InfoCatólica / Cor ad cor loquitur / Categoría: Persecución a los cristianos

25.06.09

La Iglesia crece allá donde hay mártires y confesores

Cuando ayer leí por primera vez los datos del catolicismo en Vietnam, no pude por menos que alegrarme. El crecimiento estadístico en tan solo 7 años es espectacular. Hay muchos más fieles, más sacerdotes, más vocaciones, más todo. Dudo que haya otro país en el mundo donde la Iglesia haya crecido tanto y con tanta rapidez.

Hay varios factores que explican ese crecimiento. Una buena parte de los católicos vietnamitas han vivido en medio de la persecución del comunismo. Tienen mártires y un número no pequeño de sus sacerdotes y de fieles son confesores, es decir, cristianos que sin llegar a perder la vida por Cristo, sí han sufrido todo tipo de vejaciones, físicas y morales, por permanecer fieles al Señor. La semilla del cardenal Van Thuan está dando abundantísimo fruto.

Los que vivimos cómodamente instalados en un catolicismo aburguesado, de andar por casa, sin la perspectiva de sufrir una verdadera persecución a corto-medio plazo quizás no podemos hacernos una idea real de qué implica eso de “dar la vida por Cristo”. No es que debamos buscar volver a lo que pasó en este país cuando los rojos regaron la tierra de nuestra patria con la sangre de nuestros mártires, pero sí que podemos aprender de la fidelidad de aquellos antepasados en la fe, que hoy vemos actuar de forma similar en ese país asiático.

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29.06.08

El País publica un artículo infame contra el Camino Neocatecumenal

A lo largo de mi vida he leído muchas cosas de las que se notaba que estaban escritas con mala idea, con mala leche, con mala baba. Pero lo que ha escrito para el País Semanal (me niego a poner el enlace) sobre el Camino Neocatecumenal y su iniciador, Kiko Argüello, un tal Jesús Rodríguez, es la cosa más infame, patéticamente tendenciosa y llena de odio y resentimiento que he leído jamás.

Yo no sé de qué caverna infecta ha sacado El País a ese personaje, pero lo mejor que pueden hacer es devolverle a la misma para que no salga y contamine más ese periódico, ya de por sí contaminado del más rancio de los anticlericalismos decimonónicos.

Lo mejor de todo esto es que tanto Kiko como el Camino han podido aprender la lección. Cuando Cristo dijo que no diéramos lo santo a los perros y que no echáramos perlas a los cerdos, “no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen“, lo decía por algo. Periodísticamente el tal Rodríguez es un cruce de perro y cerdo, que se ha aprovechado de la acogida que le hicieron los kikos para ahora producir ese engendro maligno.

Si en la Iglesia queda un poco de sentido común y de respeto a sí misma, a ese periodista, en cuanto a tal, no se le volvería a abrir una sola puerta de una sola sacristía, de un solo templo, de un solo despacho parroquial o episcopal. Si quieren odiarnos, que lo hagan desde fuera, no manchando nuestros templos santos con la prostitución pública de una profesión, la periodística, que no merece tener semejantes hijos bastardos.

Luis Fernando Pérez Bustamante

25.06.08

¡¡Gregorio!! !!Me escribes 1000 veces el artículo 16.3 de la Constitución!!

Eran otros tiempos. Era una práctica heredada de un modelo educativo diferente al actual. Antes de que la LOGSE pusiera fin a la enseñanza de calidad en este país, pocos críos nos libramos de tener que escribir cien, doscientas, quinientas o incluso más veces frases tipo “no hablaré ni molestaré a mis compañeros en clase” o “no miraré por la ventana cuando el profesor explica la lección". Al cabo de tres o cuatro “castigos” de ese cariz, con la muñeca y los dedos amenazando con entrar en crisis artrítica, uno se pensaba seriamente el comportarse en clase “como Dios manda".

Estoy convencido de que Gregorio Peces Barba sufrió en alguna ocasión dicha disciplina, que tan feliz hacía a los fabricantes de lápices y bolígrafos. Es una lástima que el niño esté ya tan crecidito y que, cada vez que insiste en decir que España es un estado laico, no haya a su lado un profesor para ordenarle escribir 1000 veces el artículo 16.3 de la Constitución. El artículo de marras dice así:

Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.

