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12.06.25

Jesús, mira

Para mi persona ha sido dificilísimo mirar a Jesús a los ojos.

Finalmente, lo he podido hacer mirando una imagen del Niño Jesús de Praga.
Lo miro fijamente y espero a que sus ojitos inicien la conversación o, nada más, lo miro.

El caso es que lo he podido mirar y comprendo que me está escuchando, que le importa lo que digo, que está a mi favor, aun cuando solo llegue a contar dolida y arrepentida mis vergüenzas. Será el único que nunca pensará “Qué cosa tan aburrida!”, aunque lo sea.

Ay! Cielo, bendito! Es el Niño y solo un niño, cuando mira, lo hace sin juzgar y esperando todo y solo lo mejor de ti y de todo. Imposible decepcionarlo, sobre todo cuando se trata del Niño Jesús que lo sabe todo, por quien y para quien todo fue creado, de cuya vida vivo y de quien soy perdonado, vez tras vez, con los mismos o nuevos pecados. Recibiendo, una y otra vez, consuelo, alegría, paz, esperanza de encontrármelo de veras y apretar esos cachetes* con todo amor y devoción. Ay! Chiquito de mi alma! Niño bendito de mi corazón!
Solo de un niño, del Niño, puedo uno estar seguro de que, no habrá día que no tenga tiempo para ti, ni que serás un atraso o molestia, ni pensará que eres débil si te echaras a llorar o que eres irremediable si, triste o enfadado, te desahogas en su regazo. Solo El sabrá acogerte si estás con miedo y te hará sentir valiente entre sus brazos. Con solo mirar al fondo de sus ojos, lo sabrás. Sabrás que lo puedes todo y querrás nunca dejarlo, ni que te deje jamás.

Cielo bendito! Qué dicha ha sido llegar a mirar a Jesús a los ojos.
Más que una dicha, es una gracia, me parece que grandísima.

De mirarlo con frecuencia desearas tener su mirada; se lo pedirás y te la dará, poco a poco, empezaras a mirar con esos mismos ojos que te llenan el alma y será para mayor gloria de Dios y santificación de las almas.  

Jesús, mira.

— o —

Ahora bien, los apóstoles y sucesores, se zambulleron en esa mirada, y sucedió que, también fueron transformados por su gracia. De ahí que, miraban como Jesús y lo miraban en los demás ya que muchos, fueron agraciados. Por eso, para los seguidores más jóvenes fue fácil confiar, ya que al ver a Pablo o Juan, por ejemplo, era como ver a Jesús. Esos jóvenes seguidores fueron más tarde, los Santos Padres, de quienes tanto aprendemos.

Cómo no dar testimonio de la Resurrección si ellos mismos experimentaban las consecuencias en sus personas y en los miembros de la comunidad? En la propia comunidad, como el propio cuerpo de Jesús! Que no es poca cosa!

Ahora bien, probablemente, uno tenga una idea personal de Jesús, por lo que, lo que vea de El en los demás, sea aquello que combina con la idea que uno tiene; por ejemplo, para mí, la idea que tengo de Jesús es que siempre, no importara qué, fue amable. Anduvo siempre agradecido y contento, por mencionar algunos detalles.

Así es como, cuando me encuentro con un consagrado o a cualquiera, me adelanto a pensar bien, pienso y espero ver a Jesús en algunos o muchos aspectos; lo que pasa, es que el método no es infalible ya que, muchas veces me equivoco y tanto que, a veces, no veo en esa persona ningún aspecto de Jesús. Nada. Ninguno.

Sin embargo, también, sucede lo contrario, al ver a un consagrado, de inmediato, das con Jesús. Lo descubres en su lado amable, por su alegría y estar contento; por su forma de hablar de ese amor que le ha sido dado y del que le sobra para regalar y, de vuelta, para seguir amando y saberse amado. Por la forma en cómo habla de todo lo que ha pasado hasta llegar ahí. Por la gratitud que le brota por los poros y de la pureza que es incomparable. Por esa forma cierta, inequívoca de dar las señas para llegar al cielo, con Jesús.

Y también, que no es poco, se le conoce por hablar del Padre como de algo propio, que le pertenece y de quien es llamado “suyo”.  Como si lo hubiera visto con sus propios ojos.

En ese consagrado a Jesús se le ve, sobre todo, por la veneración, respeto, propiedad y exactitud con la que se expresa de tantas cosas acerca de las que le ha sido dado entendimiento y que comparte; en el entusiasmo con que vive y que solo encuentra reposo al celebrar la santa misa con la que, finalmente, nos deja ver que se trata de Jesús y no de su persona.

 

De cuando uno se encuentra con hombres así es que recuerda a los de Emaús, que no llegaron a saber que era el Señor, hasta la fracción del pan.

Jesús, mira

 

* Cachetes le decimos por cariño a las mejillas

7.06.25

"A rezar, chiquitos!"

Uno le pide a Jesús, al bien amado Jesús, un corazón dócil y humilde como el suyo; uno se lo pide día tras día y así pasan los años sin que uno sepa, exactamente, si el corazón le está cambiando.

