¿Escuelas Católicas?

Pío XI explicaba en 1929 cuál es el fin propio e inmediato de la escuela católica:

80. El fin propio e inmediato de la educación cristiana es cooperar con la gracia divina en la formación del verdadero y perfecto cristiano; es decir, formar a Cristo en los regenerados con el bautismo, según la viva expresión del Apóstol: Hijos míos, por quienes sufro de nuevo dolores de parto hasta ver a Cristo formado en vosotros (Gál 4,19). Porque el verdadero cristiano debe vivir la vida sobrenatural en CristoCristo, vuestra vida (Col 3,4), y manifestarla en toda su actuación personal: Para que la vida de Jesús se manifieste también en nuestra carne mortal (2Cor 4,11).

81. Por esto precisamente, la educación cristiana comprende todo el ámbito de la vida humana, la sensible y la espiritual, la intelectual y la moral, la individual, la doméstica y la civil, no para disminuirla o recortarla sino para elevarla, regularla y perfeccionarla según los ejemplos y la doctrina de Jesucristo.

(Encíclica Divini Illius Magistri)

Las escuelas católicas tienen que transmitir la verdadera fe de la Iglesia y así, contribuir a que los niños caminen hacia el fin para el que han sido creados, que es Dios mismo. Las escuelas católicas tienen que ayudar a la salvación de las almas de los niños y jóvenes, enseñándoles a vivir piadosamente, como buenos cristianos.

Cristo es la roca firme que ha de cimentar nuestros colegios. Porque si las instituciones educativas católicas pretenden asentarse sobre otro cimiento que no sea Cristo, se hundirán irremediablemente. Y eso es lo que está pasando con muchas de las escuelas nominalmente católicas: que en lugar de ser medios de salvación, se están convirtiendo en antros de pecado, de depravación y de perdición para los niños. Suena fuerte pero es lo que hay.

El Pacto Educativo Global: la escuela antropocéntrica

La mayoría de las escuelas católicas ha quitado a Cristo del centro, se han olvidado de su principio y fundamento y de la finalidad para la que fueron creadas. Y han cambiado a Nuestro Señor por “la persona” y la Agenda 2030.

Las escuelas católicas dicen ahora que deben plantearse objetivos muy distintos al de toda la vida, que consistía en llevar almas a Cristo. Ahora se propone un Pacto Educativo Global que pretende, literalmente, lo siguiente:

  1. Poner en el centro de todo proceso educativo formal e informal a la persona, su valor, su dignidad, para hacer sobresalir su propia especificidad, su belleza, su singularidad y, al mismo tiempo, su capacidad de relacionarse con los demás y con la realidad que la rodea, rechazando esos estilos de vida que favorecen la difusión de la cultura del descarte.
  2. Escuchar la voz de los niños, adolescentes y jóvenes a quienes transmitimos valores y conocimientos, para construir juntos un futuro de justicia y de paz, una vida digna para cada persona.
  3. Fomentar la plena participación de las niñas y de las jóvenes en la educación.
  4. Tener a la familia como primera e indispensable educadora.
  5. Educar y educarnos para acoger, abriéndonos a los más vulnerables y marginados.
  6. Comprometernos a estudiar para encontrar otras formas de entender la economía, la política, el crecimiento y el progreso, para que estén verdaderamente al servicio del hombre y de toda la familia humana en la perspectiva de una ecología integral.
  7. Salvaguardar y cultivar nuestra casa común, protegiéndola de la explotación de sus recursos, adoptando estilos de vida más sobrios y buscando el aprovechamiento integral de las energías renovables y respetuosas del entorno humano y natural, siguiendo los principios de subsidiariedad y solidaridad y de la economía circular.

Hemos pasado del celo por salvar las almas de los niños y jóvenes, a predicar la ecología integral para cuidar a la Madre Tierra. Ahora la educación ha de ser inclusiva, sostenible y resiliente.

