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9.07.21

Directivos con corazón de padre

Directivos con corazón de padre es el título de la ponencia que impartí en el Curso de Formación de Directivos de la Fundación Educatio Servanda el 9 de julio de 2021.


Patris corde es el título de la carta apostólica que publicó el Papa Francisco el 8 de diciembre de 2020, con motivo del 150 aniversario de la declaración de san José como patrón de la Iglesia Universal.

La carta empieza así:

Con corazón de padre: así José amó a Jesús, llamado en los cuatro Evangelios «el hijo de José».

Partiendo de esa carta, quisiera resaltar, en el contexto de esta formación de directivos de la Fundación Educatio Servanda, tres aspectos de san José que me parecen de especial importancia para todos nosotros: el primero, que san José es padre; el segundo, que José es humilde y obediente a la voluntad de Dios; y, por último, que san José es educador.

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23.06.21

¡Oh monte, oh fuente, oh río!

¡Oh monte, oh fuente, oh río!
¡Oh secreto seguro, deleitoso!
Roto casi el navío,
a vuestro almo reposo
huyo de aqueste mar tempestuoso.


Mi navío está casi roto, así que huyo de este mar tempestuoso hacia el reposo maternal de mi lugar secreto, seguro y deleitoso: el de mi monte, el de mi fuente, el de mi río, el de mi pequeña iglesia, el de mi aldea perdida.

Todo lo que tenía que decir está dicho. Los liberales seguid siendo liberales. Los conservadores y democristianos seguid siéndolo. Los ateos nietzscheanos, los libertinos inmorales, seguid en vuestro hedonismo desenfrenado. Allá vosotros. Queréis autodeterminaros; queréis ser dioses de vosotros mismos; queréis ser vuestros dueños y señores… ¿No queréis cumplir la voluntad de Dios, sino la vuestra? Adelante.

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18.06.21

Impresentable

Dice el comunicado de los obispos catalanes sobre el indulto a los traidores sediciosos catalanes:

«Como hemos afirmado en numerosas ocasiones, nos mostramos convencidos de la fuerza que tienen el diálogo y las medidas de gracia en todas las situaciones de conflicto. Creemos que el logro de un recto orden social que permita el desarrollo armónico de toda la sociedad necesita algo más que la aplicación de la ley.

Es por este motivo que hay que proponer el diálogo siempre como vía efectiva que da respuesta a la esperanza de resolver las divisiones. Si el diálogo es serio, capaz y abierto, y si se admite que dialogar siempre significa renunciar a las propias exigencias para encontrarse en el camino con las renuncias del otro, habrá avances. Además, avanzar teniendo sentimientos de misericordia y perdón sinceros, respetando la justicia, ayudará a que los acuerdos que todos esperamos se logren pronto.

Hay que imaginar una solución satisfactoria que se aleje de actitudes inamovibles que no ayudan a construir armónicamente la sociedad. Será entonces cuando se irán venciendo las dificultades y la capacidad de diálogo empezará a aportar posibles soluciones».

Este comunicado que acaban de emitir los obispos catalanes a favor de los indultos a los políticos independentistas presos no hay por dónde cogerlo. Calificativos como “lamentable”, “indignante” o “patético” se me quedan cortos para referirme a tal declaración.

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16.06.21

Resilientes, inclusivos, sostenibles y saludables

Dice la ministra de educación, Isabel Celaá, que España “suele penalizar los errores” por “tradición", en lugar de “convertirlos en resiliencia".

Según el Diccionario de la RAE, la “resiliencia” es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a las situaciones adversas; o la capacidad de un material de recuperar su estado inicial cuando cesa la perturbación a la que había estado sometido.

Convertir los errores en resiliencia, en el ámbito educativo, consiste, para que usted se entere, en que todos los niños y jóvenes aprueben, aunque no sepan nada de nada; consiste en que nadie debe repetir curso y en que todos los españoles tengan el derecho a una carrera universitaria y dos posgrados, por lo menos. Así empoderamos a nuestros jóvenes para que puedan ser felices disfrutando de una renta básica universal y una solución habitacional. Todos tenemos derecho a un título, a una casa, a un sueldo y a disfrutar de la vida.

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10.06.21

La Escuela Católica

La vida tiene sentido

Dios es el principio y el fin último de todo el universo. Y el hombre debe dirigir su mente y su conducta hacia la única meta de la perfección, que es Dios mismo. Como dice San Agustín: Nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti. Hemos sido creados por Dios y para Dios y por ello aspiramos a la justicia, a la paz, al bien, a la verdad y a la belleza, que son atributos del Creador. Nuestra verdadera patria es el cielo y no estaremos satisfechos ni seremos plenamente felices hasta que lleguemos a esa deseada “morada sin pesar”[1]

El pecado original ha provocado efectos devastadores: la privación de la gracia, la pérdida de la bienaventuranza, la ignorancia, la inclinación al mal, todas las miserias de esta vida y, en fin, la muerte [2]. Después del pecado original, el hombre no podría salvarse, a no ser por la misericordia de Dios. Y esa misericordia consistió en la encarnación del Hijo de Dios para liberar al hombre de la esclavitud del demonio y del pecado. Todos nacimos esclavos y hemos sido comprados al precio de la preciosísima sangre de Cristo.

“El pueblo que andaba a oscuras vio una luz grande. Los que vivían en tierra de sombras, una luz brilló sobre ellos.” Isaías 9, 1-2.

“Pues de su plenitud recibimos todos gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por Moisés; la gracia y la verdad vino por Jesucristo.” Jn. 1, 16-17

Cristo pagó con su sangre el precio de nuestra redención, el precio de nuestra liberación de la esclavitud del pecado y, así, nos abrió las puertas del cielo y dio la esperanza de la salvación a cuantos creen en su Nombre:

“Vino a los suyos, pero los suyos no le conocieron. Pero a cuantos le recibieron les dio poder de convertirse en hijos de Dios, a aquellos que creen en su nombre”. Jn. 1, 11-12.

“Si por el delito de uno solo murieron todos ¡cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos! Así pues, como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno solo procura toda la justificación que da la vida.” Romanos 5, 15, 18

La vida tiene sentido: hemos sido creados por Dios y para Dios. Y vivimos para dar gloria y alabanza a Dios, amándolo a Él sobre todas las cosas y al prójimos como a nosotros mismos, y así salvar nuestra alma. En Dios vivimos, nos movemos y existimos. Nuestra esperanza es Cristo. Él es el alfa y la omega, el principio y el fin. Todo fue hecho y es hecho por Él y para Él. No hay otro Salvador que Nuestro Señor Jesucristo. Esa es nuestra fe. Y la fe es necesaria para nuestra salvación. El Señor mismo lo afirma:

“El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará” (Mc 16,16). (Catecismo 183).

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