Esbozos de la apostólica "Operación sobreático"
¡Qué lejos queda aquel 2004! Nuestro n.s.b.a. Arzobispo, recién llegado, se jactaba de viajar cuando volaba, no en Business en razón de su alta dignidad, sino en turista! Era por acentuar su alejamiento de la first class en la que al parecer viajaba Carles.
¡Qué olvidadas están aquellas insistentes proclamas sobre la austeridad de las recepciones episcopales en Palacio! ¡Ya no hay caterings de Vilaplana o Semón -decían- vamos al Condis a comprar fuets de Casa Tarradellas, patatas, ganchitos y botes de aceitunas rellenas! ¡Hacemos nosotros los canapés con Pan Rosendo y paté Mina!


La dalmática, que a principios del siglo III se había ya convertido en la vestimenta de las personas más honorables, se nos presenta por vez primera como vestidura sacra en un fresco del siglo III de las catacumbas de Priscila que representa la consagración de una virgen llevada a cabo por un obispo (quizá el Papa mismo) revestido de dalmática y pénula. En el siglo IV el Liber Pontificalis la nombra como un distintivo honorífico concedido a los diáconos romanos por el Papa San Silvestre (314-355) para distinguirlos entre el clero con motivo de las especiales relaciones que estos tenían con el Papa. La noticia se encuentra confirmada por el autor de las Quaestionum ex Vet. Testamento (a. 370) el cual, no sin una pizca de ironía, escribe: Hodie diaconi dalmaticis induuntur sicut episcopi (Hoy en día los diáconos se revisten de dalmática como los obispos). Esto prueba que la Iglesia Romana consideraba el uso de la dalmática como suyo propio, y que sólo el Papa podía conferir. De hecho, el Papa Símaco (498-514) lo concede a los diáconos de Arles, San Gregorio Magno al obispo y a los diáconos de Gap, Esteban II en el año 757 concede a Futrado, abad de San Dionisio, el privilegio de ser asistido en la misa por seis diáconos revestidos de dalmática. Pero, con la expansión de la liturgia romana en la Galia en la época carolingia, la dalmática adquiere un uso común, aunque los papas continuasen a concederla como privilegio. Estrabón (+849) atestigua que en su tiempo la llevaban no sólo los obispos y los diáconos, sino también los presbíteros debajo de la casulla.
El fútbol nos ha acostumbrado a los sustos, las ansiedades, las grandes aspiraciones y expectativas, los altibajos. A pasar del infierno a la gloria, y de ahí al limbo. Hemos visto una buena colección de insignificantes desconocidos, que han subido al estrellato de la noche a la mañana.
Cada año el Full Diocesà ( la Hoja diocesana) de Vic-Solsona encarta en el primer número del mes de enero un calendario en forma de auca.
Aunque parezca mentira en la foto que encabeza este artículo aparecen cuatro sacerdotes, que son los responsables de la Delegación de Juventud del obispado de Sant Feliu, posando junto a otros miembros seglares de dicha delegación. Se trata del actual delegado, el Rvdo. Carles Muñiz (con camisa de cuadros, el tercero por la izquierda de la fila de abajo), el Rvdo. Josep Maria Domingo (el primero de la fila superior), el Rvdo. Josep Vicenç Moragues (el cuarto) y el Rvdo. Josep Ramon Ruiz (el sexto). 




