¿Que és es lo que interesa a ciertos obispos?
En estos tiempos en los que la Iglesia se está viendo continuamente acosada por los escándalos de pederastia, el Pueblo de Dios está pasando por una verdadera y dolorosa purificación. Asistir a misa, entrar en la Iglesia, reconocerse católico, justificar la fe frente a la imagen que los medios de comunicación están presentando de la Iglesia Católica y sus ministros; es todo esto no sólo un verdadero acto de valentía, también lo es de consolidación identitaria.
¡Quién lo iba a decir que aquella que denuncia las inmoralidades de la sociedad, y que defiende una moralidad integra, está corrompida y es responsable de los pecados más bajos y ruines que se pueden cometer! ¡Los miembros de la jerarquía católica envueltos en toda clase de depravaciones sexuales!

El pasado sábado 26 de junio, a las 10:30 de la mañana, fuerzas del orden y autoridades judiciales belgas irrumpieron en el Palacio Arzobispal de Malinas-Bruselas (tal como recoge la fotografía), donde se hallaban reunidos los obispos belgas para una sesión de trabajo. Según se les explicó, se iba a efectuar un registro judicial y se les iba a interrogar, como parte de la investigación iniciada a raíz de las denuncias de casos de abusos sexuales en el territorio de la archidiócesis. Sin mayores explicaciones se procedió a incautar todos los documentos y teléfonos móviles y se conminó a los prelados a no abandonar el edificio, siendo posteriormente sometidos a interrogatorio. Los pesquisidores llegaron incluso a violar las tumbas de los cardenales Van Roey y Suenens, anteriores arzobispos de Malinas-Bruselas, en busca de posibles pruebas. Hay que decir que hace poco se realizaron trabajos de albañilería en los mausoleos de la cripta de la catedral, lo que dio pie a que alguien pensara que se había aprovechado la ocasión para ocultar documentos comprometedores en las tumbas episcopales. 
Con decreto de fecha 21 de junio del presente, nuestro n.s.b.a. Cardenal Arzobispo, escuchadas las súplicas del pueblo fiel del barrio de Collblanch y consultados los pertinentes Vicarios Episcopales ha tenido a bien conceder el traslado pastoral a nuestro insigne amigo Mn. Joaquim Brustenga, capitoste de la “Unió Sacerdotal de Barcelona” hasta la parroquia de Santa Magdalena en el populoso barrio de Les Roquetes en Barcelona.