InfoCatólica / Tomás de la Torre / Archivos para: Agosto 2010, 08

8.08.10

Esperando ver salir el Sol

He visitado a varios enfermos. El último está preso de una depresión de dimensiones descomunales. He dado una vuelta por la red y he encontrado el siguiene vídeo que le he enviado. Y que cuelgo aquí para todos los lectores y amigos de este blog.

http://es.gloria.tv/?media=91952

Todos los días son para levantarse esperando ver salir el sol. Es el mejor deseo que podemos desearnos todos los hijos de Dios.

Tomás de la Torre Lendínez

Jóvenes en Santiago de Compostela

Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 25

Durante todo el fin de semana en Santiago de Compostela más de diez mil jóvenes españoles y europeos están reunidos haciendo una peregrinación ante el Apóstol.

Es un gesto con el fin de ganar las gracias espirituales propias del año santo compostelano. Y a la vez, es un anticipo de lo que ocurrirá en agosto del año próximo cuando se celebre la Jornada Mundial de la Juventud en Madrid, donde se juntarán
jóvenes del todo el mundo. Acontecimiento que se espera que supere todos los cálculos posibles.

Junto a la tumba del Apóstol, los jóvenes de España han encontrado siempre fuerzas para mantenerse en su vida cristiana. Es recordable aquella peregrinación de los años cuarenta, organizada por Acción Católica, donde muchos españoles vieron allí, en Compostela, muy clara su vocación al matrimonio o a la vida consagrada. He hablado con un cura que en aquellas fechas decidió entrar en el Seminario porque encontró que el Señor le llamaba a ser cura en la Iglesia Católica.

Otras generaciones, más jóvenes, han estado por Santiago, después, con ocasión de los viajes del Papa Juan Pablo II. Está en la retina de todos la estancia papal en la capital gallega en el año 1989, celebrando otra Jornada Mundial de la Juventud. Algunos encontraron allí su vocación dentro de la Iglesia también allí.

Los que hoy acaban su peregrinación, de la diócesis de Jaén, han estado presentes más de doscientos jóvenes, han tenido serios ratos de oración, de intercambio de experiencias y de gozo espiritual en la celebración de la Eucaristía. Algunos obispos han acompañado a sus
jóvenes para demostrar que el pastor está siempre donde están sus ovejas más jóvenes llenas de ansias de vivir su compromiso cristiano.

Ahora, a la vuelta, a la vida cotidiana estos jóvenes deben contar sus experiencias espirituales y humanas a sus amigos, y así convertirán en verdad indiscutible aquella de hace muchos siglos: el mejor pastor del joven cristiano es otro joven cristiano. El fin de esta misión es ir consiguiendo animar a otros chicos más para que el verano próximo el Papa Benedicto XVI, en Madrid, se encuentre con los dos millones de personas jóvenes que las mejores previsiones están barajando en la lenta preparación.

Los demás, padres, educadores, sacerdotes y catequistas, estaremos en la misión de siempre: seguir sembrando en los corazones juveniles que Cristo, Camino, Verdad y Vida es el único motivo de ser luchadores en la caminata cansina, que, a veces, se convierte la vida de las personas que buscamos ser mejores cristianos a diario. La herramienta para atornillar todas las piezas de la persona es la oración al Señor, siempre llena de perseverancia recordando las palabras del Señor: Todo lo que pidáis a mi Padre os lo concederá. Y yo añado: Si tenemos la fe suficiente en que es Cristo quien opera en nuestras vidas haciéndonos capaces de mover montañas.

Tomás de la Torre Lendínez

González de Cardedal, gran teólogo, medalla de oro de Salamanca

El abulense Olegario González de Cardedal es uno de los principales teólogos del último medio siglo en toda la Iglesia y su trayectoria docente y publicista ha estado ligado desde hace cuatro décadas con la ciudad de Salamanca.

El ayuntamiento de Salamanca concedió su máxima distinción, la medalla de oro de la ciudad, al sacerdote y teólogo Olegario González de Cardedal.



Abulense de origen de 75 años y 51 de sacerdocio, González de Cardedal ha sido catedrático de la Facultad de Teología de Universidad Pontificia de Salamanca y también profesor de la Universidad civil de dicha ciudad. González de Cardedal es también miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, autor de numerosos libros y artículos y fue miembro de la Comisión Teológica Internacional. Cuenta asimismo en su haber con otros muchos premios y distinciones.

Lo que más he admirado en el profesor González de Cardedal es que ha sido un teólogo de equilibrio, de serenidad, de ecuanimidad. Un amigo lo conoce como el teólogo tranquilo de todos los tiempos desde hace medio siglo.

Es verdad. Comenzó su sacerdocio en las puertas del Concilio Vaticano II. Se llenó del espíritu conciliar en una sabia dosis sin llegar a romper con el pasado teológico anterior y sin creerse que iba a descubrir la pólvora en el inmediato postconcilio.

En la etapa convulsa de aquellos años de poner en práctica el Concilio estuvo en la línea de permanente obediencia a las fuentes de la Fe, Sagrada Escritura y Tradición, sin coquetear con los aires de teología de la liberación y de la revolución que llegaron desde otros lugares de Europa y América.

Con Olegario, en Salamanca en aquellos años, estuvieron gente que después ha disparado y derivado hacia situaciones intelectuales teológicas que rayan en lo más raro para sí mismos y para su misión dentro de la propia Iglesia. Algunos llegaron a obispos y más valía que no hubieran accedido a la mitra, porque han sido pastores de sí mismos, en vez de las ovejas que se les encomendó.

Con el paso del tiempo, Olegario iba madurando su teología e iba iluminando con sus obras y sus conocidos artículos en la tercera de ABC los diversos vaivenes de la sociedad española y de la Iglesia Católica. Siempre he admirado el equilibrio y la ponderación de sus juicios de valor ético, moral y teológico. Los laicos se bebían y lo siguen haciendo lo escrito en el diario actual de Vocento.

Los obispos, elegidos por Juan Pablo II y Benedicto XVI, iban haciendo que la barca eclesial no estuviera escorada hacia un mismo sitio. Siempre encontraban en Olegario un valedor fuerte y seguro para llevarlo a las diócesis para charlas, conferencias, cursillos….a sacerdotes y laicos, quienes siempre valoramos ese sistema de centro que es propio del magisterio teológico del profesor González de Cardedal.

Ahora en plena madurez humana e intelectual recibe el premio de la medalla de oro de la ciudad de Salamanca. Es el pago civil a una misión docente de medio siglo. Olegario está, por méritos propios, en la dinastía de los mejores teólogos de la escuela salmantina desde el siglo de Oro.

Desde aquí le deseamos muchas felicidades y una larga vida para que siga ejerciendo como maestro, sacerdote, teólogo y pastor de la Iglesia del Señor.

Tomás de la Torre Lendínez