es posible gozar. (…)Nos les esperamos con los brazos elevados y abiertos, no como a quienes vienen a casa ajena, sino como a hijos que llegan a su propia casa paterna. »

¿Es posible que tuvieran una interpretación “excluyente” del “extra Ecclesia…” ante la solemne afirmación de Pío XII? Hay que probarlo... En texto en bastardilla hay una clara alusión al bautismo de deseo implícito (“inconsciente deseo”).

3. Otro ejemplo en contra de tu tesis es un texto de Castro Mayer (1965). Habla de la salvación de los que están fuera de la Iglesia y del trato que los católicos tenemos que dispensarles. La cita derriba la supuesta interpretación “excluyente”. La página 236, penúltimo párrafo, es contundente.

http://www.scribd.com/doc/49467311/Castro-Mayer

4. Te he mencionado a un sedevacantista notorio. Tiene un bachillerato en teología. Se puede decir que, cuanto menos, conoce el contenido los manuales en uso antes del Concilio. Y tiene claro el bautismo de deseo implícito y critica los errores de Feeney.

5. Cuantitativamente, no has aportado ningún dato en virtud del cual se pueda concluir que la interpretación "excluyente”, tiene difusión relevante entre los tradicionalistas, sea que se tome como base a los lefebvristas o que se la amplíe sumándole a los sedevacantistas. Tu argumento recuerda a la sociología de Foucault: de lo marginal, extraordinario y excepcional, hace generalizaciones que no surgen de los hechos.

Saludos.


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DIG:

1) Lefebvre fue excomulgado por una violación a la ley de la Iglesia, pero evidentemente su disidencia se basa en errores doctrinales. De ahí su rechazo al Concilio Vaticano II, a la libertad religiosa, al diálogo ecuménico, a la Misa del actual uso ordinario del rito romano, a buena parte del Magisterio pontificio post-conciliar, etc. Y de ahí que Benedicto XVI haya transferido la Comisión Ecclesia Dei al ámbito de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Los temas de fondo que mantienen a la Fraternidad San Pío X al margen de la gran Iglesia son de orden doctrinal. Muy pocos de los Padres conciliares que integraron el Coetus cayeron en errores semejantes a los de Mons. Lefebvre.

2) No he dicho que alguno de esos Padres conciliares sostuviera el exclusivismo.

3) No he dicho que Castro Mayer sostuviera el exclusivismo.

4) No he dicho que ese sedevacantista sostuviera el exclusivismo.

5) No he dicho que el exclusivismo estuviera muy difundido entre los tradicionalistas. Dije que es un error sostenido por algunos tradicionalistas, lo cual es verdad. Mencioné algunos nombres y aludí a un conocido mío. Creo que sin grandes esfuerzos muchos lectores podrían aportar más nombres y experiencias personales. Eso no se puede negar. De modo que no veo para qué discutir al respecto.
24/02/11 2:48 PM
  
Federico.
///"Mi comentario apunta más bien a que el estilo de ese documento debería ser muy distinto al del Syllabus (que es un simple catálogo de errores) y seguir el ejemplo de la Dominus Iesus y de muchos otros textos del Magisterio reciente"

Estoy de acuerdo con el blogger Daniel, sería mucho mejor.
25/02/11 1:46 AM
  
Jordi
"DIG: No me parecería mal tratar de redactar un documento semejante, aunque sin duda sería una tarea ímproba. Mi comentario apunta más bien a que el estilo de ese documento debería ser muy distinto al del Syllabus (que es un simple catálogo de errores) y seguir el ejemplo de la Dominus Iesus y de muchos otros textos del Magisterio reciente: ante todo, exponer las verdades de fe y, como consecuencia, refutar los errores contrarios. Ése es un método muy tradicional (véase por ejemplo el Vaticano I y la Suma Teológica). Dejar de lado el estilo dialogal sería un error estratégico muy grande."


Hoy en día, con la existencia de los libros electrónicos interactivos y dinámicos, sería muy fácil hacer el catálogo de verdades de fe y moral con su explicación, justificación y refutación de errores.

