Futuro sin ruptura, el ejemplo capuchino catalán

Los capuchinos catalanes en el impás de superar la Avenida Gaudí 13 (el pasado) y pasar a la renovación sarda (el futuro).

A punto de abocarse a la extinción también como provincia, algún o algunos capuchinos catalanes tuvieron la buena idea de hermanarse con alguna provincia capuchina europea con futuro. Y la Providencia les condujo a Cerdeña.

Algún o algunos buenos frailes, seguro que en oración confiada, silenciosa y humilde pidieron una iluminación que les ayudase a abandonar el altivo orgullo de nuestros regulares: que mientras van dando lecciones a los demás, ven extinguirse sus propias congregaciones en Cataluña. Una iluminación que les condujo al verdadero amor a su propia orden y al hábito que en su juventud comenzaron a vestir.

Miren la fotografía de los capuchinos catalanes y verán que los no-ancianos se podían contar hace tres o cuatro años con los dedos de una sola mano. Y más cuando en la fotografía algunos de estos pocos “no ancianos” eran capuchinos sardos invitados en Cataluña para reforzar los lazos de hermanamiento.

Es verdad que el hábito no hace al monje, pero algo querrá decir que todos los capuchinos profesos no ancianos de la fotografía vistan el hábito. Algunos progre-puritanos dirán que le damos mucha importancia al hábito y que lo demás no cuenta. Y seguramente es verdad que es un error dejarse guiar por esta sola cuestión para opinar; pero es que este signo externo es una manifestación de que la vivencia interior baña hasta el exterior. Y el rechazo sistemático del hábito como aspecto exterior del fraile, acaba expulsando al fraile que hubo dentro.

Los “setciències” (sabihondos) de Barcelona (el pasado)

Este viraje hacia la propia tradición, seguro que no ha sido fácil. Prueba de ello es que para acallar a algún sector canoso, la provincia capuchina catalana se ha tenido que adherir a la plataforma de Llisterri-Sellarés de la Avendida Gaudí 13 (el número gafe), .

Y por igual motivo, en su web “linca” a la Fundació Joan Maragall . ¿Acaso no hay que “beure a galet” (creérselo todo) para creer que la Fundació Joan Maragall es heredera del espíritu del poeta, quien quiso ser vestido con el hábito capuchino al morir? ¿O no es cierto acaso que en la pantomima de la Fundación Joan Maragall se revive hoy algo de aquella influencia de la simplicidad capuchina sobre el “noucentisme” cultural catalán más católico? Antoni Puigvert, supongo que no habrás picado el anzuelo, ¿no?

También explica el afán de complacer a las canas, el hecho de que se dé cobijo en su revista, Catalunya Franciscana, a los fashion y estirados, pero no por ello menos plúmbicos, rescoldos de la Casa de Santiago tipo Mar Galcerán quien en el número 236 (enero-abril 2011), páginas 37-38 se despacha a gusto en un artículo titulado “ Luces y sombras de una visita a Lerma” afirmando que "Iesu Comunió no deja de ser la prolongación de nuevas formas de vida consagrada de los movimientos Neocatecumenales, Comunión y Liberación y Opus Dei. Esta procedencia tan endogámica de sus componentes, ¿no tendría también que purificarse para crecer en libertad y apertura universal?"

Ya tiene sorna que el mundo pedante, autorreferenciado y tan microscópico que cabe todo él en un ascensor; ya tiene sorna que ese mundo por donde circulan la Galcerán y el Grané, dé lecciones de endogamia a las religiosas de Lerma.

El padre Valentí de Manresa (el presente)

En medio de este panorama, surge la figura de Fra Valentí Serra de Manresa (en la fotografía de la izquierda), quien con su vida, ejemplo, oración e ingente capacidad de trabajo (especialmente el histórico para recuperar la propia identidad capuchina) ha tenido a bien empeñarse en intentar no ser el último mohicano. Fraile catalanista, pero por encima de todo fraile, con estudios como El poble català i la devoció al Sagrat Cor, (El pueblo catalán y la devoción al Sagrado Corazón) , es un ejemplo para aquellos que están convencidos de que es posible un patriotismo sano y no excluyente, sin tener que empantanarse para ello en el nacional-progresismo. Todo es cuestión de no hacer del patriotismo una religión. De hacer que la Religión (católica) ilumine la Patria y no al revés.  

Estampas de vida capuchina sarda (¿el futuro para los capuchinos catalanes?)

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A la izquierda, el P.Jacint Duran, provincial de la P. de Cataluña, de visita a Cerdeña

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A la izquierda jóvenes y ancianos en perfecta armonía. A la derecha el Padre Salvatore, provincial de los capuchinos de Cerdeña

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