Necesitamos a Església Plural


Nos estamos quedando sin referentes progres. Progres, de verdad. No esos sucedáneos, tipo Llisterri o escolapio frustrado. No. Me refiero a aquella tropa peleona, irreductible, ducha en montar campañas y ataques, que en Cataluña lideraba Església Plural. Hace un par de años que se hallan en caída libre. Se puede comprobar fácilmente en su página web. Hablan de una convocatoria a una manifestación que ya se celebró, por cierto con un fiasco absoluto o sobre la renovación de Jiménez Losantos, de la que ha pasado ya un trimestre. Sin casi comentarios, ni participación. El último artículo es del 1 de Septiembre y, además de estar pesimamente redactado, contiene un sinfín de errores, como llamar Sánchez Meneses al obispo de Terrassa. No se sabe nada del algodonoso Torrens, que demostró sus notables dotes de estratega, en las campañas contra el Cardenal Carles. Ya casi ni aparece Mossén Francesc Romeu, que era más lastre, que provecho. Están languideciendo con una rapidez inusitada. Cierto es que no se habían sabido amoldar a los nuevos tiempos, no solo los eclesiales, sino a la propia idea de globalización, pero un fenecimiento tan precipitado, resulta sorprendente, cuesta de entender.

Igual ha pasado con el Forum Alsina gerundense, cuya última actualización es de 21 de Mayo de 2008. Ni están, ni se les espera. Ni siquiera han podido tomar una posición ante el nombramiento del nuevo obispo Pardo. Con la matraca que habían dado tiempo ha.

¿Por qué motivos nos hemos quedado sin estos referentes?

En primer lugar, por la inexistencia de relevo. No han sabido conectar con la juventud, carecen de militancia joven y ni tan siquiera se han adaptado a las nuevas tecnologías.

En segundo lugar, porque los que quedaban han sucumbido ante el ofrecimiento más prosaico: El cargo. Ello se puede comprobar en la diócesis de Barcelona. Desde que Sistach los acogió bajo su manto protector, se acabó el “agit prop”. Ya no hay ruido. En Gerona pasó lo mismo. El que es admitido en la curia, ya no protesta contra su obispo. Le es leal. Eso sí, esa fidelidad al sucesor de los apóstoles desaparece, cuando no hay prebenda por en medio.

Tanto ruido para acabar fagocitados por la misma jerarquía. Se han convertido en más jerárquicos que nadie. Ha quedado demostrado que, tras su odio visceral al Cardenal Carles, no se escondía otro móvil que recuperar los cargos que siempre habían detentado.

¿Y ahora qué queda? Una diseminación de blogs que se agrupan bajo Foc Nou, de escasa repercusión y el estrambote de La Agulla, en el que asoma su patita el lobby rosa. Quizás sea éste el último reducto genuinamente progre, pero carece de cualquier veleidad contestataria. La presencia de sacerdotes tan incardinados en el poder de la diócesis como Quim Cervera o Josep María Jubany le aleja de aquel cariz.

Este es el panorama actual de la iglesia catalana y, en especial de la barcelonesa. El verdadero pacto del capó: Tendréis cargo, si elimináis vuestras actitudes rebeldes. Sistach lo ha conseguido. Pero, acostumbrados a ellos, los echamos a faltar. No vayamos a comparar Església Plural con La Agulla. ¡Qué aún hay clases!

Oriolt

http://www.germinansgerminabit.org

[email protected]