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14.04.23

El óleo de catecúmenos, aceite que fortalece

uncion catecumenoFinalmente, un tercer óleo, llamado algunas veces “óleo de exorcismo” y comúnmente ahora “óleo de los catecúmenos” –en Oriente, óleo de alegría-, destinado a las unciones de aquellos que se preparan a la Iniciación cristiana.

Es ésta una unción de combatiente; fortifica al catecúmeno para la lucha suprema contra las potencias del mal, disponiéndolo a la renuncia a Satanás, a la profesión de fe cristiana y a sumergirse en las aguas bautismales.

Antes de bendecir el agua bautismal, los catecúmenos reciben una unción pre-bautismal; “los ritos sirio, maronita y caldeo tienen en este momento una primera unción con óleo en la frente, uso ya atestiguado en el ritual de Teodoro de Mopsuestia… El rito copto, que ha desnudado a los catecúmenos desde su entrada en el bautisterio, sitúa la gran unción prebautismal antes de la consagración del agua”[1].

En el rito hispano-mozárabe, el Domingo de Ramos es un día de especial intensidad para los catecúmenos. Durante el oficio matutino se les realizará el rito del epheta, un exorcismo, la signación y serán ungidos con el óleo trazando el signo de la cruz en las orejas y en la boca mientras el Obispo recita la fórmula Epheta[2]; “por esta razón la epístola del día siguiente, lunes, comienza con estas palabras de San Juan: unctionem quam accepistis[3]. La importancia del óleo para los catecúmenos este Domingo de Ramos hace que se le llame a esta Domínica “dies unctionis”[4].

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18.03.23

Nueva fase para la participación en la liturgia

Hacer cosas o intervenir, es un nivel muy pobre de participar. De hecho, con ese concepto de participación, hemos rebajado la liturgia, la hemos ido secularizando, haciéndola extraña y ajena a sí misma, irreconocible.

Sin embargo, va surgiendo cada vez más un deseo, y lo experimentan muchos, de una liturgia que tenga una atmósfera distinta, más orante y contemplativa. ¡Bastante ruido hay ya en el mundo! ¡Demasiadas palabras, opiniones, tertulias, debates! ¡Mucha aceleración y activismo!

En la liturgia entramos en la paz de Cristo, en su sosiego, en su Corazón. Es lo distinto de lo mundano.

Se busca, y es lo propio de la liturgia, un ámbito santo de encuentro con Dios y donde Dios se revela, actúa y santifica. Por tanto un espacio religioso, sagrado, no vulgar, ni ruidoso, ni mundano, ni profano. Es un espacio transfigurado: ¡ante Dios!

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4.03.23

Asimilación de la liturgia y transformación (Notas de espiritualidad litúrgica - XVII)

Asimilar la liturgia y su espíritu, beber de la espiritualidad litúrgica, es transformarse en Cristo por obra de su gracia y de su santo Espíritu. Esta transformación es una vida en el Espíritu Santo, es un culto espiritual, una liturgia viva y existencial, que no es nada teórica, sino muy concreta, en lo cotidiano de la vida, en lo ordinario y nada brillante de cada jornada.

La espiritualidad litúrgica, a medida que la asimilamos, nos transforma. Será una vida en el Espíritu Santo, con frutos concretos, obras de misericordia y virtudes que enriquecen el alma y la capacitan para bien obrar, para actuar según Dios.

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25.02.23

Unidad de vida (Notas de espiritualidad litúrgica - XVI)

La espiritualidad litúrgica va logrando en las almas que haya una integración, una unidad de vida, coherencia y no dispersión, entre los momentos en que se vive y se celebra la liturgia y el después, la vida cotidiana que se transforma en liturgia existencial, en culto espiritual a Dios (cf. Rm 12,1).

Benedicto XVI se refiere a la Eucaristía, de forma bellísima, afirmando que crea en nosotros una “forma eucarística de la vida cristiana”, y por extensión se puede aplicar a toda la vida litúrgica, sacramental y orante, por ejemplo, y especialísimamente, en el Oficio divino o Liturgia de las Horas:

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19.02.23

La liturgia hace crecer a la Iglesia y es su vida

El crecimiento de la Iglesia supone mirar bien cuál es su naturaleza y su misión. Si fuera algo humano, un proyecto religioso, una estructura de beneficencia, crecería si se diese un buen organigrama, con una planificación y métodos de inteligente propaganda, así como una imagen muy moderna, contemporánea y adaptada a las modas ideológicas del momento.

Pero es evidente que las cosas no son así, que la Iglesia no es esa moderna organización humana y que el marketing no logra nada. Tampoco el populismo alcanza nada bueno.

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