Como ven, en estos objetivos hay un poco de todo: mucho antropocentrismo, un barniz de utopía pacifista, estilo “Imagin”; una pizca de feminismo, mucho progresismo alternativo y la guinda de la ecología integral. Todo, menos Cristo. Dios no aparece por ninguna parte. Aquí el cielo se plantea en la Tierra; el paraíso, en una sociedad utópica con tintes comunistas y una lucha de clases disfrazada de acogida a los marginados. Pero, en definitiva, se trata de que la educación contribuya a un cambio social, económico y político idéntico al que propugna la ONU en sus objetivos del milenio, el Foro Económico Mundial (Foro de Davos) o el Club Bilderberg. El nuevo paradigma de la iglesia quiere cambiar el mundo, al mejor estilo revolucionario: libertad, igualdad y fraternidad. Pero nada de salvar almas ni de vida eterna ni de cielo ni, mucho menos, de infierno (eso ha quedado desterrado para siempre): todo inmanente, todo de tejas para abajo. Del más allá, de Dios, de Jesucristo, nada de nada.

Hemos cambiado a Cristo por un antropocentrismo que se ha olvidado del pecado original y de la necesidad de redención. Hemos cambiado a Nuestro Señor por la ideología dominante: por el Pensamiento Único, por el Globalismo totalitario con pretensiones de “gobernanza mundial”, por los Objetivos del Milenio y la Agenda 2030. En la mayoría de nuestras escuelas, en un tiempo católicas, hoy se enseña Ideología de Género, se inculcan los postulados del lobby LGTBI, se normaliza el matrimonio homosexual, se difunde el multiculturalismo y el indiferentismo religioso (todas las religiones son igual de buenas para la salvación: de hecho, todos se salvan sin necesidad de fe ni de bautismo); y se promueve una fraternidad universal patéticamente utópica y fuera de la realidad. Porque no hay más fraternidad que la de los hijos de Dios que nacen por el agua y el Espíritu: la fraternidad de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo. Y no habrá verdadera paz hasta que todos los hombres y todas las naciones se conviertan y reconozcan a Cristo como único y verdadero Rey. Por eso, los misioneros siempre han dado su vida por anunciar el Evangelio (recordemos a San Francisco Javier), mostrando un celo apostólico infatigable: resultaba urgente salvar almas. Y solo Cristo salva.

Así lo afirmaba Pío XI en la Encíclica Quas Primas:

En la primera encíclica, que al comenzar nuestro Pontificado enviamos a todos los obispos del orbe católico, analizábamos las causas supremas de las calamidades que veíamos abrumar y afligir al género humano.

Y en ella proclamamos Nos claramente no sólo que este cúmulo de males había invadido la tierra, porque la mayoría de los hombres se habían alejado de Jesucristo y de su ley santísima, así en su vida y costumbres como en la familia y en la gobernación del Estado, sino también que nunca resplandecería una esperanza cierta de paz verdadera entre los pueblos mientras los individuos y las naciones negasen y rechazasen el imperio de nuestro Salvador.

El liberalismo, el marxismo, el feminismo, el ecologismo político, la ideología de género, los postulados LGTBI son ideologías enemigas de Cristo y de su Iglesia Santa. Toda la bazofia ideológica de la modernidad ha entrado en las escuelas de la Iglesia, ante la pasividad de tantos prelados y el entusiasmo de muchos. Por eso, los Objetivos del Milenio y la Agenda 2030 han entrado incluso en los contenidos de la asignatura de Religión Católica; y por eso, hay universidades que admiten el aborto; y hay curas y frailes que justifican la eutanasia e instituciones educativas nominalmente católicas que aplauden el matrimonio homosexual; y curas y obispos que bendicen parejas homosexuales.

Ante este estado calamitoso de cosas, a mí me hierve la sangre de indignación y celo por mi Señor. Le están robando y destrozando las escuelas a Cristo para ponerlas al servicio del Anticristo. Por ello, yo, como fiel católico, director y profesor, juro no apartarme de la Santa Doctrina de la Iglesia ni caer nunca en los errores modernistas, naturalistas y liberales; ni pactar jamás con las ideologías de este mundo. Al contrario, juro combatir los errores contra la sana doctrina católica así como las ideologías enemigas de Dios, mientras el Señor me dé vida y fuerzas para ello. Me negaré siempre a aceptar cualquier intromisión ideológica que atente contra los principios morales del Catecismo y que suponga una traición a Cristo y a su Iglesia. Y mi único objetivo no ha de ser otro que el de amar y servir con humildad y con el auxilio de la gracia, para conducir, desde la Verdad y la Caridad, a todas las almas a Cristo. Porque el fin último de la Iglesia y de las Escuelas Católicas es ese: la salvación de las almas.

