¿Por qué no nombran obispos catalanes?


Se habla mucho últimamente del elevado número de obispos valencianos y de la mengua de obispos catalanes. Solo quedan siete obispos catalanes, incluyendo a Saiz Meneses que, aunque nacido en Cuenca, vino a Cataluña con un año. Curiosamente, algunos no lo consideran catalán por haber estudiado en el seminario de Toledo, pero de su Cuenca natal no se acuerda nadie. Hay un octavo obispo, el auxiliar Monseñor Joan Carrera Planas, con sus 78 años de edad ya cumplidos. 7 obispos para 10 diócesis. Las otras tres (Sant Feliu, Lérida y Tortosa) están a cargo de prelados valencianos. En el resto de España no hay un solo obispo catalán. Los últimos lo fueron Ciuraneta en Menorca y Cases Deordal en Segorbe. Fuera de las Baleares y la Comunidad Valenciana, el último fue Monseñor Briva Mirabent, obispo de Astorga hasta su fallecimiento en 1.994.

Se trata de un hecho nuevo. Siempre ha habido obispos catalanes fuera de Cataluña. Si recordamos únicamente los últimos 70 años, podemos nombrar, además de los anteriormente mentados, a los siguientes:

- Cardenal Isidro Gomà: Obispo de Tarazona y Arzobispo de Toledo.

- Cardenal Pla i Deniel: Obispo de Avila, Salamanca y Arzobispo de Toledo.

- Monseñor Font Andreu: Obispo de Zamora y de San Sebastián.

- Monseñor Sanahuja Marcé: Obispo de Segorbe y de Cartagena-Murcia.

- Monseñor Pont y Gol: Obispo de Segorbe.

- Monseñor Castelltort Soubeyre: Obispo de Astorga.

- Monseñor Buxarrais Ventura: Obispo de Zamora y de Málaga.

Como puede verse era una práctica común, contando incluso con dos importantes Primados, como Gomà y Pla i Deniel.

Habían muchos más obispos catalanes que valencianos.

¿Por qué se invirtió esta tendencia? En primer lugar, por la campaña “volem bisbes catalans”. Desde entonces, como solo se designaban obispos catalanes o de habla catalana (mallorquines o valencianos), el cubrimiento de las sedes quedaba relegado a esos obispos locales.

En segundo lugar, porque a los propios obispos (o candidatos a obispos catalanes) no les ilusionaba nada salir a una diócesis fuera de Cataluña. Recuérdese que se ofreció a Monseñor Tena sustituir a Monseñor Azagra, como obispo de Cartagena y rehuyó el nombramiento, prefiriendo quedarse como simple auxiliar.

Y en tercer lugar, porque en los últimos cuarenta años se han formado sacerdotes, en la mayor parte de Seminarios catalanes, con una preparación y una base que no es la mejor vista por Roma.

Esperemos que esté próximo el día en que podamos ver a un obispo catalán en otra diócesis del resto de España. No sabemos lo que tardaremos en contemplarlo, pero estoy seguro que el nuevo Seminario de Terrassa o la excelente labor del Obispo de Vic, posibilitará que pueda haber candidatos a obispos que ya no tengan los prejuicios de sus mayores.

Obispos catalanes en toda España y en Roma, donde tampoco tenemos representación. Los últimos fueron Torrella y Tena, con cargos ya menores. Obviamente, no eran ni el Cardenal Albareda, ni el Cardenal Vives i Tutó.

La iglesia catalana se ha convertido en una iglesia cerrada, que solo mira para sus adentros, para su pequeño país, sin casi influencias en el resto de España y sin presencia alguna ante la Santa Sede. Por su propia culpa. Exclusivamente. Esperemos que no se demore el día en que se acabe esta inexplicable práctica.

Oriolt

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