8.06.21

¿Por qué muchos consideran que El Señor de los Anillos es la mejor obra literaria del siglo XX?

El Señor de los Anillos: mito, fantasía y realidad.

Entrevistamos a Emilio Domínguez Díaz, Doctor Europeus en Humanidades y uno de los grandes estudiosos de la figura de Tolkien, que analiza la obra más influyente de su autor bajo las tres perspectivas mencionadas.

¿Por qué se interesó por la figura de Tolkien?

Por varias razones, aunque la principal tuvo que ver con la conexión con Roy Campbell, otro escritor sudafricano, sobre el que hice mi tesis doctoral, y esos encuentros que tuvieron en el entorno de los Inklings, el círculo literario del pub “The Eagle and Child” de Oxford, donde ambos autores coincidieron a mediados de la década de 1940 tras el regreso de Campbell de su destino en África durante la II Guerra Mundial.

Por otro lado, y como en el caso de Campbell, Tolkien también participó en una guerra, en la Primera Guerra Mundial, y ese hecho también despertó mi admiración al ser ambos hombres que conjugaron las Armas y las Letras en sus respectivas vanguardias de milicia y literatura, respectivamente.

Finalmente, el trasfondo católico de Tolkien, esas vivencias con el padre Morgan tras quedar huérfano de padre y madre, también suscitaron mi interés por el progreso de su carrera académica y el desarrollo de su personalidad antes de ir al frente francés como reflejé en el capítulo J.R.R. Tolkien: memorias del campo de batalla, que recogió CEU Ediciones en J.R.R. Tolkien. El árbol de las historias.

Por último, los dos escritores, en etapas y circunstancias distintas, se convirtieron al catolicismo y dieron fe de su compromiso, de ese abrazo incondicional, contra viento y marea, a la fe católica durante el resto de sus días.

Un autor que tiene que ver con España y más concretamente con un sacerdote español…

Sí, el padre Francis Xavier Morgan Osborne, nacido en el Puerto de Santa María, se convertiría en el tutor legal de Tolkien y su hermano Hilary por decisión de Mabel, la madre de los dos niños, antes de fallecer por un coma diabético en noviembre de 1904. Además del cuidado y atención prestados a los hermanos Tolkien tras quedar huérfanos, el padre Morgan se volcó en la orientación personal, espiritual y académica de los chicos que, tras el desconcierto inicial por su situación familiar, salieron adelante con la imprescindible ayuda moral y económica del sacerdote español y los consejos que, durante aquella etapa tan difícil, supo hacer efectivos en un entorno tan complejo como el que les tocó vivir a principios del siglo XX.

La influencia católica está muy presente en su obra…

No cabe duda. El Señor de los Anillos es una obra con una sólida base cristiana como el propio autor admitió a pesar de que, en ocasiones, se pase de puntillas por esta circunstancia. De hecho, así ocurrió en la reciente película biográfica que se hizo sobre Tolkien. Tristemente, es un matiz en el que no se incide y es evidente que este hecho marcaría su vida en lo sucesivo.

Hay multitud de alusiones a la fe católica extraídas de sus experiencias vitales y ese proceso de conversión que vivió desde los ocho años. Con toda seguridad, el reflejo de su madre y su conversión años antes de su repentina muerte supusieron un fuerte espaldarazo en las convicciones de un niño cuyas inquietudes y desarrollo académico y personal iban a estar marcados por esa trágica pérdida y las consecuencias sobrevenidas. Mabel, de hecho, sufrió mucho por una decisión que le creó tantos disgustos y pérdidas en su entorno familiar.

Volviendo a su obra, por ejemplo, podemos hablar de una fecha: el 25 de marzo. Ese día, por ejemplo, los capitanes del Oeste derrotan a Sauron y destruyen el Anillo Único según el calendario de La Comarca.

La elección de esta fecha no es casual al coincidir con la Anunciación y la Encarnación del Señor en el calendario de la Iglesia Católica. Y la destrucción de ese anillo simboliza el fin del pecado, de ese mal que, portado por Frodo, recorre su particular crucifixión como Cristo había hecho con su cruz.

Además de Frodo, Gandalf es la figura de Jesucristo en su muerte, resurrección y transfiguración. El mago resurrecto se convierte en guía de esos valientes amigos en el camino hacia la victoria del hombre contra el mal que les asola.

Un último ejemplo: Aragorn. Es una tercera representación de Cristo, es el rey auténtico y genuino, capaz de descender a la tierra de los muertos y ejercer su poder sobre ellos al mismo tiempo que les libera de su maldición aprovechando su servicio en la lucha contra Sauron. Como es sabido, Cristo baja a los infiernos tras ser crucificado para liberar las almas de los muertos. Los paralelismos, pues, son evidentes.

También es hijo de su ambiente de la campiña Iglesia y más tarde del ambiente universitario en torno a Oxford…

La Tierra Media es una exaltación del paisaje inglés en lo que a la campiña y el entorno rural se refieren. En la elección de bosques, ríos o cadenas montañosas, no sólo hay un componente geográfico, sino también un profundo trabajo sobre mitos e historia de culturas como la anglosajona.

Hay claros ejemplos como la relación con las Malverns, montañas de Worcester que se asemejan, por ejemplo, a las Montañas Blancas, las Ered Nimnais, de Gondor. 

O, por otro lado, la vinculación con su idílico, aunque interrumpido por el trágico fallecimiento de su madre, pasado en el entorno rural de Sarehole, en Warwickshire, tras llegar desde Sudáfrica y comenzar su experiencia inglesa. En las afueras de la población se halla Moseley Bog, que representaría la inspiración para la zona boscosa limítrofe con el condado de los hobbits.

Sobre éstos, los hobbits, y su entorno, Tolkien debió inspirarse en una visita a unos restos romanos en Lydney Park, Gloucestershire. Allí, en Camp Hill, le enseñaron unas perforaciones en la montaña que, según la leyenda, habían servido de refugio y vivienda a unos pequeños seres de menos de un metro de altura que se protegían de los fuertes vientos de la zona.

Por otra parte, más allá del condado de los hobbits, éstos llegan a Bree, donde coinciden con los hombres, inspirado en el pequeño pueblo de Brill en Buckinghamshire, próximo a una famosa calzada romana conocida como Akeman Street.

Además, Bree está pegado a Oxfordshire y, allí, Tolkien desarrollaría su carrera académica y profesional en colleges como el de Merton dentro del entorno de la Universidad de Oxford y la otra vida, la de los British pubs, que, por ejemplo, aparecen reflejados como punto de encuentro y diversión. Tolkien era muy aficionado a ese tipo de reuniones con profesores y amigos de su entorno literario como el contenido de sus cartas ha dejado constancia.

Desde un punto de vista arquitectónico, también, pueden llamarnos la atención la Radcliffe Camera como anexo del complejo bibliotecario de la Bodleian Library en Oxford. El templo de Sauron está inspirado en esta edificación.

¿Y por qué no hablar de símbolos? El caballo blanco de Rohan es el símbolo que se representa en Uffington y la madre de Tolkien era de aquella región, las West Midlands, de una zona con la que orgullosamente se identificaba y, así, lo transmitía a sus hijos cuando recordaba sus orígenes en Mercia.

Aunque es poeta, filólogo y tiene obras clásicas muy notables. ¿Se puede decir que El Señor de los Anillos es la obra que le hace inmortal? 

Indudablemente. Es la obra sobre la que crea, gestiona y culmina el propósito de su fantasía final; el trabajo que le consagra como, seguramente, uno de los tres mejores autores del siglo XX con un resultado final que, en decenas de países y tras decenas de traducciones de la lengua original, ha podido ser degustado por millones de lectores de diferentes generaciones cuando, originalmente, todavía no ha cumplido un siglo de vida. El recorrido y bagaje histórico, además de su extensión e influencia geográfica, es difícil de hallar en otro título y autor. Podemos pensar en la Biblia o El Quijote. Y tanta gente en épocas o lugares tan diversos no pueden estar equivocados. El tiempo es juez y parte de ese merecido éxito cosechado por esta gran obra universal.

¿Dónde radica el éxito de El Señor de los Anillos?

Para considerar esta obra como la mejor novela del siglo XX, según la crítica, hay elementos de peso que pueden coincidir en lo mostrado por la versión cinematográfica cuya trilogía obtuvo once Oscars de Hollywood en 2002. Evidentemente, el mundo del cine sacó gran provecho de la sólida base literaria de la trilogía y, así, se pudo comprobar en esa retahíla de premios obtenidos por Peter Jackson y sus tres películas.

Como otras sagas con temática diferente, ésta que nos ocupa representa el más alto exponente de la literatura fantástica elaborada por un “inventor” o creador excepcional como Tolkien. A pesar de su extensión literaria o de duración en la cinta, pocos lectores o espectadores han podido quedar ajenos al poder de la prolongada aventura que se nos cuenta.

De hecho, hace unas semanas, las películas han vuelto a la gran pantalla y, en cierta medida, el cine lo ha agradecido por el tirón de la trilogía entre los “adictos” a Tolkien y, en particular, su obra más significada. Las taquillas han podido dar fe de ese renacer en esta situación no exenta del mal pandémico que nos asola.

Entre las razones para esa “atracción", como la del anillo único a su poseedor o portador, se me ocurren la naturalidad, espontaneidad y la transmisión de alegría de los entrañables hobbits de la Comarca con los que, en la segunda mitad del siglo XX, gran parte de la comunidad universitaria se solidarizó hasta convertirse en fiel seguidora de Tolkien.

De manera similar, el mundo hippy de esa misma época también encontró ciertos reflejos en los comportamientos de aquellos pequeños seres y la obra escrita gozaría de un gran prestigio, pues, entre una generación de jóvenes anglosajones a ambos lados del Atlántico.

Respecto al estilo del autor, éste reúne aspectos como una sublime expresión de la fantasía, una certera descripción de los detalles y una gran variedad en unos personajes que, además de una belleza diversa, resultan conmovedores en sus pensamientos y acciones hasta, en muchas ocasiones, rozar lo épico.

Por otro lado, su calidad literaria no tiene parangón. Hablamos de un filólogo, de un experto e inventor de lenguas, con una solidez excepcional en cuanto a técnicas literarias y filológicas se refiere. El dominio del lenguaje y su habilidad con decenas de lenguas, algunas de su propia cosecha, es sublime.

Por último, la obra de Tolkien está repleta de opuestos, de contrarios y contraste. De igual forma que hay buenos, hay malos; y, así, el bien y el mal protagonizan su particular y continuo duelo. 

Hay luces y sombras, luz y oscuridad, en descripciones y en los propios personajes con momentos malos y otros, por el contrario, álgidos en la expresión de lo que, como héroes o villanos, representan en cada una de esas facetas. Hay monólogos, pensamientos y diálogos en los que los personajes mantienen no sólo luchas contra sus enemigos, sino también contra su propia interioridad y propósitos. Y, ¿por qué no?, hay esperanza incluso cuando las circunstancias vienen mal dadas, las fuerzas flojean o las perspectivas de victoria son escasas. 

La esperanza es lo último que se pierde y lo primero a lo que se recurre para momentos de tensión en los que la supervivencia o la fragilidad moral penden de un hilo. Es parte de la emoción, de las sensaciones que vivimos y nos hacen vivir y vibrar. Siempre hay un resquicio de luz, una salida hacia la responsabilidad de ejemplificarnos con la conducta moral que se encierra en los personajes que caminan hacia el triunfo del bien y la destrucción del mal. Son héroes, nuestros héroes, y, desgraciadamente, el mundo y la sociedad actual carece de ellos. Esos héroes sin capa parecen ser cosa del pasado, de un pasado que, por moda o caprichoso interés, algunos se atreven a adaptar y, lo peor, borrar por no ajustarse a las tendencias del momento.

Sus causas tienen sentido, son las correctas y, para su consecución, aparecen aliados que las secundan y, de esta forma, conseguir las metas con valor, fortuna, fuerza, incertidumbre, convicción e, incluso, magia.

Todo forma parte del escaparate de Tolkien, de ese escapismo al que, en las trincheras de su pasado bélico, se vio obligado a huir por imperativo de las urgencias existenciales causadas por tristes lances que allí vivió en compañía de una generación de jóvenes casi imberbes llevados al matadero de la guerra, a conseguir avanzar unos metros en aquella tierra de nadie. 

¿Es exagerado que se le considere el mejor libro del siglo XX?

En absoluto. Antes de llegar al año 2000, El Señor de los Anillos obtuvo la posición más alta en encuestas encaminadas a decidir la mejor obra del siglo XX. No importó si el origen de ese propósito era académico, literario o, simple y llanamente, por mera curiosidad.

