Aquella cunicular expresión
El lenguaje es más equívoco de lo que parece. Cuando un español viaja a Hispanoamérica, y hablamos todos español, sabe que ha de andarse con sumo cuidado con las cosas que dice. La más mínima frase hecha, la aparentemente más inocente comparación, lo que en España es una simple broma, en algunos países es altamente ofensivo y palabras en la península completamente inocentes en algunos países son expresiones de lo más soez. Todos tenemos mil anécdotas.
Con perdón de un lado y otro del charco, y por poner un ejemplo, en Hispanoamérica, en general, no tiene mayor connotación ni especial problema utilizar la expresión “jodido”. En España es algo muy fuerte. Al revés, en España se puede perfectamente ir de culo, cosa que dicha en tierras hermanas supone una grosería de las gordas.

A los curas, cosa curiosa, como a los demás mortales, se nos regalan exactamente 24 horas cada día. Independientemente que seamos jóvenes o viejos, habitantes del llano, la montaña, el desierto o la selva virgen, seculares o regulares, párrocos, profesores, capellanes o jubilados. 24 horas diarias. Ni una más ni una menos.
No, por Dios. No nos pensemos que el despacho parroquial es tan solo un fleco puramente administrativo de la parroquia. Me soprende que lo limitemos a un horario de mínimos o más aún, a un servicio que se presta “previa cita".





