Dos antropologías en conflicto (4)

4. Dos visiones de los derechos humanos

Según la antropología cristiana, el ser humano tiene derechos porque tiene deberes. Un derecho no es otra cosa que la contracara de un deber. Mis derechos son los deberes que los demás tienen para conmigo. Al crear al hombre, Dios le dio una naturaleza determinada (la de “animal racional”, es decir espiritual, personal) y lo elevó dándole una vocación sobrenatural: llegar a la perfecta comunión de amor con Él en la vida eterna. Los actos humanos (conscientes y libres) son moralmente buenos o malos según que conduzcan al hombre a su fin último (Dios) o lo alejen de él. La ley moral no es una coacción impuesta al ser humano desde afuera, sino que es la ley natural e interior que rige su propio desarrollo en cuanto persona. Actuar moralmente equivale exactamente a obrar según la razón, según la verdad de nuestra misma naturaleza humana. Hemos sido creados por amor y para el amor, por lo cual debemos amar a Dios y a nuestro prójimo. La ley suprema del amor implica determinadas consecuencias: las normas morales particulares.

Por lo tanto debemos distinguir entre la dignidad humana ontológica, la que corresponde a la naturaleza humana y es independiente de los actos buenos o malos del hombre, y la dignidad moral, que puede crecer o decrecer en función de la moralidad o inmoralidad de los actos humanos. En virtud de su creación, cada hombre será siempre “imagen de Dios”, pero su semejanza con Dios podrá aumentar o disminuir en función del ejercicio de su libertad responsable.

Los derechos humanos básicos tienen su fundamento en la dignidad humana ontológica, es decir en un don gratuito del Creador. Por lo tanto son inherentes a la naturaleza humana y son inalienables. Nada ni nadie, ni tampoco nada que hagamos o dejemos de hacer, podrá despojarnos jamás de ninguno de esos derechos, porque la voluntad de Dios es inmutable.

En la filosofía del derecho, esta visión cristiana de los derechos humanos se conoce como “iusnaturalismo”: los derechos humanos son naturales, anteriores a cualquier ley positiva. Al Estado no le corresponde crear, modificar o suprimir esos derechos, sino simplemente reconocerlos. Como dato importante, añadiré que tanto la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas como la Constitución de la República Oriental del Uruguay denotan una clara impronta “iusnaturalista”.

Según la antropología individualista, tanto los derechos como los deberes humanos surgen del “contrato social”. Como consecuencia del “primado del yo”, los derechos tienen la primacía frente a los deberes. De ahí que hoy se hable tanto de los derechos humanos y tan poco de los deberes humanos. En la filosofía del derecho, esta visión individualista de los derechos humanos se conoce como “positivismo jurídico”: los derechos humanos surgen del consenso social y dependen de las leyes humanas positivas. La ley puede crear, modificar o suprimir los derechos humanos.

La combinación de democracia liberal y positivismo jurídico crea el peligro de la “dictadura de las mayorías”. La mayoría de los ciudadanos o de sus representantes, por vías formalmente “democráticas”, podría despojar a una minoría (por ejemplo, los seres humanos aún no nacidos, los enfermos terminales, etc.) de sus derechos humanos. Se trata de un caso particular de la “ley del más fuerte”, donde la fuerza determinante es la del número de votos. Nada ni nadie puede garantizar que, siguiendo este camino, que hoy pasa por ejemplo por la legalización del aborto y la eutanasia, no volvamos a caer mañana en la legalización de la esclavitud. De hecho hoy los “embriones sobrantes” de la fecundación in vitro son tratados con frecuencia peor que muchos esclavos del siglo XIX. (Continuará).