En esos variados rankings de publicaciones tan diversas, muchos coincidieron en el mismo título, en la obra de Tolkien, como santo y seña de las lecturas obligadas de su vida a pesar de que la trilogía sólo había ocupado la mitad del siglo.

La legión de seguidores generada por una fantasía literaria y la capacidad intelectual de Tolkien a la hora de transportarnos a ese mundo producto de su imaginación hicieron el resto hasta permitirle conseguir un rotundo éxito.

Un libro que al llevarse al cine se hizo mucho más popular todavía…

Efectivamente. Coincidiendo con la unanimidad de la crítica a finales del siglo pasado en lo referente a la mejor novela, el apoyo del cine, de la versión cinematográfica de Peter Jackson, permitió una mayor resonancia a El Señor de los Anillos que arrasaría en la edición de los Oscars de Hollywood en 2002.

Además, la disposición de personajes, la presencia de la épica, los entornos geográficos y tantas y tan variadas dosis de acción bien invitaban a tener una oportunidad en la gran pantalla no sólo por lo espectacular que los paisajes y escenarios pudieran resultar; sino por la historia, valores y moral aparte, que podía transmitir al espectador, independientemente de que fuese lector previo de Tolkien o, por el contrario, desconociese la obra del escritor sudafricano.

La obra se convirtió en un fenómeno social y hoy en día sigue habiendo sociedades y mucho movimiento cultural en torno a Tolkien…

Honestamente, creo que, por todo el mundo, hay muchos más lectores de Tolkien y seguidores de El Señor de los Anillos de lo que, en un principio, se podría pensar.

Como consecuencia de ello, efectivamente, han nacido sociedades o asociaciones literarias al amparo de la historia y los personajes de Tolkien, con encuentros o concursos literarios, congresos en torno a la figura del autor o los contenidos, encuentros entre lectores de todo el planeta, rutas y trazados que recuerdan la obra, especialistas y expertos en Tolkien, creación de un merchandising específico o perfiles en redes sociales que van actualizando información y hacen continuas reseñas a los acontecimientos y fechas señaladas en todo lo que se refiere al seguimiento de la fantasía de la novela. Como su obra, la imaginación sobre qué gestar en relación a El Señor de los Anillos parece no tener límites.

¿Por qué recomendaría su lectura?

En primer lugar, El Señor de los Anillos es una apuesta por diversos valores que, desgraciadamente, hoy están en vías de extinción en culturas como la nuestra, la occidental. Sus protagonistas hacen alarde de compañerismo, camaradería, esfuerzo, trabajo en equipo y, sobre todo, fe y esperanza. Independientemente de ese evidente propósito cristiano, las percepciones están orientadas desde diversos ángulos. Todo ello, a gusto del consumidor final, llámese lector o espectador.

Hay episodios en los que muestran su contrariedad hacia las dificultades a las que, en situaciones tan adversas, parecen estar destinados, pero siempre hay una salida o un intento para contrarrestar y vencer el pesimismo que los duros e inesperados trances brindan a los protagonistas de un viaje, de una aventura, con un destino final, pero sin GPS, sin el patrón o rumbo determinado que les pueda dar garantías suficientes para sobreponerse a la tan prolongada incertidumbre.

El desaliento tampoco forma parte de su jerga y es importante reseñarlo en una sociedad tan frágil de moral y con alergia a la lucha por causas que nos afecten de manera general o comunitaria. Hoy, de manera lamentable, imperan individualismo y materialismo, aspectos que, por supuesto, se diluyen como un azucarillo en la grandeza de la obra de Tolkien, en ese sentimiento de servir para servir, como demuestran los amigos de Frodo embarcados en una experiencia imprevista e inenarrable para una mente cerrada, encasillada y sujeta a las directrices e imposiciones.

Por todo ello, es una invitación no exenta de rebeldía ante nuestra cotidianidad, al hecho de seguir pujando por lo que es de justicia, aunque, en ello, tu vida e ideales corran peligro.

Hay un más allá, una oportunidad para la salvación; no sólo la personal, sino la del resto de la humanidad, una serie de pruebas para demostrar fortalezas y prescindir de las debilidades que nos atormentan y que, con gestos como los de los protagonistas, invitan a mostrar valentía, arrojo y acometividad ante cualquier obstáculo que pueda aparecer en ese tortuoso camino que, con paso firme y decidido, hemos de recorrer a diario.

Por Javier Navascués

8 comentarios

  
Lector
¿Por qué? Pues porque hay mucho infantil en una sociedad interesadamente aniñada.
08/06/21 9:27 AM
  
José Ángel Antonio
"Lector" (¿de verdad, Lector, ha leído el libro que comentamos?), El Señor de los Anillos se publicó para que lo leyera la sufrida generación que había vivido la Segunda Guerra Mundial. No tiene nada de aniñado, a menos que dogmáticamente usted dicte que las aventuras y la fantasía son cosas aniñadas.

La historia de la literatura occidental desde la Ilíada y la Odisea muestra que la aventura y la fantasía no son cosas aniñadas, igual que no lo es correr por el campo, ir a pescar o disfrutar con tus padres. (Otra cosa es que haya gente que no les guste la fantasía, la aventura, pescar o correr, pero eso no las hace 'aniñadas').
08/06/21 1:05 PM
  
Pepe
Creo que esta obra es un análisis de la naturaleza humana, de sus debilidades y tentaciones. Y también que aún con debilidades y caídas se pueden hacer cosas buenas, en manos de los sencillos. Y que la idea del superhombre fracasa.
08/06/21 3:22 PM
  
Lector
José Ángel Antonio, si usted mete aquí como si nada a la Ilíada y la Odisea (por mucho que lo reclamen enjambres de coros de «alumni» de Canigó, Escolapis o Hogwarts en época de graduación), es que ha leído demasiado Tolkien y poco, muy poco a Homero.
08/06/21 5:18 PM
  
Mundo Editorial
En contestación al comentario de Luis Fernando, en el artículo anterior, copio un extracto de una carta escrita por una religiosa católica, en la que cita expresamente los documentos Nostra Aetate y Ad Gentes, del Concilio Vaticano II. (Pido perdón por esta diversión del tema principal):

Justo a mediados del siglo XX el papa Juan XXIII, con sensibilidad profética, convocó
el Concilio Vaticano II, que duró de 1962 a 1965. Son especialmente importantes dos documentos: Nostra Aetate y Ad Gentes. En
el primero los obispos de todo el mundo reunidos en Concilio declararon: “La Iglesia
Católica no rechaza nada de lo que en (las diversas religiones, que ha mencionado antes)
hay de santo y verdadero” y, por consiguiente, exhorta a los cristianos “a que con
prudencia y caridad, dando testimonio de la fe y la vida cristiana, reconozcan, guarden y
promuevan aquellos bienes espirituales y morales, así como los valores socio-culturales
que en ellos existen” (Nostra Aetate 2).
Incluso lo concretaron todavía más en otro documento promulgado solemnemente en
diciembre de 1965, diciendo: “Consideren con atención el modo de asumir en la vida
religiosa cristiana las tradiciones ascéticas y contemplativas, cuya semilla había Dios
esparcido con frecuencia en las antiguas culturas antes de la proclamación del Evangelio”
(Ad Gentes 18). En el primer borrador se hablaba explícitamente de zen y yoga, luego lo
dejó abierto a más tradiciones

Muchísimas gracias, Señor Navascués
08/06/21 7:15 PM
  
José Ángel Antonio
Señor "Lector", usted no nos ha explicado qué ha leído de Tolkien.

Tampoco está claro si para defender la Odisea o la Ilíada usted les quita la categoría de fantasía.

Unos dioses con poderes, una gente con espadas y unos gigantes de un solo ojo... y cuentos que se cuentan en el colegio (mi profe me contó lo de Polifemo en clase con 8 años). Alguien podría decir "son cosas aniñadas".

Los argumentos que usted use para defender que La Odisea y la Ilíada no son aniñadas, yo los usaré para decir lo mismo de Tolkien.

(A menos que argumente que si hay sexo gay y promiscuo es una obra muy "madura"... pero eso sería como decir que sin sexo gay o promiscuo no se pueden hacer obras maduras).
08/06/21 7:33 PM
  
Sss
La crítica hostil a Tolkien ya comenzó desde la misma publicación de la obra. En numerosas ocasiones no se debe al mero gusto estético -que es legítimo- sino a prejuicios dogmáticos en el peor sentido de la palabra. No pueden soportarlo, es superior a sus fuerzas. El tiempo como juez inapelable pone en su sitio a cada uno, y Tolkien sigue en el candelero 70 años después, cuando muchos deseaban que fuera una moda pasajera. Mientras, otros "maestros" encumbrados por la crítica desaparecieron en el olvido. Sin embargo, me llama la atención que Tolkien es mucho más desconocido de lo que pensamos, incluso entre los propios admiradores. ESDLA es un libro más triste, oscuro y dramático de lo que normalmente se considera.
08/06/21 7:37 PM
  
Lector
No se preocupe, José Ángel Antonio, que esta polémica jamás se suscitará sobre las epopeyas homéricas o de Virgilio --con todas sus espadas, monstruos y «liaisons dangereuses»--, como se suscita a diario respecto de la exaltación desmedida de la obra de Tolkien (cuya recepción, por cierto, en una cultura como la española, cuya tradición literaria es riquísima, ha sido sumamente tardía y en volandas de las modas anglómanas).
Algo tendrá el agua cuando la bendicen...
09/06/21 3:37 PM

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7.06.21

El P. Santiago Cantera reflexiona sobre su libro La crisis de Occidente: Orígenes, actualidad y futuro

Entrevista al Prior del Valle de los Caídos

El P. Santiago Cantera Montenegro (Madrid, 1972) es monje benedictino y sacerdote en la Abadía Santa Cruz del Valle de los Caídos, de la que actualmente es prior administrador. Es Doctor en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid y fue profesor de Historia en la Universidad San Pablo-CEU de Madrid. Ha participado en diversos proyectos de investigación y labores docentes. Tiene 20 libros publicados en España y en el extranjero sobre Historia de la Iglesia, de la vida monástica y de España, y sobre Teología y pensamiento. Entre ellos resaltan su tesis doctoral “Los cartujos en la religiosidad y la sociedad españolas (1390-1563)” y varios que ya han conocido dos y tres ediciones como “La crisis de Occidente” (Madrid, 2008, 2011 y 2021), “Hispania-Spania. El nacimiento de España” (Madrid, 2014, 2016 y 2021) o “Ángeles y demonios. Criaturas espirituales” (Madrid, 2015 y 2017).

¿Por qué un libro sobre la crisis de Occidente?

Después de los años de estudios de la licenciatura y el doctorado de Geografía e Historia en la Universidad Complutense de Madrid, durante dos años y medio impartí como profesor en la Universidad San Pablo-CEU de Madrid una asignatura de “Historia de las Civilizaciones”. Esto me hizo adentrarme más en las características fundamentales que definen una cultura y una civilización, sobre todo al ahondar en las reflexiones de algunos pensadores como Christopher Dawson, y ello me permitió percibir con mayor claridad por qué el Occidente se encuentra en una fase de descomposición interna al haber ido renegando de los principios que lo sustentaban.

Más adelante, como monje benedictino, al profundizar en la visión trascendente de la Historia (en la que ya me venía afianzando desde la lectura de La Ciudad de Dios de San Agustín a los 18 años y posteriormente con la del Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo comparados en sus principios fundamentales de Juan Donoso Cortés), y ahora con una mayor intensidad en la oración y nuevas lecturas, pude ir conociendo mejor las raíces del Occidente, el papel de los monjes en su configuración y los motivos de la crisis que amenaza con su hundimiento absoluto como civilización. Oswald Spengler escribió en su día un famoso ensayo titulado La decadencia de Occidente, pero mi ensayo se distancia por completo de su visión, propia de un biologismo histórico determinista que conlleva un notable pesimismo. Me puedo encontrar mucho más cerca de Arnold J. Toynbee que de Spengler, pero mi referente fundamental del siglo XX en el campo de la Historia y Filosofía de la Cultura y de la Civilización es Dawson.

¿Es 100% evidente que hay una crisis o no lo es para todos?