Conclusión

En el nombre de Dios, suplico a los obispos de la Iglesia Católica que protejan a sus fieles del veneno de las herejías.

En el nombre de Dios, ruego que nuestros obispos y nuestros sacerdotes, por la gracia de Dios, se mantengan fieles a la doctrina que la Iglesia predicó siempre en todas partes y enseñen las verdades de la fe en comunión con los santos y doctores de la Iglesia.

En el nombre de Dios, exijo que los obispos impidan que las escuelas católicas se conviertan en antros de perdición donde se destruya la inocencia y se perviertan las almas de los niños.

En el nombre de Dios, apelo a que en las escuelas católicas el centro sea Cristo y nadie más que Cristo.

En el nombre de Dios, pido que en las escuelas de la Iglesia Católica se deje de enseñar ideología de género y homosexualismo político.

En el nombre de Dios, reclamo que la Iglesia condene y combata con contundencia los llamados Objetivos del Milenio y la Agenda 2030, que es ideología del Anticristo que promueve el aborto, la eutanasia y toda la basura ideológica masónica de la modernidad.

En el nombre de Dios, pido a los obispos y a los sacerdotes que promuevan la unidad en la santa doctrina, rechacen el modernismo y tengan celo por la salvación de las almas.

En el nombre de Dios, no rehúyan el combate de la fe y planten cara a las herejías, levanten la voz y llamen a la comunión y a la unidad en Cristo. Clamen, griten en el nombre de Dios. Piensen que tendrán que rendir cuentas ante el Altísimo. Tengan temor de Dios y celo por las almas que les han sido encomendadas.

19 comentarios

  
Cos
Solo discrepo de una cosa del artículo, y es sobre los tintes comunistas. Si en la exposición de objetivos proclaman el principio de subsidiariedad como guía del orden civil, entonces no hay peligro de comunismo. Eso siempre que entiendan correctamente el principio de subsidiariedad, claro.

"Poner en el centro de todo proceso educativo formal e informal a la persona",
Tal y como dice el artículo, ¿en esa persona también está el pecado y la cruz? ¿La necesidad de redención y de gracia?¿Verdad que no? Si al menos esa persona fuera una persona cristiana tendría un pase, pero ni eso. El endiosamiento de la persona -¡que es digna y hermosa ...!-. Y, seguro, que será la persona de hoy en día, claro, que las de antes ya se sabe que estaban todavía sin desbastar.



18/12/22 5:17 AM
  
Sergio P.
No veo nada realmente malo en esos puntos. Especialmente concuerdo en el papel primero y central de la familia. Es la implementación lo aberrante, usando el respeto a la dignidad humana como excusa.
18/12/22 6:46 AM
  
Sergio P.
Y lo de la economía justa y el retorno a la vida sobria del hombre tradicional lo decía, entre otros, Chesterton, poco sospechoso de NOM.
18/12/22 6:49 AM
  
Pedro
Si el programa es adoctrinar en feminismo, ecologismo, "otras formas de entender la economía, etc", o sea, izquierdismo o comunismo, el papel central de la familia se reduce a nada. Las escuelas les devolverán a sus hijos perfectamente convertidos a algo que tendrá poco o nada de católico.
porque ¿en que modelo de familia creen los LGTB?

No seamos ingenuos. Si el pacto es aceptable para los colectivos lgtb, es poco o nada probable que lo sea para los católicos siempre que, en efecto, las definiciones subyacentes al texto de interpreten en sentido católico.
Las definiciones son la clave de los resultados. No creo que la otra parte vaya a ceder en esto.
18/12/22 10:01 AM
  
Masivo
Desde el momento en que el articulo 27.2 de la Constitución española dispone que:

"La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales."

