El ocaso de Brusty Brustenga

Brusty Brustenga, la versión actual y setentona de aquel viejo emperador del Paralelo, desanimado, nos puede dejar. Ya no veremos ese porte cochinero, ese cuerpo jamonero, aquel desfilar con dos pistolones de demagogia, a cada lado de la cintura, con que disparaba a sus adversarios, aquellas lupare cargadas con balas que paralizaban a sus enemigos con gatillo certero.

Han sido muchos años de batallas, de correrías en las manis contra el Régimen. Aquella noche de calabozo en Vía Layetana. Aquella campaña en blanco y negro contra Don Marcelo. Aquellas actuaciones a sueldo de los “vecchi capi della Unione di Preti di Barcellona.” Años de contactos furtivos con los agentes de Don Alberto Manenti, Giorgio Pujolone y Peppino Benetti entre vaso y vaso de grappa invecchiatta in legno marca Il asino catalano, Gran Reserve. Oh! quella polenta tra politica e religione! Dove siete (donde estáis)?

No más chianti escanciado en fiestas con invitados extranjeros in “Colle Biancho”, no mas “pàmpols” (orejones) rojizos encuadrando aquel semblante carnicero, no mas excesos protéicos, no mas chuletones devorados en comilonas conspiratorias en alguna casa parroquial de los “de la colla” montados para programar la asfixia eclesial al cardenal Carles.

Sus armas han sido descubiertas e inhabilitadas. Ya solo paralizan a ganado lanar y al grisaceo de peu rodó. Brusty dispara sus últimas balas intimidatorios, ¡anticatalán! ¡antisolidario! dirige a sus adversarios. Pero nadie responde. Ni el búnquer, el consejo arciprestal de Barcelona. La vieja patente de corso ha sido cancelada. La recurrente táctica del demagogo vividor del esfuerzo de los demás ya no cuela. Demagogo vividor de causas justas que sacrifica la ponderación, la moderación, la verdad, para alimentar un espúreo beneficio personal, aquí la necesidad de reconocimiento, psicológicamente sospechoso. ¡Que cerca esta el facha del caradura!

Ya nadie sigue al povvero brigante. Sus armas sólo paralizan al non sufficientemente ben amato Luigi. Los bandidos míticos comparten trayectoria. Empezaron luchando por causa justa y acabaron viviendo del atraco y la extorsión conceptual. ¡Qué diferencia con los heroes! Recluido en las cuevas y balmas del alto Hospitalet, rodeado de desarraigados menesterosos de fidelidad mercenaria, el viejo Brusty, cual fantasma solitario de rondas nocturnas, es solo una caricatura de sí mismo. Un general sin ejército “rossegant” alitas de pollo del Kentucky Fried Chicken al calor de la luz de un flexo.

Por eso el viejo Brusty quiere rehacer su vida y según se comenta regresar con los suyos. Calabria lo espera con brazos abiertos donde aspira a convertirse en nuevo boss. De vivir aún Ruggero Leoncavallo le dedicaba una nueva versión de Pagliacci. En compensación la Oficina de Turismo le ha preparado este video de bienvenida.

Quinto Sertorius Crescens

Germinans germinabit