Se podría entender que a don Gregorio ese artículo le repatee. Se podría comprender que Peces quiera cambiarlo. Lo que no se puede entender ni comprender es que este señor quiera vendernos la burra de que la Constitución dice lo que no dice. Porque una de dos, o nos toma por imbéciles que no sabemos leer o él es el imbécil que no entiende lo que lee. Otra opción no hay.

Los “odiadores” profesionales contra el catolicismo tienden a caer en este tipo de perversiones de la razón. Les da lo mismo hacer el ridículo porque saben que tienen un apoyo mediático capaz de convencer a una gran masa “salsarosificada” y “buenafuenteada” de españoles de que la luna es cuadrada. Su visceralidad les puede y llegan hasta el extremo de inventarse laicidades estatales inexistentes o a querer pisotear derechos tan fundamentales como el de la objeción de conciencia contra el intento del gobierno de adoctrinar a nuestros hijos.

La Iglesia no es la Cope ni la Cope es la Iglesia, pero si algo está claro es que la Iglesia y la Cope son un peligro para sus planes. Por ello las quieren callar. Una Cope desactivada y una Iglesia amordazada convertirían este país en el paraíso del totalitarismo laicista. Eso sí, con el PP de Rajoy y González Pons -"defensor de la fe” como Enrique VIII- en la oposición, haciendo de tonto útil para que todos nos creamos que vivimos en una verdadera democracia.

Luis Fernando Pérez Bustamante

12.05.08

Qué bien se reparten los papeles

En lo referente al ataque al catolicismo en este país, vamos a asistir en los próximos años a una comedia dramática en la que los papeles están perfectamente repartidos. IU, ERC y el BNG son los malos sin sesera que cumplen en el Congreso el rol de burros entrando en una cacharrería. Si por ellos fuera, los católicos quedaríamos reducidos al estatus de parias a los que el Estado permite, graciosamente, celebrar el culto y poco más. Dicen que quieren acabar con los “privilegios” de la Iglesia en financiación, en la enseñanza de la religión, en el régimen de conciertos con la enseñanza privada (¿visteis, queridos hermanos de la FERE?) y en materia fiscal. Eso, de momento.

Lo más curioso es que pretenden que el resto de religiones tengan los mismos derechos. Bien, en principio los católicos no nos oponemos a eso, aunque algunos tenemos verdadera curiosidad por saber lo que ocurriría si en España admitiéramos la poligamia aprobada por el Islam o la propia sharia como norma para las relaciones entre los musulmanes. Nadie piense que esto último es una locura porque ya propuso algo parecido ese gran y nunca bien ponderado líder que tienen los anglicanos y que se llama Rowan Williams, arzobispo de Canterbury y druida en sus ratos libres.

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8.05.08

La verdadera libertad religiosa, en peligro

Excepto para aquellos que quieren permanecer ciegos ante la evidencia, es claro que José Luis Rodríguez Zapatero quiere cambiar, y de hecho está cambiando, el régimen que nos dimos los españoles durante la Transición. El consenso alcanzado entonces está hoy hecho trizas. El esfuerzo que hicimos por enterrar las heridas del pasado y buscar un futuro en común es ya una historia pasada, digna de figurar en los libros de historia de siglos venideros pero ausente a la hora de configurar el futuro inmediato.

No hace falta ser un especialista en derecho constitucional para darse cuenta que el proyecto socialista zapateril no encaja bien en la Constitución del 78. Pero como quiera que la separación de poderes se fue al carajo cuando Alfonso Guerra aseguró que Montesquieu había muerto, pues no hay manera alguna de que la justicia española, absolutamente politizada, sea un impedimento para que el inquilino de la Moncloa lleve adelante sus planes. Es más, el principal partido de la oposición no es sino una tuerca más en ese engranaje. Al fin y al cabo Aznar decidió que no merecía la pena resucitar a quien González y Guerra enterraron.

Dentro de los planes de Zapatero está el convertir a España, o lo que quede de ella, en la punta de lanza del laicismo mundial. No hablamos del sano laicismo de EEUU que Benedicto XVI alabó en su reciente visita a ese país. No, estamos ante un laicismo decimonónico, anticlerical y masónico. Y para ese laicismo, la Iglesia Católica es el principal enemigo a batir. Por eso, el anuncio de la vicepresidenta Fernández de la Vega de que el gobierno va a reformar la Ley Orgánica de Libertad Religiosa para avanzar en la laicidad del Estado, lo cual contradice al artículo 16 de la Carta Magna, no puede ser visto sino como una amenaza clara y directa contra esa libertad, que es parte fundamental de los derechos humanos.

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