La Iglesia armenia (VI)

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Levon II y el conflicto eclesiástico

Levon emprendió un proceso de latinización del reino: los nombres griegos de los cargos cortesanos fueron sustituidos por latinos; otorgó tierras en su reino a las órdenes Hospitalaria y Templaria, logrando de ese modo que le auxiliasen en su defensa. Concedió privilegios fiscales a los mercaderes de Génova, Pisa y Venecia, a cambio de que sus naves comerciasen en puertos cilicios (Tarso, Adana, Mamistra), enriqueciendo así al reino. De ese modo, configuraba una nueva identidad al reino armenio que le desligaba de su pasado imperial y lo acercaba al papado y a Occidente.

Mientras tanto, el catholicós Grigor VI Apirad, fiel aliado de Levon II (que había recibido el palio papal de Inocencio III en 1199), murió en 1203. El sínodo elevó a Hovhannes VI, obispo de Sis, por sobrenombre Medzabaro (“el Magnífico”), acatando al rey, que lo prefería a su rival Ananias de Sebastea. Pertenecía a la familia Hethum, con lo cual los Pahlavuni perdieron sus dominio del catholicosado, tras exactamente ciento cuarenta años de patriarcas ininterrumpidos de ese linaje. Hovhannes VI recibió el palio papal en 1205, como su predecesor, pero a diferencia de este, estaba poco interesado en la unión real de la Iglesia apostólica armenia con la católica, y prohibió la introducción de algunas costumbres externas romanas para congraciarse con el clero más tradicional. Poco después Ananias de Sebastea, cuya sede estaba situada en territorio selyúcida, obtuvo del sultán el permiso para autoproclamarse catholicós de sus vasallos armenios, añadiendo un nuevo cisma a la nómina de la Iglesia armenia.

Levon estuvo muy implicado los siguientes años en la guerra de sucesión al principado de Antioquía, donde defendió el derecho de su sobrino nieto Raimundo Roupen, preferido por los barones locales, frente a Bohemundo IV de Trípoli, hijo del anterior Bohemundo, apoyado tanto por el rey de Jerusalén y el emir de Alepo como por los templarios y los burgueses de Antioquía.

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El principado zakárida de la Gran Armenia

En la Gran Armenia la decadencia de los selyúcidas tuvo su paralelo cuando el recién unificado reino cristiano de Georgia comenzó su expansión. Los nakharar refugiados allí animaron a los monarcas georgianos de la familia Bagrationi (que había tenido su rama armenia gobernando durante mucho tiempo) a intervenir en su antigua tierra. Ya en 1118 habían conquistado el principado montañoso de Lori, e incluso 1123 controlaron efímeramente la antigua capital Ani, pero fue durante el gobierno de la reina Tamar Bagrationi la Grande (1184-1213) cuando una de las familias aristocráticas armenias exiliadas, los Zakarian, obtuvo la confianza de la monarca, y los hermanos Zakare e Iván fueron nombrados jefe de la caballería y consejero real, respectivamente.

Con un ejército georgiano-armenio emprendieron varias campañas entre 1196 y 1209 que pusieron en su poder, sucesivamente Ayrarat, la vieja capital Dvin y finalmente el norte del lago Van, derrotando al sultán de Rum Suleyman II en 1204 y sometiendo a vasallaje a los emires de Erzurum y Erzincan. La cultura y religión armenia vivieron un efímero renacer, e incluso se fundaron algunos monasterios

Tamar entregó estas tierras en feudo a los Zakarian (Zakare gobernó en Ani e Iván en Dvin) con título de reyes vasallos del Mephemephet o rey de Georgia. No obstante, en general gozaron de una amplia autonomía, y este “principado de los Zakarian” recreó de algún modo el antiguo reino armenio en gran parte de las tierras que habían pertenecido al mismo en el pasado. No obstante, no faltaron problemas: como era común entre los armenios, la división en feudos entre diversas familias nobles (como los Artsruni o los Orbelian) ligadas por matrimonios con los Zakarian, provocaba sus alianzas y conflictos entre ellas. Por otra parte, no faltaron las habituales presiones de los prelados calcedonianos (la Iglesia georgiana estaba en comunión con Constantinopla), incluyendo aislados episodios de violencia, para que los armenios adoptaran el credo y liturgia ortodoxos, generando muchos conflictos con el clero apostólico armenio. De hecho, Iván se convirtió a la ortodoxia mientras Zakare continuó siendo miafisista.

Con la medición del erudito armenio Mkhitar Gosh, confesor de Zakare, se convocó en 1204 una reunión conjunta de prelados de la Gran y Pequeña Armenia en Sis bajo la presidencia de Hovhannes VI Medzabaro, para elaborar una respuesta conjunta a la Iglesia ortodoxa georgiana acerca de una serie de temas que las distanciaban, más allá del evidente de la doble naturaleza de Cristo, entre ellos la fecha de las fiestas (los ortodoxos la hacían en el día de la semana que cayese, y los armenios la pasaban al domingo más cercano), el uso de iconos (los armenios tenían poca costumbre), la abstinencia de carne a los religiosos y su prohibición a poseer propiedades, el empleo de altares portátiles (los georgianos los empleaban y los armenios no)… en un sentido más o menos conciliador.