No creo que el mecanismo de Jesús para cambiarnos el corazón contenga en el  programa algo para que nos demos cuenta, es más, me parece que esta diseñado, precisamente, para que no lo percibamos y, de ese modo, no se hinche el corazón.
Bien pensado!

Alguno podría pensar cuánto tiempo perdido en meditar estas cuestiones. Si fuera teología, uno diría, pero no llega ni a razonamiento, es pura imaginación.

Dicho sea de paso, agradezco mucho a Dios mi imaginación porque no me sirve solo para meditar sino la utilizo en infinidad de asuntos, de tal modo se torna en una herramienta a favor de Dios. Muy agradecida, la verdad.

Dicho esto, paso a contarles lo que mi imaginación me hizo aprender del hecho de que mi abuelita Merce, a quien tanto quiero, nos llamara por las tardes a los chiquillos a rezar.

“A rezar, chiquitos!”, se la escuchaba desde cualquier lugar de la casa y el jardín.

Ella había rezado ya dos de los tres rosarios, y dejaba el último para nosotros. Nos cortaba a tajo la hora del juego y mentiría si dijera que no queríamos salir corriendo pero, nada, la conciencia nos lo impedía. Qué ingratos si huyéramos de la abuela y del rosario!

Así que, arrodillados, teniendo a María delante y a la abuelita al lado, nos lanzábamos sobre cada Padrenuestro y Avemaría y hasta las jaculatorias para después, si es que todavía quedaba sol y ganas, echarnos a jugar y si no, a comer y ver la televisión un rato. Eso, durante las vacaciones. 

De ese tiempo e infancia tan preciosa que tuve. De ese tiempo y de mucho antes, también; de esa abuela tan rete-amorosa y brava, de ese rosario, el de abuela y el nuestro, es que la Gracia fue haciéndose camino en las almas.

Zulay me pasó el otro día una foto de su hija menor y su esposo que tomaron días atras cuando fueron a visitar a la joven. Preciosa la foto. Zulay, bella y modesta como siempre, don William, ni un pelo más bajito, y la muchacha, con aquella  sonrisa y ojitos que le brillan tras los anteojos.

Uno que conoce a Zulay piensa en la larga historia hasta llegar ahí, se conmueve y agradece, además, recibe consuelo y es confortado en la Esperanza.  Así se lo dije por Whatsapp al Obispo de Alajuela, persona cercana ya que vivió en mi pueblo bastantes años.

Hola Monseñor

Espero que esté bien.
Le paso esta fotografía porque esta joven monjita es de su diócesis.
Se llama Janet.
Me acaba de contar la mamá que recibirá los hábitos dentro de poco.
La mamá se llama Zulay y ella llegó a mi casa con apenas 15 años y un bebé.
Con mi mamá y mi abuelita ella creció y crió a su hijito con quién yo jugaba como si fuera un muñeco.
Después de unos años ella se casó y tuvieron tres hijos más, en cuenta la pequeña Janet.
Zulay con abuela y mi mamá rezaban El Rosario.
Zulay quiso mucho a mi mamá y a mi abuelita y nos cuidó muy bien a los chiquillos.
Mis hermanos y yo la queremos muchísimo.
Se lo cuento porque yo sé que usted apreciaba mucho a mi mamá y para que vea que desde ese tiempo Dios iba preparando el camino a esta joven.
Me parece maravilloso y por eso se lo comparto.
Mi hermano me hizo recordar una parte muy importante también y es que, Esthercita, la mamá de Zulay, aprendió a rezar en casa con mi abuelita Merce porque también llegó ahí muy jovencita.
Abuela siempre enseñaba a cocinar y a rezar a todo el mundo.
También de su abuelita Esther esta chiquita recibió mucha piedad.

 

Pues, bien, aquí termina esta narración sobre la hora de rezar de los chiquillos.
La dejo así porque también la imaginación de ustedes necesita trabajar.

Den gracias, reciban consuelo y Esperanza.

Sea Dios bendito!

Amen

 

12.05.25

Como cuando sale el sol

Fue hace tanto tiempo que diariamente pasaba bebiendo de la enseñanza de Benedicto XVI como de una fuente. No había día que no quisiera saber lo que le sucedía, qué decía o hacía.

Fueron años extraordinarios, de hecho, durante ese tiempo fue que cursé teología por lo que, de muchos ángulos, mi vida de fe recibió riqueza.

Luego, vino un largo período que fue para aprender a amar y confiar. Un período de poco más de una década. Hasta que llegó a su fin y, aquella zona sombría, fue iluminada por un papa que cantó el Regina Caeli en latín.

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18.03.25

Lista de contactos

“La vergüenza que nos da por mostrar inocencia, no nos sirve para llegar al cielo." Maricruz Tasies 

La aplicación (app) que utilizo para hacer transacciones bancarias pone a mi disposición la lista de contactos cuando necesito sus números de teléfono para hacer transferencia vía sinpe; con solo escribir el nombre, aparece el número de teléfono del contacto con el que puedo hacer la transferencia o pago. 

