Candidato homosexual a la presidencia irlandesa abandona tras apoyar la pedofilia y a un pederasta
Hasta hace un par de semanas las palabras que acompañaban a David Norris eran «candidato homosexual». Hoy en la inmensa mayoría de titulares se ha caído lo de homosexual, ¡qué casualidad!
El senador Norris, homosexual declarado, se presentaba como candidato independiente a la presidencia de la República de Irlanda, un puesto político de segunda fila pero protocolariamente muy importante. Según las encuestas tenía todas las de ganar. Idolillo de la izquierda europea y por supuesto del lobby homosexualista. Sus posturas en contra de la vida y la familia son bien conocidas.
Pero poco a poco su estrella se fue apagando según se dibujaba en su perfil el apoyo a la pedofilia. Primero fue H. L. Burke, que rescató una entrevista de 2002 en Magill en la que Norris alababa la institución griega de la pederastia, aunque repudiaba la fuerza para tener relaciones sexuales con menores —faltaría más, ¡qué nivel!— «el asunto de la edad legal (para mantener relaciones sexuales) no era blanco o negro»
Cuando dos personas tienen relaciones sexuales y una de ellas está ligeramente por debajo de la edad legal, la judicatura debe tener poder para examinar el llamado principio de consentimiento en la relación

La convocatoria de elecciones el 20-N dejará algunos estrambotes. El más pintoresco será sin lugar a dudas que ‘cara-cartón‘ Gabilondo será el único periodista orgánico que cantará el final de sus dos regímenes y además en las mismas fechas. Supongo que el ‘presidente en funciones‘ nos alegrará la vida con un sonoro: «¡Españoles!, ZP ha muerto» [políticamente, of course].
Escándalo y necedad la llamó San Pablo. Y parece que el Bachiller Carrasco tenía razón «stultorum infinitus est numerus». Un grupito de ateos estadounidenses ha presentado una demanda judicial para que se retire una cruz del monumento a las víctimas del 11-S: dos vigas cruzadas encontradas entre los escombros del World Trade Center.
Creo que hace falta un planteamiento elemental, accesible a cualquiera, independiente de conocimientos científicos o teológicos, que pocos poseen, de una cuestión tan importante, que afecta a millones de personas y a la posibilidad de vida de millones de niños que nacerán o dejarán de nacer.
Leo un interesante artículo en
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