La aplicación de las conclusiones de este sínodo no careció de dificultades. Una reunión en Lori, Gran Armenia, convocada en 1205 por Zakare Zakarian para que los prelados de su principado (entre los que se contaba su tío el abad Grigor Tuteordi, furibundo antilatino, Sargis de Ani, el teólogo y apologeta David Kobayretsi, Vrtanes de Bjni o el propio Mkhitar Gosh) aprobaran las conclusiones conciliadoras de Sis, fue rechazada por la mayoría de ellos. Otra reunión convocada en Ani en 1207 para forzarles volvió a ser resistida. La muerte de Zakare en 1212 amainó la persecución a los recusantes, pero lo cierto es que con el tiempo la mayoría de las disposiciones de este sínodo acabó siendo aplicada también en la Gran Armenia.

Esta época de esplendor armenio recuperado, aunque fuese como parte de otro reino cristiano, fue breve. En 1220, una horda mongola derrotó un ejército georgiano al mando de Iván Zakare, y saqueó Armenia y el sudeste de Georgia. En 1222 fueron seguidos por los cumanos o kipchakos turcómanos de las estepas, que también atacaron duramente el reino, aunque lograron ser rechazados. Tras estas y otras invasiones, el principado quedó seriamente quebrantado, y no opuso apenas resistencia a la gran horda mongola que en 1236 entró en el Cáucaso y tomó casi toda la Gran Armenia (el resto fue conquistado en 1245). Los nuevos reyes Avag, hijo de Iván, y Jahenjan, hijo de Zakare, se sometieron a vasallaje al jan después de que sus capitales fueran arrasadas y su población masacrada por los mongoles. Aunque conservaron una parte de sus territorios patrimoniales y un puesto de gobierno en ellas, su autonomía prácticamente se esfumó, y los pesados tributos mongoles provocaron un descontento general.

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Cisma y reunificación de la Iglesia armenia

Hovhannes VI Medzabaro no tuvo inicialmente una buena relación con el rey Levon, pues encarceló a varios de sus familiares acusándolos de conspiración contra la corona. El rey no escuchó las súplicas de Hovhannes VI para su liberación, y la corte catholical abandonó Sis y marchó a la fortaleza de Hromgla. Irritado, Levon II le nombró un colega a Hovhannes VI, el abad David III de Arkakahin, arzobispo de Mamestia, destinado a sucederle, el cual estableció su sede en Sis.

En ese momento histórico había tres catholicós en la Iglesia apostólica armenia en Anatolia, sin contar con el catholicós elegido por los obispos de la Gran Armenia, llamado Basilio II de Ani, en protesta por el sínodo unificador con la Iglesia latina de 1198. La Providencia vino en ayuda de Hovhannes VI cuando en 1211, en el lapso de pocos meses los otros tres rivales murieron de forma natural, obligando a Levon II a avenirse con Medzabaro, al que apoyaban la mayor parte de prelados. Asimismo, gracias a los oficios de Lazaré Orbelian, legado del rey Jorge IV de Georgia, y el apoyo del príncipe armenio Zakare Zakarian, a la muerte de Basregh de Ani, los obispos de la Gran Armenia decidieron también reconocer a Hovhannes, que les aseguró nuevamente que la unión con Roma era meramente política, y no afectaba al credo de la Iglesia armenia. De ese modo se logró superar el terrible cisma que amenazaba a la Iglesia apostólica armenia.

Ese año el Imperio romano de Oriente vio invadida su capital por los cruzados latinos, que la saquearon y se repartieron las provincias imperiales, poniendo así un dramático punto final a la larga crisis que sufría Constantinopla tras el fin de la dinastía Comneno y la debilidad de sus sucesores los Angelos. Aunque los griegos de Nicea lograrían recuperar la capital en 1261, y recomponer parcialmente el antiguo señorío bajo el gobierno de la familia imperial Paleólogo, ya nunca más tendrían influencia en los asuntos de los armenios.

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Los últimos años del primer rey de la Pequeña Armenia

En 1205, ciertos rumores confusos de infidelidad o conspiración de su esposa latina Isabel (al parecer transmitidos al rey por el propio catholicós Hovhannes VI Medzabaro) desataron en Levon una furia vengativa: golpeó a su esposa y la encerró en la fortaleza de Vakha, donde acabó muriendo envenenada un año después. Asimismo, hizo ejecutar a varios miembros de su séquito. Su primo Vasak Roupenian apenas se libró de la muerte, y también fue encarcelado en Vahka.

Los siguientes años los consumió Levon en su infructuoso intento de imponer como príncipe de Antioquía a su sobrino y títere Raimundo contra Bohemundo IV. Llegó incluso a entrar en la ciudad durante unos días, pero finalmente hubo de retirarse cuando el emir de Alepo y el sultán selyúcida, antiguo aliado, invadieron Cilicia. Buscando aliados se casó en 1210 con Sibila, hermana del rey Hugo de Chipre, de la casa de Lusignan, predecesores y rivales de los Brienne en el trono de Jerusalén. Hasta 1216, Levon se peleó con todos, fue excomulgado por el papa, se reconcilió y volvió a enemistarse con los templarios y con el lcero griego ortodoxo, entregó tierras a los hospitalarios en el occidente de su reino buscando su apoyo, y finalmente en la noche del 14 de febrero de ese año, consiguió mediante una conjura, que la ciudad de Antioquía abriese las puertas y reconociese a Raimundo como su príncipe legítimo.

La parte final de su reinado la dedicó a reconciliarse con cuantos enemigos había hecho durante su gobierno (incluso con Raimundo, con el que acabó peleado y hubo de acoger cuando la población de Antioquía le expulsó y reclamó a su antiguo príncipe en 2019), y a asegurar el trono para su pequeña hija Isabel (o Zabel), habida en su segunda esposa Sibila de Chipre, de quien nombró como regente a un tal barón Adan de Bahgras, junto al catholicós Hovhannes VI Medzabaro. Murió en 1219 y su cuerpo fue enterrado en una iglesia en la nueva capital Sis.

