La misión de Barcelona el último “invento” del cardenal Sistach

Hoy miércoles estamos convocados por n.s.b.a cardenal Martínez Sistach para acudir al Seminario Conciliar, que aún dirige el Rvdo. Turull (el-del-megáfono-en-mano), para una presentación de una futurible misión evangelizadora en la ciudad de Barcelona. Lo que pasa es que nuestro arzobispo no estará. Sucede un poco como el rey o el general que envía sus tropas a la batalla y él se queda sin salir o se va para otro lado. Así que el pobre obispo auxiliar de París, monseñor Jean-Yves Nahmias, ponente de la charla, se quedará sin su anfitrión y deberá conformarse con la presencia del obispo auxiliar de Barcelona monseñor Joan Carrera (el-que-nunca-se-jubila).

Y ¿por qué ese feo a un obispo francés que viene expresamente desde París a petición de nuestro cardenal?, pues porque nuestro arzobispo tiene cosas más importantes que hacer, concretamente el tema que más le preocupa en este momento: LA COPE. Tiene la diócesis patas arriba, la pastoral no funciona en casi nada, pero él sólo se preocupa de las consignas que le dan desde las instancias políticas catalanas de que de caña a la COPE. Así que prefiere irse a Madrid para que con su gran influencia (como se demostró en la renovación de Losantos) intente redireccionar el rumbo de la emisora episcopal.

Esta es una práctica habitual en n.s.b.a. cardenal Sistach, cuando se compromete a alguna actividad pastoral siempre lanza la coletilla “si no hay inconveniente o imprevisto”, la cual cosa quiere decir que si le sale algo mejor dejará plantado a quien haga falta. Todos tenemos que hacer cambios de planes de vez en cuando, por ejemplo si hay que hacer un entierro inesperado pues tienes que cambiar tu agenda, pero lo triste del caso de nuestro pastor es que muchas veces esas inconveniencias de última hora no tienen nada de pastoral, sino simplemente actos para poder lucirse en círculos que nada tienen que ver con la Iglesia, o por ejemplo asistir a las radios y televisiones controladas por el tripartito en las que tanto le gusta aparecer.

Da toda la sensación que esta posible misión evangelizadora es un “invento” más de nuestro cardenal para tener entretenido al personal, como el plan pastoral y otras actividades “institucionales” que no sigue prácticamente nadie. Más valdría que en vez de perder el tiempo en teorías, sin ninguna concreción práctica que mejore la penosa situación de la diócesis, se preocupara de los verdaderos problemas que escandalizan a los fieles e incluso a los alejados de la Iglesia. Estos días precisamente hemos tenido constatación por parte de círculos muy próximos al cura abortero Manuel Pousa de que realmente pagó al menos un aborto en la persona de una de sus feligresas, en vez de enviarla a “Pro-Vida” como hacemos todos los sacerdotes que nos encontramos ante una situación tan delicada. Eso quiere decir que nos mintieron y nos tomaron el pelo con aquella ridícula nota del arzobispado en la que se decía que todo había sido un malentendido. Y el cardenal Sistach ha encubierto este grave delito con un simple “no lo hagas más” sin ninguna pena canónica ni ninguna reparación pública. Podríamos seguir con lo de Vergés (el-que-dice-que-no-marquemos-la-cruz), o con Godayol campando a sus anchas y presidiendo misas de la delegación de juventud sin casulla y con un colorido mantel sobre el altar con papelitos colgando…

Otra cosa que me llama la atención es esa actitud de la progresía, encallada en el mayo de 1968 de mirar desde Barcelona siempre para arriba. Porque lo que viene de Madrid y de Roma es todo malo, pero lo que viene del norte es todo fantástico. ¿Porque no tomamos como modelo la misión joven de Madrid?, pues porque viene de Madrid y sobre todo porque en comparación con la impresionante movida juvenil impulsada por el cardenal Rouco nosotros haríamos el ridículo más espantoso. Todavía recuerdo aquellos curas “progres” con el catecismo holandés debajo del brazo porque era el no va más, hasta que alguien con dos dedos de frente se encargó de recordarles a estos “progres” que Holanda era el país más secularizado de Europa, y nosotros íbamos siguiendo su ejemplo…

Antoninus Pius

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