Lo único estable
Los cambios no serían tan difíciles si no fuera porque por años hemos hecho las cosas de la misma forma a tal punto que juzgamos como signo de estabilidad emocional y espiritual tener una vida firme, sólida y estructurada. Estas cualidades signo son de todo ello, es cierto, pero estamos equivocados si pensamos que por poseerlas nuestra vida será así para siempre.

Días atrás, conversando y más que conversando desahogándome con Juan el joven que me ayuda a atender a mi padre, le contaba mientras se me salían las lágrimas que mi madre había muerto sola en el hospital.
El Señor me ha deparado una gracia muy grande como es estar experimentando la maternidad a los 52 años a través de los cuidados que demanda la edad y la salud de mi padre.
Uno es tan cándido que le dice al Señor cosas como: “Hágase tu voluntad”, “Pongo mi vida en tus manos”, “Moldéame como al barro lo moldea el alfarero”, etc., y, cuando lo dice, lo hace –básicamente- por dos razones:





