Más sobre psicólogos, psiquiatras y homosexuales
En el post anterior recogia del WSJ que la Asociación de Psicología Americana (APA) permitiría a sus terapeutas tratar en cierto modo la homosexualidad.
Quise resaltar algunos aspectos positivos de la noticia. Hoy tocan los menos positivos, los negativos y algunas ampliaciones. Aprovecho para desarrollar observaciones de Ricardo y Norberto y que no quede todo perdido en los comentarios. Los puntos destacables son (con algo parecido a una justificación):
- Por primera vez, desde el negacionismo de 1973 se permite tratar de alguna manera la homosexualidad a profesionales de la medicina, con tratamientos que no sean exclusivamente la aceptación o la promoción. Esto ya en sí, es bueno, y supone un reconocimiento a la labor de muchos terapeutas y quizá nuevas vías. Quizá hasta se deje de perseguir a fantásticos profesionales por el mero hecho de ejercer la medicina o la psicología y ayudar a los demás. Es posible que les retiren las «estrellas amarillas».
- Se reconoce un fenómeno — las creencias— como parte constitutiva y fundamental de la persona que no pueden violarse.
- Porque aunque sea por oportunismo se han tragado una bomba que, como la de Tiburón, puede servir para avanzar más rápido hacia el sentido común.
Hasta aquí sería todo perfecto, muy en línea con la doctrina de la Iglesia Católica (CEC, nn 2358 y 2359). Como dice Alan Chambers, ex-homosexual (sí, sí, ex), y presidente de Exodus International:
Es un paso positivo; simplemente respetar la fe de alguien es un salto en la dirección correcta. Pero iré más allá. No hay que negar la posibilidad de que los sentimientos de alguien puedan cambiar.
Pero hubo más y, son malas noticias o al menos peligrosas. Intento explicarme.
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