16.05.13

Foro de curas de Vizcaya: goma-2 contra la adoración eucarística

El foro de curas de Vizcaya acaba de publicar su última hediondez. Una nota de su comisión permanente con el pomposo título de “Liturgia y clericalismo” y que es un dechado de soberbia, mala voluntad, desprecio a la doctrina de la Iglesia, inquina contra su obispo y mala leche a raudales.

Como es costumbre en ellos, una reflexión teológica inexistente, dos patadas en el cielo de la boca a todos los que piensan de forma distinta y cero propuestas de futuro.

A un servidor que vuelvan a hablar de liturgismo, falta de democracia interna, cristianismo teórico, exceso de clericalismo, y que esto lo saquen en consecuencia de la lectura de un libro de González Faus, me deja completamente frío. Tanto como lo del espíritu del concilio, la primavera eclesial, su curiosa forma de entender la opción por los pobres y la venta del Vaticano. No me produce la más mínima emoción.

Leer más... »

Ya va siendo hora de superar a Boff

A finales de los setenta, no digamos en los ochenta, no había parroquia, movimiento, asociación o grupúsculo que no tuviera como uno de sus principales libros de referencia para su “formación” cristiana alguno de los libros de Leonardo Boff, especialmente “Los sacramentos de la vida”. ¿Quién de nosotros no se sabe la historieta del sacramento de la colilla, el pan o la vela de navidad?

Aquel librito ayudaba a entrar en lo simbólico, pero poca cosa más. Porque la institución de los sacramentos por Cristo había que entenderla según y cómo y lo de los sacramentos como fuente de gracia pues cómo y según. Es decir, que se recreaba en lo secundario para pasar de puntillas por lo fundamental.

Leer más... »

15.05.13

San Isidro: una anécdota de pueblo


Hoy es San Isidro. Patrón de Madrid. Patrón de agricultores y ganaderos. Fiesta grande en cualquier pueblo de tradición agrícola. Y me he acordado de una anécdota que me pasó en uno de los pueblos en los que fui párroco varios años.

Imaginen la situación. Misa solemne del santo. Labradores y ganaderos con su mejor traje. La corporación municipal en pleno. Y al acabar la misa, la procesión.

Veamos la escena. El santo a hombros de la gente del campo. Tras él, el señor cura párroco revestido de capa pluvial y lo que haga falta. Le sigue el mayordomo del santo con el cetro en la mano. Junto a él, el alcalde y demás fuerzas vivas como está mandado. Al lado, la banda de música que irá acompañando el cortejo. Hemos salido a la calle y estamos esperando que se organice la procesión en el siguiente orden: cruz alzada; gente a caballo, carros tirados por caballerías y mulas sobre los cuales van adultos y niños vestidos con el traje serrano. Después, los tractores adornados hasta decir basta y cargados de niños que ya no caben más. Y cuando ya han pasado estos, la banda de música, el santo, el cura, las autoridades, la gente… Bien, ¿eh?

Pues sigan poniendo imaginación. Acabamos de salir a la calle y comienza a organizarse la procesión. Y en el momento en que aparece el primer tractor, la banda de música siente un irrefrenable deseo de ofrecer sus notas y se arranca a tocar esa canción que empieza así: “Tengo un tractor amarillo…” La gente no sabía qué hacer. Y me miraron. Mi respuesta fue tan simple como una sonora carcajada. Yo creo que San Isidro soltó otra.

14.05.13

Seguir los dictados de Gandhi

Rafaela se sentó en la primera fila. Habían organizado un par de charlas de formación para voluntarios de Cáritas abiertas a cristianos de toda la zona y pensó que podía ser una buena oportunidad de conocer cómo estaban las cosas y ver qué podía hacerse. El ponente, de campanillas: de la escuela de Cáritas, profesor, muchos títulos, muchas conferencias. La cosa prometía.

Bastantes oyentes, lo cual no estaba mal. Anunció que hablaría de la situación actual, de las causas y de posibles acciones. Al principio fue ofreciendo datos que quedaban un poco lejos: que si la India, que si número de ricos y pobres en el planeta, que si unos índices un poco raros… Rafaela hubiera preferido más bien datos de España, de Madrid o de los pueblos.

Leer más... »

13.05.13

Un problema de buena educación

Cuando ayer contaba esos bautizos surrealistas que me tocó sufrir en la parroquia, gente tuve que apelaba a la quizá insuficiente preparación de los sacramentos. Pero no es ese el problema. Porque claro, tienes una entrevista con los padres, primero individual, luego algunas charlas sobre lo que es el bautismo a las que en ocasiones asisten también los padrinos. Pero lo que no hay forma es de catequizar de paso a todos los asistentes.

No nos engañemos. Es un problema de mala educación, de no saber estar, de no comprender lo que significa vivir en sociedad.

Se ha ridiculizado hasta el infinito lo que en tiempos se denominaba “urbanidad y buenas costumbres”, que no era otra cosa que el conocimiento del arte de saber hacer agradable la vida a los demás. Porque eso es la buena educación: el arte de la agradable convivencia. Y si la buena educación es denostada, no quiero ni pensar en cosas como el protocolo, que también nos enseña a saber relacionarnos los unos con los otros de forma respetuosa y conveniente.

Leer más... »