Las sátiras de TV3 al Papa como preparación a su visita

Es realmente triste y bochornoso el espectáculo que ofrece la televisión pública catalana TV3 en su programa semanal Polònia en el que se ridiculizan personajes y situaciones de lo más variado del panorama nacional e internacional. Pero lo que llega al esperpento más repugnante es la sátira desvergonzada y sacrílega que se hace de la persona del Papa Benedicto (si se contempla al Papa como un ministro sagrado), retratándolo con un combinado de histeria y fanatismo fundamentalista, que es la conclusión que se lleva el espectador que contempla un espectáculo tan bajo.

Éste es un fenómeno que no se encuentra en ningún otro país. Los programas de sátira y humor, tomando como tema la clase política, los hay y los hubo agudísimos, sobre todo en la BBC con la serie Yes Prime Minister o The Blackadder el famoso “Escurçó negre” (la Víbora negra), que hizo las delicias de una generación de televidentes que reían con estas series de genial inspiración. Pero el esfuerzo por imitar el humor británico, la desesperación de la televisión pública catalana por ofrecer algo que enganche a los televidentes y que sirva como “servicio de reflexión al país”, “como ejercicio de auto concienciación de nuestra individualidad nacional” como algunos lo han querido bendecir, se está convirtiendo en una práctica cada vez más desvergonzada de burla contra todo aquello que representa “algo serio e intocable”. Este es un interesante síntoma de una terrible enfermedad que padece nuestra sociedad. El no distinguir entre lo sagrado y lo profano , el no ver lo que es materia apta o no apta para el humor (entiéndase materia no apta para el humor: la propia lengua, la propia madre, la propia Fe), y peor síntoma aún, el no reaccionar ante estas convulsiones enfermizas , que es como se pueden calificar estos gags.

Jordi Pujol, que cumplió recientemente 80 años, recuerda a Toni Soler (director del programa Polònia ) en un almuerzo en un hotel distinguido de Barcelona, la “cobardía que representa para TV3 y Cataluña, ofender a alguien que no se puede defender, sin necesidad de ridiculizar a alguien tan destacado, y sin obtener ningún beneficio de ello”. Valiente amonestación de Jordi Pujol, en público, en mitad de un almuerzo.

Paco Fernández Ordóñez, destacado ministro de la época de Felipe González, dijo una vez que, ante el fenómeno de la inmigración musulmana “tenemos las de perder”, porque ellos creen “en lo suyo”, pero nosotros no creemos en nada. Y una prueba patente de esta enfermedad es la sátira al Papa de Polònia .

Acabaré como el Cardenal Martini acaba sus homilías, con 3 preguntas:

  1. ¿De qué modo nos prepara a la visita del Papa para consagrar la Sagrada Familia, este espectáculo indigno?
  2. ¿Qué reacción pública piensa tener nuestro nunca suficientemente bien amado (n.s.b.a.) Cardenal ante este programa, que ha llegado al conocimiento de Benedicto XVI? (no olvidemos que en la Santa Sede leen y ven TODO lo que se hace en Cataluña). Sería buena idea reaccionar a la altura, o más, de Jordi Pujol.
  3. ¿Los católicos del yermo catalán, qué tipo de desagravio pensamos hacer ante este ultraje?

    Miles Medianus