Et dixerunt ad invicem: Manhu? (Se dijeron entre ellos: ¿pero esto que es?)
Mientras en nuestra Santa Iglesia Catedral Basílica, nuestro n.s.b.a. Cardenal Arzobispo presidía la toma de posesión de los nuevos cuatro canónigos, de la cual daremos cumplida cuenta en el artículo que mañana publicará Oriolt con reportaje fotográfico incluido, algo de realmente emocionante y trascendente sucedía a muchos centenares de kilómetros.
Un joven sacerdote hijo de Barcelona, tras buena parte de su tiempo de formación y la ordenación presbiteral en una diminuta y lejana diócesis extranjera, con apenas 250.000 almas pero 28 seminaristas mayores, cantaba su primera Misa Solemne en la forma extraordinaria del único rito romano, en un hermoso santuario mariano.

A la comunión del celebrante, aún hoy en el Misal de Pablo VI en cada una de sus tres ediciones típicas, preceden algunas oraciones para uso privado del celebrante.
Los años Sesenta entre ilusión y desengaño
 
Las críticas a n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach le llueven de todas partes, la última proviene del conocido periodista Arturo San Agustín, que  
El pasado 16 de Julio se cumplió un año de la designación de Francesc Pardo como Obispo de Gerona. El balance de este primer año de pontificado no puede ser más esperanzador. Su inicio ya fue sorprendente: una alocución en su consagración episcopal, con guiños elocuentes al obispo de Terrassa y a su seminario (textualmente dijo: “a ver sí se nos pega algo del seminario de Terrassa”) y una mención especial al Cardenal Marcelo González Martín y al Cardenal Carles y un silencio, también muy especial, respecto al Cardenal Martínez Sistach. Posteriormente, se ha ido haciendo con la diócesis, fruto tanto de su bonhomía, como de su incansable amor al trabajo. En un año ha visitado más parroquias y se ha entrevistado con más sacerdotes que en los seis años del mandato de Soler Perdigó. Relevante también fue su participación en la procesión de viernes santo, que hacía más de cuarenta años que no presidía el obispo y, después de un año,  ha llevado a cabo  sus primeros nombramientos, donde se evidencia ya un nítido cambio de estilo. El más importante, quizás, sea la jubilación de Mossèn Modest Prats Domingo, que ha venido siendo el alma mater de la diócesis en los pontificados de Camprodón y Soler Perdigó y que hasta ahora era rector de la parroquia de Santa Susanna del Mercadal. Fruto de su interés por el rejuvenecimiento de la diócesis, se halla el nombramiento como secretario particular de un sacerdote de 29 años, ordenado hace solo tres, Mossèn Jordi Callejón Ferrer. Son pequeños pasos. Que nadie piense que Monseñor Pardo va a entrar en la diócesis como un elefante en una cacharrería, pero esas oscilaciones van en una sola dirección: la renovación de una diócesis que languidecía inexplicablemente. Notable importancia tiene también el acento puesto en la evangelización en los colegios religiosos y el interés palpitante en la juventud y en los nuevos movimientos.




