InfoCatólica / Germinans germinabit / Categoría: Adversus Haereses

30.05.08

No se ganó Zamora en una hora

Cuenta la historia que Doña Urraca, hija de Fernando I, recibió a la muerte de su padre el señorío de Zamora. Su hermano, el rey don Sancho II de Castilla, llamado el Bravo, deseoso de arrebatarle tan preciada herencia, sitió la ciudad zamorana. Pero ésta fue bravamente defendida por Doña Urraca durante seis meses, hasta que el traidor Bellido Dolfos asesinó por la espalda a don Sancho, el 6 de octubre de 1072. De esta forma trágica concluyó el cerco y nació la frase “no se ganó Zamora en una hora”, que se utiliza para recomendar paciencia, ya que las empresas grandes y difíciles requieren largo tiempo.

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16.05.08

Don Josep, permítame un consejo

Dirijo estas palabras a Josep Miró, recientemente nombrado por Benedicto XVI como miembro del Pontificio Consejo para los Laicos.

Don Josep, la lectura del artículo que publicó en su blog el pasado miércoles me ha dejado preocupado. No tanto por el contenido concreto sino por lo que subyace en el fondo. Me explicaré. Usted fue miembro destacado de CiU e incluso conseller de la Generalitat. Por tanto, es lógico que su ideario político sea el nacionalista. Y está en su perfecto derecho, faltaría más.

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9.05.08

¿Dónde estabas cuando hacías falta?

¿Dónde estabas tú, Iglesia, cuando era más necesaria que nunca tu presencia? ¿Dónde estabas cuando la sociedad en la que vives emprendió el camino de la destrucción? ¿Dónde estabas cuando tus fieles abandonaron tus templos? ¿Dónde estabas cuando tus sacerdotes, tus teólogos y hasta tus obispos pisotearon la fe que se te entregó? ¿Dónde estabas cuando tu liturgia se hizo mundana? ¿Dónde estabas cuando tu influencia podía ser todavía eficaz para evitar leyes inicuas que destruyen la familia y al ser humano no nacido? ¿Acaso levantaste tu voz de forma potente o más bien cumpliste el expediente? ¿Llegaste a dar tu vida para defender a los inocentes?

Me acuerdo cuando la sangre de tus mártires regó la tierra sin que una sola apostasía manchara tu inmaculada santidad. ¿En tan poco estimáis su ejemplo que ahora no sois capaces de enfrentaros de verdad contra los que trafican con el alma de vuestro pueblo? Vosotros, obispos, ¿vais a seguir haciéndoos fotos sonrientes con aquellos que llevan a vuestra nación hacia el abismo?, ¿acaso vuestro Señor sonrió cuando estuvo delante de esa zorra llamada Herodes?, ¿acaso habéis sido puestos como pastores del rebaño de Cristo para guiarle por los caminos de la tibieza que provoca el vómito del Rey de reyes?, ¿acaso alguien os dio permiso para no velar por la sana doctrina de la que se alimentan vuestras ovejas?, ¿acaso alguien os ha autorizado a mantener en el sacerdocio y en las cátedras a quienes predican su falta de fe en vez de la fe de la Iglesia?

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2.05.08

¿Sabe el Papa que uno de sus cardenales no ha suspendido al cura que pagó abortos?

Alguien está cometiendo un gravísimo error en la archidiócesis de Barcelona. Y ese alguien es ni más ni menos que su pastor, el cardenal arzobispo Martínez Sistach. Nuestro cardenal piensa que basta con una nota de prensa cuasi clandestina para quitarse de encima el marrón del escándalo causado por uno de sus sacerdotes, Manel Pousa, que afirmó sin el menor pudor moral que había pagado abortos.

En la nota de la delegación de medios de comunicación de la archidiócesis, se asegura que el cura dice ahora que no se explicó bien. ¿Quiere decir que no nos contó los detalles de su crimen? Es cierto que no nos ha explicado a qué bolsillo de médico abortero ha ido a parar el dinero que él dio. No sabemos si las treinta monedas de plata de Mosén Pousa las recibió el carnicero Morín o el “doctor” Barambio. Lo que sabemos es que seres humanos inocentes han sido asesinados en el seno de sus madres por el dinero entregado por un cura. Y sabemos que nuestro cardenal sigue permitiendo que ese sacerdote siga ejerciendo como tal.

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25.04.08

No manipulen lo que dijo el cardenal Sistach en Sant Jordi

Nuestro cardenal arzobispo, don Lluís Martínez Sistach, lleva una racha en la que no para de salir en los medios de comunicación, sobre todo en los que tratan asuntos religiosos en internet. Y desgraciadamente no siempre para bien. El caso del cura abortero es un escándalo que amenaza con llegar a Roma si el cardenal no es capaz de atajarlo como dicta el sentido común. Don Lluís, el silencio no es una opción. Por el bien de la Iglesia y por su propio bien, haga lo que todos los que luchamos por el derecho a la vida desde su concepción queremos que haga. O ese sacerdote se arrepiente públicamente de haber pagado abortos –encima presumiendo de ello-, o usted tiene que impedir que pueda seguir ejerciendo de sacerdote. No le queda otra, cardenal. Por favor, aplique la tolerancia cero en un caso tan sangrante. La Iglesia no puede permitir que ese cura dé una sola misa más.

El Doctor Sistach también fue noticia por su conferencia en el Club Siglo XXI. Creo que se apuntó un buen tanto con su charla. Sin perder su estilo de moderación en las formas, advirtió de que en España podemos echar a perder el patrimonio de la Transición. También habló de la necesidad de que la Iglesia - o mejor dicho, los cristianos- encuentre su lugar en las actuales circunstancias socio-políticas, no para imponer nada sino para ofrecer a la sociedad el mensaje del evangelio. En definitiva, en un foro prestigioso nuestro cardenal manifestó con sus propias palabras aquello que el Papa y otros obispos están diciendo en los últimos meses.

De hecho, en la homilía con motivo de la misa de Sant Jordi en la capilla del Palacio de la Generalitat, Monseñor Sistach incidió en lo mismo. Su prédica pecó, en la opinión de los que no somos nacionalistas, de esa tendencia de nuestras iglesias locales hacia la opción política que tiende a considerar a Cataluña fuera de su seno natural que es España. Pero a su vez, el cardenal fue muy claro al recordar las raíces cristianas de nuestra tierra. Raíces sin las cuales no se puede entender ni lo que es Cataluña, ni lo que necesariamente ha de ser, pues si este pueblo renuncia a sus raíces ¿acaso no perderá su identidad?

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