Miembro de la prominente familia de los Roupenian, Levon había sido el hombre fuerte de Cicilia desde hacía treinta y cinco años, como rey legítimo de todos los armenios reconocido por las potencias de Oriente próximo los últimos veinte. Su figura dominaba la historia de la región y del pueblo armenio durante todo este turbulento periodo, y recibió el apelativo de “El magnífico”. Apenas dos años más tarde falleció también el “otro magnífico”, el catholicós Hovhannes VI Medzabaro, siendo sustituido por Constantino de Barzberd, caso excepcional en la época, por su piedad personal, pues no pertenecía a ninguna familia nobiliaria. Al inicio de su reinado se concluyó la construcción de la basílica real de Santa Sabiduría de Sis.

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La dinastía Hethoumida y las controversias de la unión con Roma

Raimundo Roupenian impugnó la elevación de Isabel, así como Juan de Brienne, rey de Jerusalén (casado con la hija mayor de Levon I, Rita Estefanía, apartada de la sucesión por su padre por el adulterio de su madre), pero la mayoría de la nobleza armenia, muy aficionada a los reyes débiles, la reconoció.

A los pocos meses el regente Adan de Baghras fue asesinado, y ocupó su puesto Constantino de Barbarón, el cabeza de la otra poderosa familia del reino, los Hethoum, la familia proimperial más encumbrada.

Rita Estefanía y su pequeño hijo murieron en 1220, con lo que Juan quedó rápidamente fuera de la sucesión. Raimundo, en cambio, logró el apoyo de algunos señores armenios del principado de Antioquía y de un grupo de nobles cruzados. Entró en Cilicia, llegando a conquistar Tarso y Adana en 1221, pero los nakharar leales a la heredera le vencieron y capturaron, terminando su vida en prisión en 1222, con lo que el camino al reinado de Isabel quedó despejado.

Buscando una alianza contra turcos y árabes, Constantino de Barbarón acordó la boda de Isabel con Felipe, el hijo menor del antiguo enemigo, Bohemundo IV príncipe de Antioquía. El matrimonio se verificó en junio de 1222, y el novio- ahora rey consorte- prometió convertirse a la fe armenia y participar respetuosamente de todos sus ritos y costumbres. Su favoritismo por los latinos y su desdén hacia el culto armenio enervó a los nobles, y cuando corrió el rumor de que pensaba trasladar la corte a Antioquía (donde pasaba la mayor parte del tiempo), el propio Constantino encabezó una revuelta a finales de 1224, a resultas de la cual los reyes fueron hechos cautivos y trasladados a Sis. Poco después Felipe murió, probablemente envenenado, e Isabel quiso ingresar en la vida monástica, huyendo para ello al castillo de Silifke, en poder de los Hospitalarios, que prometieron no expulsarla. Barbarón exigió su entrega y los caballeros, que no deseaban romper su promesa pero temían el poder del regente, muy ingeniosamente lo que hicieron fue vender la plaza con la reina dentro a los nobles armenios.

Indignado por el trato y la muerte de su hijo, Bohemundo IV se alió con el sultán selyúcida de Iconio, Qobad I, para atacar en 1225 las tierras de Cilicia en venganza. Como vemos, en el juego de intereses de Oriente, no era raro ver a un señor cristiano aliarse con un musulmán para atacar a otro cristiano. Y viceversa, cabe decir. Constantino de Barbarón era un hombre hábil, y envió una expedición que atacó la fortaleza de Baghras y amenazó a la propia Antioquía, logrando así forzar el retorno de Bohemundo a su plaza sin enfrentarse directamente a él.

Finalmente, Constantino forzó el matrimonio de Isabel con su propio hijo Hethoum en 1226, de modo que este fue coronado por el propio catholicós Constantino de Barzerbed como rey consorte. Se dice que la novia se resistió, y el matrimonio no fue consumado hasta varios años después, pero la pobre Isabel fue una mujer con un destino aciago, y su marido gobernó en su nombre a partir de entonces.

La Armenia Menor estuvo amenazada desde ese momento, pero el papa, al que le había sentado mal la alianza del príncipe con Qobad I, prohibió a Bohemundo IV atacar Cilicia, y Hethoum sólo hubo de preocuparse por la presión del renacido sultanato de Rum, que en 1233 finalmente impuso un tributo a Armenia, perdiendo esta así su independencia al menos formal.

Un cambio importante aconteció, como en el resto de Oriente próximo, con la invasión de los mongoles en 1243, cuando el nuevo sultán Kaikosru II se negó a entregar rehenes y aceptar un gobernador mongol. El general Baiju derrotó a los turcos en la batalla de Köse Dag, e impuso señorío tanto al sultán como al rey de la Pequeña Armenia, convirtiéndose en el árbitro de la Anatolia oriental, donde impuso la paz tras una nueva invasión selyúcida en 1246. El catholicós Constantino Barzberd participó en en la embajada armenia que selló la sumisión al jan (monarca mongol).

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El reino de la Pequeña Armenia bajo señorío mongol

Hethoum I envió a su hermano Sempad (nombrado Sparapet o condestable en terminología latina) a la corte mongola de Karakorum en 1250, donde formalizó el pacto de vasallaje con el nuevo jan, Mongke, que le prometió su protección. Por cierto que Sempad fue un importante autor y traductor de textos jurídicos para la legislación real, y compuso una “Crónica del Reino de la Pequeña Armenia” que, pese a su parcialidad, es indispensable para conocer el periodo.