Como ejemplo, el Manual de Teología Dogmática de Ludwing Ott, que se hizo en modelo libro de papel, a la manera de la era predigital (papel, impresora, tipos de plomo). Para hacer el moderno Syllabus, sólo es cuestión, como mínimo, de aprovechamiento de lo ya dicho y escrito en concilios y encíclicas.

rapiddigger.com/manual-de-teologia-dogmatica-ludwig-ott-11121

Un recopilatorio de verdades se halla en la "Ad Tuendam Fidem":

http://www.unav.es/tdogmatica/teofundamental1/AdTuendamFidem.html#DOCTRINAL

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DIG: Gracias, Jordi. Buena parte del Magisterio pontificio post-conciliar tiene como uno de sus principales objetivos aclarar cuál es la verdadera doctrina católica y rechazar errores y confusiones doctrinales sobre varios temas. Mi punto es que gran parte de la tarea ya está hecha y que no sé si valdría la pena reunir o resumir en un solo documento la Humanae Vitae, la Veritatis Splendor, la Evangelium Vitae, la Dominus Iesus, los recientes documentos de la CDF sobre algunas cuestiones de eclesiología y sobre la relación entre diálogo y evangelización, etc. Se correría el riesgo de simplificar y entreverar asuntos diversos. Tal vez lo mejor sea volver a recomendar la lectura de esos documentos ya existentes y esperar los que aún faltan.
25/02/11 2:55 PM
  
Martin Ellingham
Daniel:

I. Dijiste más arriba:

“Como sea, he aquí algunos nombres de lefebvristas pro-Feeney en USA: Gerry Matatics, Paul Trinchard, Vin Lewis, Charles Coulombe.”

La Fraternidad tiene tres clases de miembros: sacerdotes, religiosos y laicos terciarios. La primera pregunta es si los nombres que citas pertenecen a alguna de esas tres categorías. Si la respuesta fuera afirmativa, la segunda pregunta es si sus opiniones son personales, y eventualmente toleradas, o si expresan una postura institucional.

Si yo atribuyera a un grupo de tu pertenencia herejías o errores en doctrina católica que no sostiene, los estaría calumniando. Por ejemplo: hay un sitio de información eclesial que, cada vez que informa sobre la FSSPX, incluye calumnias. Y las numerosas y reiteradas quejas de los lectores no han logrado que se abstengan de calumniar. Flaco favor le hace ese sitio a la unidad de la Iglesia y la búsqueda de la plena comunión. Y como apologética resulta tan ridícula como afirmar que los ortodoxos no aceptan el Concilio de Efeso.

II. Hay un pensamiento que denomino “neocon” –mea culpa, yo adherí a esos esquemas por bastante tiempo- que me parece criticable. Respecto del problema de la FSSPX y la crisis del post-concilio se maneja con dos reglas (implícitas):

1ª. Objetivamente, es más grave la herejía que el error en doctrina católica o la opinión temeraria. Pero si el equivocado es un tradicionalista, lo segundo es de igual o mayor gravedad que lo primero.

2ª. Como problema pastoral, es objetivamente más grave que varios millones de bautizados sostengan herejías sobre la Eucaristía, que un millón adhiera a errores en doctrina católica u opiniones temerarias que no constituyen herejía. Sin embargo, lo segundo es de igual o mayor gravedad que lo primero, si los equivocados son tradicionalistas.

El pensamiento neocon implica una subversión teórica del orden jerárquico de las doctrinas propuestas por el Magisterio, una infalibilización indebida de magisterio no definitivo y una doble medida respecto de personas o grupos que constituye una injusta acepción de personas.

III. En cuanto a los problemas doctrinales de la FSSPX, que existen y son notorios, tu relato invierte el orden de los hechos. Fueron los cuatro obispos de la FSSPX los que pidieron al Santo Padre el levantamiento de las excomuniones, la universalización de la posibilidad de celebrar la Misa en la Forma Extraordinaria y deliberadamente optaron por anteponer las conversaciones doctrinales a un eventual acuerdo de regularización canónica. La información está disponible en Internet y es de público y notorio.