Daniel Iglesias Grèzes

5 comentarios

  
gringo
Que ud. defienda la ética cristianan como la mejor, lo veo normal dado que ud. es cristiano.
Lo que no veo normal es que para defender las bondades del crstianismo mienta sobre otras ideologías y pretenda que la cristiana no solo es la mejor sino la única buena.
Con todos sus defectos la democracia liberal es muchísimo mejor que cualquier sistema teocrático o teocéntrico.
Los derechos humanos, aceptados por todas las democracias (no por todas las teocracias, como el Vaticano o los países islamistas) reconoce que sobre las leyes positivas hay una serie de derechos inalienables que pertenecen a toda persona por el simple hecho de ser humana.
Ya que hablamos de esclavitud, la Declaración Universal de los Derechos Humanos la condena totalmente, algo que por cierto no hace la Biblia que tanto en el At como en el NT la justifica.
En las colonias americanas francesas tuvo que aparecer la Ilustración y producirse la Revolución Francesa para que la Convención aboliera la esclavitud ( Napoleón traicionando a dicha revolución la reinstauró).
Los británicos fueron los primeros en abolirla definitivamente tras votación en su Parlamento(ciertamente más por motivos económicos y estratégicos que morales, fieles a su estilo).
En los EEUU fue necesaria una Guerra Civil para liberar a los esclavos, y el presidente Lincoln dijo acertadamente en 1865: "Ambos bandos creían tener a Dios de su lado". Efectivamente los sudistas Biblia en mano veían justificada esa lamentable institución.
Las últimas naciones en abolir la esclavitud en América fueron España en su colonia de Cuba y Brasil, ambas en 1888. Y ambas naciones profundamente católicas (pero a las que les importaba más el dinero que las encíclicas papales).


Respecto a los enfermos terminales, lo que se reconoce es el derecho a que dichos enfermos puedan expresar su voluntad de dejar de recibir tratamientos inútiles que alarguen su agonía.
Y en cuanto al aborto está el debate de si los embriones son personas sobre las que las madres no tengan derecho a decidir.

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DIG:

Estimado Gringo:

1) Me faltas el respeto acusándome gratuitamente de mentir. Lo tolero sólo por esta vez.

2) No he dicho que el cristianismo sea "la única ideología buena". Creo (aunque no es el tema de este artículo) que es la única religión verdadera, por ser la única revelada por Dios. Critico la antropología individualista, la principal antagonista actual de la antropología cristiana. He dicho expresamente, en un comentario, que no son las únicas dos antropologías posibles, pero sí las principales.

3) Obviamente, la alternativa católica a la democracia liberal no es la teocracia (el gobierno de la Iglesia) sino una democracia que reconozca la soberanía de Dios.

3) Es falso que el Vaticano no reconozca los derechos humanos. La Declaración Universal de los Derechos Humanos es iusnaturalista (la filosofía del derecho natural compatible con la fe católica) en parte porque su redactor principal fue un gran filósofo católico y tomista.

4) Es falso que el Nuevo Testamento justifique la esclavitud. Como escribe San Pablo, en la Nueva Alianza no hay esclavos ni hombres libres, es decir, no rige más esa discriminación entre los hombres. La Pascua de Cristo ha derribado todos los muros que separaban a los hombres entre sí. Otra cosa distinta es que los primeros cristianos, privados de poder político, no procuraran activamente la supresión de la esclavitud, cosa que estaba fuera de sus perspectivas. En la Cristiandad medieval europea, la esclavitud prácticamente había desaparecido. Resurgió en la Edad Moderna. La abolición de la esclavitud en el siglo XIX fue posible porque se generalizó la convicción de que la esclavitud era incompatible con la visión cristiana de la igual dignidad natural entre todos los hombres.

5) La actual tendencia a la legalización de la eutanasia no incluye sólo la eutanasia consentida. En Holanda cada año los médicos dan muerte legalmente a muchos enfermos (incluso niños) sin su consentimiento.

6) Los embriones humanos son individuos de la especie humana, seres humanos. Es oscurantista y retrógrado sostener que son parte del cuerpo de sus madres. Y si la democracia liberal tiene derecho a decidir que hay seres humanos sin derechos humanos (porque no serían personas humanas), entonces no se ve por qué, por los mismos medios democráticos, otras minorías no podrían sufrir en el futuro una discriminación semejante.