Se inició entonces un periodo de dominio mongol que resultó beneficioso para la estabilidad de la Armenia Menor. En 1254 el matrimonio entre Sibila, hija de los reyes de Armenia y Bohemundo VI de Antioquía selló la paz entre ambas casas. El propio Hethoum acudió a la corte del jan en Tabriz (Azerbaiyán) ese año, donde renovó su fidelidad, y a su regreso visitó la Gran Armenia, donde se reunió con nobles, eclesiásticos y eruditos, ahora también vasallos del gran Jan.

También el catholicós Constantino visitó al jan Hulagu, conquistador de Mesopotamia, en 1259, e incluso lo bendijo (su madre pertenecía a una tribu nestoriana). Los armenios, como otros cristianos orientales, gozaron de la protección de este monarca mongol, y vieron en él la encarnación de un soberano favorable. Constantino envió a su vicario Hakob Klaietsi en 1254 a Nicea, donde mantuvo una reunión con el patriarca griego Germaniko II y el emperador Manuel Vataces para avanzar en la unidad de las Iglesias, amistosas pero de escaso recorrido. Asimismo, recibió en 1264 al nuncio del papa, pero de acuerdo con el rey Hethoum, rechazó su propuesta de declaración teológica unificadora para la Iglesia armenia.

El reino vivió una breve etapa de esplendor bajo el gobierno de Heithum: floreció en sus años Vardan Areveltsi (“el Oriental”) un monje y erudito nativo de la Gran Armenia, alumno de Mjitar Gosh, estudioso de teología y literatura, dominaba el persa, el latín y el griego. A partir de 1235 abrió una escuela en el monasterio de san Andrés de Kayenaberd. En 1239 peregrinó a Jerusalén y al regresó visitó la Pequeña Armenia, donde fue recibido por la corte y por el propio catholicós, con el que trabaría una fructífera relación eclesiástica. En 1243 redactaron juntos unos nuevos cánones para la Iglesia armenia (llamado “tratado didáctico”) que se encargó personalmente de propagar en la Gran Armenia. Firme opositor a cualquier acercamiento a la cristiandad latina, participó y convocó dos sínodos (1251 en Sis de Cilicia y en 1252 en la Armenia caucásica) con ese fin. En 1255 abrió un seminario en el monasterio de Jor Virap (fundado en el lugar donde fue encerrado san Gregorio el Iluminador, cerca del monte Ararat) donde se estudiaba filosofía, lógica, matemáticas y gramática, para la formación del clero y los nobles. Allí se formaron varios de los eruditos de la siguiente generación. En 1264 encabezó una embajada ante el jan obteniendo algunos privilegios para los armenios en sus territorios. Era tal su buena fama que se convirtió en preceptor de una de las principales esposas del jan, Oroquina Khatun, que se convirtió al cristianismo nestoriano y fue madre de Aqaba, el sucesor de su padre.

Con la ayuda mongol, los armenios reconquistaron varios castillos y villas arrebatados por los turcos en la guerra anterior. Cuando Hulagu Jan entró en Siria en 1260, el rey Hethum con su yerno Bohemundo le acompañaron y auxiliaron, entrando con los vencedores en la rendida Damasco y obteniendo prebendas y botín. Fue una política prudente, pues la estrella de los mongoles parecía no tener ocaso, pero justo ese año los mamelucos (guerreros esclavos islámicos) turcos que gobernaban Egipto derrotaron a los mongoles en la batalla de Ain Yalut (Galilea), poniendo fin a su expansión en Oriente Próximo.

La crisis sucesoria en que se sumió el janato mongol a la muerte de Hulagu en 1265 y que les hizo pasar a la defensiva en la región, fue un duro golpe al Reino de Armenia, que fiaba en su protección. Tras fracasar en el intento de llegar a un acuerdo con el sultán egipcio Baibars, Hethoum viajó en 1266 a la corte mongola en busca de ayuda. Mientras estaba allí, los mamelucos invadieron Cilicia. Los armenios y los templarios fueron derrotados en Baghras el 24 de agosto. Thoros, hijo del rey, murió en el combate, y Levon su hermano fue capturado. Los invasores saquearon todas las grandes ciudades, incluyendo la capital Sis, e incendiaron su catedral, llevándose miles de cautivos. El catholicósConstantino, que había sido preceptor de los jóvenes príncipes, murió del dolor al ver su desgracia y la destrucción de los musulmanes apenas un año después. Amén de su actividad política y teológica (moderadamente antilatina) había fomentado la fundación y reconstrucción de numerosos monasterios e iglesias en Cilicia.

La Armenia menor jamás se recuperó de este golpe. Antioquía, su aliado, cayó en manos de los mamelucos, y los templarios se retiraron de Cilicia. Hethoum logró la liberación de su hijo Levon en 1268 y poco después abdicó en él, retirándose a un monasterio franciscano donde murió en 1270. Su esposa la reina Isabel le había precedido en 1252.

El sínodo elevó a Jacobo I de Tarso, autor de himnos religiosos y obras teológicas (se le conoció como “el sabio”) y vicario de Constantino Medzabaro, como nuevo catholicós, y poco después coronó a Levon II como rey de la Pequeña Armenia, vasallo de los mongoles. Levon II era un monarca piadoso y había casado unos años antes con su pariente Keran de Lampron, hija de otro Heithum, siendo un matrimonio bien avenido.