Todos los centros educativos españoles, públicos o privados, quedan vinculados por esta norma que tiene inequívoco origen liberal. Luego las leyes educativas lo desarrollarán de una forma u otra, pero el límite constitucional está ahí. No cabe un contenido educativo que lo contradiga.
18/12/22 10:50 AM
  
Manuel Pérez
Enhorabuena, Pedro. Excelente trabajo. Dios te bendiga.

El problema de esos principios del PEG es que falta el marco que permita una interpretación correcta. Realmente el bien de la persona es Dios, y poner en el centro a la persona es poner en el centro a aquél que sólo puede realizarse en Cristo. No existe un bien de la persona que no sea acorde con Cristo.

Pero si no se tiene claro, y no se tiene, que el hombre sólo encuentra su plenitud en vivir en caridad (por tanto, en el amor a Dios y al prójimo por Él), esos mismos principios pueden ser interpretados perversamente.

Si unimos a eso un complejo terrible de los católicos, un déficit alarmante de formación y el miedo a la cruz, esos principios terminan por volverse contra Dios y, por lo mismo, contra el hombre, especialmente los más vulnerables, que son los niños, destinatarios directos de la educación.
18/12/22 11:22 AM
  
JSP
1. Creo que hemos olvidado que la fe católica es traditio, confianza y don, o se está olvidando, y que la escuela católica comienza en la Parroquia con el Sacerdote, donde se ha recibido el don por Gracia, seguidamente en el hogar y la familia, y después en la comunidad de la que nace el colegio católico.
2. Ahora bien, si el Sacerdote abandona o deja su función apostólica, Sacerdote sin confianza en Cristo, los bautizados son como pollos sin cabeza, como pueblo sin traditio.
3. Si el bebé bautizado no es formado, llegada su hora, en la Parroquia y en el hogar y en la familia en la traditio, difícilmente puede confiar en Cristo si no lo conoce.
4. La escuela católica debe enseñar la ciencia, las matemáticas y las humanidades cuyo Pedagogo o Maestro debe ser Cristo para acompañar eficazmente la maduración espiritual del cristiano.
5. La escuela católica debe ser exhortadora de los niños para que emprendan con decisión el camino hacia la Verdad.
6. La escuela católica debe enseñar como el Pedagogo en virtud del Bautismo, porque el educador se ha convertido en hijo de Dios.
7. El verdadero instructor es el Logos y los alumnos de la escuela católica deben recibir enseñanza desde las bases religiosas de la moralidad cristiana y la conducta individual en cualquier disciplina.
18/12/22 1:12 PM
  
Juan Mariner
Los jerarcas afectos a Roma están por el NOM y la Agenda 2030, y, sibilinamente, nos la van a ir endosando durante estos 7 malditos años que les quedan; no les quepa la mayor duda. Allá en el Vaticano, tensos y nerviosos como están porque el tiempo se les echa encima, ya han empezado a coger el garrote para darle fuerte al insumiso, no va a quedar títere con cabeza a diestro y siniestro. Habrá palos para todos los que no nos arrodillemos ante los poderosos.
18/12/22 2:11 PM
  
Masivo
La prueba del algodón sería que alguien se atreviera a enseñar el Syllabus en la enseñanza secundaria. Saldría en la tele, la inspección educativa actuaría de oficio, etc.
18/12/22 2:45 PM
  
Giancarlo
Siguiendo la línea de su artículo, sobre todo en sus reclamos a los sacerdotes, alguien me podría decir por qué el Padre Iraburu(y varios en Infocatolica) no dice nada contra las aberraciones que se ven a diario....y solo lo hacen contra los catolicos "tradis y lefes"?!
18/12/22 2:55 PM
  
Sergio P.
Ciertamente, Pedro. Yo me refería simplemente a los puntos en sí. Cómo se implementan es otra cosa, y claramente se ignoran o se retuercen de un modo perverso y anticristiano.
18/12/22 3:13 PM
  
Marta de Jesús
Además del artículo, el de Manuel me parece un comentario interesante. No se tiene claro. Porque si se tuviera claro, pondrían a Cristo en el centro sabiendo que eso es lo mejor para la persona. Es parte del sincretismo religioso, de destronar a Cristo. Pero Cristo ya venció. Las batallas puedan ser duras, pero la guerra está ganada. Dios es nuestra fuerza.

