Otro sorpasso de Terrassa, esta vez en Cáritas

La memoria 2008 de Cáritas Diocesana de Barcelona, Sant Feliu y Terrassa ha destacado el tremendo incremento de las personas atendidas durante el año en que estalló la crisis económica. En aquel ejercicio, la actividad de los profesionales y voluntarios de esta delegación diocesana ha resultado insustituible en la atención a aquellas personas más vulnerables: parados que ya no cobran subsidio, niños, inmigrantes, personas que malviven en pisos realquilados, familias mono-parentales, ancianos que viven solos, personas sin hogar, familias que ya no pueden pagar la hipoteca o que corren el riesgo del desahucio. La crisis es tan brutal que golpea y afecta a numerosísimos sectores sociales. La actividad de Cáritas Diocesana nos debe llenar de orgullo a todos los católicos y nunca serán suficientes los donativos (tanto económicos como de propia entrega personal) que les podamos conceder. Ciertamente es una de las instituciones de la Iglesia mejor valoradas y más eficaces en su labor social.

El terrible impacto de la crisis económica ha provocado que este año se haya hablado más que nunca de aquella Memoria, una vez efectuada su presentación. Sin embargo, ha habido un dato que ha pasado desapercibido: la increíble aportación de la diócesis de Terrassa.

Veamos sus números:

Habitantes totales de la diócesis: 1.208.563

Total de parroquias: 124

Voluntarios: 774

Personas atendidas: 19.477

Sí se comparan estas estadísticas con las de Barcelona (que también son excelentes) se puede comprobar que Terrassa ha atendido a más familias que Barcelona, con menos voluntarios. En la diócesis egarense 774 voluntarios han ayudado a 19.477 familias, mientras que en la barcelonense 1.544 voluntarios han atendido a 15.246 familias.

Que nadie entienda la constatación de estos datos como una minusvaloración a la actividad de Cáritas en la archidiócesis barcelonesa, pero es justo reconocer la magnífica labor que se está llevando a cabo en Terrassa.Porque todos los datos de Terrassa son extraordinarios: Su Seminario ya cuenta con más seminaristas que el de Barcelona, con el añadido de que éste último abarca también la diócesis de Sant Feliu de Llobregat. Un seminario con solo tres años de existencia. Además cuenta con un clero joven, motivado, audaz, dinámico y entusiasta.

Este impensable y espectacular hito tiene nombre y apellidos: José Angel Saiz Meneses. El pasado día 19 de Julio celebró sus 25 años de sacerdocio. Se puede decir que la misa de conmemoración fue un homenaje a este obispo que ha revolucionado la actividad eclesiástica catalana, en todos sus ámbitos. La presencia de prelados que le acompañaron por dicho motivo también fue reveladora y sintomática: El Cardenal Carles, los obispos de Solsona y Gerona y Monseñor Taltavull. Fue realmente sorprendente que faltase su metropolitano, el Cardenal Martínez Sistach, y el obispo de la otra diócesis de su provincia eclesiástica, Monseñor Cortés Soriano.

No puedo entender los celos que causan el auge y esplendor de Terrassa en la curia barcelonesa. Los frutos egarenses redundarán en beneficio de todos. Tenemos que estar satisfechos y esperanzados por esta fecunda actividad. En los actuales tiempos no podemos evolucionar mediante compartimentos estancos. Al revés, las interrelaciones son tantas, que, a buen seguro, el extraordinario rendimiento vallesano hará mella en Barcelona.

No se olvide que, tras la división eclesiástica del 2004, la diócesis de Terrassa es una demarcación verdaderamente importante. Posee 1.208.563 habitantes frente a los 2.623.279 en que se ha quedado Barcelona. Es la segunda diócesis de Cataluña y la novena de España. No es, por tanto, un territorio fácil y simple. Mayor valor ha de otorgarse a este admirable resurgimiento.

Algo tendremos que aprender de ellos. Solamente la obcecación de unos cuantos sacerdotes y laicos barceloneses respecto al obispo Saiz Meneses les lleva a seguir ninguneándolo. Pero los números son tozudos. Ahora ya no es solo el Seminario. También es Cáritas. Llegará el día en que no tendrán más remedio que reconocérselo.

Oriolt