Como curiosidad, en 1271 el célebre mercader y viajero Marco Polo pasó por el reino de la Pequeña Armenia, comentando favorablemente en su “Libro de las Maravillas” la prosperidad y orden del mismo, pero mucho más duramente el estado de su ejército.

Ese año murió el influyente erudito vardapetVardan Areveltsi. Además de sus trabajos y obras ya citados, fue autor de una colección de más de sesenta monografías sobre la naturaleza, la astronomía, la botánica o el lenguaje, conocidas como Zhghlank o “elementos”, a petición del rey Hethoum, y una monumental Havakumm Patmutysum (“Recopilación histórica”) que narra la historia de los armenios desde sus orígenes hasta el presente cronológico, junto a muchas traducciones de obras extranjeras al armenio (entre la que destaca la “Crónica” de Miguel el Sirio) desde el latín, el griego y el siríaco, hasta una monumental colección de más de ciento veinte obras. Nadie hizo más que él en su época por el renacimiento del saber y las letras armenias.

Hubo además otros autores relevantes de la cultura armenia en este breve periodo dorado cilicio hasta su conclusión a finales del siglo XIV, en el que se levantaron numerosos monasterios e iglesias. Grigor Aknersti se mudó en 1265 desde la Gran Armenia a Cilicia, donde redactó la “Historia de la nación de los arqueros”, un valioso tratado sobre la conquista mongol de Próximo Oriente que tiene la particularidad de ser el único manuscrito original de la literatura armenia del medievo que se ha conservado hasta nuestros días. Entre los poetas o trovadores (por influencia latina) podemos citar a Hovhannes Telkurantsi y Gosdantin Yerznkatsi, ambos de la Armenia Mayor. Como cronistas (un género muy cultivado en la literatura armenia) destacan Krikor Gandzakedzi, autor de la “Historia concisa”; Mkhitar de Ani, compositor de una historia universal; Vahram Rabuni, que escribió a pedido del rey una “Crónica rimada” y una “Historia de la Pequeña Armenia”; Vardan Aygektsi compuso Arakk Vardana (”fábulas de Vardan”) y Stepanos OrbelianHistoria de Siunug”. También hubo autores de obras de ciencia o lógica, como Krikor Tathevatzi, con su tratado “Preguntas y respuestas” o Arakhael Siunikhatsi, que dejó Adamgirkh (“libro de Adán”) y Sahmanats Girk (“libro de definiciones”). En fin, hubo también escritores de medicina como Mekhitar Heratsi, o de religión como Krikor Dzerents.

Baibars volvería a invadir Cilicia en 1275. En 1281 hubo otrointento de los mongoles por recuperar su influencia en la región. Acompañado de sus aliados georgianos, Abaqa jan invadió Siria, y Levon II se unió a ellos con su ejército. En la segunda batalla de Homs los mamelucos derrotaron a los mongoles y sus aliados cristianos. Fue el fin del predominio mongol en Siria. Levon II hubo de aceptar un tratado de paz (negociado por el catholicós Jacobo I) por diez años con el nuevo sultán Qalawun, por el que le cedía algunos territorios, y nada más gracias a que en el combate los mamelucos habían sufrido también graves pérdidas que les impidieron su proyectada anexión de la Armenia Menor.

Con su esposa Keran, el monarca armenio tuvo nada menos que dieciséis hijos, de los que sólo diez alcanzaron la edad adulta. Tras el nacimiento de su hijo pequeño, la reina Keran profesó junto a su hermana Marian en el monasterio de Drazark con el nombre de Teofanía, donde murió en 1285. Poco después se produjo una peste en el reino, seguida de una hambruna, a resultas de la cual murió el catholicós Jacobo I, siendo elegido para sustituirle Constantino II Pronagorz (el Lanero, llamado así porque había sido su profesión mientras estudiaba para sacerdote) en la Iglesia real de la Santa Sabiduría de Sis. En 1287 confirmó al teólogo Stepanos Orbelyan como metropolitano de Syuniak, ejerciendo de ese modo su autoridad en uno de los territorios de la Gran Armenia.

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Cilicia abatida por las guerras fratricidas y los ataques mamelucos

Levon II murió en 1289 intoxicado con arsénico. Su amplia descendencia, por desgracia, no estuvo bien avenida, y las siguientes décadas del reino son un formidable embrollo de postulantes al trono. Su hijo Hethoum II accedió al torno, y pronto se peleó con el catholicós Constantino II por su postura adversa a la unión con la Iglesia latina, deponiéndolo en un sínodo convocado para aceptar las peticiones recibidas ese mismo años del papa Nicolás II, y le encerró en la fortaleza de Lambron, nombrándole sucesor en Esteban (Stepanos) IV de Ekeliaz. Apenas un año después, en 1291, el sultán mameluco Jalil conquistó los restos que quedaban del reino de Jerusalén en Tierra Santa (varias plazas marítimas, señaladamente Acre), y en 1292 invadió Cilicia. Sin apoyo mongol, el débil ejército armenio no pudo resistirle, y los egipcios arrasaron el reino, particularmente el castillo de Hormgla, sede de la Iglesia apostólica armenia, y su región. Tras encarnizada resistencia, la plaza fue saqueada y destruida, las iglesias quemadas y cientos de habitantes asesinados. El resto fueron esclavizados y llevados a Egipto, entre ellos el catholicósEsteban IV, que murió allí en 1293. El sínodo elevó en su lugar a Gregorio VII Anavarzetsi, un arzobispo y compositor de himnos prolatino, que hubo de trasladar su corte a Sis, la capital política, ya que Hromgla había quedado completamente arrasada, poniendo fin así a su existencia, tras haber sido fortaleza helenística y romana, y sede del catholicós armenio durante casi ciento cincuenta años.

