8.06.21

Las Primeras Comuniones: distinguir entre participar e intervenir haciendo cositas (IV)

niños en su sitio

La confusión teológica y pastoral entre participar e intervenir, entre participar en la Misa y desempeñar un ministerio encuentra en las Primeras Comuniones un ejemplo evidente. Los niños van a recibir un Sacramento, participar de la Eucaristía comulgando por vez primera, y ese es su modo de participación, diferente de desempeñar o realizar ministerios o servicios litúrgicos (cantando, leyendo moniciones o peticiones, etc.) que otros deberán realizar para que los niños vivan mejor, con tranquilidad y sin nervios, la Misa de su Primera Comunión.

Traigo aquí a colación un artículo, realmente sensato, digno de ser pensado por sacerdotes y por catequistas en su formación; hay que reconocer la verdad de las cosas, corregir lo que se está haciendo mal y adquirir un sentido de la liturgia más hondo, sagrado y espiritual:

“Este ‘ardiente deseo de la santa madre Iglesia’ de que ‘mediante una educación adecuada’ se lleve a todos los fieles a aquella participación plena, consciente, activa y fructuosa en las celebraciones litúrgicas ha sido y viene siendo frustrada por una confusión fatal: identificar la mayor o menor participación en la liturgia con el mayor o menor protagonismo en la ejecución de ritos o acciones simplemente ministeriales…

En el fondo, este confusión a la que aludimos puede ser también la simple consecuencia de haber limitado durante sAiglos la liturgia a las acciones sagradas llevadas a cabo por el sacerdote en virtud de su potestad, acompañado en todo caso de algún ministro que de cerca le pudiese ayudar en su ejecución, mientras de ella quedaba marginado el pueblo, reducido a mero asistente…

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1.06.21

Epifanía de la Iglesia (Tu Catedral - III)

Catedral de sevillaVer una catedral, observarla sobresalir de entre los edificios circundantes de la ciudad, firme, fuerte, al paso de los siglos, es toda una epifanía de la Iglesia misma.

Es la presencia de la Iglesia en el mundo y entre los hombres va conducirlos a Cristo y la vida sobrenatural. ¿Acaso puede tener la Iglesia otro fin distinto, acaso puede reducirse a objetivos humanos y político-sociales? La catedral, elocuente, en el marasmo de la ciudad, señala a Cristo y su vida. Es un nuevo Cenáculo donde el Espíritu Santo actúa eficaz y generosamente y, saliendo de la catedral, la Iglesia predica, catequiza, anuncia, viendo cómo surgen nuevas conversiones, aparecen vocaciones nuevas, vitalidad renovada. Cada catedral es un Cenáculo donde, orando junto con la Stma. Virgen María, el Espíritu Santo se derrama desde el cielo a las almas, a la Iglesia, a la cual da vida, carismas, vocaciones, impulso, gracias, santidad.

Es la Iglesia misma. La catedral, cualquier catedral, nos lleva a pensar en el Misterio mismo de la Iglesia, en su naturaleza, en su vocación, en su misión. Tal como la quiso Cristo mismo, su Esposo, su Cabeza, su Señor, que por Ella murió en la cruz para agraciarla y embellecerla (cf. Ef 5, 21ss).

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25.05.21

Las «oraciones secretas» de la Misa, ¿secretas, secretísimas o ignoradas?

porunfdamente inclinado Hay oraciones “secretas” en la Misa, que acompasan el ritmo espiritual de la Santa Misa para el sacerdote que la celebra, aunque en muchos casos estas “oraciones secretas” son tan secretísimas, que se omiten, no se recitan, no se hacen las pausas necesarias para que el sacerdote pueda rezarlas.

Pero las oraciones secretas poseen un gran valor: ayudar al sacerdote a vivir espiritualmente la Misa, a oficiar rezando él el primero, como auténtico orante, y no como protagonista, o showman realizando un espectáculo para los demás. Las oraciones secretas ayudan a descubrirse ante Dios, situarse ante la Santa Trinidad, calmar el ritmo, recoger el alma: el sacerdote –o el obispo- ha de ser el primero en ser orante, en ser consciente de la grandeza del Sacrificio eucarístico, en desprenderse de lo que lo estorbe para subir, ascender, hacia Dios.

Estas oraciones secretas –llamadas “apologías” originariamente- requieren algo más que una pura recitación mental; se pronuncian materialmente con los labios, pero en un tono de voz bajísimo, audible sólo por uno mismo y, como mucho, por el acólito que esté al lado en ese momento. Esto ayuda, sin duda alguna, a recitarlas más conscientemente, sabiendo que lo que se dice, sin distraerse. También hay que evitar el extremo contrario: la costumbre de algunos de rezarlas en voz alta con el micrófono para que todos las recen, o las escuchen… en lugar de respetar el silencio de los fieles y no convertir la Misa en constante palabrerío en voz alta para todo y en todo momento.

Hagamos el recorrido por estas oraciones secretas: cuáles son y en qué momento se rezan.

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18.05.21

Las Primeras Comuniones: su liturgia paso a paso (III)

primeras comuniones Ya sé que es delicado lo que vamos a abordar; que muchas sensibilidades se pueden sentir heridas y molestísimos los que van creyéndose que son “pastoralistas-más-que-nadie” y hacen la liturgia a su aire; otros tal vez queden boquiabiertos y descolocados porque jamás han pensado estas cosas y creían que estaba bien lo que siempre veían y ellos han seguido repitiendo. ¡Paciencia, catequistas, pastores y catequetas! Lean sin prejuicio. Y entremos todos juntos en el sentido y la normativa de la liturgia, que sí es pastoral.

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Aunque la mentalidad está muy afianzada en parroquias y en catequistas de cómo hay que celebrarlas, con bastante dosis de autorreferencialidad, hay que revisar la práctica, mejorarla, asimilar lo que la liturgia enseña y empezar a ajustar elementos y potenciar esta Misa como una Misa solemne y parroquial, no como una fiesta infantil o una Misa pueril.

Intentemos inculcar sentido litúrgico y sentido común ante tantos excesos como se ven por todas partes:

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11.05.21

Los Agnus Dei de cera

pío xii agnus deiHermosa tradición, antigua, ya casi en desuso, fue la elaboración de medallones de cera, con la imagen del Agnus Dei impresa, grabada, y que se fabricaban con simbólico ritual con la cera del Cirio pascual del año precedente.

  La Iglesia ha tenido ritos simbólicos muy expresivos y merecen ser conocidos para empaparnos bien de lo que fueron nuestras tradiciones. Muchas de ellas se han perdido, o se han suprimido sin más, empobreciendo todo el tejido simbólico de la liturgia, de devociones y de piedad. Y… ante tantas ausencias, se inventan cosas y ritos nuevos para distintos momentos en la vida pastoral, catequética y litúrgica.

   Dom Guéranger, en su “L’année liturgique[1] bien explica la historia y el sentido de estos Agnus Dei:

    “El Miércoles de Pascua es célebre en Roma por la bendición de los Agnus Dei: ceremonia que realiza el Papa el primer año de su Pontificado y después cada siete años.

    Los Agnus Dei son discos de cera en los cuales se graba, por un lado la imagen del Cordero de Dios, y por el otro la de algún santo. El uso de bendecirlos, en la fiesta de Pascua, es muy antiguo; se encuentran vestigios en los monumentos de la liturgia desde el siglo VII; y cuando en 1544 en Roma se abrió la tumba de la emperatriz María, mujer de Honorio e hija de Stilicon, fallecida antes de mitad del siglo V, se encontró en ella uno de estos Agnus Dei, semejante a los que el Papa bendice todavía hoy.

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