Por cierto, yo lamento que la FSSPX no haya aceptado el ofrecimiento que les hizo Castrillón, poco antes del inicio de las conversaciones doctrinales. Pero no pertenezco a Fraternidad de ningún modo, y no soy nadie para decirles lo que deben hacer.

Saludos.


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DIG:

I) No he calumniado a nadie. He dicho dos verdades: que Matatics y compañía son lefebvristas y que defienden la herejía exclusivista del P. Feeney. Conclusión lógica necesaria: algunos lefebvristas son exclusivistas. Tú tratas de escapar a esta obvia conclusión con una argucia jurídica: Matatics y cía. no serían en rigor jurídico miembros de la FSSPX si fueran laicos no terciarios. Es un intento de desviar la atención sobre el punto en discusión: si es o no verdad que algunos tradicionalistas sostienen el exclusivismo.

Sea cual sea su relación jurídica con la FSSPX, Matatics y cía. son lefebvristas en el sentido corriente de la expresión: partidarios y participantes del movimiento disidente liderado por Mons. Lefebvre. Y siendo esto así, podemos llamarlos "tradicionalistas" en sentido estricto, por lo cual se verifica la verdad de mi proposición cuestionada. Obviamente, la FSSPX no está oficial y directamente comprometida por esa herejía de algunos de sus partidarios (miembros o no miembros), del mismo modo que la Iglesia Católica no es responsable de otras herejías de otros católicos.

En resumen, mi frase es verdadera; y además es apropiada, ya que difícilmente encontremos hoy a un "exclusivista" que no sea a la vez tradicionalista. Eso sí que sería una "rara avis".

II. No sé a qué llamas "neocon" y no me defino así. Soy simplemente católico y rechazo todos los errores contrarios a la doctrina católica, vengan de donde vengan. Es verdad que hay errores más graves que otros, pero es un pobre consuelo, para uno de los bandos errados, el pensar que el otro bando se equivoca aún más.

III. No pretendí hacer un "relato" del "problema lefebvrista", sino criticar tu descripción del mismo. En qué grado hayan influido las peticiones de la FSSPX en las decisiones del Papa Benedicto XVI es una cuestión opinable y en buena medida secundaria. Lo importante es que no afirmé nada falso.



25/02/11 3:29 PM
  
Martin Ellingham
Daniel:

Si las encuestas realizadas en los EE UU dicen que entre un 40 y un 50% de los católicos de ese país (68 millones en total) tienen una creencia no católica sobre la presencia real de Cristo en la Eucaristía, no son "algunos", sino "muchos".

Y estamos hablando de una verdad de fe divina y católica, no de errores en doctrina católica, ni de opiniones temerarias. Nunca más justificado el título del artículo del P. Bojorge: "Proceso de protestantización del catolicismo".

Saludos.

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DIG: Sí, son muchos. Y es algo muy lamentable.
25/02/11 3:32 PM
  
luis
Serìa mucho más honesto y por cierto no calumnioso decir:
"los tradicionalistas, en abrumadora mayorìa, han luchado por defender, casi en solitario luego del Concilio y hasta la Dominus Iesu, la ortodoxa noción de que la ùnica verdadera Iglesia es la Católica, y que sólo a traves de Ella se logra la salvaciòn, por bautismo o voto explícito o implícito; nociones que fueron puestas en duda, no sólo por progresistas extremos, sino por muchos católicos, laicos y sacerdotes, incluso en Universidades pontificias, sin que hubiera sanción de la jerarquía".


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DIG: Trampas semánticas al margen, no es verdad que sólo los "tradicionalistas" defendieron o defienden la eclesiología católica. Salvo que definamos como "tradicionalista" a quien defiende esa eclesiología (ésa sería la trampa).