04/01/11 11:53 PM
  
gringo
Estimado Daniel:

San Pablo en la Carta a los Gálatas dice "... ya no hay entre vosotros judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos sois uno en Cristo Jesús".
¿Ya no hay hombre ni mujer, acaso acabó Jesús con los sexos, nos hizo a todos hermafroditas?.
No, está claro que a lo que se refiere San Pablo es que el bautismo hace a todos iguales en dignidad como hijos de Dios, sin diferencia entre nacionalidades, clases sociales o sexos.
Pero ese mismo San Pablo, no considera que la igualdad en la dignidad tenga que ir más allá que un simple reconocimiento simbólico, puesto que deja bien claro que los esclavos deben ser sumisos a sus amos (Ef 6, 5-8; Col 3, 22-25; Ti 2, 9-10).
Y por si fuera poco también San Pedro en su primera epístola (2,18-20) recalca la obediciencia que los esclavos le deben a sus amos.
Así que si ud. dice que en el NT no se justifica la esclavitud, no le diré que miente, sino que se ha equivocado o que ha leído una Biblia especial que sólo ud. puede ver y los demás no.
El cristianismo en sus primeros siglos (ni en los últimos ni en los de en medio) no intentó alterar el orden establecido de las relaciones y clases sociales. Tampoco digo que fuera su deber hacerlo, pero entonces no pretendan colocar la antro`pología cristiana moralmente por encima de otras con el argumento de que sólo la cristiana reconoce cierta dignidda del hombre y que esa dignidad nos mantiene a salvo de cosas como el retorno de la esclavitud. Puesto que para el cristianismo se puede ser alguien carente de libertad en este mundo sin que eso impida la salvación del alma si eres convenientemente sumiso.


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DIG: La justificación de la esclavitud desaparece si, con la fe cristiana de todos los tiempos, reconocemos la igual dignidad natural de todos los seres humanos. Esto representó un enorme avance respecto a la mentalidad de la Antigûedad pagana. Los textos que citas de San Pedro y San Pablo no son justificaciones de la esclavitud, sino normas prácticas de comportamiento. La esclavitud no desapareció con la aparición del cristianismo, pero las relaciones entre amo y esclavo fueron profundamente transformadas y humanizadas. El esclavo ya no es una cosa poseída por su amo, quien tenía sobre él un derecho absoluto, incluso el de darle muerte. Se trata ahora de una relación entre iguales, entre hermanos, aunque cumplan distintas funciones. Dando tiempo al tiempo, la nueva mentalidad cristiana condujo de por sí a la abolición de la esclavitud. La comprensión de todas las consecuencias de la Divina Revelación nos lleva tiempo, porque la Palabra de Dios es infinita y la inteligencia humana es finita. Por eso no es de extrañar que la doctrina cristiana se desarrolle en el tiempo, permaneciendo sustancialmente fiel a sí misma.

De modo que tu argumento es equivocado. El fundamento que la fe cristiana asigna a los derechos humanos es inconmovible y el fundamento que les asigna el positivismo jurídico es un tembladeral. Por una vía es seguro que la esclavitud no regresará jamás; por la otra en cierto modo ya ha regresado (por ejemplo: experimentación con embriones humanos).
07/01/11 1:45 PM
  
Martin Ellingham
Daniel:

Creo que varias de las cosas que dices en materia iusfilosófica (derechos fundados en la dignidad ontológica, derechos humanos, declaración de la ONU, supuesta inspiración tomista, etc.) me parecen equivocados. Son lugares comunes que ya he criticado en otros blogs de infocatolica, y creo que algo he mencionado aquí.

El humanismo del bien congénito no es más que un catálogo de ilusiones.

Saludos.


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DIG: El hombre (como todo ente) siempre es ontológicamente bueno; pero no siempre es moralmente bueno.
08/01/11 11:27 AM
  
Martin Ellingham
Daniel:

A ver si entiende lo siguiente: algunos derechos, pocos, se pueden fundar en la dignidad ontológica, que es la que tiene el ser humano por su naturaleza. Mientras el hombre no muera, tiene ese derecho como exigencia natural. Por ejemplo: el ser humano no puede ser tratado como una cosa que se compra o vende (la esclavitud romana, por ejemplo) como un animal, una planta o una cosa inanimada; y tiene derecho a ello de modo absoluto mientras viva. Si lo privas de ese derecho, siempre es injusto. El derecho a conservar la vida física, en cambio, no puede fundarse en la dignidad ontológica sino en la dignidad operativa: es el INOCENTE (=operativamente digno) quien es sujeto del derecho a conservar su vida física; pero si cae en INDIGNIDAD OPERATIVA, por ejemplo cuando agrede injustamente a otro, se desposee de su derecho a conservar la vida física.