Hethoum II liberó al cautivo Constantino II Pronagorz y, abatido, abdicó en su hermano Thoros (Teodoro) III, casado con Margarita de Lusignan (hija del rey Hugo III de Chipre, un antiguo aliado de los armenios) y se retiró a un monasterio franciscano espiritual (cuya orden había acogido unos años antes), motivo por el que no se casó jamás, pero no abandonó la política, pues negoció el rescate de algunos prisioneros y reliquias tomados por los mamelucos en Hromgla.

Thoros III reclamó la vuelta del fraile Hethoum II en 1295, y juntos acompañaron a su hermana Rita a Constantinopla para casarla con Miguel IX Paleólogo, emperador de un renacido, aunque disminuido, Imperio de Oriente. Con los mongoles en una grave crisis, la Pequeña Armenia necesitaba nuevos aliados, pero a su regreso en 1296, ambos se encontraron con que su hermano Sempad, que había quedado como regente, usurpó el trono apoyado por su hermano pequeño Constantino, los capturó en Cesarea y encarceló en la fortaleza de Partzerpert. Thoros III fue asesinado en 1298, y Hethoum II cegado. Sempad obtuvo el reconocimiento y una pariente del jan mongol como esposa, pero en 1298 Constantino le traicionó a su vez y depuso, tomando el trono como Constantino III junto a Hethoum II, repuesto mientras curaba de su ceguera. Apenas un año después vemos otra vez a Sempad y Constantino conspirando para derrocar a Hethoum II de nuevo. Esta vez ambos fueron encarcelados de por vida, muriendo en 1310.

Monje y parcialmente ciego, con apenas 33 años de edad, Hethoum II asumió de nuevo el trono en solitario en 1299, y no dudó en unirse a los mongoles en una nueva campaña en Siria. Esta vez la tercera batalla de Homs supuso un triunfo de los aliados, y los mamelucos hubieron de evacuar Damasco, logrando el monarca armenio recuperar algunas plazas que había debido ceder su padre dieciocho años atrás. Un contraataque egipcio cuatro años más tarde acabó con la derrota mongol-armenia en la batalla de Marj al-Suffar (cerca de Damasco), que supuso el definitivo fin de la preeminencia mongol en Oriente Próximo.

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La synaxis con el papa de Roma

Hethoum II, muy afectado, renunció de nuevo al trono en su sobrino Levon III, hijo de su querido y leal hermano Thoros III, y casado con su prima Inés de Lusignan, e ingresó en un monasterio por segunda vez, aunque nuevamente retuvo control político al ejercer como regente durante la minoría de edad del nuevo rey. Juntos repelieron una invasión mameluca en 1305 e intentaron forzar de nuevo la unión de la Iglesia apostólica armenia con la Iglesia católica latina. Por ese motivo había tenido encontronazos con el catholicósGregorio VII, que era partidario de la unión con los patriarcados ortodoxos, generando gran rechazo entre una parte importante del clero armenio. Gregorio VII elaboró en una reunión en Sis en 1307 un nuevo credo para uso litúrgico en el que se reconocía la naturaleza dual de Cristo (es decir, se aceptaba una parte sustancial del concilio de Calcedonia). Indignados por esto, los prelados de la Gran Armenia eligieron su propio catholicós con sede en la catedral de la Santa Cruz, en la pequeña isla de Akhtamar, en el lago Van. Hethoum II reconoció a este patriarca, asignando a cada uno su particular territorio. Poco después Grikor VII murió, y en el sínodo convocado por el rey Levon III para discutir las novedades litúrgicas, fue elegido para sucederle Constantino II Pronagorz, reinstraurado en el trono del que le arrojara Hethoum II dieciocho años atrás. Constantino trató de llevar a efecto las disposiciones de la reunión de Sis, encontrándose con la oposición del patriarcado armenio de Jerusalén, que en 1311 rompió la comunión con el catholicós de Cilicia.

Estas disputas religiosas que pretendían limitar la autonomía de la Iglesia armenia, fuese hacia los latinos o hacia los griegos, generaron mucho rechazo en una parte importante del clero y nobleza armenia, que acusaron al rey de conspirar para rebelarse ante el emir mongol musulmán Bilarghu, comandante de la guarnición de Cilicia. Cuando Hethoum II y Levon III fueron a visitarle en 1307 para protestar por la construcción de una mezquita en Sis, el general ordenó su ejecución junto a la de todo su séquito.

El crimen causó una honda conmoción en todo el reino. Oshin, uno de los hijos menores de Levon II y Keran, fue coronado por el catholicós Constantino y encabezó un ataque a Bilarghu, expulsándole del reino. El jan de Persia, Oljeitu, no sólo no le castigó, sino que reconoció su trono, y ordenó la ejecución de Bilarghu en castigo por su regicidio, confirmando así la relación entre el Iljanato y la Pequeña Armenia.

