Gracias por todo, Mario, amigo. DEP
Hace tiempo que no lloraba tanto. Esta mañana temprano llegaba el whatsapp con el que su esposa Ana nos comunicaba que Mario Solsona había partido a la Casa del Padre. Llevaba tiempo malito, pero ya había salido de numerosos envites. Muchos no le conocéis, pero InfoCatólica no puede entenderse sin él.
Casi todas las cosas que me gustaría contar no puedo escribirlas, entre otros motivos por respeto a su querida discreción.
Para mí son las más importantes, esas que atesoro: su trato con el Señor y la Santísima Virgen, su modo de querer, especialmente a su mujer y a sus hijos, su visión de la Iglesia y de la vida interior –época de oscuridad incluída–, la visión esperanzada de la realidad (la situación de la Iglesia también). Siempre dispuesto a escucharte y, cuando lo pedías, un consejo… y alguna vez cuando no lo pedías pero deberías haberlo hecho, también.
Por otro lado, supongo que con el tiempo se irá sabiendo y reconociendo el impacto que ha tenido Mario en la existencia de algunas iniciativas de información y formación digital católica.
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