Para mí y para muchos resulta evidente al 100%, pero no para todos, y además no todos lo quieren ver ni desean afirmarlo aunque lo vean con cierta nitidez. El desarrollo material y tecnológico, la sociedad del bienestar y del ocio, el predominio de lo superfluo y lo provisional, etc., con frecuencia causan una ceguera moral que impide percibir el auténtico trasfondo de la situación en la que uno mismo y la sociedad en su conjunto realmente viven y se mueven. Esto ha sucedido en las crisis más hondas de todas las civilizaciones cuando han alcanzado un grado muy elevado de desarrollo y de comodidad. Las visiones buenistas, hoy muy en boga incluso dentro de los ámbitos católicos, sólo permiten una actitud de absoluta ingenuidad que trata de ocultar la realidad y de suscitar un autoconvencimiento de que las cosas no van tan mal como otros las pintan. Incluso sorprende observar que un golpe tan severo a este tipo de sociedad como ha supuesto todo el fenómeno del covid, no ha dado origen a una reflexión profunda acerca de la debilidad de los principios que hoy sustentan tal modelo cultural y social y que son precisamente los opuestos a los que verdaderamente crearon nuestra civilización.

¿Por qué antes de abordar propiamente la crisis comienza apuntalando los cimientos sobre el ser y la identidad de Europa?

Una crisis de civilización se produce cuando los fundamentos sobre los que ésta se sustentaba comienzan a tambalearse y a ser demolidos consciente o inconscientemente desde el propio interior de la misma, a lo cual se suma la labor de zapa de agentes externos cuya capacidad de acción desestabilizadora aumenta ante la debilidad interna. Europa se construyó sobre la herencia clásica de Grecia y Roma, sobre el aporte de los pueblos germánicos y eslavos y de algunos otros (magiares, etc.) y, fundamentalmente, sobre el aliento vital que insufló el cristianismo a todo este conjunto cultural y social. Y los principales valores y fundamentos que, a partir de todos estos elementos configuradores, han sustentado el mensaje de la Cristiandad europea al mundo, creo que se pueden sintetizar en el puesto central de Dios Creador y Redentor, la visión trascendente de la realidad, el valor del hombre y el origen y la composición natural de la sociedad.

Las raíces son evidentemente católicas. ¿Por qué compara la fe del viejo continente con la estructura de una catedral?

Son raíces en gran medida de Ley Natural, a las que la fe cristiana ha dotado de pleno sentido y trascendencia. La Cristiandad medieval, identificada básicamente con el mundo europeo (Europa vel Christianitas), tuvo una de sus más elocuentes manifestaciones artísticas en las catedrales románicas y góticas. De ahí que me haya servido de sus más destacados elementos constructivos y decorativos para ofrecer una imagen didáctica que nos permita acercarnos al conocimiento de esta civilización. Una catedral medieval se asienta sobre unos cimientos y se alza hasta unos arcos y bóvedas que le dan plenitud y elevación hacia el cielo, a la par que transmite un mensaje teológico a modo de catequesis a través de los capiteles de las columnas y de los tímpanos en las portadas.

¿Por qué escandaliza hoy en día esa visión teocéntrica de la realidad en donde Dios ocupa el centro y el valor del hombre está en relación a Dios?

Dios es el Creador del hombre y de todo; el hombre se apartó de Dios por el mal uso de su capacidad para el libre albedrío, cayendo en el pecado; pero el amor infinito de Dios al hombre se manifestó enviando a su Hijo Unigénito como Redentor y Salvador, quien dio su mayor muestra de amor muriendo en la Cruz por nosotros y nos obtuvo la filiación divina como hijos adoptivos de Dios en el Calvario y por su Resurrección y Ascensión a los Cielos y mediante el envío del Espíritu Santo. De ahí que la comprensión de la realidad profunda e íntima del hombre sólo pueda alcanzarse desde el conocimiento de quien lo ha creado y redimido y encuentre su plenitud en el Verbo encarnado, en el Dios humanado. En Él, en Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, descubrimos el modelo del Hombre perfecto.

Pero el ser humano sucumbe fácilmente a la tentación diabólica de querer construirse a sí mismo al margen de su Creador y Redentor, y ésta ha sido la constante tendencia de la Modernidad: la aspiración a un hombre soberano e independiente, configurador absoluto de la realidad exterior, dotado de una moral autónoma que, en sus últimas consecuencias, acabará llevando a la tentación del superhombre, y la fe en alcanzar un paraíso terrenal sin ninguna referencia a Dios; todo esto ha conducido finalmente al fracaso absoluto (dos guerras mundiales, campos de concentración y gulags, hambre en el Tercer Mundo…); pero la tentación prosigue y hoy se expresa en corrientes como la ideología de género y el transhumanismo. Por eso escandaliza una visión teocéntrica que, lejos de negar el valor del hombre, lo dota de su comprensión más plena en el amor infinito de Dios.

¿Cuál es el punto de inflexión donde fue naciendo la modernidad y la visión teocéntrica dio paso a la antropocéntrica?

Es un proceso que dura largo tiempo, aunque es verdad que hay unos hitos y momentos que pueden ser considerados como puntos de inflexión, pero a la vez es cierto que nos podemos encontrar variaciones regionales. Normalmente se mira al siglo XVI como el momento de ese punto de inflexión y sin duda es cuando de manera más evidente y generalizada se produce el cambio o la ruptura, pero yo me inclino a descubrir en el siglo XIV una serie de elementos críticos que conducirán a la transformación posterior: fundamentalmente son el ockhamismo y las teorías de Marsilio de Padua, las herejías de Hus y Wyclif y la acción política del rey Felipe IV el Hermoso de Francia. El pensamiento de Guillermo de Ockham y de Marsilio de Padua apunta a la negación del realismo clásico y cristiano y a la crisis de la Metafísica, así como al triunfo del voluntarismo y a la secularización absoluta del poder político, sin referencia alguna de éste a principios morales de orden superior; Felipe IV de Francia es un ejemplo práctico de esta tendencia a la supremacía del Estado y a una razón de Estado que precede cronológicamente al discurso de Maquiavelo. Asimismo, el pensamiento de Ockham y el de Hus y Wyclif conducen al pesimismo respecto del hombre y al libre examen de la Revelación, tan característicos del protestantismo del siglo XVI.

Decía un pensador tradicional que solo hay algo peor que la modernidad, que es la posmodernidad, sin duda un paso más en la deconstrucción del orden creado por Dios.

En La crisis de Occidente recojo las características que el filósofo tomista Eudaldo Forment ha señalado con respecto a la “modernidad” y a la “posmodernidad”. De la primera son: confianza ilimitada en la razón, conciencia histórica (en cuanto llegada a la madurez de un progresivo proceso universal), utopía del progreso, principio de inmanencia (la concepción del hombre dentro de los límites de la naturaleza y de la sociedad), reivindicación de la libertad, ateísmo (ya al final del proceso de la “modernidad”, llegando a un antiteísmo) y fin de la Metafísica. En cuanto a la “posmodernidad”: irracionalismo (primacía de las apetencias y sentidos sobre la razón), fin de la Historia (no existe la Historia como tal, sino que simplemente debe vivirse el presente como un acto inmediato en su totalidad), politeísmo de valores (el único valor es el ser nuevo y hay un progreso sin finalidad definida, de lo que se sigue un modelo de heteromorfismo, disenso, localismo e inestabilidad, que implica la legitimación de un pluralismo de valores), primacía de lo estético (consumación del nihilismo, del sinsentido absoluto de la realidad, de la carencia de validez de los valores supremos, y por eso la preocupación central ya no es el hombre, sino la estética, orientada a lo difuso y la ruptura con la belleza), fin de la libertad (la única libertad posible es la de la disgregación, de la diferenciación y de la desaparición), indiferentismo religioso y posmetafísica (y se arriba así al “pensamiento débil”, el único posible en esta era posmetafísica). Por eso dice Forment que estos siete rasgos de la posmodernidad representan una pérdida de confianza en la razón, en la realidad, en el hombre y en Dios, y muestran que en el fondo de la posmodernidad se encuentra una posición de inseguridad. No obstante, podemos decir que la posmodernidad no deja de ser un punto de llegada lógico de la modernidad en su propio fracaso; quiero decir, que el fracaso de la modernidad conduce al absurdo de la posmodernidad como su fruto más acabado.

¿Cuáles son los verdaderos motivos para la esperanza de la restauración católica en Europa?

Ante todo, es una esperanza sobrenatural. La esperanza es una de las tres virtudes teologales, que nacen de Dios y miran hacia Dios y hacia la promesa de la vida eterna junto a Él. Pero, precisamente por eso, nos confiere también esperanza en la vida presente y para sobrellevar las dificultades de la tierra y aspirar a construir un futuro mejor. Reconozco que hoy, cuando ha salido la tercera edición de mi ensayo y se está preparando la italiana, me cuesta más descubrir una serie de signos de esperanza que cuando salieron sus dos ediciones anteriores, en 2008 y 2011. Sin embargo, que me cueste más ver esos signos visibles de esperanza, no quiere decir que la esperanza sucumba y desaparezca: un historiador creyente siempre debe confiar en que Dios es el Señor de la Historia y Él actúa de manera amorosamente providente en favor de sus hijos, sin abandonarlos jamás. Tal vez, entre los signos de esperanza que cabe observar, se descubre un interés creciente por conocer y aplicar el mensaje de San Benito en medio de una sociedad nuevamente en crisis; libros como los de John Senior (La muerte de la cultura cristiana y La restauración de la cultura cristiana) y Rod Dreher (La opción benedictina), con los adecuados matices que se puedan y se deban hacer en cada caso, han suscitado en fechas muy recientes un redescubrimiento del mensaje de San Benito entre muchos seglares, así como en general de todo el legado fundamental de la herencia clásica y cristiana.

¿En qué medida recuperar los valores de la Hispanidad es clave para restaurar la Cristiandad y el Reinado Social de Cristo?

El eminente medievalista Luis Suárez explica que la Christianitas (Cristiandad) se presentaba bajo la doble dimensión de una comunidad formada por fieles bautizados obedientes a Roma (universitas christiana), atenta a la búsqueda de un bien común (respublica christiana). Entre los siglos XV y XVII se produjo un proceso de cambio y ruptura en la Cristiandad al que antes hemos aludido, pero con precedentes muy notables en el XIV, como también apunté. Los profesores de Derecho iusnaturalistas Francisco Elías de Tejada y Miguel Ayuso han visto así la sucesión de esa Christianitas maior medieval por una Christianitas minor donde sus principios y valores permanecieron en medio de tal quiebra y desde donde se defendieron frente a una Europa en crisis: esta Christianitas minor fue la “Monarquía Católica” de “las Españas”, que asumió la defensa de la Cristiandad en el Viejo Mundo y proyectó su expansión hacia el Nuevo Mundo americano y de otros continentes. Esos valores los encarnó el tipo del caballero cristiano español, cuya imagen resumieron en sus rasgos fundamentales pensadores del siglo XX de la talla de Ramiro de Maeztu y Manuel García Morente. Por eso, recuperar los valores de la Hispanidad significa caminar en la restauración de la Cristiandad y hacia la instauración de un orden social cristiano.

 

Por Javier Navascués

25 comentarios

  
Pedro Amate de Torrejon
" Las puertas del infierno no prevaleceran sobre el remanente fiel de la Iglesia ".
07/06/21 9:41 AM
  
Akathis
Da gusto leer a este hombre de Dios. Habla claro y directo como solo habla el que sabe de verdad. Y por si fuera poco quien ha seguido su biografía sabe que es un hombre de una pieza, coherente y valiente. Dios le conceda muchos años para hacer mucho más bien.
07/06/21 10:57 AM
  
Chimo de Patraix
Pues ese perverso "paraíso en la tierra" es lo que proponen las élites globalistas para el año 2030, con el apoyo incondicional del ciudadano Bergoglio.
07/06/21 11:14 AM
  
rocamador
Hace unos días en ABC un columnista publicaba una Tercera contra la teocracia. Creo que debe distinguirse del teocentrismo, que es irrenunciable para salir de la crisis actual, no necesariamente para regresar a lo anterior.
07/06/21 11:27 AM
  
Cordá Lac
P. Cantera: «La fe en alcanzar un paraíso terrenal sin ninguna referencia a Dios ha conducido finalmente al fracaso absoluto». Pues yo diría que incluso haciendo referencia a Dios, eso lleva «al fracaso absoluto». El paraíso terrenal se perdió y perdido está para siempre; ¡bueno!, hasta el fin del tiempo. Igual en la «Tierra nueva» (Ap 21,1) habrá un paraíso novoterrenal.
07/06/21 11:54 AM
  
Luis
¿SE PUEDE COMPRAR EL LIBRO POR INTERNET, EN EL VALLE?.
07/06/21 1:46 PM
  
José Luis
Sin entender gran cosa, creo que la humanidad lleva en crisis desde los tiempos de adam y Eva. En ninguno de los acontecimientos en los que Dios nos ha dado otra oportunidad, ha habido cambio de rumbo hacia El. A medida que la población es más numerosa, el desorden moral crece el triple, a la vista de los hechos. No hay por qué pensar en que llegará un tiempo mejor, de respeto al Creador. No se recoge en ningún texto. Dicho esto, el desmoronamiento, de algo que tampoco era lo más adecuado , no es tan grave si se mira con profundidad. El mundo es el que es y no hay quien lo cambie mientras exista. Un buen Cristiano, actúa en lo que puede y le pide a Dios, que envíe más obreros para ayudar. Las otras religiones, están para confundirnos más. Si uno mira y busca sus éxitos, no hayara más que ruina.
07/06/21 1:56 PM
  
franciscus
"la sociedad del bienestar y del ocio, el predominio de lo superfluo y lo provisional, etc., con frecuencia causan una ceguera moral que impide percibir el auténtico trasfondo de la situación en la que uno mismo y la sociedad en su conjunto realmente viven y se mueven".
Estoy convencido que estamos en el fin de los tiempos y parte de la incapacidad para verlo es exactamente lo que dice Cantera. La mayoría se imagina el fin, con unos duendes con fuego persiguiendo a los cristianos por las calles. El demonio opera más bien por la vía anestésica.
07/06/21 4:22 PM
  
Mundo Editorial
Estoy de acuerdo con José Luis en que el desorden mundial crece al mismo ritmo que la población. Esto lo estamos viendo ahora con el cambio climático y el agotamiento de los recursos de la Tierra. Como sabrán, la humanidad actual necesitaría de planeta y medio para poder hacer frente a sus necesidades, (que son ficticias, en su mayor parte).

