Tocar el corazón o las narices
Ayer tuve la oportunidad de leer varias noticias relacionadas con jóvenes en la Iglesia. Unas tocan el corazón, las otras, las narices. Así somos los humanos.
Ensancha el corazón saber, por ejemplo, que las hermanas de Iesu Communio, en su inmensa mayoría jóvenes, estén planteándose una nueva iglesia para su monasterio de La Aguilera. Normal. Más de doscientas y siguen creciendo. Lo que era un viejo monasterio francisco prácticamente abandonado, hoy alberga una muy floreciente congragación religiosa que está restaurando el conjunto y ha tenido que levantar celdas, locutorios, dependencias. Jóvenes que rezan, contemplan, se entregan y quieren vivir en fidelidad a Cristo y a la Iglesia.