Una vez más, tú y Martin han logrado desviar la atención de los aspectos centrales de mi artículo para ensañarse con una afirmación lateral, puesta entre paréntesis, pero que alude a un tema que parece obsesionarlos. Mi impresión es que, aunque encuentran criticable gran parte de las cosas que ocurren dentro de la Iglesia universal, cualquier crítica a cualquier tradicionalista provoca en ustedes una reacción instantánea, como si el movimiento tradicionalista fuera impecable o debiera estar exento de toda crítica.
25/02/11 4:27 PM
  
luis
No, no es eso, lo que se critica es el oportunismo estilo Buela, Daniel. Inventarse herejías a la derecha para poder posar de moderado católico. Just so.

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DIG: No he inventado nada. El exclusivismo existe y está "a la derecha" eclesial, para usar una expresión no muy adecuada pero bastante gráfica.
27/02/11 2:46 PM
  
Martin Ellingham
Daniel:

Dejo ahora el mensaje que no pude dejar en días previos supongo que por algún problema técnico:

I. Los “lefebvristas” que mencionas, según google, no lo son jurídica ni doctrinalmente:

- Coulombe: laico, no consta que sea terciario de la FSSPX.
- Matatics: laico, no consta que haya sido terciario de la FSSPX; sedevacantista, al menos desde 2007.
- Vin Lewis: laico, no consta que sea terciario de la FSSPX. Su “feeneyismo” ha sido atacado por simpatizantes de la FSSPX
http://outsidethechurchnosalvation.blogspot.com/2009/07/archbishop-lefebvre-on-extra-ecclesiam.html
- Paul Trinchard: sacerdote independiente, sostiene tesis sacramentales opuestas a las de la FSSPX y afines al sedevacantismo; no pertenece a la Fraternidad.

II. En el sitio oficial de las SSPX (USA), hay cuatro (4) artículos abiertamente contrarios a los errores de Feeney bajo el título general “Feeneyism - erroneous denial of baptism of desire and blood”

http://www.sspx.org/articles_index.htm

Además, hay textos de Lefebvre y de Fellay sobre el bautismo de deseo implícito.

Por tanto, los sujetos que mencionas, no sólo no pertenecen a la FSSPX, sino que además disienten respecto de su posición oficial.

III. Has creado un hombre de paja, y erraste el blanco.

Una formulación correcta podría haber sido:

1. La casi totalidad de los tradicionalistas, aferrados como suelen estar al magisterio de Pío XII, cree que es posible la salvación de los que están fuera de la Iglesia visible, gracias al denominado bautismo de deseo implícito.

2. Muy pocos tradicionalistas, apartándose de las enseñanzas de Pío XII, y en desacuerdo con la posición institucional de la FSSPX, y de la opinión de Marcel Lefebvre y Bernard Fellay, adhiere a los errores de Leonard Feeney sobre el bautismo de deseo.


Saludos.


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DIG: Mi proposición cuestionada por ti era la siguiente: "algunos tradicionalistas sostienen la herejía exclusivista". Finalmente, tú concedes que "muy pocos tradicionalistas... adhiere(n) a los errores de Leonard Feeney sobre el bautismo de deseo". En buena lógica, "muy pocos" son "algunos". Por lo tanto, me das la razón. Todo lo demás sobra. Son meros intentos de desviar la atención de la cuestión discutida. Sea cual sea la relación de los cuatro autores citados (a modo de ejemplo) con la FSSPX, no cabe duda de que son tradicionalistas.

Yo diría que no hay nada más que discutir sobre este punto, por lo cual cierro los comentarios, para que podamos dedicarnos a cosas más fructuosas.
27/02/11 5:55 PM
  
Martin Ellingham
PS: No voy a copiar y pegar textos de Lefebvre y Fellay sobre el bautismo de deseo implícito y su reprobación de la posición de Feeney. Están en los enlaces.

A esta altura está claro que has usado información inexacta -jurídica y doctrinalmente- sobre cuatro tipos y, seguramente de buena fe, pero equivocadamente, has atribuido indirectamente al "lefebvrismo" errores que no sólo no sostiene, sino que, además, reprueba oficialmente.



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DIG: No he atribuido la herejía exclusivista al lefebvrismo, sino a algunos tradicionalistas, simpatizantes del lefebvrismo; lo cual es exacto.
27/02/11 6:02 PM

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