Amigo, Uriarte, Danneels... falta Sistach


Los últimos nombramientos episcopales por parte de Su Santidad Benedicto XVI no pueden ser más esperanzadores. No sólo se está nombrando a buenísimos obispos sino que en su nombramiento está implicito un rechazo a sus antecesores, una ruptura total con esos obispos que no han sido merecedores de la confianza de Roma.

Si yo fuera n.s.b.a. cardenal Martínez Sistach, no estaría muy tranquilo, es cierto que, como Zapatero, no finaliza su mandato hasta el año 2012, pero está muy claro que la linea de nuestro prelado, como la de otros similares (Amigo, Uriarte, Danneels…) no cuenta con las simpatías romanas.

Hay mucha similitud entre estos tres obispos citados y nuestro cardenal. Don Carlos Amigo se llevaba muy bien con nuestro arzobispo, formaban parte de la oposición contra la linea oficial de la Conferencia Episcopal Española con el cardenal Rouco a la cabeza. Recordemos como en el 2008 boicotearon conjuntamente el acto de Madrid en favor de la Familia, y organizaron sucedaneos en sus respectivas diócesis. El resultado es bien conocido: a todo un cardenal le pusieron un coadjutor en la persona de Don Juan José Asenjo, una patada en toda regla. Monseñor Asenjo no sólo fue obispo auxiliar de Toledo, sino que en Córdoba demostró que su linea pastoral no se parecía en nada a la de Don Carlos en Sevilla.

El caso de Don José Ignacio Munilla como obispo de San Sebastián ya se ha comentado ampliamente. El obispo Uriarte, como su antecesor Setién, tenían un punto en común: eran más nacionalistas que pastores. Algo que le sucede con mucha frecuencia a nuestro cardenal, que tiene la diócesis hecha unos zorros, pero su única preocupación es que no recorten el estatuto de Cataluña. Está claro que si hay alguien que no quería como obispo el clero nacionalista-progresista de San Sebastián era Don José Ignacio, pues toma del frasco Carrasco. El mismo clero nacionalista-progresista, pero en Barcelona, es el que aupó a nuestro actual arzobispo y con quien ha pactado un programa de no agresión, a cambio de darles carta blanca a sus tropelías litúrgicas, pastorales y “nacionalistas".

Por último tenemos el reciente caso del cardenal Danneels de Bruselas. Su sustitución ha sido rápida y fulminante. Y lo más significativo es el nombre de su sucesor: Don André-Mutien Leonard, el obispo más “tradicionalista” de todo Bélgica. En Namur ha demostrado que su pastoral en comparación con la de Danneels es el día y la noche, una buena muestra de ello es el numero espectacular de seminaristas que tenía en sus diócesis. Es curioso como el clero progresista catalán siempre admiró a obispos como Danneels o a su antecesor Suenens. Tenían su mirada puesta hacia el norte, en países como Holanda y Bélgica como ejemplos a seguir. Hoy esas iglesias están casi en ruínas como nuestra Barcelona o como San Sebastián antes de la llegada de Don Juan José. Pero Roma ha reaccionado. Ha cambiado el rumbo, de una forma clara y firme.

Aún quedan unas cuantas diócesis por resolver entre ellas la de nuestra Barcelona. Pero si 2 y 2 son cuatro, yo creo que el pronóstico es muy previsible. Haría bien nuestro cardenal en tomar nota de una vez y cambiar el rumbo equivocado que hasta ahora ha seguido. Aún está a tiempo de poner remedio a la situación y tener una salida más digna que la de los casos citados. Está en sus manos, y desde luego si lo hace tendrá todo nuestro apoyo.

Antoninus Pius