“YO SÍ TE ESPERO” versus “YO NO TE ESPERO”
Ése es el espejo más diáfano en que se ha de mirar la Iglesia de Barcelona y la de toda Cataluña. Después del espectacular número de los VOLUNTARIOS, poco o casi nada queda por decir. Nuestro nunca suficientemente bien amado Cardenal primero invita al Papa sabiendo cómo tiene de alborotado el gallinero precisamente contra el Papa. ¿Sabe lo que se hace? Yo creo que sí. Para prueba, el botón de los voluntarios.
Convoca a sus huestes para que le aporten los 1.500 voluntarios que necesita para el gran día. Los suyos -el clero secular, titular de centenares de parroquias; y el clero regular, titular de centenares de colegios- le responden con un corte de mangas. ¿Y qué hace Su Eminencia? Pues ni se inmuta: no se le encoge para nada la sonrisa ésa que lleva siempre puesta. Descuelga el teléfono y su fiel aliado Joan Saura, consejero del interior del gobierno de la Generalidad, de un plumazo le provee de 1.000 voluntarios: “paga” con 3 créditos en el currículum a los alumnos de la academia de policía local y autonómica que se ofrezcan a hacer de voluntarios. ¿Dónde está el problema? Es más que evidente que esos singulares “voluntarios” han sido reclutados entre los que no esperan al Papa.