InfoCatólica / Liturgia, fuente y culmen / Categoría: Año litúrgico

11.05.21

Los Agnus Dei de cera

pío xii agnus deiHermosa tradición, antigua, ya casi en desuso, fue la elaboración de medallones de cera, con la imagen del Agnus Dei impresa, grabada, y que se fabricaban con simbólico ritual con la cera del Cirio pascual del año precedente.

  La Iglesia ha tenido ritos simbólicos muy expresivos y merecen ser conocidos para empaparnos bien de lo que fueron nuestras tradiciones. Muchas de ellas se han perdido, o se han suprimido sin más, empobreciendo todo el tejido simbólico de la liturgia, de devociones y de piedad. Y… ante tantas ausencias, se inventan cosas y ritos nuevos para distintos momentos en la vida pastoral, catequética y litúrgica.

   Dom Guéranger, en su “L’année liturgique[1] bien explica la historia y el sentido de estos Agnus Dei:

    “El Miércoles de Pascua es célebre en Roma por la bendición de los Agnus Dei: ceremonia que realiza el Papa el primer año de su Pontificado y después cada siete años.

    Los Agnus Dei son discos de cera en los cuales se graba, por un lado la imagen del Cordero de Dios, y por el otro la de algún santo. El uso de bendecirlos, en la fiesta de Pascua, es muy antiguo; se encuentran vestigios en los monumentos de la liturgia desde el siglo VII; y cuando en 1544 en Roma se abrió la tumba de la emperatriz María, mujer de Honorio e hija de Stilicon, fallecida antes de mitad del siglo V, se encontró en ella uno de estos Agnus Dei, semejante a los que el Papa bendice todavía hoy.

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20.04.21

Cada año se estrena el cirio pascual

cirio pascual

Es para preocuparse, y se le queda a uno cara de póker, imperturbable, estupefacto, cuando sacristán o sacristana, seglar o consagrado, te comenta entusiasmado antes de la Vigilia pascual: “¡Y este año el cirio pascual es nuevo!” No dices nada, sonríes educadamente y tragas saliva pensando: “¿este año? ¿Los demás años no es nuevo? ¡Ay, Dios mío, dónde me han metido para celebrar!”

La santa Pascua del Señor es la novedad de vida nueva y resucitada: Cristo, resucitando, todo lo renueva, hace nuevas todas las cosas y da vida nueva a quienes se unen a Él por el bautismo.

Todo es nuevo. La creación entera renace: es la primavera y la primera luna llena; la Pascua del Señor repercute en el orbe entero, en la naturaleza y en el cosmos. Pasa el frío, la tierra reseca, el invierno y su letargo, y renace la vida, los árboles, las hojas y las flores, la luz vence la tiniebla y los rayos del sol derriten las nieves y expulsa el frío.

Así como la Pascua es nueva, y Cristo todo lo renueva (cf. Ap 21,5) con su poder salvador, así en la liturgia pascual todo expresa esta novedad de Vida y Resurrección.

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13.04.21

Fuego nuevo de la Vigilia pascual

Es bueno conocer algo de la historia de los ritos para captar su significado cuando aún hoy realizamos antiguas y bellísimas ceremonias así como meditar en los textos litúrgicos que se rezan en esos ritos y ceremonias.

Al entender las hermosas ceremonias de la Iglesia, no las modificaremos porque resulten extrañas, sino que las viviremos con más profundidad, las realizaremos más fielmente y con más cuidado. Son bellas, son tradicionales, son solemnes: así son las ceremonias y ritos de la liturgia y a ello responden sus elementos, como el cirio pascual, con su sentido cristológico, su gran cruz central, el Alfa y la Omega, el año en curso y los cinco granos de incienso. Pero antes, el fuego encendido, fuego nuevo, rompe la oscuridad, y es bendecido.

Hay que preparar una “hoguera en un lugar fuera de la iglesia donde se reúna al pueblo” (CE 336 a), donde también están “carbones encendidos” para el incensario (CE 336 b) y asimismo preparar una mecha (o pabilo) para tomar el fuego nuevo y encender luego el cirio pascual.

Es un rito que ha de ser expresivo, sin ser desmesurado (no es la fogata de un campamento), ya que es una primera parte introductoria, no central y todo debe guardar su medida y equilibrio para celebrar la santa Vigilia:

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31.03.21

Recordemos rúbricas del Viernes Santo, ¡para hacer bien las cosas!

postración

El Viernes Santo tiene un oficio litúrgico grave y solemne, austero y lleno de majestad, con la Pasión del Señor y la adoración de su santa Cruz. Aquí y allá, en un lado y en otro, y más aún con las redes sociales, se ven celebraciones litúrgicas en ese día que distan mucho de seguir las rúbricas, aquello que marca la Iglesia. Por eso, destaquemos algunos puntos, repasemos algunas rúbricas, interioricemos algunos de sus principios.

Reina una cierta desolación en el templo:

  • el altar está sin manteles, desnudo
  • no hay candelabros ni cirios encendidos en el presbiterio
  • no hay cruz: recordemos cómo al terminar la Misa en la Cena del Señor, se despojó el altar de manteles y se retiró la cruz y los candelabros. La cruz para la adoración se traerá después, pero no puede estar a la vista de todos ya en el presbiterio, perdiendo el simbolismo de traerla y desvelarla; es de una gran pobreza ritual que desde el principio esté un Crucificado grande tapado con un paño rojo: cf. la cruz está preparada “en un lugar conveniente” CE 315 (cf. Misal Romano, Viernes Santo, rúbrica n. 2). Por eso la postración inicial se hace no ante ninguna cruz o Crucificado (incluso tapado), sino se realiza ante el altar desnudo.
  • El obispo preside con la mitra blanca, sencilla, sin el anillo –la Iglesia Esposa está de duelo- y sin el báculo.

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28.03.21

Invitación a la Semana Santa y Pascua

cristo buena muerte ¡Semana mayor!, la gracia de la santificación a raudales y su culmen, la santa Pascua.

No se han de desperdiciar tantos Misterios de amor de Dios como se hacen presentes desde el Domingo de Ramos a la santa Resurrección.

Liturgias distintas, a cada cual más llamativa, más envolvente, subiendo en escala hasta llegar al Triduo pascual, acompasados, marcados los ritmos, por el Oficio divino que canta Laudes y Vísperas, que medita con el Oficio de lecturas, sus salmos, lecturas y responsorios (más aún en su forma tradicional de Oficio de tinieblas), nutriendo el alma, conduciéndola, guiándola.

Van a llegar esos días grandes y santos; está próximo el Triduo pascual. El corazón del año litúrgico palpitando con Jesucristo en su pasión y gloria, Aquel que es el mismo ayer y hoy y siempre. La Iglesia Esposa se va a deleitar en la liturgia de estos días santos con amor esponsal. No se mirará a sí misma, ni vivirá para predicar o evangelizar esos días, sino que entrará en la cámara santa, para vivir la Semana mayor con los ojos vueltos sólo al Esposo Jesucristo.

Dispondrá la Iglesia a sus hijos, a las almas fieles, para que vivan muy unidos a Cristo en su Pascua, muriendo a nuestros pecados, convirtiéndonos, y viviendo en gracia.

Dispondrá la Iglesia Madre que sus hijos oren, mediten, y se entreguen a Cristo viviendo, asistiendo, participando, integrándose, en las grandes liturgias de estos días.

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