No obstante, la debilidad de los mongoles (que pronto cayeron en conflictos civiles) era ya manifiesta. Cuando el sultán mameluco, nuevo poder en la región, se alió con los pequeños señores turcos que habían heredado el fin del sultanato selyúcida de Rum, Oshin (que era partidario de la unión con Roma, como sus predecesores hermano y sobrino, generando las consabidas reticencias entre clero y nobleza) apeló a los cruzados latinos, con el apoyo del catholicós Constantino II y la mediación de su pariente el rey de Chipre, Enrique II de Lusignan, con cuya hermana Isabel estuvo casado entre 1310 y 1316. Oshin y el catholicós Constantino II lograron finalmente en 1317, en un sínodo en Adana formado mayoritariamente por prelados favorables, que la unión con Roma fuese aprobada, esperando así recibir la ayuda occidental. Oshin murió en 1320, a los 38 años de edad, sin haber podido asegurar políticamente al reino, cuyos aliados mongoles y latinos chipriotas estaban enzarzados en guerras dinásticas.

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El fin de la dinastía Hethoumida

Su primogénito (de su primera mujer, la armenia Isabel de Korikos) fue coronado como Levon IV con sólo once años. Su tío materno y tutor Oshin Korikos se convirtió en regente. Casi inmediatamente el sultán de Egipto Al Qalawun invadió Cilicia con un gran ejército de mamelucos apoyados por turcos. El débil ejército armenio no pudo frenarles y saquearon a conciencia la región, llevándose numerosos cautivos. El catholicósConstantino II envió una misiva al papa Juan XXII solicitando ayuda. El papa escribió dos años más tarde al jan mongol Abu Said Bahador jan, pidiéndole ayuda para los armenios y solicitándole que se convirtiese al cristianismo, y envió dinero a Constantino II, que en cualquier caso ya había muerto en 1322. Fue elegido para sucederle el arzobispo Constantino III de Lampron, que había sido canciller real. El nuevo catholicós, decepcionado por el escaso éxito de la estrategia de acercamiento a los latinos (en diciembre de 1322 el papa Juan XXII había llamado a orar “por el alma de los armenios” pese a que formalmente estaban en comunión con él, lo cual causó una pésima impresión en el reino cilicio) decidió cambiar de estrategia y viajó en 1323 a Alepo a entrevistarse con el nuevo sultán Al-Nasir Muhammad. La reunión fue un éxito, y los mamelucos acordaron una tregua de quince años con Armenia, dando un respiro al castigado reino cristiano. Los días de dependencia de los mongoles (que además estaban convirtiéndose al islam y y volviéndose intolerantes a otras religiones) empezaban a alejarse. Constantino III de Lamprón murió en 1327 y el sínodo elevó a Jacob II de Tarso, sobrino del antiguo catholicósGrigor VII, adversario de la unión con Roma y partidario de un acercamiento a los mamelucos.

Oshin Korikos había acaparado todo el poder en el reino, ordenando la muerte de Isabel, tía del rey, y obligándole a casarse con Alicia Korikos, la hija que había tenido de su primera esposa Margarita de Ibelin. Con ella tuvo a su hijo Hethoum, pero apenas alcanzó la mayoría de edad en 1329, ordenó la ejecución de su tío Oshin y su hermano Constantino Korikos el Sparapet, enviando sus cabezas a las cortes mameluca y mongola, como bárbara señal de que ahora gobernaba él, y envenenó a su esposa Alicia. Levon IV era furiosamente prolatino, y favoreció la unión de la Iglesia armenia con Roma, reavivando los viejos recelos del clero y la nobleza, que se exacerbaron cuando en 1331, poco después de la muerte de su pequeño hijo Hethoum, se casó con Constanza de Sicilia, hija de Federico II de Aragón, rey de Sicilia (y nieta por tanto de Pedro III, rey de Aragón), viuda de Enrique II de Lusignan, rey de Chipre, con la que no tuvo hijos.

En 1337, al expirar la tregua, y aprovechando que el Iljanato de Persia había comenzado a descomponerse en guerras civiles tras la muerte del último jan Abu Said, el sultán Al-Nasir Muhammad invadió de nuevo Cilicia, conquistando Ayas. Levon IV decidió aceptar un tratado humillante por el cual cedía territorios al sultán y se comprometía al pago de una elevada indemnización y no tener nuevos tratos con los cruzados. Mas Levon, como sus predecesores, era un firme partidario de la unión con Roma, y aceptó varias peticiones disciplinares y teológicas (los llamados Desiderata) del papa Benedicto XII. Pero cuando intentó forzar al catholicós Jacob II a los firmara en nombre de la Iglesia apostólica, este se negó. Levon II trató de presionarlo, y Jacob II le amenazó en 1340 con excomulgarle, un escándalo sin precedentes en el reino armenio. En el verano de 1341 Levon II depuso a Jacob y obligó al sínodo a nombrarle un sucesor, en la persona de Mekhitar de Gerner, generando un enorme descontento entre nobles y clérigos. A finales de agosto de 1341, una conjura de nakharar y prelados de la corte acabó con la vida de Levon IV en Sis. Se puso fin así a la dinastía Hethoumida, que había regido la Pequeña Armenia durante ciento quince años, los del inicio de su declive.

