Despacho parroquial: "pasaba por aquí..."
No, por Dios. No nos pensemos que el despacho parroquial es tan solo un fleco puramente administrativo de la parroquia. Me soprende que lo limitemos a un horario de mínimos o más aún, a un servicio que se presta “previa cita".
Por supuesto que una parte es la de los papeles. La gente necesita en un momento una partida de bautismo, hacer un expediente matrimonial, encargar una misa o informarse de los requisitos o trámites para bautizar al niño. Para estas cosas pienso que tiene que haber un horario “mínimo” de despacho, si se puede, y si no bien vale lo de pedir cita y quedar.

Apreciado D. Jorge:
La alegría de don Fabián aquella tarde era de órdago a la grande, a la chica, a pares y a juego. Estaba que se salía. Cura de pueblo, con cinco mil habitantes a su cargo, no cabía en sí de gozo. Me lo encontré callejeando y se vino a mí con un enorme abrazo. ¿Sabes, me decía? Por fin lo he conseguido. Por fin tengo actividades parroquiales todos los días después de la misa de la tarde. Me faltaba el sábado y he conseguido iniciar un grupo de matrimonios aprovechando la gente que viene por aquí los fines de semana.
Malo que lo que tiene que ser normal haya de verse como noticia. Normal es que cierren las puertas de locales y dependencias de la Iglesia católica a un señor que se cisca un día sí y otro dos veces en la santa madre Iglesia, y que escribe unas cosas sobre las que advierte la conferencia episcopal que cuando menos pecan de arrianismo amén de contener otros varios errorres teológicos. Tan normal como cerrar las puertas de las mezquitas a quien defienda que ni Alá es Dios ni Mahoma el profeta y encima lo haga embuchándose un bocata de jamón acompañado por un rioja.