Gracias por todo, Mario, amigo. DEP

Hace tiempo que no lloraba tanto. Esta mañana temprano llegaba el whatsapp con el que su esposa Ana nos comunicaba que Mario Solsona había partido a la Casa del Padre. Llevaba tiempo malito, pero ya había salido de numerosos envites. Muchos no le conocéis, pero InfoCatólica no puede entenderse sin él.

Casi todas las cosas que me gustaría contar no puedo escribirlas, entre otros motivos por respeto a su querida discreción.

Para mí son las más importantes, esas que atesoro: su trato con el Señor y la Santísima Virgen, su modo de querer, especialmente a su mujer y a sus hijos, su visión de la Iglesia y de la vida interior –época de oscuridad incluída–, la visión esperanzada de la realidad (la situación de la Iglesia también). Siempre dispuesto a escucharte y, cuando lo pedías, un consejo… y alguna vez cuando no lo pedías pero deberías haberlo hecho, también.

Por otro lado, supongo que con el tiempo se irá sabiendo y reconociendo el impacto que ha tenido Mario en la existencia de algunas iniciativas de información y formación digital católica.

No tengo muchos amigos hechos de mayor son casi todos de la infancia. Así que doy gracias a Dios por haber puesto a Mario en mi camino hace unos 17 años. Cuando digo «amigo» es así, como el del cuento de El Conde Lucanor, a quien confiar mi vida o mi alma. Y cuando hablo de Mario, en realidad hablo de Mario y Ana, su esposa, en muchos aspectos inidestinguibles y en otros felizmente con una visión complementaria.

Mario es uno de los responsables de que yo me dedique a esto. Tanto con sus orientaciones como cuando te cogía de las solapas y te decía cuatro cosas bien dichas. Porque los amigos son como Mario era. Y si el amigo es maño era imposible no entenderle. Y si tu amigo era él, imposible no terminar riéndose.

Como decía, las mejores cosas no puedo contarlas, así que me limito a algunas «poco personales» y que los más viejos del lugar recordarán.

Mario no solo fue uno de los fundadores del diario, es el «culpable» de muchas de las iniciativas sugerentes de la publicación. Siempre quería mantenerse en segundo plano, aunque durante algún tiempo mantuvo el blog «Cuatro Rayas» Los del equipo nos hemos quedado sobrecogidos por la coincidencia de su último post.

Sí, EO era Mario. Su avatar su silueta. Y su humor el mismo en todas partes.

Una imaginación desbordante y un modo de enfocar los temas con «pensamiento lateral» que ayudaba a desbloquear los asuntos. Cuando nació InfoCatólica nos dieron seis meses de vida. Precisamente a los seis meses nacía la Fundación InfoCatólica de la que formó parte Mario hasta hace bien poco.

Era un torbellino. Por poner un par de ejemplos, a los pocos meses, una de sus ideas, imaginativa y desbordante, supuso un salto enorme en el conocimiento de la publicación: la campaña de las esquelas de 28 de diciembre. Si intentaban insultar a InfoCatólica calificándola de «la caverna» pues subía la apuesta liándonos con un blog, «La Caverna», aunque después él no escribiese allí. Sin lugar a dudas, hoy habría impulsado «La fachosfera».

Los problemas eran siempre una oportunidad para emprender algo ingenioso. Y lo que terminaba saliendo mal un provechoso aprendizaje.

De Mario y de Ana, en este caso más de Ana, es el éxito de InfoCatólica en el antiguo Facebook y las Redes Sociales, cuando eran otra cosa. O las ediciones de fin de semana durante bastantes años. O,… tantas cosas

La pericia que tenía en casi todos los ámbitos en la web nos llevaba con la lengua fuera. A veces era difícil seguirle. Muchas de sus ideas no pudimos llevarlas a cabo, una pena. Siempre estaba a la última, se formaba, investigaba y ponía su enorme talento (y enorme persona) al servicio del Señor y de las almas.

A su lado esta aventura ha sido más fácil, los buenos momentos eran más felices, y las tinieblas y decepciones menos amargas. Hasta el último momento todo era ocasión ‘de contársela a Mario’. Disfrutaba tanto con sus ideas como con las de sus amigos. Y no solo las on-line, como se dice en mi tierra, se apuntaba a un bombardeo.

Y termino, más bien lo dejo, como empecé. Dando gracias a Dios por Mario, y pidiendo oraciones y sufragios, por él, por Ana, por sus hijos y por todos los que sentimos en estos momentos su ausencia.

Sé que los sacerdotes le encomendarán en la Santa Misa y que los lectores que quieren a InfoCatólica se unirán a esa petición y acción de gracias.

Dale Señor el descanso eterno. Brille para él la luz perpetua.

Y también gracias a ti, Mario. Te echaré mucho de menos.