Solo llevaría a mi hijo a un colegio católico, si además de venirme bien, que no es el caso, volvieran a lo esencial. A ser instrumentos de Dios en la salvación de las Almas. No critico puntos concretos de la subsidiariedad, etc. Con que no nombren a Cristo ni la salvación ya dicen suficiente, sincretismo puro y duro. Lo demás palabras fácilmente manipulables contra los cristianos. Pero sí comentaré lo del punto 1 de evitar la cultura del descarte. Claro, por eso quieren dejar de ser católicos, que somos hoy por hoy parte de los descartados. En vez de ser valientes, en vez de dar la vida por Aquel que nos abrió las puertas del Cielo, se dejan doblegar y así ya no estarán descartados... Pedro negó a Cristo. Nosotros no somos más que Pedro. Después de la cristiandad, volver a estar preparados para la persecución va a costar. Dios nos guiará y nos dará la gracia.

Feliz Navidad, D. Pedro Luis. A todos los que por aquí asomen.
18/12/22 4:54 PM
  
Néstor
"En gravisimus educationis y otros documentos de la Iglesia se exhorta a los padres a buscar ante todo escuela católica."

Por eso, tiene que ser católica.

"La Gracia puede preservar a un niño de los influjos heréticos de cualquier profesor."

¿Saltar desde lo alto del Templo, porque el Salmo dice que Dios no permitirá que nuestro pie tropiece?

"No tentarás al Señor, tu Dios."

Saludos cordiales.
18/12/22 8:59 PM
  
Xp
Desde mi propia experiencia, con el perdón de los lectores, desconfío mucho de las llamadas "escuelas católicas". Soy de Chile, cursé mi educación primaria en un colegio público y la secundaria en un colegio "concertado" de orientación laica (no católica). Puedo decirles que entre la gente que conocí, quienes venían de colegios católicos destilaban un odio a la fe y a la Iglesia mucho mayor que quienes venían de colegios públicos (de verdad que entre la gente de colegios católicos he escuchados comentarios parecidos a los de un republicano español en la guerra civil) y entre la gente que asistía a Misa era más común encontrarse con gente de colegios laicos que de colegios católicos. Por supuesto estoy hablando de colegios para gente de clase baja y media, (los colegios de la clase alta son un tema aparte), generalmente en manos de congregaciones como los maristas, salesianos, escolapios, etc. Tales experiencias me han llevado a la conclusión de que lamentablemente las llamadas escuelas católicas, son una maquina para generar gente anti-católica y lejos de llevar a la gente a Cristo, la aleja de él. Como dato anecdotico debo decir que casi todos los sacerdotes que conozco (sobretodo los más jóvenes) son egresados de escuelas públicas, tal parece que la Gracia y el Espíritu Santo también trabajan en las escuelas públicas (además que me parece que la educación publica chilena no está tan corrompida aún como la española, pero bueno)
19/12/22 5:57 PM
  
claudio
Estimado Pedro Luis.
803 § 1. Se entiende por escuela católica aquella que dirige la autoridad eclesiástica competente o una persona jurídica eclesiástica pública, o que la autoridad eclesiástica reconoce como tal mediante documento escrito.
§ 2. La enseñanza y educación en una escuela católica debe fundarse en los principios de la doctrina católica; y han de destacar los profesores por su recta doctrina e integridad de vida.
§ 3. Ninguna escuela, aunque en realidad sea católica, puede adoptar el nombre de «escuela católica» sin el consentimiento de la autoridad eclesiástica competente.
804 § 1. Depende de la autoridad de la Iglesia la enseñanza y educación religiosa católica que se imparte en cualesquiera escuelas o se lleva a cabo en los diversos medios de comunicación social; corresponde a la Conferencia Episcopal dar normas generales sobre esta actividad, y compete al Obispo diocesano organizarla y ejercer vigilancia sobre la misma.
§ 2. Cuide el Ordinario del lugar de que los profesores que se destinan a la enseñanza de la religión en las escuelas, incluso en las no católicas, destaquen por su recta doctrina, por el testimonio de su vida cristiana y por su aptitud pedagógica.