No vale de mucho aquí aplicar la teoría de la acción de doble efecto porque además de trasladar el debate del agresor al agredido, en algunos casos la voluntad de matar es directa, tal como lo explicó Vitoria de modo magistral.

Saludos.


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DIG: El derecho a no ser víctima de homicidio es un derecho humano natural, es decir intrínseco a la naturaleza humana, por lo tanto independiente del bien o el mal moral de las acciones del hombre.

Según la doctrina católica, la pena de muerte, en los casos en que es aplicada con justicia (que hoy son prácticamente inexistentes), no es homicidio. La pena de muerte no es una excepción a la norma moral que prohíbe el homicidio. Su única justificación posible va en la línea de la legítima defensa contra una injusta agresión. Tanto la prohibición del homicidio como el derecho a la legítima defensa provienen de la misma fuente: el deber de amar a los demás como a uno mismo y de respetar su vida. La contracara de ese deber es un derecho inalienable.

En la interpretación del 5º mandamiento como "no matarás al ser humano inocente", no se debe entender "inocente" en un sentido literal o simplista. No me es moralmente lícito matar a un adúltero que se cruza conmigo pacíficamente por la calle, aunque él no sea inocente. Y me es lícito defenderme violentamente de la violenta agresión de un loco o deficiente mental, que no tiene culpa subjetiva de su agresión (y, en ese sentido, es "inocente" de ella). Por lo tanto también la legítima defensa es un derecho natural, basado en la dignidad humana ontológica. Incluso un pecador tiene derecho a la legítima defensa.
08/01/11 3:12 PM
  
gringo
Daniel:
¿Sabe ud. cuál es la única forma de tratar con humanidad y dignidad al esclavo? ¡Liberándolo! Así de claro. ¿Qué dignidad puede haber en ser esclavo? Creo que sería bastante hipócrita decirle al esclavo:" eres mi hermano, pero sigue trabajando para mí sin recibir un sueldo".
¿Y qué es eso de que los esclavos dejaban de ser una propiedad del amo?
La Iglesia regulaba la esclavitud, por ejemplo el IV Sínodo de Toledo establecía en su canon 43 que fueran vendidas como esclavas las mujers que se amancebaran con un clérigo.
El IX Sínodo de Toledo establecía en su canon 10 que además los hijos ilegítimos de los clérigos pasaban a ser esclavos propiedad de la iglesia donde ejercía el clérigo.
ETc, etc.
Así que San Pablo y San Pedro no legitiman la esclavitud sino que simplemente establecen normas de conducta social. ¡Claro! Y los estados modernos no justifican el aborto, simplemente establecen normas de comportamiento en las relaciones madre/hijo.
Desde luego es uno de los mayores eufemismos que he visto, desde que alguien dijo que la dictadura de Pinochet fue "un período de transición hacia la demcracia". ¡Como si yo digo que el asesinato es un "período de aceleración de la muerte inevitable"!.



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DIG: Tergiversas mis dichos. No dije que los esclavos dejaron de pertenecer a sus amos, sino que dejaron de ser considerados como cosas y pasaron a ser considerados como personas, con igual dignidad que sus amos. En la antigüedad pagana, el esclavo sólo tenía deberes y el amo sólo tenía derechos; en la antigüedad cristiana, el amo pasó a tener deberes morales para con su esclavo; y éste, por tanto, desde el punto de vista moral, pasó a ser sujeto de derechos.

¿Podrías indicar la fuente bibliográfica de tus referencias a los Concilios de Toledo?

Es un simple anacronismo pensar que una realidad social tan extendida en el paganismo debería haber desaparecido de un día para el otro al convertirse los pueblos al cristianismo. Subsiste el hecho de que sólo la fe cristiana hizo posible la mentalidad abolicionista. Todos los hombres son iguales porque todos ellos (y ellos solos, en nuestro universo material) son otras tantas imágenes de Dios.

¿Se mantendrá esa fe en la igualdad esencial de todos los hombres allí donde se reniega de todas las esencias? ¿Se conservará en aquellos que sólo creen en la fuerza de la lucha por la vida, en pos de la supervivencia del más apto?
08/01/11 5:13 PM

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