En lo que no estoy de acuerdo es en que las otras religiones están aquí para confundirnos más. En absoluto. Cada religión contiene una parte única de la visión global, que debe ser compartida por todas e, incluso, integrada. No, no me refiero a sincretismos. Cada religión es única y debe mantener su peculiar manera de interpretar y de comunicarse con el Uno. Me refiero a que en cada religión hay una sabiduría única, que pueden ayudar a las demás a profundizar su propia sabiduría. Esto, naturalmente, no es mío, sino que viene avalado por el CV. II.

Saludos.
07/06/21 9:04 PM
  
hornero (Argentina)
Me identifico con lo dicho por el P. Cantera, renglón por renglón.

Seré necesariamente breve.

Si consideramos la cuestión en sus términos absolutos, creo puede expresarse diciendo, que la crisis actual de la Iglesia y de la humanidad consiste en el término histórico del tiempo del "hombre viejo del pecado" y el advenimiento del “hombre nuevo” nacido en Cristo por el Bautismo.

María ha recibido de Cristo la Misión escatológica de poner fin a la acción del demonio y pisar su cabeza, a fin de preparar el camino a la Venida de Su Hijo.

Esta es la esperanza inaudita que alienta a los hijos fieles de María. Poder responder a su llamado a trabajar en su Causa.

“Es todo un mundo que debe ser reconstruido desde sus cimientos”, “se puede y se debe restablecer la armonía primitiva” (Pío XII).
Instaurar “La Civilización del Amor (Pablo VI).
“Cruzando el umbral de la Esperanza” (S. J. P. II).

Tres Papas, una misma esperanza: reedificar el mundo conforme al designio del Creador.

“Lo que se está preparando es algo tan grande, como nunca lo ha sido desde la creación del mundo” (Mensaje de la Virgen al Movimiento Sacerdotal Mariano, 13 de octubre de1990).

El triunfo del Corazón Inmaculado de María en el mundo contiene todo lo esperado. La Aurora de María lo está haciendo efectivo.



08/06/21 1:31 AM
  
Luis Fernando
Mundo Editorial, lo que dices en tu segundo párrafo es una herejía como la copa de un pino que no tiene nada que ver con lo que dice el CVII.

Independientemente de lo que se opine del contenido de Nostra Aetate, eso que dices tú no lo dice ese concilio.
08/06/21 10:05 AM
  
Mundo Editorial
Luis Fernando, lo que dice Nostra Etate lo copié en un blog aquí hace poco. Si quieres lo volveré a copiar.
08/06/21 12:06 PM
  
Ada

"El desarrollo material y tecnológico, la sociedad del bienestar y del ocio, el predominio de lo superfluo y lo provisional, etc.,"

Con este pensamiento, el proyecto que defiende este hombre está abocado al fracaso.

Por ello, no sorprende que en primer titular se hable justamente de "fracaso".

Y superlativo: absoluto.

Aparte, habría que terminar de dilucidar que es "superfluo", "provisional" y accesorio. Un automóvil que sirve para ir más allá del terruño natal, es superfluo? Un ordenador que abre una ventana al mundo, y amplia el confin del automóvil, ¿ es innecesario ?
...

De seguro que el libro que ha escrito no lo ha hecho a la luz de vela y pergamino.

La impresión que me da este posteo es de confusión y desconcierto.
¿ Qué es lo que se pretende ? ¿ dedicarnos todos a la vida contemplativa?

¿ añoranzas? ¿ de las grandes "gestas" de siglos pasados?

Esto último, que tampoco necesariamente hay que hacerle ascos, habrá que ponerlo en correcta perspectiva, y no olvidar las pestes, las hambrunas, las guerras, las matanzas, la miseria, las miserias, y en nuestra España a la legión de picaros, holgazanes y vagabundos. Con estos últimos en categoría formal tipificada por las Cortes de entonces.

Franciscus:

" La mayoría se imagina el fin, con unos duendes con fuego persiguiendo a los cristianos por las calles..."

Imaginaciones, no. Pues es lo que se ha predicado durante años, lustros, decenios y siglos. Que ahora la gente ya no es tan crédula, igual se debería replantear la doctrina.

¿ por qué la gente ya no es tan confiada ? (al menos en estas cuestiones) ¿ Será debido a este denostado "progreso material"?


Aparte, me pregunto, ¿ alguna vez ha estado Occidente en plenitud?

¿ Alguna vez ha estado el mundo, en cualquiera de sus civilizaciones (vamos a decirlo así) en plenitud?
08/06/21 3:39 PM
  
Fernando Soriano
Acabo de comprarlo por Amazon. La versión física por 20,85€ y la "Kindle" por 5,29€.
Sección Libros, y en buscar poner "la crisis de occidente".
08/06/21 5:59 PM
  
hornero (Argentina)
Esta valiosa entrevista de Dn. Javier Navasqués al P. Cantera, y sus luminosas respuestas, constituyen un aporte sustancial a la comprensión de la extrema confusión reinante en l a Iglesia y en la humanidad.

La soledad, silencio, oración y contemplación de San Benito en sus inicios en la gruta de Subiaco, alumbran desde el siglo V el crecimiento de la cristiandad de Occidente. De un Occidente, hoy en grave crisis de su Fe, de apostasía y corrupción; de anarquía y derrumbe de su esplendor humano; no el de su alma cristiana inmortal, que ha de resurgir pujante bajo la Luz de la Aurora de María; Luz que transfigura las viejas construcciones, mérito del “hombre viejo” obrando bajo la gracia, en obras nuevas sobreelevadas por “la libertad de la gloria de los hijos de Dios” (Rom 8).

El trigo abundante será recogido; la cizaña, también abundante, será arrancada y destruida.

Pongamos las manos sobre el arado, sin mirar hacia atrás. Entonces, sabremos qué hubo de progreso verdadero, y qué de aparente progreso; por los frutos los conoceremos. Uno, eleva al hombre; el otro lo odia, corrompe y destruye, con los frutos perversos del ateísmo, hedonismo, aborto, droga, terrorismo y armas nucleares.

La tarea es inconmensurable: recuperar para Cristo la Creación, en lo que a nosotros se nos asigne.

Si la tierra requiere mayores espacios, los habrá. Desde los fondos oceánicos pueden elevarse nuevos Continentes; el movimiento de rotación de la Tierra puede mejorar, hasta ofrecer regiones habitables en todas las latitudes. Son pequeños ejemplos de una tarea colosal, que podrá llevar adelante el hombre convertido a Dios, tarea que se proyecta por la eternidad.

Es la gran esperanza de los cristianos, “un Mundo Mejor” (Pío XII); demos un paso al frente, digamos sí a María, y el camino se abrirá.






08/06/21 6:40 PM
  
hornero (Argentina)
De lo dicho por el P. Cantera, podemos afirmar que hay una ruptura del hombre con Dios, pero además, consigo mismo. (modernidad-posmodernidad)

Tales rupturas desdoblan la realidad, fragmentándola hasta pulverizarla en el nihilismo o negación absoluta de su constitución ontológica última.

Bien sabe el enemigo que aquí radica el ejercicio ininterrumpido del acto creador por parte del Verbo o Logos. Que en esta hondura de la realidad los seres creados son participados de los atributos divinos de sabiduría, amor y poder.

El pensamiento moderno-posmoderno navega a la deriva, disuelto en sus elucubraciones estrafalarias. Chesterton diría: “en búsqueda de una puerta que no conduce a ninguna parte”. O, como afirmaba Hello: “el error es una nada compleja” (El Hombre); como se muestra hoy.

El propósito de restablecer la salud en la inteligencia y en la voluntad, deterioradas hasta el delirio, resulta sobrehumano. J. Maritain sostenía: “es menester situarse por arriba de la razón, para defenderla; o, por debajo de ella, para atacarla” (Los Grados del Saber).

La Aurora de la Virgen, el triunfo de su Corazón Inmaculado en el mundo, nos permiten vislumbrar un nuevo Amanecer, por el que el hombre reasuma su señorío de la Creación. Bajo el Estandarte de Cristo, sostenidos y guiados por María, la Cristiandad de Occidente, de Oriente y del Nuevo Mundo, podrá llevar adelante la tarea ciclópea de ”restablecer la armonía primitiva de la Creación” (Pío XII).

Es la respuesta que el cristiano puede dar al desafío lanzado por el príncipe de este mundo, el demonio.

Sobre todo, la Esperanza, como fuego devorador, incendiará la tierra y la hará arder, hasta que Él, Vuelva.



08/06/21 10:28 PM
  
hornero (Argentina)
El ensamble del hombre espiritual con el mundo que lo rodea, le permitirá ejercer la misión de sacerdocio confiada por Cristo a los miembros de su Cuerpo Místico, es decir, a los bautizados.

Este sacerdocio exige asentar sobre un corazón nuevo, tan inmenso, que abarque el conjunto del universo. Porque la caridad es la virtud específica que lo lleva a unirse a todo lo creado con vocación de hermano mayor. Este señorío fraterno lo habilitará para gobernar las cosas según el espíritu de Cristo.

El cosmos recibe constantemente la acción del espíritu de cada hombre, cada uno proyecta su sabiduría de amor hasta las lejanas estrellas, lo sepa o no. León Bloy lo expresó así: “Cuando alguien da de mala manera una moneda a un pobre, esa moneda atraviesa la mano del pobre, atraviesa las estrellas y se proyecta en el espacio infinito”.

La resonancia cósmica de las acciones del hombre explica las consecuencias universales que tuvo la caída original. Para reparar aquel daño, Cristo se inmoló por nosotros en la Cruz. El Tesoro de sus Méritos alcanzados por el océano del Dolor, es el manantial del que disponemos para llevar adelante el ministerio de gloria que Cristo nos ha confiado frente a la Creación.

Debemos conducir las cosas de la tierra y de los espacios siderales a “participar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios” (Rom 8).

En la medida que lo logremos, el Nuevo Paraíso terrenal será edificado.

La Aurora de María nos ofrece los recursos necesarios para este empeño trascendente.

09/06/21 4:36 PM
  
hornero (Argentina)
Necesitamos un corazón y mente que abarquen la Creación como el ámbito propio del Reino de Dios. En primer lugar, seamos capaces de constituir la gran familia de los hijos de Dios; los miembros del Cuerpo Místico de Cristo.

La unidad de la gran familia de los hombres en torno a Dios, constituye el fundamento de la unidad del cosmos en todas sus partes. El hombre es el centro gravitatorio ontológico del universo. Cristo restableció lo que la culpa había destruido: “Padre, que todos sean uno, como Vos y Yo somos Uno” (Jn 17, 20-26).

No hay programa de trabajo mayor que éste: evangelizar a toda la humanidad, para alcanzar, así, una creciente unidad. La multitud de naciones, pueblos y culturas, deben aportar a la causa común, el buen trigo que posean.

Ninguna de las partes puede realizar por sí misma, lo que es propio del todo. La magnitud de las labores que nos convocan, así lo exigen.