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La dinastía latina Lusignan y el fin del reino de la Pequeña Armenia

A partir de ese momento el reino cilicio entró en una acelerada decadencia. Los señores armenios ofrecieron la corona a Juan de Lusignan, hijo de Isabel Hethoumida (la hija de Levon II y Keran), asesinada por el regente Oshin Korikos casi veinte años atrás, y Amalarico de Lusignan, Señor de Tiro y gobernador de Chipre. Juan inmediatamente la entregó a su hermano mayor Guido de Lusignan, que tras algunas vacilaciones la aceptó, tomando el nombre de Gosdantin o Constantino II, siendo el primer latino entronizado en Armenia. El nuevo monarca latino apenas gobernó tres años, hasta que fue asesinado en una revuelta el año 1344, sin dejar hijos varones. La corona entonces fue tomada por Constantino III, hijo de Balduino de Neghir, sobrino de Hethoum I, y primer marido de María hija del regente Oshin de Korikos, que trató de ejecutar a los sobrinos de su predecesor, Levon y Bemon (Bohemundo), hijos de Juan de Lusignan y Soldane de Georgia, pero estos escaparon a Chipre. En un intento de legitimarse por la aprobación papal, convocó en 1345 un concilio en Sis en el que el catholicósMekhitar de Gerner, en nombre de toda la Iglesia armenia, reconocía la supremacía del obispo de Roma e imponía algunas costumbres litúrgicas latinas, como mezclar agua con el vino durante la consagración, que los armenios repudiaban. En 1347 envió al depuesto Jacob II en una embajada a Aviñón, tanto para obtener el reconocimiento del papa Clemente VI como para recabar ayuda militar para el reino. Sin embargo, azotada por la peste negra y la guerra de los cien años, la Cristiandad latina atravesaba una crisis muy profunda, y el impulso de la época de las Cruzadas había quedado muy atrás. Únicamente las menguadas fuerzas de los caballeros hospitalarios podían auxiliar a los cristianos de Oriente en aquellos años.

Con los mongoles en retirada y el sultanato de Rum dividido en cada vez más emiratos independientes (entre los que ya comenzaba a destacar el de la dinastía de Osman en Bursa), los mamelucos apenas tenían oposición para su dominio en Oriente Próximo. Nuevas incursiones de los egipcios les entregaron la ciudad de Ayas en 1347, y los importantísimos puertos de Tarso y Adana en 1359. En 1355 había muerto el catholicós prolatino Mekhitar, y fue entronizado en su lugar el depuesto Jacob II, que ejerció el cargo rechazando la unión con el Papa hasta su muerte en 1359, cuando fue sucedido por Mesrop Artazetsi, obispo de Artaz. Este tuvo la delicada misión de mediar entre los armenios prolatinos, apoyados por la corte y parte de la nobleza, y aquellos aristócratas y prelados opuestos al acercamiento con el Papa, y en 1361 convocó una reunión de prelados que formalmente derogó las disposiciones unitaristas del sínodo de Sis de 1345.

Sin poder frenar la decadencia del reino, murió sin hijos Constantino III en 1362, y estalló una lucha por la sucesión. El rey de Chipre Pedro I de Lusignan intentó entronizar a Bemon, hijo de su pariente Juan de Lusignan, pero este murió durante un viaje a Venecia, y el nuevo rey fue su primo Constantino IV, hijo del nakharar (y también pariente del anterior monarca) Hethoum de Neghir el chambelán real, que se casó con la viuda de su predecesor María de Korikos, reforzando sus lazos con la nobleza. Aislado cada vez más por la presión mameluca, el nuevo rey buscó la ayuda de Chipre, cuyo rey Pedro se había destacado como ardiente luchador contra los musulmanes (en 1365 había llegado a saquear Alejandría). Aunque la flota chipriota y los generales armenios lograron algunos éxitos parciales contra los egipcios, a la muerte de Pedro de Lusignan en 1369, el último ímpetu cruzado murió con él. Constantino IV buscó a partir de entonces un tratado con el sultán para preservar lo poco que quedaba del reino, despertando el recelo de los nobles armenios prolatinos, que le asesinaron en 1373.

Al poco llegó a Armenia Levon V de Lusignan, el hermano pequeño de Bemon, patrocinado por el rey Pedro II de Chipre, hijo de Pedro I. Su reinado, el del último monarca de la Pequeña Armenia, fue breve y poco glorioso: tras ser derrotado por las superiores fuerzas mamelucas, se refugió en la fortaleza de Kapan, donde finalmente acabó rindiéndose en 1375, poniendo fin al reino cilicio de los armenios, tras doscientos noventa y siete años de independencia y ciento setenta y siete como reino reconocido por la Cristiandad. Los armenios de Cilicia quedaron sometidos a los mamelucos, como los de la Armenia Mayor llevaban desde 1335 sojuzgados por diversos clanes mongoles musulmanes, y posteriormente por la Horda de Oro, que habían sofocado sangrientamente varias rebeliones armenias y habían acabado con todas las grandes familias nobiliarias que aún quedaban, incluyendo los Zakarian, que desaparecen de los registros alrededor de 1360.

Por primera vez desde el año 858 antes de Cristo, con la primera dinastía de Urartu, no existía ningún rey armenio que reclamase o gobernase efectivamente algún territorio poblado por armenios. Más de dos mil doscientos años de diversas dinastías armenias en varios territorios, tanto en el Cáucaso como el abrigo de los Montes Tauro. Y más de mil de esos años como reino cristiano con su propia Iglesia Apostólica.

Levon V fue liberado por los mamelucos gracias a la intercesión del rey castellano Juan I de Trastámara. Tras viajar a Venecia y a la corte papal, recaló en Castilla, donde su patrocinador le otorgó el señorío de varias villas, entre ellas Madrid y Guadalajara. Murió en París en 1393 sin hijos varones, acabando con él la dinastía Lusignan de Armenia. Su primo lejano Jacobo I Lusignan de Chipre, pretendió reclamar su aspiración al trono titular de los armenios, pero nadie lo tomó en consideración, y en cualquier caso su dinastía fue destronada de Chipre en 1460, terminando también su andadura histórica.

1 comentario

  
Masivo
Estos artículos merecen recopilarse en un libro.
01/12/23 7:21 AM

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