(InfoCatólica) La «guerra contra la Navidad» ya está aquí, aunque acaba de comenzar el Adviento, muchas ciudades europeas han comenzado con el «alumbrado navideño» y los intentos de vampirización cuando no ocultación de la Navidad.
De las primeras burlas que han aparecido está la del Ayuntamiento de Bruselas, que ha instalado en la histórica Grand Place un Belén que oculta los rostros de la Sagrada Familia con retales de tela, por «inclusión», en una de las capitales europeas que más cuida sus celebraciones navideñas.
Una propuesta artística que rompe con la tradición
La instalación, creada por la interiorista Victoria-Maria Geyer, presenta figuras sin rostro conformadas únicamente por retales de tela, donde solo se adivina que se trata de un nacimiento por la vestimenta de los personajes. La obra, titulada «Las telas del Belén», sustituye las tradicionales figuras de madera tallada que durante décadas han representado al Niño Jesús, la Virgen María y San José en el lugar más emblemático de la capital belga.
«La ausencia de rostros busca dejar espacio a la imaginación del público, mientras que la elección de la tela rinde homenaje a la historia textil belga», explicó la autora durante la presentación del pasado viernes. La artista defendió que las figuras están diseñadas para que cualquier persona pueda identificarse con la narrativa bíblica, independientemente de su origen o procedencia.
No es broma, la «creativa» ha dicho eso.
Justificación municipal y apoyo eclesiástico
El alcalde Philippe Close justificó la decisión, al fin y al cabo es quien 'paga', señalando que el antiguo Belén había sido desmontado decenas de veces y ya no se encontraba en buen estado tras 25 años de uso. «Desafortunadamente, tuvo que ser reemplazado. Optamos por mantener el símbolo cristiano, pero en una versión renovada», declaró durante la presentación del nuevo Belén.
Cómo no, la instalación cuenta con el respaldo de algunos eclesiásticos. El padre Benoît Lobet, que participó en la elección de la instalación, destacó la interpretación «deliberadamente contemporánea» del Belén. Según el religioso, los materiales textiles y las siluetas evocan la precariedad asociada con la historia del nacimiento de Cristo y la hacen accesible «a todos los rostros».
Una inversión controvertida para cinco años
La obra ha supuesto una inversión de 65.000 euros de las arcas públicas y permanecerá instalada en la plaza más turística de la capital belga durante las próximas cinco navidades. Esta decisión se enmarca en el contexto de una ciudad que se caracteriza por mimar especialmente sus iluminaciones y mercadillos navideños.








