¿Qué pasa en el hospital de San Pablo?

Parece que es definitivo: las veladas del 25-V dedicadas a la defensa de la vida y al repudio del aborto, se han trasladado al Hospital de San Pablo. ¿Por qué? Hay varias razones: la primera, que tratándose de un hospital bajo la tutela moral del arzobispado de Barcelona, es inadmisible que se estén practicando ahí abortos. Pero es que tampoco tiene sentido que los católicos nos estemos callados viendo y sabiendo lo que vemos y sabemos. Pero hay otro motivo aparentemente accesorio, que está jugando un papel decisivo en el éxito de este traslado. En la segunda velada éramos 105 asistentes. 30 más que en la anterior.

Pero no ocurrió sólo eso: quedó clara en esta velada la voluntad del movimiento Priests for life de conectarse con el movimiento Pro Vida de Barcelona. Es que parece cada vez más claro que ha de ser Barcelona el epicentro de todo lo que se mueva en la Iglesia en defensa de la vida. Porque entre todos hemos de conseguir que la Sagrada Familia sea para la Iglesia no sólo el símbolo de la Nueva Evangelización, sino también el faro que ilumine en primer lugar a la ciudad de Barcelona y luego cada vez a más ciudades y más pueblos para que se conviertan al Evangelio de la Vida.

Lo cierto es que desde su traslado de Viladomat a San Pablo, los 25-V han adquirido un aire renovado mucho más solemne y fotogénico. Es que tanto el despliegue de pancartas como los excepcionales escenarios arquitectónicos constituidos por el Hospital de San Pablo y la basílica de la Sagrada Familia, le han dado a esta concentración mensual belleza y empaque. La prueba está en que por allí estuvo durante la mayor parte de la concentración, una reportera gráfica del ABC: en efecto, las veladas por la vida han adquirido además interés fotográfico.

¿Y los dimes y diretes de que se ha hecho eco precisamente el ABC sobre la respuesta del arzobispado a la evidencia (de años) de que en San Pablo se están practicando lo que hasta Su Eminencia llama ya “interrupciones voluntarias del embarazo”? ¿En qué queda el “gesto” de retirar a los canónigos del patronato del hospital? Porque lo deseable sería que los responsables eclesiásticos de este hospital hubiesen luchado con uñas y dientes desde que se planteó la posibilidad de practicar en él esa especie de abortos “de oficio”; y no al cabo de años, justo cuando salta el escándalo, para mirar de pararlo.

El tema tiene toda la apariencia de habérsele escapado de las manos al señor Cardenal; y lo peor de todo, es que los fieles desconfían de que tras tantos años de silencio, no se esté procediendo tan sólo a lavarle un poco la cara al escándalo. Con la esperanza de que escampe, claro está. No sabemos si también en este caso viene a cuento lo de “vale más tarde que nunca”, porque el tarde ha funcionado como el nunca. Y eso no tiene fácil arreglo. El único, absolutamente el único camino de arreglo, es entonar el “ mea culpa ” y seguir adelante con un discurso de auténtico arrepentimiento. Como sabe hacerlo el Papa para regenerar a la Iglesia. Pero no es ése el perfil de nuestro Arzobispo. Lo vimos bien meridiano en la forma lamentable en que gestionó el caso Pousa.

Gracias a Dios las concentraciones del 25-V en su nuevo formato están compuestas de dos partes: la civil, dedicada a parlamentos sobre la problemática que comporta la ley del aborto, y la religiosa. Esta vez el tema fue el post-aborto: las secuelas graves que puede acarrear el aborto y la forma de tratarlas. El aborto como una “solución” que está en la misma categoría hedonística de las drogas. Ni las drogas ni el aborto son una solución a nada. Son un nuevo problema, aún más grave que los que se pretendían resolver con esas pretendidas soluciones.

La parte religiosa sigue siendo el Rosario expiatorio. El marco es bellísimo: todo el paseo Gaudí, desde el Hospital de San Pablo a la Sagrada Familia. Es una manifestación de valentía cristiana: dar testimonio público de la fe, rezando en público. Lo más gratificante es que al pasar la procesión de los orantes por delante de los bancos del paseo, algunos de los que se encuentran envueltos en esta manifestación de fe, se enganchan a rezar, aunque sin moverse del banco. Día llegará en que se levanten y se sumen a la bella procesión.

Algo muy bello está pasando en Barcelona, algo que ayudará a embellecer a la ciudad, a prestigiar a la Iglesia y a tratar en esta ciudad el aborto como merece ser tratado.

Virtelius Temerarius