Parisis, obispo de Langres: primer ejemplo de restauración romana
Llegados a este punto, resulta necesario subrayar como la llegada de Luis XVIII representó el restablecimiento del uso de la Liturgia romana en las capillas reales: la simple razón de etiqueta lo exigía y es obligatorio resaltar en ese acto valeroso el importante significado simbólico que conlleva.
La época de la Restauración francesa a diferencia del Imperio estuvo marcada por el gran número de operaciones litúrgicas que la significaron. Numerosos misales, breviarios y rituales fueron reimpresos, corregidos, reeditados, incluso creados de nuevo. Todo ello en principio incrementó la confusión ya existente, pero hay que añadir que en medio de ese mismo desorden, se intuía por todas partes los indicios de un regreso a mejores teorías. Para la Divina Providencia no hay mal que por bien no venga, y el regreso a las mejores tradiciones llegará por el hastío y la laxitud que inspirarán cada vez más la abundancia de esas obras particularistas. Por una parte, ya era innegable entre el clero un sentimiento general de malestar por la situación litúrgica reinante: las continuas variaciones y cambios, la disparidad de los libros litúrgicos entre ellos, el retorno a los estudios clásicos, la imposibilidad de fundar una ciencia litúrgica sobre presupuestos tan incoherentes y finalmente la dificultad para satisfacer las exigencias de los fieles, todo ello hacía entrever una gran crisis.