Asimilación de la liturgia y transformación (Notas de espiritualidad litúrgica - XVII)

Asimilar la liturgia y su espíritu, beber de la espiritualidad litúrgica, es transformarse en Cristo por obra de su gracia y de su santo Espíritu. Esta transformación es una vida en el Espíritu Santo, es un culto espiritual, una liturgia viva y existencial, que no es nada teórica, sino muy concreta, en lo cotidiano de la vida, en lo ordinario y nada brillante de cada jornada.
La espiritualidad litúrgica, a medida que la asimilamos, nos transforma. Será una vida en el Espíritu Santo, con frutos concretos, obras de misericordia y virtudes que enriquecen el alma y la capacitan para bien obrar, para actuar según Dios.



El capítulo V de la Ordenación General del Misal Romano repasa y ofrece la normativa eclesial vigente sobre la “Disposición y ornato de las iglesias para la celebración eucarística”. También aquí, más que grandes novedades y cambios, hay precisiones, matices, que hemos de asumir.