Si no les gustan esas normas obligatorias apliquemos la Doctrina Marx (Groucho) "esos son mis principios si no le gustan tengo otros" y OLE.

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Pedro L. Llera
Eso es, ni más ni menos, lo que pido en mi artículo: que los obispos intervengan y pongan orden en las escuelas católicas.
Pero como las escuelas están en manos de órdenes religiosas, que tienen su propia jerarquía, los obispos dicen no tener competencia. Y no es cierto. Lo que no quieren es meterse en líos. Pero esa dejadez de funciones está favoreciendo que se esté maleducando a los niños, acabando con su inocencia y llevando sus almas a la perdición. Y así, en lugar de formar buenos cristianos, se forman perfectos ateos, militantes LGTBI, activistas marxistas y adeptos a los Objetivos del Milenio y a la Agenda 2030.
19/12/22 6:21 PM
  
claudio
Estimado Pedro Luis. No es el único caso en que el CIC es ignorado completamente por el Ordinario del lugar, pero lo traje por dos razones, primero porque es la norma obligatoria -no es opinable ni negociable- y segundo por que lo más importante "Cuide el Ordinario del lugar de que los profesores que se destinan a la enseñanza de la religión en las escuelas, incluso en las no católicas, destaquen por su recta doctrina, por el testimonio de su vida cristiana y por su aptitud pedagógica".

Cuando la Iglesia utiliza el término CUIDAR (Canon 369 La diócesis es una porción del pueblo de Dios, cuyo cuidado pastoral se encomienda al Obispo) menciona la función esencial del Obispo como Pastor, el cuidado de las ovejas que le ha puesto Dios en sus manos como Sucesor de los Apóstoles.
Se trata de una obligación de cuidar que los profesores sean destacados por su recta doctrina y por el testimonio de la vida cristiana.
La acción contraria a CUIDAR es DESCUIDAR, dejar a las ovejas sin cuidado y es gravísimo ya que esa Misión hace a su carácter sacerdotal.

"cosas veredes sancho que farán fablar las piedras"
19/12/22 7:06 PM
  
Centurión Cornelio
Este problema se arrastra desde hace décadas. Lo que me decían a mi las monjas y algún hermano marista en la década de los ochenta es para nota. La monja de clase de religión creía en la transmigración de las almas.
20/12/22 8:22 AM
  
Juan Mariner
XP: durante las persecuciones religiosas de los años 30 en España, muchos religiosos de la educación exclamaron que habían creado lobos, pero la jerarquia venidera no modifico un ápice su error.

Masivo: los derechos fundamentales están en la Constitucion, pero las leyes y los reglamentos los desarrollan, y de que modo, hasta el punto de que, a veces, según quien gobierna, no parecen los mismos. Las incesantes leyes orgánicas de la educación y enseñanza, según el color de la Moncloa en España, son buen ejemplo.
20/12/22 8:56 AM
  
Dolores R
Totalmente de acuerdo con el artículo.
Soy una madre muy preocupada por lo que veo y mis hijos me cuenta de lo que ocurre en su colegio.Sin que a nadie le parezca nada raro ni levanten la voz .Hace unas semanas uno de mis hijos recibió una charla de ideología de género y sexualidad en un colegio supuestamente católico.Ninguna familia ,excepto la mía, fue a quejarse.El profesor que asistió a la charla también la vio normal.Nos sentimos muy solos y me he preguntado muchas veces porque nuestro obispo no hace nada.
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Pedro L. Llera
Solos, abandonados, despreciados... Ustedes no cuentan ni le importan a nadie. Pero Dios pedirá cuentas a quienes por cobardía, por dejadez o por complacencia permiten esas barbaridades.
20/12/22 9:51 AM

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