(Agencias/InfoCatólica) El Papa León XIV ha decidido no seguir la cotumbre establecida por sus predecesores y ha declinado rezar durante su visita a la Mezquita Azul de Estambul, a diferencia de lo hecho por Benedicto XVI en 2006 y por Francisco en 2014. El Pontífice rechazó respetuosamente la invitación del muecín para dedicar un momento a la oración silenciosa, prefiriendo continuar con el recorrido por el templo.
Leo XIV visited Istanbul's Sultan Ahmed Mosque this morning
— Michael Haynes 🇻🇦 (@MLJHaynes) November 29, 2025
Unlike Ben XVI or Francis he did not pray inside @HolySeePress said visit was in “a spirit of recollection & attentive listening, with deep respect for the place & for the faith of those who gather there in prayer” pic.twitter.com/swfICF6IYe
Una decisión que marca diferencias
La visita del Papa León a la mezquita del siglo XVII duró aproximadamente 20 minutos y se desarrolló en un ambiente de cordialidad y respeto mutuo. Como es tradición, León XIV se descalzó antes de entrar al templo.
«Me explicaron que el Papa iba a rezar aquí, y dije que no había problema», explicó Askin Musa Tunca, muecín de la Mezquita Azul, quien acompañó al Pontífice durante la visita. «Pero cuando se lo ofrecí y le dije 'Es la casa de Dios, si quiere puede rezar', me dijo: 'Está bien así, continuemos la visita a la mezquita'», añadió el religioso musulmán, quien no criticó la decisión papal y expresó su alegría por la visita, según cuentan algunos periodistas que están cubriendo el viaje.
En el programa oficial figuraba un «breve momento de oración silenciosa».
El precedente de sus antecesores
La decisión de León XIV contrasta notablemente con la de sus predecesores. Benedicto XVI, durante su visita en 2006, propuso rezar junto al gran muftí ante el mihrab que marca la dirección hacia La Meca. «Gracias por este momento de oración», se despidió entonces el Papa alemán. Aquella visita había generado gran polémica, ya que se produjo solo dos meses después de su controvertida conferencia en Ratisbona, donde incluyó citas ofensivas hacia el Islam.
El entonces portavoz vaticano Federico Lombardi intentó aclarar que en la Mezquita Azul Benedicto XVI realizó «una meditación, una oración interna dirigida a Dios», es decir, un acto de oración personal, no una oración litúrgica conjunta ni una profesión de fe islámica.
Por su parte, Francisco, en 2014, también se detuvo ante el mihrab para rezar en silencio. «En aquel momento sentí la necesidad de orar», explicó el Papa Francisco durante la rueda de prensa en el avión de regreso a Roma. «Le dije: '¿Rezamos un poco?'. 'Sí, sí', dijo él. Y recé por Turquía, por la paz, por el muftí... por todos..., por mí, que lo necesito... Recé de verdad», aseguró entonces.
Tanto el acto de Benedicto XVI, muy matizado por las explicaciones posteriores y el contexto, como especialmente el de Francisco que sí que reafirmó que había rezado en una mezquita causaron escándalo en muchos fieles.
También a diferencia de sus predecesores, la agenda de León XIV no incluyó una visita a la antigua Santa Sofía, convertida nuevamente en mezquita por Erdogan en 2020. La basílica, inaugurada en el año 537 como corazón cristiano del Imperio bizantino, fue transformada en museo por Atatürk en 1934, pero el actual presidente turco decidió devolverle su función religiosa musulmana, cubriendo con cortinas sus antiguos mosaicos cristianos.
Un mensaje de unidad en la diversidad
Durante la única Misa de su viaje a Turquía, celebrada en el Volkswagen Arena de Estambul ante más de 4.000 fieles, León XIV centró su homilía en la unidad de los cristianos y la necesidad de paz en el mundo actual. El ecumenismo estuvo presente en cada detalle de la celebración, con lecturas en armenio, arameo, inglés y turco.
«¡Con qué urgencia percibimos hoy esta llamada! ¡Cuánta necesidad de paz, de unidad y de reconciliación hay a nuestro alrededor!», preguntó el Pontífice, utilizando la metáfora del estrecho del Bósforo que une Asia y Europa para hablar de la importancia de los esfuerzos comunes por la unidad.
El Papa recordó que en Turquía están presentes cuatro tradiciones litúrgicas diferentes, la latina, la armenia, la caldea y la siríaca, y que «compartir estas diferencias puede mostrar de manera eminente uno de los rasgos más bellos del rostro de la Esposa de Cristo: el de la catolicidad que une».








