No hay que acudir a Roma para hacer lo que conviene
El obispo de Solsona, Mons. Xavier Novell, ha escrito una carta a todos los fieles de su diócesis en las que les comunica su decisión de cesar como arcipreste a uno de sus sacerdotes. Decisión que el propio obispo ha “tratado de evitar, pero que finalmente, fiel al encargo de obispo de la diócesis, he tenido que tomar es bastante simple:
… desde el mes de octubre, Mn. Eduard Ribera y los demás responsables de la Hoja Interparroquial «Haciendo camino», publicaban escritos propios y de otros autores a veces manifestando opiniones contrarias a la doctrina de la Iglesia y, sobre todo, criticando abiertamente la jerarquía y su servicio ministerial. Desde entonces, había corregido a Mn. Eduard en tres ocasiones, dos de ellas mediante entrevista personal, pidiéndole que dejara de publicar textos de este tipo y notificándole en la última que, teniendo presente que la condición para nombrarlo arcipreste fue evitar precisamente este tipo de publicaciones, si no se corregía le debería pedir la dimisión.
Para suavizar la cosa, el obispo añade que le “entristecía hacerlo porque reconozco el buen trabajo realizado como arcipreste y la magnífica visita pastoral que hicimos el año pasado“. Me pregunto qué tipo de “buen trabajo” puede hacer alguien que se dedica a promocionar la heterodoxia desde una hoja interparroquial, pero no conozco las circunstancias y el prelado sí. Quizás sería conveniente que averiguara si esas “opiniones contrarias a la doctrina de la Iglesia” se dicen no solo desde el papel sino desde el púlpito. Los fieles tienen el derecho a ser fortalecidos con sana doctrina y no con alimento espiritual corrompido por la heterodoxia.

Empiezo mi artículo reconociendo que tengo más dudas que certezas sobre el punto 8 del documento de la Conferencia Episcopal Alemana. El contenido del mismo se puede leer en la
La noticia parece ciertamente impactante. El presidente del Consejo Pontificio para la Familia, Mons. Vincenzo Paglia ha propuesto afrontar “las cuestiones de las uniones entre personas del mismo sexo en el ámbito del derecho privado, para garantizar las cuestiones patrimoniales".
“Promoveré la disciplina común de toda la Iglesia e insistiré con habilidad en la observancia de todas las leyes eclesiásticas, en primer lugar aquellas que están contenidas en el Código de Derecho Canónico“. No me negarán ustedes que como declaración de principios de un arzobispo que llega a pastorear su nuevo rebaño, la frase de marras es cuanto menos poco común en nuestros tiempos. Pero es
Mons. Robert Finn