Para que este trabajo nos sea posible, viene María con su Aurora, enviada por Su Hijo. Es el acontecimiento más inaudito, verificado después de la Encarnación y Redención. Escatológico por naturaleza, nos eleva sobre el curso de la Historia, nos sustrae a la concomitancia de sus aconteceres defectuosos, malos, o abominables, como el anti-cristo. Nos desplazamos por la vía majestuosa, apacible y gloriosa que prepara y se encamina al Encuentro con el Señor, que Viene.

No obstante, estamos insertos aún en el tiempo histórico del “hombre viejo del pecado”, pero, como la honda de luz, oscilamos sinuosamente entre la cresta y el valle. Somos luz que ilumina el tiempo que viene. Introducidos por Cristo en anticipo de la eternidad, ya obramos a favor de aquella.

“Se les abrieron los ojos, y vieron que estaban desnudos” (Gén 3, 7). María nos abre los ojos, para que veamos que nos ha vestido del “hombre nuevo”.





09/06/21 11:06 PM
  
hornero (Argentina)
“Se les abrieron los ojos, y vieron que estaban desnudos” (Gén 3, 7).

En verdad, vieron que estaban ciegos.

Mas, ahora, María ha abierto nuestros ojos; podemos contemplar la presencia de su Aurora, el Amanecer de un Mundo Nuevo. “Ha venido el Día, ¿Y no lo ven? Ha venido la Misericordia ¿Y no la aceptan?” (Mens. de Jesús en San Nicolás).

Miramos las cosas en su relación sacra con el Reino. Miramos las estrellas, y nos preguntamos qué significan aquellas luces que brillan en los espacios siderales. Pensamos en una Astronomía sacra que descubriera en el concierto de los mundos algo más que leyes físicas profanas, que vislumbrara el texto de una liturgia de glorificación a la Santísima Trinidad. “Los cielos pregonan la gloria de Dios; y el firmamento anuncia la obra de tus manos” (Ps 19, 2).

La ciencia moderna, empírico-matemática-atea, debe convertirse a Dios, trascender sus límites que le impiden orientar sus conocimientos hacia la condición sacra de la materia; descubrir en los objetos de sus estudios el logos o verbo que late vivo en todo ser creado, como participación de semejanza con el Verbo Eterno Creador.

Las obras de la inteligencia y voluntad de las generaciones que labraron la Historia, obra de la virtud y genio humanos, deben ser vistas a la luz de la gloria del Mundo Nuevo que amanece. Debemos reorientar nuestra civilización, abandonar el horizonte profano que la sumerge en el precipicio, a fin de que resplandezca como “Civilización del Amor” (Pablo Vi), de “la armonía” (Pío XII) y de “la Esperanza” (S. J. P. II).

Recojamos el maná caído en el desierto del mundo durante la noche que lo oprime (cf. Éx 16), desciende de la Aurora de María.



10/06/21 4:20 PM
  
hornero (Argentina)
La conciencia del lamento de la Historia se inició en el mismo momento de nuestra caída original, ante la tremenda evidencia de la catástrofe acontecida. Digo, nuestra, porque no sólo la hemos contraído moralmente, sino padecido, signando los siglos con desaciertos e infamias, por una parte, y por otra, con obras buenas excelentes, pero que no han bastado para allanar el camino de nuestro infortunio.

Comprender el caos de contradicciones surgidas entre las nobles aspiraciones de la inteligencia y de la voluntad, y la hostil guadaña enemiga, que sembró la cizaña por doquier y se propuso entorpecer y derrumbar lodo esfuerzo constructivo, es necesario para poner fin a la sucesión de contentamientos exagerados, de triunfalismos no consolidados, de obras siempre perecederas, que valía, sí, apuntar en el haber de tiempos futuros, pero expuestas a la constante erosión por el fuego enemigo.

Cuando Sócrates confesaba “no sé nada”, revelaba la sabiduría que lo iluminaba, porque “sabía” mucho más. Hoy, debemos proclamar, con sabiduría semejante: “no hemos hecho nada”, ante lo inconmensurable por hacer.

La miseria de la Historia construida por el “hombre viejo del pecado”, tiene, no obstante, el mérito eminente de haber permitido recorrer el camino trazado hasta la Redención.

Cristo ha devuelto la esperanza, la alegría y el aliento a la humanidad envejecida, hasta despertar en ella la conciencia de tiempos inefables en los que resplandecerá la Creación asumida y sobre-elevada por Cristo.

Consecuencia de esta madurez del hombre cristiano, nos es permitido no detenernos en un pasado de conquistas y naufragios, obras de nuestra ínfima condición de “siervos inútiles” (Lic 17, 10), sino de ser insignificantes fulminantes que detonan la explosión.

Entonces, despertando ante el clamor de los tiempos, estruendo de los siglos que llega entre relámpagos y truenos, nos pongamos de pie y pidamos misericordia por haber dilapidado los bienes recibidos. Sólo entonces, iniciaremos nuestro entrenamiento para el ascenso que nos espera.

Un “pésame universal y solemne”, brotado de la Iglesia, Madre y Maestra tullida, y de la humanidad toda claudicante, podrá fin al tiempo del error y del pecado, preparará el “tiempo de la Inocencia”. Así, tomados de las Manos de María, iluminados por su Aurora, seremos introducidos en los feudos arrebatados al enemigo, e iniciaremos la conquista de la Creación sacra para extender y trazar sobre ella el Nuevo Paraíso Terrenal que nos anuncia la Virgen, que ha de preparar la Venida del Señor.





11/06/21 6:28 PM
  
hornero (Argentina)
La Creación fue sanada de modo absoluto y definitivo por Cristo, que la asumió en Sí (Ef 1, 10). Mas, Él nos confía hacer efectivo lo que nos corresponde como miembros de Su Cuerpo Místico, ministros suyos.

Nuestra responsabilidad ante una tarea que nos excede absolutamente, nos lleva a orar a Cristo, envíe operarios a su Viña, de modo que contemos con Pastores, sacerdotes y fieles en número requerido y con los dones necesarios.

Por nuestra parte, ínfima, pero grata a Dios, estimo sería de desear surjan movimientos cristianos con carismas propios, pero aunados en la tarea común de comprometerse en la obra reclamada por toda la Creación, conforme nos lo dice San Pablo en Romanos 8.

En este sentido, considero providencial la presencia de Infocatólica como medio que convoca a un número creciente de blogueros, articulistas y lectores que aportan sus comentarios. Todos movidos por el fuerte impulso del Espíritu Santo en estos tiempos decisivos.

Invoco de modo especial a San Pablo, Apóstol de los gentiles, imprima en todos su ímpetu evangelizador que hizo suyas todas las cosas, a ejemplo de Cristo; “porque todo es vuestro, y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios” (I Cor 3, 22-23).




12/06/21 3:04 AM
  
hornero (Argentina)
La obra que requiere la Iglesia y el mundo para salir de la crisis que los afecta, de algún modo por igual, es de tanta amplitud como la de una y otro. En campos diferentes, con cuestiones específicas, la Iglesia y la humanidad están expuestas a la deriva de la Historia ante el Reino que crece, que pone término a los tiempos del “hombre viejo del pecado”.

Esto es lo que desespera al demonio, “sabe que le queda poco tiempo” (Apoc 12, 12).

“El Reino ejerce violencia, y los violentos se apoderan de él” (Mat 11, 12); “Fuera perros, hechiceros, fornicarios, homicidas, idólatras y todos los que aman y practican la mentira” (Apoc 22, 15). El Reino es para los que se juegan por él, no para los tibios.

Para llevar a cabo la tarea colosal que supone restablecer en sus quicios originales la Creación, ya asumida por Cristo, se requiere la manifestación del “hombre nuevo” nacido en Cristo por el Bautismo. Es ésta la Misión que trae María con su Aurora: irradiar la Luz de la Gloria de Cristo que se aproxima al horizonte de la Historia de la Salvación y transfigura a la Iglesia, a los hombres y al universo.

“Cuando se manifieste Cristo, vuestra vida, entonces también os manifestaréis gloriosos con Él” (Col 3, 4).

La Virgen nos llama a trabajar en su Causa (Mensaje en San Nicolás). Es la respuesta decisiva, gozosa y final de Cristo y Su Madre. María es la Respuesta que abre al camino al designio de Su Hijo. Y no hay otra.



14/06/21 5:16 PM
  
hornero (Argentina)
Nuestra Madre nos convoca a “trabajar en su causa” (Mensaje en San Nicolás, 1-12-83).

Para hacerlo, necesitamos "renacer por la resurrección de Jesucristo, a una esperanza viva, a una herencia incorruptible, incontaminada e imperecedera, que ustedes tienen reservada en el Cielo" (I Pedr 1, 3-4; cita del Mensaje).

Lo cual nos obliga a soportar "las diversas pruebas que deben sufrir momentáneamente: así, la fe de ustedes, una vez puesta a prueba, será mucho más valiosa que el oro perecedero purificado por el fuego y se convertirá en motivo de alabanza, de gloria y de honor el día de la Revelación de Jesucristo” (id. cita).

Cuando alcanzamos a vislumbrar la magnitud de la “causa” de María, nos preparamos en el silencio al duro combate y a la tarea inmensa de evangelizar las naciones, pueblos y culturas, hasta lograr la unidad de la gran familia de los hijos de Dios, para así, afrontar el restablecimiento de la creación en su “armonía primitiva” (Pío XII); instaurar la “Civilización del Amor” (Pablo VI); y “Cruzar el umbral de la Esperanza” (S. J. P. II).

“Se les abrieron los ojos” (Génesis); en verdad, se les abrieron a la ceguera de la oscuridad.

Hoy, debemos cerrar los ojos a la ceguera del mundo, para que María nos los abra a la Luz de su Aurora.



17/06/21 11:36 PM
  
Bartolo Tolo
¿Y si estamos ya en Últimos Tiempos?
¿Renovación espiritual..?, ¿con un Papa naokantiano psicoanalizado..? En fin.
29/07/21 7:37 AM
  
Fernando Soriano
Terminé de leer el libro, padre Santiago. Muy bueno.
Y casi, casi tan impresionante como su misa de 11h en la Basilica del Valle de los Caídos...
Que Dios le bendiga!
06/10/21 5:46 PM

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5.06.21

Emotivo escrito del Padre Alba sobre Mons. Guerra Campo. En memoria de un santo obispo

No puedo menos de hacer partícipes a los lectores de Meridiano Católico de mi propio testimonio en favor de don José Guerra Campos, obispo de Cuenca durante veintitrés años.

Por una serie de circunstancias que ahora sería innecesario detallar, quiso él que los dos últimos meses de su vida transcurrieran en medio de la pequeña comunidad que dirige el Colegio del Corazón Inmaculado de María, en donde radica también el secretariado de AVE MARÍA. Vino aquí -fueron sus palabras- a “refugiarse como un perrillo enfermo en busca de un poco de reposo, silencio y cariño familiar”.

La muerte le sorprendió en el sueño de la noche, ya de madrugada, cuando todos esperábamos que la afección del corazón herido que se le había manifestado a principios de la primavera, entraría ya en franca convalecencia. El Señor, en su adorable providencia dispuso que pudiéramos ser testigos hasta el fin de la santidad de don José Guerra Campos.

Nos dejó ejemplo de pobreza. Le compramos hasta un pijama para cambiarse el único que poseía. Nos dejó ejemplo de caridad. Siempre tuvo disculpas para todo. Jamás escuché de sus labios una murmuración. Nos dejó ejemplo de amor a la Iglesia. Todo lo de la Iglesia cabía en su gran alma. Por eso gozaba con la lectura de AVE MARIA, y gozó especialmente con el número de julio, que hablaba de su antigua diócesis conquense. Nos dejó ejemplo de piedad. En el altar parecía un nuevo San Luis, y, en las visitas al Santísimo admiraba su recogimiento. Nos dejó el ejemplo de su humildad y sencillez. El Sr. Cardenal Primado de Toledo, hoy ya retirado, dijo de él que era el obispo más sabio de todos los españoles y de los primeros del mundo, teniendo presente que él conocía, por su presencia en el Concilio Vaticano II, a casi todos los obispos del mundo. Pues bien, su conversación con los niños, con los obreros de la casa, igual que con los profesores o sacerdotes, era de una sencillez que seducía en persona de nivel intelectual tan extraordinario.

Con esa sencillez, después de habernos deseado que descansáramos, se fue al Cielo aquella noche, en la víspera de la Virgen del Carmen.

Que estas apresuradas líneas den a toda la familia de Meridiano Católico la aseveración. el testimonio de haber conocido de cerca, hasta la hora suprema de su muerte, la verdad de un obispo de la Santa Iglesia, apóstol, sabio, humilde, pobre y santo.

+ P. José María Alba Cereceda, S.I.

“Todavía estamos esperando el nacimiento definitivo, y a él contribuye misteriosamente nuestra Señora. Si es así, mis queridos hermanos no levantemos la voz, creamos de verdad (sintamos miedo sí nos da vergüenza el creerlo) que vamos todavía en el seno de la madre; creámoslo con santa ilusión con santo orgullo”.

Monseñor D. José Guerra Campos, Obispo

2 comentarios

  
M.Angels
Un santo hablando de otro santo. El Señor los tenga en su gloria.
06/06/21 5:14 PM
  
M. A.
Muchas gracias. Es muy interesante. Ya me gustaría leer sus escritos.
06/06/21 8:29 PM

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4.06.21

Colectánea. Una cruzada contra el espíritu del siglo, un libro de Alonso Pinto que llama al combate

Alonso Pinto, antes incluso de su conversión era una persona inquieta intelectualmente y con sed de verdad, estudiando la doctrina de los Padres de la Iglesia….Aunque su formación ha sido autodidacta, no le gusta esa palabra y, afirma con el filósofo, que todo autodidacta es, precisamente por ello y en la misma medida, teodidacta. En esta entrevista analiza su primer libro: Colectánea. Una cruzada contra el espíritu del siglo.

Colectánea… ¿Por qué un titulo tan culto, cuando desgraciadamente a veces no favorece las ventas? ¿O no busca tampoco una venta masiva?

Es una palabra que encontré por primera vez leyendo la Carta al duque de Norfolk de John Henry Newman. Coincidió con el inicio o proceso de mi libro, y me pareció adecuado utilizarla. Después el editor me pidió un subtítulo para orientar al posible lector desde la misma portada, y entre otros propuse “una cruzada contra el espíritu del siglo". Todo escritor quiere que su obra se lea masivamente (lo que no siempre va en proporción al número de ventas), pero ciertamente las cuestiones que trato en mi libro, con independencia del modo en que sean tratadas, no son demasiado atrayentes para el lector moderno.

¿Realmente con qué objetivo lo escribe?

En un primer momento no tenía ningún objetivo, más allá de plasmar algunas reflexiones que se me habían presentado con motivo de mi conversión o vuelta a la Iglesia católica. Poco a poco y conforme fueron aumentando los textos, vi que todos guardaban entre sí cierta conexión, y que podían conformar un libro.

Un libro, fruto de una conversión, que puede ayudar a otros a llegar a la fe…

No hay instrumento demasiado inútil si quien se sirve de él es Omnipotente. De hecho, en el libro menciono cómo Dios puede servirse incluso de un libro antirreligioso para provocar la conversión de alguien, y puede que de hecho a mí me pasara algo parecido al leer el Anticristo de Nietzsche. No digo que su lectura me hiciera directamente católico, pero sí es posible que me sirviera de impulso para alejarme del ateísmo, ¿y quién sabe si esa misma fuerza inicial no fue la que me siguió empujando en la búsqueda de la Verdad?

Este autor era al menos coherente con su profundo error, y en vez de disfrazar su odio al cristianismo reivindicando de alguna forma los propios valores cristianos pero separados de la religión, como hacen la mayoría, confesaba al contrario que el cristianismo había introducido en el mundo la compasión, la fraternidad, la igualdad, el amor por los débiles, etc., y que era eso precisamente lo que le repugnaba de nuestra religión. Para alguien que todavía cree en esos valores, leer de un erudito enemigo del cristianismo que sólo esta religión es el fundamento real de todos ellos, causa verdadera impresión e invita a replantearse muchos falsos prejuicios sobre el cristianismo, y puede ser el primer paso para conocer su historia. Obviamente nadie debe leer libros así cuando ya se ha convertido, ni es recomendable para quienes quieren convertirse, pero si se da la circunstancia sin buscarlo con ese fin, Dios es capaz de usar incluso un libro y un autor tan enfermizos a su favor. En mi caso no sé si lograré provocar tantas conversiones escribiendo a favor de la religión católica como habrá provocado Nietzsche muy a su pesar escribiendo contra ella, pero sin duda puedo decir que mi intención es mejor que la suya.

¿Por qué tuvo la inquietud de estudiar a los Padres de la Iglesia?

Cuando descubres que muchas de las cosas que te habían contado para mantenerte hostil al cristianismo son falsas, y que han logrado hacértelas creer durante mucho tiempo a pesar de estar claramente desmentidas por la realidad de los hechos, comienzas a estudiar la historia de la Iglesia católica para cotejar otros errores concretos que te habían inoculado, y eso te lleva insensiblemente, por la misma vastedad del objeto de estudio, a encontrar otras verdades colaterales que no buscabas en particular, y a retroceder en la historia llevado por esa misma inercia. Por ejemplo, cuando un ateo o anticristiano descubre por primera vez que Galileo no murió quemado en la hoguera por la Inquisición, su primera respuesta suele ser la de ver un enemigo en quien le ha descubierto esa verdad, porque necesitaba esa mentira y siente que la echará de menos. Por eso en el libro escribo que «si hay algo que los enemigos de la Inquisición jamás le podrán perdonar, es el no haber quemado en la hoguera a Galileo». Pero cuando se da el caso de que el desengañado tiene un verdadero deseo de encontrar la verdad, considera que su enemigo es quien le había mantenido engañado hasta entonces, y comienza a investigar en busca de otras posibles falsedades. Si es tenaz en esa búsqueda, poco a poco el campo de estudio se irá expandiendo, y cada punto que toque, al estar conectado con otros mil, le llevará a abrazar la totalidad y, finalmente, a estudiar el origen del cristianismo y a concebir su posterior desarrollo a partir de ese núcleo.

Y los escritos de los Padres tocaron su corazón. ¿Por qué muchos católicos no conocen los escritos patrísticos?

Sí, particularmente san Agustín es quien más ha influido en mí y a quien más admiro. Fue uno de los mayores genios de la historia, y cuando uno conoce las ocupaciones que tenía durante el día, los sermones que predicaba diariamente, las cartas que debía responder cada día, y que llegaban de todas las partes del mundo para que resolviera alguna cuestión teológica o filosófica compleja, los opúsculos que debía escribir para rebatir a los donatistas, a los maniqueos, a los pelagianos; cuando uno considera todo eso, se admira todavía más al saber que en esas condiciones tuvo tiempo de escribir obras maestras como las Confesiones, La Ciudad de Dios o La Trinidad, verdaderos prodigios de sabiduría humana.

No es obligatorio para un católico leer a los Padres de la Iglesia, siempre que admita la Tradición que ellos transmitieron y los dogmas y doctrinas que contribuyeron a explicar o fijar. Lo lamentable es cuando un católico quiere condescender con la ideología del momento o la perversión de moda, y se niega a leer a los Padres de la Iglesia que condenan tales actos. Y si son sacerdotes, es todavía más lamentable por la confusión que puede crear en los fieles. Creo que muchos no leen a los Padres de la Iglesia por miedo a tener que elegir entre ellos y el mundo.

¿Cuál es el espíritu del siglo y cuáles son las principales falacias del mundo moderno?

El espíritu del siglo consiste principalmente en la negación de Dios, que es la falacia por antonomasia. Al principio las herejías negaban partes aisladas de la religión católica, pero como todas esas partes se comunican entre sí, siempre estaba latente en todas ellas la negación de las demás partes, y por supuesto la negación de la principal, que es la existencia de Dios. El mundo moderno es como el sumidero de todas las herejías y todos los errores acumulados, es el espíritu del siglo en su apogeo, y todas sus falacias pueden verse combatidas en estado anterior de desarrollo o paroxismo por los Padres de la Iglesia y otros grandes teólogos. Aborto, eutanasia, relativismo, depravación sexual, materialismo, liberalismo, fideísmo ideológico, racionalismo, etc. Todos los errores manifestándose al mismo tiempo y por supuesto combatiendo a un único enemigo: la Iglesia católica.

¿Por qué en estos tiempos irenistas usted plantea, de manera reaccionaria, una cruzada contra ese espíritu secular?

En realidad no hago más que insistir en la línea seguida ininterrumpidamente desde el origen de la Iglesia católica. A mí me parece que el hecho de que ese espíritu secular sea hoy más poderoso, más descarado y más influyente, no es una razón para dejar de combatirlo, sino al contrario, una razón para combatirlo con más fuerza. Otros tienen otra opinión, pero no la respeto.

¿Por qué lo hace a través de aforismos y reflexiones (sugiero textos breves)? Se ha puesto de moda ese estilo.

Creo que responde a la coyuntura especial en la que fue escrito. Después de mi conversión, y conforme fui alcanzando un mayor grado de coherencia respecto a la religión católica, fueron aumentando con ello los puntos de desencuentro con el mundo moderno. Había demasiados frentes abiertos como para escribir extensamente sobre cada uno de ellos, así que esa necesidad de sintetizar me llevó naturalmente a escribir en aforismos y en pequeños textos en prosa. Es cierto que desde hace años ha habido un cierto auge del género aforístico. Hay tres libros muy cercanos al mío en el tiempo y en el fondo, dos de los cuales comparten este género: El vaso medio lleno, de Enrique García-Máiquez, y Fragmentos, de Carlos Marín-Blázquez. El peregrino absoluto, de Armando Pego, no comparte el género, pero los cuatro libros tienen cierta afinidad en el contenido. Enrique García-Máiquez, además, fue el primero en leer mi manuscrito y me ayudó a editarlo. Siempre le estaré agradecido.

¿Qué es lo que aporta su libro de novedoso con relación a todo lo que se ha escrito al respecto?

Espero que nada. Al contrario, aspiro a que sea original, pero sólo en la acepción de esta palabra que hace referencia al origen. Si he aportado algo en la manera de decir la verdad, o si la he hecho ver desde algún lugar que no es habitual, es algo que no me corresponde a mí valorar.

¿Es un libro que invita a la conversión al que está alejado o a la entrega al que está convencido?

Al menos en cuanto a la intención, creo que se invita a ambas cosas. Hay pasajes de Teodicea, donde se habla del problema del mal y se intenta explicar cómo se armoniza la existencia de Dios con la presencia del mal. Esto suele preocupar más a los que están alejados, y a menudo la ignorancia de los argumentos que se han dado en este sentido a lo largo de la historia les impide acercarse a la fe. Pero también hay otros textos dirigidos al convencido, para estimularle a vivir con mayor entrega su fe. Es bien sabido que en la vida espiritual, quien no avanza retrocede. Es imposible quedarse en el mismo lugar, porque el mundo cambia y se mueve continuamente, y quien no camina en dirección opuesta, es arrastrado por su corriente. En el camino espiritual, quien cree que ya es suficiente todavía no ha comenzado.

 

Por Javier Navascués

3 comentarios

  
Andrés
Es un libro sensacional. Extraordinario. El mejor libro de aforismos que he leído nunca. Es una maravilla. Lo recomiendo de manera entusiasta.
04/06/21 12:24 PM
  
Mundo Editorial
Cierto que a Galileo no lo condenaron a la hoguera, pero hubo miles que ardieron en ella. A veces cuesta aceptar que esas cosas sucedieron y que carecen de toda justificación. Juan Pablo II dio un paso importantísimo al pedir perdón por el daño que la Iglesia causó en el mundo. Es un gran paso, sí, pero solo el primero. La Iglesia debería particularizar esos daños, que en algunos casos fueron incluso genocidios. No son cosas banales, que pueden olvidarse con un simple gesto. Hay cosas terribles que cuesta reconocer, como las cruzadas, las guerras de religión por la Reforma o los poco ejemplares episodios de la conquista.

Entiendo que el autor es alguien que regresa a la IC después de un largo alejamiento. Nada que objetar a eso, salvo que a veces el regreso conlleva muchas veces un dogmatismo que ya no se lleva. Veo que muchos de los reconciliados, se aferran al pasado de la Iglesia, más que al presente. Algunos no parecen entender que el tiempo que ellos no estuvieron, ha habido cambios de mentalidad en los que se quedaron. Que ha habido un Concilio, y que ese Concilio ha supuesto un punto de inflexión. No vuelven a la Iglesia que dejaron. La roca de Pedro parece que tiene vida y se mueve.

Bien, espero que tenga mucho éxito con su libro, estimado amigo. Lo apunto en la lista de posibles. Un saludo y hasta la vista. Mucha Suerte.
04/06/21 9:12 PM
  
Alonso
Querido Mundo Editorial:
La Inquisición jamás quemó a nadie en la hoguera. Era un tribunal político que se servía de eclesiásticos para juzgar delitos contra la religión católica, a fin de evitar precisamente las guerras de religión que en otros países habían supuesto miles de muertes, algo que no se tiene en cuenta la mayoría de las veces cuando se habla de la Inquisición, pero que es esencial. La Inquisición sólo juzgaba y relajaba luego al brazo secular, que condenaba según las leyes vigentes. Sobre la Conquista, sólo recordarle que gracias a la Iglesia católica se pusieron fin a los abusos particulares y en ningún caso permitidos por la Corona de Castilla. Fueron los dominicos, comisionados por la Iglesia, quienes gracias a sus constantes viajes y a sus informes sobre la situación lograron convencer a los reyes, que finalmente crearon las Leyes de Burgos y la Ley de Gentes para la defensa de los indios.
En cuanto a su comentario sobre los tiempos, decirle que la Tradición lleva implícito el cambio, por supuesto, pero no a costa de suprimir dogmas y doctrinas esenciales que son inherentes y esenciales al mensaje que transmiten, sino en el sentido de un desarrollo que mantiene íntegro el depósito de la fe pudiéndose beneficiar de los tiempos en cuanto proporcionan indirectamente algún conocimiento que complementa o desarrolla lo ya revelado. El espíritu secular ha existido siempre y jamás ha formado parte de ese desarrollo, y por supuesto ningún Concilio ha llamado a asumir su mismo espíritu y su misma moral. Entiendo que a mucha gente le molesta el pasado de la Iglesia y quisiera prescindir de él, y a quienes tenemos respeto por los Padres de la Iglesia, cientos de Papas, Concilios, etc., se nos quiere presentar como personas que vivimos en el pasado. Quizá podríamos decir nosotros con más razón que quienes quieren pertenecer a la Iglesia católica sólo según determinado punto de inflexión viven en el aire, no en la Roca, y por ello mismo están expuestos al viento de cualquier moda pasajera. Están sobre un puente sostenido por colibríes, y no me parece un paso demasiado seguro.
Un saludo y gracias por leer la entrevista.
06/06/21 5:52 PM

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3.06.21

Madre patria de Marcelo Gullo pulveriza la leyenda negra, primer fake news de la historia moderna

Marcelo Gullo Omodeo es doctor en Ciencia Política por la Universidad del Salvador Buenos Argentina. Magister en Relaciones Internacionales por el “Institut Universitaire de Hautes Études Internationales”, de la Universidad de Ginebra, Suiza. Graduado en Estudios Internacionales por la Escuela Diplomática de Madrid. Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Nacional de Rosario Argentina. Profesor Titular de la Universidad Nacional de Lanús (Argentina) y, Profesor Titular de la Escuela Superior de Guerra en la Maestría en Estrategia y Geopolítica (Argentina). Investigador asociado del Instituto de “Estudos Estratégicos” (INEST) de la Universidade Federal Fluminense (Brasil).

Libros publicados: Argentina Brasil: la gran oportunidad, Buenos Aires, ed. Biblos 2005; La insubordinación fundante. Breve historia de la construcción del poder de las naciones. Buenos Aíres 2008; Le temps des Etats continentaux? Les nations face à la mondialisation situation des pays latino-américains, Paris, Edit. Tarki, 2010, La costruzione del Potere, Storia delle nazioni dalla prima globalizzazione all’imperialismo statunitense, Firenze, Ed. Vallecchi, 2010; Insubordinación y desarrollo: las claves del éxito y el fracaso de las naciones, Buenos Aires, ed. Biblos 2012; La historia oculta. La lucha del pueblo argentino por su independencia del imperio inglés, Buenos Aires, ed. Biblos 2012, Haya de la Torre: La lucha por la Patria Grande Buenos Aires, Ed. de la Universidad Nacional de Lanús 2014;Relaciones Internacionales. Una teoría crítica desde la periferia sudamericana, Buenos Aires, ed. Biblos 2018.

¿Por qué un libro titulado Madre Patria? ¿Por qué consideran a España una madre?

El título del libro se inspira en un tango de Carlos Gardel donde llama a España “Madre Patria querida de mi amor”. Ese era el sentimiento de la mayoría de la población argentina e hispanoamericana antes que el veneno “negrolegendario” a través de la propaganda cultural hecha por la “izquierda cipaya” y el “progresismo sushi” penetrara en su espíritu. Cómo no llamar a España Madre Patria si -como afirmaba el tres veces presidente constitucional de la Argentina Juan Domingo Perón- su obra civilizadora no tiene paragón en la historia de la humanidad y constituye un rosario de heroísmo, sacrificios y renunciamientos.

España levantó templos, edificó universidades, difundió la cultura, formó hombres, e hizo mucho más; fundió y confundió su sangre con América y signó a sus hijas con un sello que las hace, si bien distintas a la madre en su forma y apariencia, iguales a ella en su esencia y naturaleza.”. Esta frase de Perón lo dice todo. Fíjese usted que el mismísimo Fidel Castro, durante su visita a Galicia en 1992 evidentemente emocionado, en un rapto de sinceridad, dijo “somos parte del alma de España”. Hasta el legendario Che Guevara consideró a España como nuestra madre patria.

Sin embargo algunos en América no la reconocen como madre.

Claro porque ha triunfado el relato elaborado por los propagadores a sueldo de la leyenda negra. Eva Perón gritó a los cuatro vientos que “la leyenda negra con la que la Reforma se ingenió en denigrar la empresa más grande y más noble que conocen los siglos, como fueron el descubrimiento y la conquista, sólo tuvo validez en el mercado de los tontos o de los interesados” y el problema es que se repartieron muchos privilegios y mucho dinero para que muchos interesados profesores, escritores y periodistas atontaran a muchos alumnos y lectores. Hoy la leyenda negra, es decir, la falsa historia de la conquista española de América escrita por los enemigos históricos de España e Hispanoamérica parece haber ganado la batalla cultural, determinando conciencias, costumbres y prejuicios. Pero los tiempos están maduros para la restauración de la verdad.

¿Por qué es muy importante hoy en día desmontar la leyenda negra antiespañola?

Para que usted, mañana y pasado mañana, sus nietos y bisnietos puedan, en cualquier barrio de Madrid, Sevilla o Alicante, seguir tomándose en las cálidas tardes de julio una caña o un tinto de verano. Porque sólo una inmigración masiva de hispanoamericanos podrá salvaguardar a España, que ya tiene una pirámide funeraria, de un trágico final ya anunciado y hacer entonces que, España siga siendo España. Pero, eso requiere de una profunda reconciliación entre los españoles americanos y los españoles europeos y para eso, hay que terminar con el mito de la leyenda negra, con la zoncera del genocidio de los pueblos originarios, con la zoncera de que España no descubrió América, con la zoncera de que Cortés conquistó México porque tenía dos arcabuces, cuatro perros y diez caballos, con la zoncera de que en el Perú, antes de que llegara el “cruel” Pizarro reinaba un paraíso comunista donde todos los pueblos sometidos por los incas comían, bebían y danzaban alegremente. La falsa historia es el origen de la mala política, porque entre el pasado y el presente hay una filiación tan estrecha que juzgar el pasado no es otra cosa que ocuparse del presente y cambiar el futuro.

¿Cuáles son las consecuencias que ha tenido que muchos no reconozcan el riquísimo legado de España?

En un discurso en honor a Cervantes el 12 de octubre de 1947 Juan Domingo Perón proféticamente afirmó: “Si América negara a España, quedaría instantáneamente baldía de coherencia y sus ideas carecerían de validez”. Y eso es lo que ha pasado. Paradójicamente fue Cristina Fernández de Kirchner, elegida presidente con los votos del partido creado por Perón, la que, el 2 de noviembre de 2010, quien renegó de España y se hizo cómplice en la propagación del fundamentalismo indigenista fragmentador.

Sitúa sus orígenes en Bartolomé de las Casas y al nacionalismo catalán como última infamia. Dejemos en paz a Bartolomé de las Casas que fue utilizado por la Casa de Orange y por Inglaterra y del que ya sabemos que su orientación sexual condicionó sus escritos. Permítame decirle primero de todo, que si la independencia de Cataluña algún día llega a producirse no será el resultado de la lucha de una nación oprimida contra una nación opresora, ni nada que se le parezca sino, la consecuencia de la invención de un “sentimiento antiespañol” producto de la falsificación de la historia. En el Manual de zonceras del nacionalismo supremacista catalán destacan, entre otras zonceras,las siguientes: “En 1714 Castilla nos conquistó”, “A los catalanes desde 1714, nos gobiernan los castellanos”, “España nos ha tratado, desde 1714, como a una colonia”.

En el “relato”, armado por el nacionalismo catalán, durante el “Sitio de Barcelona” se enfrentaron castellanos contra catalanes. Sin embargo, la realidad histórica es que entre los que sitiaban Barcelona, en 1714 para imponer al francés Felipe V -por quien, debo aclarar, no siento simpatía ninguna-, había muchos catalanes, de la misma forma que habían numerosos castellanos dentro de las murallas de la ciudad condal que luchaban a favor del Archiduque. Les cuento -para no ocultar mis sentimientos- que yo hubiera estado defendiendo a Barcelona contra el francés. Los regimientos Catalanes de Dragones “Pons”, “Camprodón, “Picalqués, “Grimau” y “Tarragona”, apoyaron a Felipe V. Fueron los Dragones catalanes de Camprodón, los que evitaron, nada más ni nada menos, que Felipe V fuera capturado por los austracistas, en 1710. De modo que una simple relación de hechos nos devela la realidad histórica: en 1714 de ninguna manera España conquistó Cataluña. Resulta más acorde a la verdad histórica reconocer que Francia conquistó España y que, un francés por 45 años y 3 días, gobernó a castellanos, aragoneses, gallegos, andaluces…y catalanes.

La realidad de la Historia es que el “nacionalismo separatista catalán”, simplemente, no existía en 1714.

Así es, por la sencilla razón de que a ningún catalán se le pasaba por la cabeza, la idea de separar a Cataluña de Españapues, una cosa era demandar fueros y otra, muy distinta, reclamar la independencia. El nacionalismo catalán nace a mediados del siglo XIX, como un movimiento literario, ultraminoritario. Por otra parte, lejos estuvo el gobierno de los borbones de tratar a Cataluña como una “colonia”. Por el contrario, Cataluña fue la región más favorecida por las políticas económicas -entre otras la prohibición de importar manufacturas textiles- implementadas en España, por la nueva monarquía.

Fue así, por los privilegios económicos recibidos, que Cataluña pudo desarrollarse industrialmente: el proteccionismo económico, establecido en todo el reino, le aseguraba a los industriales catalanes un mercado cautivo para su producción textil, protegida de la competencia extranjera. Fue precisamente, a partir de 1714, que Cataluña vivió su etapa económicamente más esplendorosa, convirtiéndose, en poco tiempo, en una de las regiones más ricas de España. Por ese entonces, el resto de los españoles, decía que Cataluña, trataba a las demás regiones de España como si fueran colonias catalanas. Es recién a mediados del siglo XIX, que el romanticismo catalán comienza a inventar la historia de una Cataluña antiespañola y a fomentar un sentimiento antiespañol, que no existía en el pueblo catalán en ese momento histórico.

Sin embargo, la repercusión de esas novelas en la sociedad catalana será -hasta 1898- prácticamente insignificante.

Es justamente, con el final de la Guerra de Cuba que, con el apoyo económico de la burguesía catalana, los escritos del nacionalismo cultural y político catalanista, como el producido por Almirall, comienzan a ser masivamente difundidos y conocidos popularmente. Importa precisar que la burguesía catalana había sido, hasta ese momento histórico, ultraespañolista y había dado, siempre, lecciones de españolidad en el Congreso de los Diputados. Los gastos provocados por la guerra y la crisis económica que se desató al finalizar la contienda, obligaron al Estado español, a subir los impuestos, cosa que ocasionó importantes protestas -sobre todo en Barcelona. Ahora, que había que pagar impuestos, un sector nada despreciable de la burguesía catalana, comenzó a pensar que si chantajeaba al gobierno central con la independencia, podría obtener más privilegios con los cuales compensar los que había perdido, valga la redundancia, con la pérdida de Cuba.

La burguesía catalana sabía que la independencia no le convenía porque su industria no era competitiva respecto de la industria inglesa o francesa, y mucho menos, respecto de la industria alemana pero, intuía que agitar el fantasma de la independencia, podía ser un buen negocio. Sin embargo, para que la amenaza de la independencia fuese real, el querer la independencia debía ser un sentimiento populary,en ese momento, no lo era.

No había otro camino entonces, que promocionar las obras literarias o los ensayos políticos que pudiesen servir -más allá de la intención de los autores -para inflamar en el corazón del pueblo catalán, el desprecio hacia el resto de España y el sentimiento independentista. Lógicamente, si había que mentir se mentiría y si había que tergiversar -un poco o mucho- el pensamiento de algunos literatos o ensayistas, se haría. Para crear el sentimiento independentista había que falsificar la historia. Pues bien, se la falsificaría. Ese fue el razonamiento de la burguesía catalana para ocultar su falta de solidaridad con el resto de España y su profunda avaricia. De una u otra forma la burguesía catalana llegó a la conclusión que tenía que crear a su propio “Frankenstein”, para asustar al gobierno central… y puso manos a la obra. Luego, con el paso del tiempo, ese “Frankenstein” adquiriría vida propia. Por simpatía política el “separatismo catalán” fomenta hoy, en Hispanoamérica, con el dinero de todos los contribuyentes españoles, el “fundamentalismo indigenista fragmentador”.

A los separatistas catalanes -impregnados del odio a España-, les encantaría por ejemplo, que en la selva ecuatoriana se pierda todo rastro del español, que en Perú, en la región de Cuzco se abandone el uso del español y se hable solo el quechua, que en Puno se imponga el uso exclusivo del aimara y se olvide el español, que en el sur de Chile y en la Patagonia argentina, se imponga a sangre y fuego, el mapuche y se persiga a los hispanoparlantes. El nacionalismo separatista catalán y el indigenismo fundamentalista balcanizador, son hermanos gemelos pues, ambos, comparten un afán por borrar todo lo español con lo que sirven a los intereses de quienes quieren desconstruir España y fragmentar a las repúblicas hispanoamericanas

¿Cuáles son las mentiras más graves que usted refuta en el libro?

Demuestro en mi obra que Hernán Cortés no fue el conquistador de México, sino el libertador de cientos de pueblos indígenas que estaban sometidos al imperialismo más feroz y brutal que ha conocido la historia de la humanidad: el imperialismo antropófago de los aztecas. Que no fueron Pizarro y el puñado de españoles que lo acompañaban los que pusieron fin al imperialismo totalitario de los incas, sino los indios huancas, los chachapoyas y los huaylas que estaban hartos del imperialismo inca que los oprimía brutalmente.

Que las masas indígenas en Colombia, Ecuador y Perú estuvieron contra la independencia y se mantuvieron fieles a la Corona española hasta el final. Que los libertadores Simón Bolívar y José de San Martín no quisieron romper de forma absoluta los vínculos que unían a América con España, sino que buscaron con todas sus fuerzas la creación de un gran imperio constitucional hispanocriollo con capital en Madrid. O que la responsabilidad de la disolución del Imperio español la tuvo Fernando VII, que prefirió estar preso en Europa y no libre en América. Demuestro que nada separa a España de América, ni a América de España, salvo la mentira y la falsificación de la historia, y que el futuro de ambas depende de que sean capaces de desterrar para siempre el mito de la leyenda negra de la conquista española de América.

Señala como principales artífices de la leyenda negra al marketing político británico, estadounidense y, curiosamente, soviético.

La leyenda negra fue la primera fake news exitosa de la historia moderna. En términos históricos fue la casa de Orange la que concibió el huevo de la serpiente, es decir la que entendió que a través de la propaganda política podía derrotarse a una España militarmente invencible, pero fue en Inglaterra donde se toma la decisión que había que adoctrinar a la elite criolla hispanoamericana, que estaba relacionada con Inglaterra a través de las logias, en la leyenda negra para destruir al imperio español desde adentro. Sin duda alguna la “Leyenda negra” a través de la cual se produjo la subordinación cultural pasiva de Hispanoamérica y de la propia España, que dura hasta nuestros días y, que la lleva a no reconocer a sus hijos y, a preferir en su suelo, a los rubios teutones o, en Cataluña, a los descendientes del antiguo invasor, fue la obra más genial del marketing político británico. Tan exitoso fue el marketing británico que de manera increíble, una buena parte de los españoles creen la historia de España e Hispanoamérica que escribieron sus enemigos históricos, y se avergüenzan hoy de un pasado del que deberían sentirse orgullosos. Luego los norteamericanos hicieron su aporte. Fue Joel Robert Poinsett, el embajador de los Estados Unidos en México, el que en 1822, expuso por primera vez en la historia, en el salón de la embajada norteamericana, con orgullo el retrato de Moctezuma el emperador antropógafo.

Le cuento al pasar que uno de sus descendientes para excusarlo de almorzar niños asados dice que solo comía el muslito. Fue Poinsett el que formó y adoctrinó a los futuros dirigentes de México como Guadalupe Victoria o Vicente Guerrero, entre otros, en el odio visceral a España. No hay duda alguna que Estados Unidos es el padre del nacionalismo mexicano que lleva a los presidentes mexicanos, hasta el día de hoy, a ser muy valientes frente al rey de España y muy cobardes frente al presidente de los Estados Unidos. Fíjese usted que ningún presidente mexicano se atreve a recordarle en la cara a ningún presidente norteamericano que los Estados Unidos le robaron a México el 60% de su territorio, que Texas, Nuevo México, Arizona y California eran parte de México. La elite política de México sufre hoy el síndrome de Estocolmo por el cual aman y admiran a quien fue su verdugo. En 1929 la Unión Soviética se sumó al coro de los calumniadores de España y comenzó a fomentar el fundamentalismo indigenista para tratar de fomentar la creación de república indígenas socialistas que, fragmentando a Chile, Bolivia o el Perú provocara la desestabilización del patio trasero de los Estados Unidos.

Esa tradición perdura en los partidos comunistas y en la izquierda cipaya en general y por eso hoy el Foro de San Pablo está detrás de todas las protestas populares que conmueven a Hispanoamérica desde Colombia a Chile y que tienen como objetivo inconfesado fragmentar a la Argentina, a Colombia, al Perú y a Chile haciendo nacer artificialmente un estado mapuche, aimara o quechua. Vamos camino a una nueva balcanización tanto en Hispanoamérica como en España.

Por Javier Navascués

8 comentarios

  
jp
Agradecer al Sr. Marcelo Gullo la valentia y el esfuerzo por buscar la verdad y exponerla sin ambages en su libro. Que Dios que de animo y energía para seguir con su tarea en este mundo globalizado e idiotizado que ante la verdad sale huyendo.
14/05/21 11:17 AM
  
Rexjhs
Muchas gracias a Don Marcelo por su defensa de la patria. Los españoles queremos mucho a los americanos de la Hispanidad, porque nos reconocemos en ellos como hijos de nuestra propia sangre. España se abrió las venas en América y llevó allí a sus mejores soldados, sacerdotes y profesores. Los mejores eran los que querían ir a América a evangelizar y a liberar a los nativos de las garras de los antropófagos y tiranos. La prueba es que nos mezclamos con ellos siempre. A diferencia de los sajones, racistas, que nunca se casaban con nativas y cuya política colonial fue la segregación y el exterminio de los aborígenes, a los que, por supuesto, no había que construirles colegios ni Universidades. Justo lo contrario que España. ¡Viva América hispana y católica!
14/05/21 12:55 PM
  
África Marteache
La revisión de la Historia ha alcanzado sorprendentemente a todo, y especialmente a lo que estaba oculto y a las mentiras. La Historia de España ha sido contada a través de un prejuicio extendido por sus enemigos del momento, como también explicó Mª Elvira Roca Barea, por lo que su revisión le favorece, en cambio la de Gran Bretaña ha sido no explicada por ocultación, por lo que su revisión no le favorece.
Es como si alguien le dicen que le van a presentar a una chica muy fea, pero que muy fea, y se encuentra con una agraciada o si, por el contrario, le dicen que le van a presentar a una chica sin dar datos, deja que la imaginación corra, y luego se encuentra ante un adefesio.
03/06/21 11:46 AM
  
L.C.
Comparto la opinión de Marcelo Gullo .

Pero hay algo que hoy nos toca , es la espantosa violencia en la cual vive México hoy .

África M. que es especialista , ¿ tendrá alguna explicación ..?

03/06/21 5:37 PM
  
Mundo Editorial
Es claro que la Historia no es algo absoluto. No hay una Historia verdadera y el resto falsas. En el momento que una mayoría acepta unos hechos históricos diferentes a los que aceptaban otros, la Historia cambia. Porque los hechos son manipulables. Y si se consigue cambiarlos en el curso de una o dos generaciones, se pueden trastocar los cimientos de países enteros. Eso ocurre constantemente. Ahora mismo, lo estamos viendo en España. Y eso ha ocurrido en América también, por supuesto.

Actualmente se ha puesto de moda la idea de que los indígenas americanos eran pueblos felices. Nada mas lejos de la realidad. Los aztecas y los incas practicaban los sacrificios humanos, al parecer, y de un modo masivo. En absoluto eran paraísos idílicos. Tal vez por eso Hernan Cortés conquistó México con tanta facilidad. Lo mismo que sucedió con el resto de América, que cayó como fichas de dominó. Los indígenas no parece que lucharan con denuedo contra los invasores de Europa. Mas bien parece que se dejaron conquistar con facilidad por un puñado de soldados no demasiado bien armados ni entrenados para una conquista de semejantes proporciones.

Con todo, los cambios son inevitables, especialmente cuando los gobiernos caen en manos de personajes de escaso nivel cultural. La Historia reciente de España abunda en ese tipo de personajes poco dotados para realizar tareas de gobierno. Me pregunto qué vamos a ver en las próximas décadas. No es cosa de España y Latino América, solamente. Es el mundo entero. Da vértigo verlo venir. De momento, aquí donde vivimos, lo mejor es ir cambiando la mente hacia el concepto de nacionalidad europea, y olvidarnos de España. Será más práctico.
03/06/21 9:37 PM
  
Jorge Cantu
L.C.:

"Pero hay algo que hoy nos toca , es la espantosa violencia en la cual vive México hoy. África M. que es especialista, ¿tendrá alguna explicación ..?"

No soy Africa Marteache, pero adelanto mi opinión si de algo le sirve: La sociedad mexicana ha sido dividida y descristianizada al menos desde la época de la Independencia, se ha sembrado el odio de clases y a la herencia hispánica, desde Benito Juárez se introdujo sectas protestantes para debilitar a la Iglesia Católica. Las logias fueron, y siguen siendo, el canal secreto y fluido de este tráfico oculto de poder, de odio a la fe católica, amor al poder y al dinero y traición a la patria. Tanto a pobres como a ricos se les ha manipulado sistemáticamente a través de los medios y la educación controlados por los gobiernos masónicos y afectos al comunismo... (continúa)
03/06/21 11:29 PM
  
Jorge Cantu
L.C.:

(Continuación)

Para empeorar la situación, la mayoría de los gobiernos del pasado reciente han optado por negociar con los narcotraficantes para recibir grandes sumas de ellos a cambio de permisividad hacia sus actividades criminales, quedando el pueblo inerme ante tal complicidad con las mafias que ignora las denuncias que presenta el ciudadano por asesinatos, secuestros, extorsiones y robos. Hoy por hoy, los narcos tienen comprados a muchos candidatos a puestos públicos de todos los niveles, ellos 'invierten' su dinero en las campañas electorales y financian a los candidatos de los distintos partidos, de modo que cualquiera que gane, ellos tienen asegurada su lealtad. El actual presidente (López Obrador) es un hombre de muy escasa cultura, cargado de prejuicios, un verdadero fanático de la mitología masónica y de izquierda, desayuna leyendas negras y en su discurso polariza a la población, asegurando ser el paladín de los pobres, los azuza contra los 'ricos' que él llama "fifís". Sus acciones de gobierno son autoritarias y desastrosas, integrando a su gabinete a famosos corruptos de regímenes pasados que afirmaba detestar. Pretende ser austero y combatir la corrupción, y en realidad él, su familia y amigos se benefician de los jugosos contratos gubernamentales y viven como lo que son: auténticos millonarios. Su lema mágico acerca de como lidiar con la violencia endémica y el poder del narcotráfico en la nación es: "abrazos, no balazos".
03/06/21 11:30 PM
  
Jorge Cantu
Si algo sostiene aún con esperanza de supervivencia y recomposición a este tejido social raído que se llama México es la muy menguada identidad católica y la mano tierna y poderosa de nuestra Madre la Virgen María de Guadalupe. Sostengo con toda seguridad que Ella triunfará y reinará junto a su Hijo.
04/06/21 6:39 AM

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