La lista de contactos puede contener cuántos nombres escritos de cualquier forma que se pueda imaginar, por ejemplo, yo a veces pongo Andrea de Fermín para recordar cuál Andrea es esa, o escribo Álvaro de Rossi para recordar de cuál Álvaro estamos hablando 

También se puede escribir “hermano” para referirte a tu hermano y “esposa” para saber que te llama. 

Algunos tenemos en la lista de contactos a Jesús, María y José, también tengo a Josué, David y Jacobo, entre otros.  

De hecho, tengo a dos Jesus, uno en el Whatsapp, quien se autonomina el “electrocutado” ya que le cayó un rayo y no murió; y otro Jesús, nacido el 25 de diciembre y que no es el Jesús resucitado que conocemos. 

La lista de contactos puede ser variopinta y tener diferentes usos.

Por eso a la niña del video que publicó Monseñor Munilla (deberán verlo en el facebook de Monseñor) no le pareció raro que su mamá tuviera entre sus contactos a Jesús (el único y verdadero Hijo de Dios), por lo que le mandó un audio por WhatsApp, con el que me identifiqué plenamente.

Qué emocionante sería poderle mandar mensajes o audios tipo WhatsApp a nuestro amado Jesús. 

Y es que, hace muy bien tener una vía de comunicación abierta, como es la oración, que no solo es gratis si no mucho más perfecta y asequible que el WhatsApp.

El caso es que, la frecuencia tanto como familiaridad en la oración con Jesús, podría ser de mucho mejor calidad que la que tenemos con nuestros contactos si confiáramos en Jesús y sus medios para atraernos hacia si. 

Les voy a pedir que antes de terminar no dejen de ver el video de Monseñor Munilla y que, después, revisen su lista de contactos a ver si tienen a un Jesús, María o José, que -de seguro los tendrán- ya que les voy a pedir que les dejen un mensaje tipo WhatsApp aquí en los comentarios.

Nos bendiga Dios. 

19.12.24

"Hablemos de rosquetes"

                                                           A mi amada y adorable familia, dada por Dios.

En esta época del año, quienes hemos tenido el don de una familia, nos hace bien evocar recuerdos que le confirme al alma que Dios no nos ha dejado ni dejará de su mano: confirmar al alma en la Esperanza.

En mi familia, por ejemplo, de siempre disfrutamos recordar nuestras cosas graciosas, las que no llevan cuentan del tiempo que nos han hecho reír.

Creo que se lo debemos a papá quien era hábil con las palabras y tenía un sentido del humor inteligente y delicado.

A mi hermano, por ejemplo, le decíamos “Don Camiseto”, por lo distinguido que se veía con esa vestimenta y, conocido además, como el calzador de la “Tosa Tusa” (la “otra pantufla”, como el propio niño de muy pequeño la llamaba y por la que lloraba al no encontrarla)

Mi hermanita menor, muy dueña de ella misma desde siempre, no dejaba que nadie le ayudara en nada, ni siquiera a ponerle nombre al jabón para bañarse, al que llamó “piticón". No hubo forma de hacerle cambiar de parecer. 

Por ejemplo, a mamá le decíamos “Tita Tirita”, por llamarla de forma divertida con sus nietos. El abuelo era “Tura Turuta”, cara de mondongo, también.

El sobrino mayor, Daniel, que en dulzura compite con Juancito, cuando ya era tiempo de dormir le decía a su mamita que le insistía en seguir jugando: “Mejor mañana, mamita, porque estoy un poquito mucho cansadito”

Por otro lado, el benjamín, el mentado Juancito, tuvo su propio diccionario del que sacó los nombres de las cosas, algunas son: pamparalalala (por lámpara), mi subichi, tu subichi, su subichi (por Mitsubishi) y además “pi pio auch”, su peluche preferido.

El hermano mayor de Juan, llamado Víctor, Victorino, Victorio, Victorioso, Victoriano, conocido también como “Manuelo”, por Víctor Manuel, resultó el más hábil de los sobrinos con las palabras.

Cuando, con ganas de socializar buscaba a la abuelita, se sentaba en el sofá invitándola a conversar: “Venga, Tita. Vine a estar con usted. Hablemos”, le decía. “De qué quieres hablar?”, preguntaba curiosa la abuela. “Hablemos de rosquetes”, le respondía ceremoniosamente el pequeño Vic.

Así se les iba tiempo, hablando y disfrutando de las palabras que, muchas veces, según el amor  con que se digan, parecen mimos.

La familia mía, aun cuando papá y mamá ya no están, seguimos siendo de ese modo y, aunque resulte singular, trasladamos ese cariñoso trato a las personas en otros ámbitos, incluso, al ámbito de la oración y, más por Navidad, cuando –por gracia- todo se reviste de familia.

Ya que la Liturgia de Adviento y Navidad nos enriquecen con altísimos y dichosos pensamientos, ya que tenemos puesto el portal así como multitud de signos que evocan nuestro parentesco con el Niño Dios, celebremos la familia con la mirada fija en la suya para que, cuando el Niño Jesús nos invite, nos sentemos a hablar con el de rosquetes.

El buen Dios nos conserve en su Gracia. Amen 

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Muy a propósito subí esta imagen del Niño porque cuando lo miro, quien pide hablar de rosquetes, soy yo.